Millán Gómez
El brutal atentado perpetrado por la organización terrorista eta el pasado viernes 30 de diciembre en la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas de Madrid ha traÃdo como consecuencia que el proceso para el final dialogado del terrorismo se halle en estos momentos “roto, liquidado y acabadoâ€?, según las palabras del Ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Por enésima vez, los terroristas han roto la esperanza de la gran mayorÃa de la sociedad vasca y española de que en Euskadi y España vivamos por fin en paz. La ciudadanÃa española en su conjunto merece una explicación clara por parte de eta y de su entorno polÃtico de por qué no reconocen ya de una vez su derrota. La democracia, el Estado de Derecho y la sociedad española les han vencido. Han perdido en su pulso al Estado. Con este último atentado eta no ha hecho más que alargar su agonÃa. Eta está cavando su propia tumba.
Eta ha atentado en la nueva Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas porque ésta es un sÃmbolo de la industria turÃstica española y de la modernización de la que ha disfrutado España desde la instauración de la democracia tras la muerte de Franco. Eta no elige los atentados al azar. Eta atenta donde más daño hace y contra todo aquello que representa al Estado.
Arnaldo Otegi, como lÃder polÃtico de la izquierda abertzale, desaprovechó el mismo dÃa del atentado en San Sebastián una oportunidad histórica para decir basta y capitalizar los deseos de un importante sector de la izquierda abertzale que pretende defender sus ideas por vÃas democráticas y respetando las reglas del juego. Lo único que demostró Otegi con sus declaraciones es que todas sus proclamas prodemocráticas son mentira y han caÃdo en saco roto. Si la izquierda abertzale quiere hacer polÃtica tiene que condenar de un modo explÃcito, claro y solemne todo tipo de violencia. Sólo asà tendrán la credibilidad suficiente como para entrar a formar parte del juego democrático.
Es positivo que Otegi expresara su solidaridad con las vÃctimas y su deseo de que los jóvenes trabajadores ecuatorianos estuvieran con vida pero no es ni mucho menos suficiente. Otegi está perdiendo el tiempo y está muy lejos de ser el Gerry Adams vasco. Otegi está demostrando ser un cobarde incapaz de estar a la altura de las circunstancias. Otegi, a quien tanto se le llena la boca cuando habla del pueblo vasco, debe escuchar a la inmensa mayorÃa de la sociedad vasca y de la izquierda independentista que desea un futuro en paz.
Eta ha roto el proceso, no el gobierno. Eta ha asesinado a dos jóvenes emigrantes ecuatorianos que eran el sustento económico de sus familias. La tragedia se vuelve a cebar con los más débiles. Este doble asesinato desmitifica una vez más esa supuesta teorÃa de que eta es una organización terrorista que no atenta contra la clase trabajadora. Eta ha asesinado a lo largo de su historia a seres humanos de toda Ãndole y clase social, trabajadores inclusive.
El Gobierno ha actuado correctamente al romper el proceso hasta que eta no dé muestras inequÃvocas de que su deseo de abandonar las armas es real. Las palabras se las lleva el viento. Lo único que espera escuchar de eta la sociedad vasca y española es su abandono definitivo de las armas.
Zapatero se equivoca al liderar personalmente el proceso para el final del terrorismo. El presidente del gobierno ha demostrado su valentÃa y responsabilidad al estar luchando por conseguir la paz y eliminar la lacra más pesada de la reciente historia de España. De todos modos, debe delegar la polÃtica antiterrorista en un hombre de su máxima confianza y no cargar él con toda la responsabilidad en esta materia. Toda una legislatura no puede estar centrada única y exclusivamente en el proceso para el final del terrorismo. El gobierno y el PSOE cuentan con gente con la valÃa y la capacidad suficiente como para responsabilizarse de esta compleja y a todas luces difÃcil responsabilidad.
