Encomendarse a la suerte

Carlos Hidalgo

Hace una semana que salió un estudio pagado por una plataforma de inversión. Entre otras cosas, se preguntaba a la gente cuál es el método por el cual creen que puede mejorar su situación económica.

En los últimos puestos aparece “invertir en una vivienda”, que es lo que de toda la vida se conoce como especular. Ya comenté que mientras el sueldo mayoritario ha descendido, no ha pasado lo mismo con el precio de los pisos y de los alquileres, habiendo subido estos últimos un 52% de 2015 a 2020. Y aunque el mercado de compra y alquiler está paralizado, pese a haber más oferta, expertos y propietarios mantienen su fe ciega en que los precios no bajarán, sino que seguirán subiendo y que no hay valor más seguro que el del ladrillo. Si esta opción aparece en los últimos puestos se debe, sobre todo, a que poca gente tiene en este momento la capacidad de “invertir” en una vivienda.

Después aparece “heredar”. Esto es: encomendarnos a que la muerte de un pariente al que le ha ido mejor que nosotros suponga una mejora para nuestros bolsillos. Que también esté en los últimos puestos supongo que se debe a dos factores: que escasean los parientes con posibles y que no solemos mirar el calendario para ver si sucedemos a la abuela como dueños de la cubertería de plata y dos pisos.

Le sigue la inversión en activos financieros que, según los autores del estudio, ha bajado varias posiciones en su “ranking”. Tampoco es de extrañar. Desde la estafa generalizada de las preferentes y el rosario de condenas a los bancos por malas prácticas, la gente desconfía -no sin razón- de los productos que los bancos ofrecen con machacona insistencia. E invertir directamente en la Bolsa, sin conocimientos especializados, suele ser caro, engorroso y frustrante. Y más viendo las caídas de los parqués a lo largo y ancho del mundo. Lo mismo ocurre en el caso de los fondos de inversión, que dan poca, muy poca rentabilidad. Por no hablar de los planes de pensiones privados, ninguno de los cuales ha logrado ser rentable desde hace 40 años.

La opción de “trabajar más” sólo es compartida por un 15% de los encuestados. Lo cual es comprensible. En uno de los países del primer mundo con el paro estructural más alto, los sueldos mayoritarios más bajos y donde las horas extras sólo se pagan en la mitad de las ocasiones, no hay muchos motivos para la fe en el esfuerzo personal, ni el reconocimiento económico de la competencia, la dedicación y el trabajo duro.

En el segundo puesto del ránking tenemos “tener éxito en los negocios”. Que es un deseo muy nebuloso. ¿Qué clase de éxito? ¿A qué negocios nos referimos? ¿Poner una tienda y que venda mucho? ¿Hacerse falso autónomo y trabajar día y noche, festivos incluidos? ¿O es un vago deseo de reinventar la pólvora por casualidad, como nos dicen que hicieron en garajes los actuales magnates de la tecnología?

Y al final, en el primer puesto, aparece “ganar la lotería”. Lo que el estudio dice es que la población española, sin fe en una vida laboral digna, con unos bancos con antecedentes de marrullerías y con unos mercados financieros voraces e incomprensibles, sólo cree que la suerte, en forma de décimo de lotería, será lo que la saque de su situación actual.

Dice muy poco de nuestras instituciones públicas y privadas, de nuestro mercado laboral, de nuestro empresariado y de nuestra sociedad, que la gente confíe más en la suerte para salir adelante que en el esfuerzo y el trabajo personal. Y aunque sería muy fácil sacar el dedo para ponerse a señalar a personas y siglas variadas, el caso es que es una culpa colectiva y una señal de que demasiados problemas estructurales se han dejado para más tarde, segando de paso la hierba bajo los pies de la ciudadanía.

¿En qué cree la gente? Citando a Raymond Chandler, a través de las palabras de Philip Marlowe: “yo creía en la honradez y el trabajo duro hasta que le conocí a usted”.

