En el 150 aniversario del asesinato del general Prim

Juanjo Cáceres

Seguramente no lo sepan pero este mes de diciembre se cumplirán 150 años de la muerte del general Juan Prim y Prats, acontecida tras el atentado en la calle del Turco el 30 de diciembre de 1870. Como tantas otras, es una muerte relevante en nuestra memoria democrática. Como tantas otras, queda fuera del foco de la evocación de esa memoria, estrecha e injustamente concentrada en solo cuatro etapas históricas que se quedan muy cortas: segunda república, guerra civil, franquismo y transición.

La vida de Prim atraviesa varias fases relevantes de la formación del estado liberal en España pero concluye en un proceso muy concreto, el advenimiento de una nueva monarquía constitucional tras la Revolución del 1868. Ese proceso alcanza a Prim al frente de la presidencia del Gobierno, cargo para el que fue designado el 18 de junio de 1968 por el general Serrano, en donde su principal misión sería la búsqueda de un candidato viable para la Corona. Por su cabeza y por sus manos pasaron varios candidatos: Tomás Alberto de Saboya, Fernando de Coburgo, el duque de Montpensier, Leopoldo de Hohenzollem-Sigmaringen e incluso el duque de la Victoria, esto es, el general Espartero. Los diferentes fracasos y obstáculos para consensuar al candidato en unas Cortes constituyentes formadas por grupos fuertemente enfrentados entre ellos, condujo a que en el verano de 1870 las preferencias se decantaran hacia el duque de Aosta, es decir, hacia Amadeo de Saboya.

El 16 de noviembre se llevó a cabo en las Cortes la votación nominal de candidatos. De 311 votos emitidos, 191 fueron para Amadeo, 60 para la república federal y el resto quedaron repartidos entre otros candidatos y votos en blanco. Proclamado Amadeo «Rey de los españoles», se eligió una comisión de 28 diputados que partiría hacia Florencia para hacerle entrega del acta de proclamación el día 24. Amadeo aceptó la Corona el día 5 de diciembre, tras lo cual tocaba proceder a su traslado a España y al juramento de la Constitución de 1869. Se acordó la llegada de Amadeo para el 1 de enero de 1871 y posteriormente, el 24 de diciembre, las Cortes aprobaron disolverse una vez jurado el monarca. También el gobierno, como mandaba la tradición, presentaría su dimisión al nuevo rey una vez este hubiera jurado. Todo ello, en el marco de fuertes tensiones políticas y sociales, que hacían temer por hechos violentos de cualquier índole.

Tanto es así que el 27 de diciembre al mediodía Prim fue informado de un proyecto de atentado contra su persona y se le trasladó una lista de diez conspiradores. Tan solo pudo capturarse a uno de ellos, mientras a lo largo de la jornada se sucedían los avisos de que se iba a atentar contra su vida y los ruegos de que modificase su itinerario: más aun teniendo en cuenta que siempre se había negado a llevar escolta. Finalmente, sin modificar mayormente sus hábitos cotidianos, Prim abandonó las Cortes por la tarde bajo una abundante nevada, como era usual en Madrid en las Navidades del siglo XIX, mientras alguien en la calle avisaba de su partida.

Avanzando en un carruaje por la calle del Turco, fue obstaculizado por otros dos coches detenidos en la misma. Entre ocho o diez hombres armados con trabucos aguardaban el vehículo de Prim y tres de ellos dispararon sobre el mismo por cada lado del carruaje, en el que se encontraba el general y dos de sus ayudantes. Prim conseguiría, no obstante, llegar a su residencia e incluso subir con su propio pie la escalera, dejando un reguero de sangre tras de sí. Preguntado por la identidad de sus asesinos, contestó: «No lo sé, pero no me matan los republicanos».

De su cuerpo extrajeron hasta siete balas y también le fue amputado un dedo. Las primeras curas y atenciones hacían presagiar un mejor desenlace, pero el optimismo de las primeras horas posteriores al atentado, durante las cuales Prim incluso departió con ministros y políticos de diversa índole, se vino abajo el mediodía del 30 de diciembre, cuando un serio empeoramiento causado por una septicemia hizo perder toda esperanza. Preguntó a los suyos qué fecha era y al conocer la respuesta, expresó: «el rey llega y yo me muero ¡Viva el rey!». Falleció a las 9 de la noche de ese mismo día.

