El problema andaluz

Carlos Hidalgo

¿Qué puede pasar en las elecciones andaluzas? A mí me ha dado por pensar que sólo van a traer problemas a todos sus protagonistas. Creo que, aunque tocado, el PSOE-A va a ser el partido más votado con diferencia. Pero el panorama postelectoral va a ser un quebradero de cabeza.Juanma Moreno Bonilla, del PP, se está jugando el cuello político. Ya ha visto como su mentor y predecesor, Javier Arenas, ha sido expulsado con deshonor a las tinieblas políticas. En un gesto desesperado ha querido contratar a su propia versión de Iván Redondo, sólo que éste, en lugar de haber hecho el trayecto del PP al PSOE, ha hecho el inverso: del PSOE al PP. Lamentablemente no tiene el historial de éxitos que sí que ha cosechado Redondo, aunque haya consumido series de televisión en la misma cantidad. Con ese fichaje, además del elemento de “asesor estrella” que calma el pensamiento mágico que desarrollan los políticos, Moreno Bonilla quiere combinar la moderación del PP andaluz que tanto le costó trabajarse a Arenas con la política de gestos y telegenia que tanto le gusta a Pablo Casado, que prefiere un PP mucho más radicalizado. Para su desgracia, Juanma Moreno se ha labrado una reputación de político torpe que no se va a poder sacudir durante la campaña electoral, por la que Casado hará abundantes actos de presencia. Me barrunto que declaraciones radicales de Casado, más las propias torpezas del candidato, no van a dejar al PP andaluz en buen lugar, lo que puede significar para Moreno una salida igual de fulminante y de deshonrosa que la de Arenas.

Ciudadanos se va a beneficiar, según parecen indicar las encuestas, de cierta desbandada de votos del PP, muchos de cuyos votantes habituales están hartos de la falta de utilidad de su voto. Pero no son todo ventajas. Su candidato, Juan Marín, no es conocido ni entre sus votantes. Tiene un carisma tan escaso que es casi negativo y cuando consigue destacar un poco lo hace con declaraciones que le restan votos, cómo definir a los gobiernos del PSOE-A cómo “dictaduras”, lo cual irrita a todas las personas que -sean ahora votantes del PSOE o no- alguna vez hayan votado a los socialistas. La invisibilidad de Marín es cada día más evidente cuando son el propio Rivera o Inés Arrimadas quienes llevan el peso de la precampaña electoral. Y aún queda por ver si los resultados les volverán a poner en la disyuntiva de apoyar a un gobierno del PSOE-A o de ingresar en la bancada de los apestados “populares”, que pueden ser aún más inaceptables para el electorado si, como preveo, Casado y su segundo, el que no es autoritario sino murciano, terminan insultando a los andaluces en sus mítines.

Con Podemos todo es más complicado aún. Teresa Rodríguez y el alcalde de Cádiz, “Kichi”, quieren sacudirse de encima la supervisión leninista de Iglesias y Echenique. En su caso todo el mundo estará pendiente de ver cuántos desplantes entre Madrid y Andalucía se hacen a sí mismos en lo que queda hasta la campaña. Por no hablar de la política de alianzas. Estoy seguro de que Pablo Iglesias no quiere repetir la experiencia de perder votos por jugar a ser más puros que el PSOE y sabotear su investidura. Y el recuerdo de lo que le pasó a IU en Extremadura va a estar muy presente, además. Cuando hicieron una consulta entre su -escasa- militancia para justificar un Gobierno de José Antonio Monago (PP) que no perdonaron los electores, ni de izquierdas, ni de derechas. Y más con un Moreno Bonilla que no es bien visto por ambos lados del espectro político. Aún así habrá tensión. Lo sé porque ya la hay. Iglesias no quiere jugarse en Sevilla el poder del que presume en Madrid. Y va a sudar sangre en el caso de que tenga que convencer (o incluso obligar) a Teresa Rodríguez de que no impida un Gobierno del PSOE.