9 comentarios en “Encomendarse a la suerte

  1. Hombre, sin quitarle ni mérito al artículo ni valor al estudio, es normal que en tiempos tan deprimentes la gente opte por las soluciones mágicas pero eso no implica necesariamente que o nos toca la lotería o nos vamos todos al carajo irremediablemente. Para empezar, las vacunas están llegando y en cuanto se distribuyan la cosa va a mejorar mucho más rápidamente de lo que pensamos ahora. Además, la caballería de los 70 mil millones que viene de Bruselas también está en camino y ya se sabe que las transferencias prometidas hacen efecto desde bastante antes de que se transfieren en la práctica. Así que, no perdamos la esperanza que una vez tocado fondo solo cabe mejorar!

  2. El artículo 35 de la Constitución esatblece:
    » Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.»
    Lamentablemente se olvidó de poner que también tienen la obligación de, o bien crear su puesto de trabajo e incluso el de otros más, o la obligación de buscarlo desplazándose a donde haga falta en su búsqueda.
    La movilidad es habitual en cualquier parte del mundo avanzado y es en base a ella que muchos van consiguiendo no sólo encontrar trabajo sino también cambiar y avanzar en sus espectativas profesionales y económicas.
    Lamentablementa, como ya he comentado en muchas ocasiones, el inmobilismo es la tónica de nuestro pais, lo que se refleja tanto en las negativas secuelas que el inmobilismo apareja tanto en baja productividad y competitividad como en alto índice de desempleo. Con esta última crisis económica y su fuerte impacto ya ha empezado a producirse cierta movilidad, no tanto por convencimiento como por necesidad.
    El artículo de hoy nos vuelve a enfrentar a nuestra realidad, que no parece haber avanzado mucho en favor de la movilidad como solución. Todo lo que se ofrece como solución no deja de ser mantenerla, salvo la referente a moverse al más allá y dejar a los herederos una solución.
    Altas indemnizaciones en las cancelaciones de contrato, incrementos salariales por antiguedad, los famosos trienios y quinquenios, funcionariado con trabajos garantizados de por vida, y el implantado sistema de vivir en casa propia, con lo que una hipoteca inmoviliza en todos los entidos, son nuestra marca de identidad, y así nos va.
    En fin, a esperar al próximo sorteo de lotería.

    P.D. A ver cuando se implanta le jornada de cuatro días semanales, que como empresa con gran participación familiar que no escatima esfuerzo ni horas, estamos deseando darle otro tajo a la competencia.

  3. De la misma manera que independencia y soledad tienen un nexo común y sólo lo separa la capacidad de valeser por uno mismo, movilidad y emigración pueden entenderse y valorarse como sinónimos, algo que siendo totalmente erroneo, no deja de ser considerado de manera negativa a la hora de enfocar posibles alternativas de movilidad como solución laboral.

  4. De todas las incorrecciones de mi escrito «espectativas» es la que más me chirría, máxime cuando el artículo trata de posibles soluciones con vistas a futuro.

  5. La vida es tan sorprendente que existen constituciones que también obligan , como la de los EEUU o más cercana, la española , con un muy bien seleccionado artículo por Fernando.
    Pero la suerte siempre es necesaria aunque es mejor convocarla de preferencia.
    Lo de la “ culpa colectiva ” tiene delito porque a mí me recuerda a la soberbia jesuítica que ahora luce Papa negro ilusión.

  6. Dejé de creer en la suerte y en los milagros,El día que me puse a rezar en la iglesia para aprobar los exámenes….ejem…
    No tuve la suerte de que Dios escuchara mis plegarias…jeje.

  7. Dios ayuda a los que estudian y no está sordo porque me consta que escuchó sus plegarias ; de hecho , y por su omnipotencia , escucha todas , pero sucede que también debe conciliar omnipotencia y divina providencia y por lo tanto se ve en la infinita y misteriosa incomodidad de tener que elegir , ya que si la divina providencia fuese un automatismo universal otorgable a cuantos se dirigen al altísimo en su condición de examinando – como es su caso- las leyes de Mendel , de Gay Lussac y las más ocultas del universo pudieran entrar en contradicción, molestando la celestial armonía de la creación.
    De modo que admitiendo lo anterior , se deduce que por la ley de la compensación , sus oraciones se adjudicaron en forma de divina tesis a Sánchez , cum fraude , y como premio de consolación , usted recibió un viaje por las estrellas del que por lo que apreciamos todavía no ha regresado.

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