Amadeo recibió la noticia nada más pisar España, por lo que pidió suspender todos los festejos programados y se personó en Madrid el 2 de enero para rezar ante el cadáver depositado en la basílica de Atocha. La identidad de sus asesinos nunca fue aclarada, en medio de la pasividad policial y la voluntad de ocultamiento. Su magnicidio cuenta con una diversidad de sospechosos casi tan amplia como el de JF Kennedy: incluso comparten ambos presidentes una pista cubana, que conduciría en su caso hacia algunos negreros de la isla caribeña.

De Prim hay que recordar que fue el primer catalán en ocupar la presidencia del Gobierno de España y el primero de ese origen en convertirse en un personaje central de la política española. Ello, pese a su marcado acento y pese a la gran incidencia que los vocablos de su lengua materna tenían en su expresión oral en castellano. No fue un referente ético y participó activamente en varias tentativas insurreccionales, pero sí se convirtió en un político habilidoso y en un capacitado estadista durante los dos últimos años de su vida, así como en el primer cargo público en nuestro país en comprender profundamente la importancia de la imagen pública para forjar su carrera. De haber disfrutado de una vida y una carrera política más prolongada, seguramente la dinastía borbónica no se habría restaurado en España.

Tal vez sea por eso que no tendrá lugar ninguna conmemoración destacada de esta efeméride en España. Tal vez sea por otros motivos que tampoco la haya en esa parte del territorio que llamamos Cataluña. Tal vez a nadie le interese demasiado, recordar, salvo quizás a los vecinos y vecinas de Reus, su ciudad de nacimiento, que hace casi 150 años moría asesinado un presidente del gobierno de España nacido en Cataluña, justo cuando ejercía de árbitro indiscutible del destino del país y daba una nueva oportunidad a la monarquía constitucional, dejando fuera de ella a la dinastía borbónica. Que bien pudiera ser que al recordarlo temblara alguna interpretación precaria de la historia de nuestro país…

11 comentarios en “En el 150 aniversario del asesinato del general Prim

  1. Muy interesante lo de la “ memoria democrática ” y que nadie se acuerde del bueno de Prim aficionado a los pronunciamientos . Eso sí que es democracia : todos unidos en el olvido.
    Parece que el autor nos quiere decir algo significativo pero tiene dudas por ser su protagonista o mejor , no ser , un “ referente ético ” pero sí habilidoso político -tan hábil – que lo matan a trabucazo limpio cerca de su domicilio.
    En fin , yo apostaría que fue Serrano uno de los inductores , pero mi memoria democrática – no la otra , claro está- puede fallar.
    En fin , que cosas para un lunes !

  2. Cabría recordar que Prim tiene estatua en el parque de la Ciudadela, cerca del Parlament de Catalunya (y del Zoo). Eso sí diría que para recordar las gestas de Marruecos.

  3. En serio piensa alguien que Zapatero dice o hace algo sobre Venezuela porque recibe algo a cambio? En serio? O es solo para difamar? A mí lo que hace ZP con Venezuela no me acaba de gustar del todo porque entiendo que es algo así como Fausto, por mitigar daños. Se puede pensar que es peor, que está profundamente equivocado, pero cree alguien que ZP es madurista??

  4. Muy interesante lo de Prim. No conozco lo suficiente para opinar, ni siquiera era consciente de que era catalán…

  5. Yo no creo que Zapatero reciba nada a cambio por hacer un papel de observador/mediador en temas de Venezuela. Supongo que lo hará gratis total y pudiera ser posible que haya tenido que hipotecar su vivienda para afrontar los gastos.
    Amos ……. igo yo.

  6. Tres años después de la primera llegada de Zapatero a Venezuela el resultado habría sido: La fractura de la oposición, incluso en el Parlamento; la prohibición de participar en las elecciones autonómicas y municipales a cualquier partido posicionado abiertamente en contra de Maduro; la creación de la Asamblea Constituyente, una versión venezolana de las cortes franquistas y, un aumento en el número de presos políticos.
    Yo no sé si ha cobrado o no pero si quién se ha aprovechado de su cabezonería y orgullo para pedir a toda una UE que cambie su punto de vista y sus políticas hacia esa dictadura con gravísimas acusaciones de atentar contra los derechos humanos de sus compatriotas.
    El caso Morodo , los precedentes de Podemos , sus actuales amistades bolivarianas ,el desprestigio en occidente y en especial en España , no es una buena noticia para los venezolanos ni para los españoles.

  7. Gracias por los comentarios. Lo de Cambó se puede mirar. Respecto a Serrano, en efecto, es uno de los sospechosos de encontrarse tras el asesinato, pero no necesariamente el principal sospechoso.

    Prim tuvo una vida muy rica en situaciones tanto en lo militar como en lo político. Lo aqui comentado solo es una infima parte de lo que podriamos recordar de él.

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