El gobierno ha alcanzado en lo que llevamos de legislatura grandes avances en ámbitos como la polÃtica social o la economÃa pero tiene que saber vender mejor su producto a la sociedad. Es coherente y lógico el deseo de Zapatero de querer volver a representar la iniciativa polÃtica y proponer medidas de impacto en todos los ministerios del gobierno. Hay vida más allá de MarÃa Teresa Fernández de la Vega, Pedro Solbes y Rubalcaba. Un gobierno debe saber vender a la ciudadanÃa sus avances y sus progresos. El gobierno actual tiene un problema de comunicación social.
José Jon Imaz, como presidente del partido polÃtico más votado en Euskadi, el PNV, está actuando con una gran responsabilidad y un gran pragmatismo al apoyar al gobierno socialista en su lucha por la paz y mostrándose muy duro con eta y su entramado polÃtico. Imaz está demostrando que existe un nacionalismo vasco civilizado, moderado y pactista respetuoso con la evidente pluralidad de la sociedad y vasca. La forma de hacer polÃtico del presidente del Euskadi Buru Bazrar del PNV se halla muy lejos de los delirios profundamente xenófobos del Lehendakari Ibarretxe, Joseba EgÃbar o Xabier Arzalluz. Ibarretxe se está tirando de los pelos al ver cómo Imaz le quita dÃa tras dÃa el protagonismo porque a estas alturas de partido es evidente que al Lehendakari le gusta más chupar cámara que a un niño un caramelo.
Otros dirigentes peneuvistas como el senador Iñaki Anasagasti dan la sensación últimamente de que apuestan por la filosofÃa polÃtica de Imaz. La pena es que esta apuesta tan decidida del citado Anasagasti haya llegado tan tarde. El tiempo pone a cada uno en su sitio y pasados los años se está demostrando que polÃticos de la talla intelectual y cultural del siempre lúcido Joseba Arregi no se equivocaban cuando rechazaban contra viento y marea un proyecto que convierte a la sociedad vasca en un ente social bipolarizado. Una sociedad dividida en bloques no tiene futuro alguno y está condenada siempre al fracaso. Los paÃses se construyen respetando todas y cada una de las sensibilidades polÃticas e ideológicas que rechazan cualquier tipo de violencia.
Positivo es también que el tercer partido polÃtico generalista, Izquierda Unida, y dos fuerzas nacionalistas como CiU y el BNG muestren su apoyo sin condición al gobierno en su decisión de suspender el diálogo con eta y demostrando de un modo indirecto la falta de madurez polÃtica de ERC donde uno de sus dirigentes, Joan Ridao, afirmó que Eta ha puesto más de su parte que el gobierno en el proceso de paz. Declaraciones de este calibre es mejor ni comentarlas.
La respuesta del gobierno ante el atentado de eta es la decisión correcta a cargo de un gobierno democrático. Zapatero acierta al impulsar un pacto antiterrorista abierto a todas las fuerzas democráticas. El proceso para el final dialogado del terrorismo necesita como agua de mayo un pacto de Ajuria Enea en clave estatal y un cambio en la irresponsable polÃtica terrorista del Partido Popular y de sus plataformas afines como la AVT o el Foro de Ermua. Es vergonzoso que ni el PP ni la AVT acudieran a las manifestaciones del pasado sábado en Madrid, en Bilbao y en otras ciudades españoles. En cambio, sà es positivo que el presidente de Navarra por Unión del Pueblo Navarro (UPN, marca local del PP en esa comunidad), Miguel Sanz, y miembros de su gobierno acudieran a la manifestación en Pamplona, de la misma forma que hicieron el alcalde popular de Santander y dos concejales de su equipo de gobierno a una manifestación contra el terrorismo etarra en la capital cántabra. Cuanta mayor unidad haya de las fuerzas democráticas en materia antiterrorista más cerca estaremos del final del terrorismo. No podemos hacerle el juego a eta porque los etarras se fortalecen con la división de los demócratas. La paz estará más cerca si eta ve a los demócratas unidos de la mano. Eta cederá si se encuentra acorralada desde el punto de vista polÃtico, social y policial. Asà derrotaremos definitivamente a eta.