El PSOE-A se ve seguro ganador en votos, pero arrastra el desgaste de gobernar en Andalucía desde el principio de la Autonomía. Y el desgaste de la propia Susana Díaz, que es un animal político y más capaz que muchos líderes nacionales, pero que arrastra los bochornosos casos de corrupción que Griñán intentó cortar y que acabaron con él y algún caso de corrupción propio, pero que es de personas ligadas a ella desde sus tiempos en Juventudes Socialistas. Díaz no tiene nada claro que Pedro Sánchez no la vaya a dejar caer. El presidente del Gobierno debe estar calculando si perder la Comunidad Autónoma es lo mismo que perder los votos andaluces en unas elecciones generales. Si cree que las cuentas le salen, puede que se encoja de hombros ante una posible salida del PSOE-A del palacio de San Telmo y se cobre su venganza contra la persona que le hizo Secretario General la primera vez y que también se lo arrebató.

Díaz también sabe que lo mejor para ella es ampliar su mayoría y, si es posible, gobernar en solitario. Verse forzada a un gobierno de coalición con el Podemos de Teresa Rodríguez sería un terrible dolor de muelas para ambas, pero un arreglo muy conveniente para Sánchez e Iglesias.

Como diría Miguel Ángel Aguilar: atentos.

3 comentarios en “El problema andaluz

  1. Muy bien, pero ¿ que hay de lo nuestro ? Creo que es la única CA sin cambio político y , por decirlo suavemente , con datos muy desfavorables que proceden de amigos y adversarios. ¿ Dejará de dar palmas de una vez o está condenada a un bucle estadístico negativo ?
    Si el problema es de carácter, de psicología y de fulanismo , es difícil decir nada porque desconocemos la impresión que producen los candidatos en el electorado ; sabemos de presión fiscal , subvenciones y corrupciones , con dos expresidentes socialistas en el banquillo.
    Si Andalucia quiere cambiar a mejor es imposible que lo haga con el concurso de Podemos IU porque su programa solicita el empobrecimiento voluntario. Una visita somera a sus gansadas en forma de programa nos convence de que no tienen ninguna propuesta que vaya más allá del gasto público

    https://www.eldiario.es/politica/Acuerdo-Podemos-IU-Equo_0_779023124.html#1

    De modo que todo dependerá de Rivera y su damero maldito. Y también de los andaluces , que a lo mejor nos sorprenden.

  2. Me ha gustado mucho el articulo de hoy, creo que retrata muy bien el tablero en Andalucía.
    Estoy de acuerdo en que Susana Diaz es de los políticos más hábiles en el panorama nacional, con el pequeño matiz de que es un animal de gobierno, quizás no lo fuera tanto de oposición. Demuestra que es hábil su capacidad de apechugar con el resultado de las primarias y no hacer demasiado ruido con aquello.
    Siempre que se habla de Andalucia es inevitable hacerse la pregunta de como es la única comunidad que nunca ha cambiado de partido en el Gobierno desde la autonomía. Posiblemente uno de los factores es que es el PSOE el que ha sabido ocupar mejor un espacio andalucista, que eso en una comunidad autónoma con un poco de sentimiento identitario , sale a cuenta. Otro factor no desdeñable es que el PP ahí tiene cierta carga sociologica dificil de levantar (como en Cataluña y como en Pais vasco quizas) . Estuvo más cerca en Andalucia de conseguir el gobierno que en los otros dos lugares, pero en ese momento no tenia de nadie a quien echar mano para coaligarse.
    Como señala Carlos Hidalgo en el articulo, es bastante llamativo que en la campaña de Andalucía algunos candidatos y formaciones se permitan lanzar mensajes que no pueden considerars de otra manera que faltones, tirando al bulto. Yo creo que nos cuesta imaginar unas elecciones catalanas donde algun partido que quisiera ganar terreno llamase «tacaños» o «peseteros» al electorado. En Andalucia se hace, en mi opinión porque quizás no se espera ganar, y se aprovecha para hacer esa exhibición de violencia ritual que agrade fuera..claro descuidando esa faceta de cuan caro sale ir tocando las narices al personal, así, gratis. Luego vienen elaborados analisis -o no tanto- hablando de la clientela, que existe, vaya si existe, aunque seria conveniente ser un poquito adultos y lúcidos en la materia.

  3. Bueno algunos partidos en algún momento han dicho cosas muy «diversas» sobre Catalunya.
    Yo soy de l’Hospitalet dónde hubo mucha inmigración de Andalucía, mis abuelos por parte materna eran de Almería. Y en gente mayor tienen un clasismo (obrero) anti señorito muy fuerte…. Eso les hace muy PSOE y muy anti PP. Quizás C’s pueda recoger en Catalunya y allí donde es difícil que lo haga el PP.

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