Facebook y Twitter están erosionando nuestras instituciones democráticas

Magallanes

Justin Rosenstein en su artículo “Una amenaza para la Democracia” (El País, 27/10/2020) hace una crítica muy fuerte de las plataformas de las redes sociales por su papel erosionador de las instituciones democráticas. Creo que aporta argumentos convincentes y me parece importante exponer un resumen del mismo para difundirlos. El autor es uno de los protagonistas del documental “El Dilema de las Redes” y en 2008 contribuyó a crear el botón “like” (me gusta) de Facebook. Al comienzo de su artículo manifiesta que “Más de 10 años después de 2008, tenemos pruebas avasalladoras de que las redes sociales, al dar prioridad a la capacidad de gustar por delante de la verdad, han tenido unas consecuencias imprevistas y catastróficas” para la legitimidad de la democracia”.

Y prosigue: “Las redes sociales con sus algoritmos de recomendación de contenidos están diseñados para que les prestemos la máxima atención. Por desgracia, el escándalo, las acusaciones y las mentiras procaces venden más que la verdad y sus matices. Y mientras las empresas tecnológicas busquen el máximo beneficio con la ampliación de sus contenidos seguirán degradando y poniendo en peligro el futuro de la democracia”.

“Hemos presenciado como las redes sociales han desestabilizado elecciones en todo el mundo, pero ellas recurren siempre a echar la culpa a los malos contenidos y malos usuarios. La desinformación y la manipulación existían mucho antes de que aparecieran las redes sociales, pero la estructura de las mismas favorece la desinformación y manipulación y permite que se hagan virales. En 2016 Facebook reconoció que el 64% del desarrollo de los grupos extremistas se producía debido a su propio algoritmo de recomendaciones”.

“Los 2 candidatos actuales a las elecciones de Estados Unidos se han gastado entre los dos, desde junio de este año, 100 millones de dólares en anuncios en Facebook e Instagram. “Sin embargo, los algoritmos y los incentivos de las redes sociales hacen que lo que se vuelva viral no sean los contenidos electorales legítimos, sino las mentiras, las teorías de conspiraciones malévolas como QAnon y las amenazas de violencia”.

Pero los algoritmos e incentivos de las redes sociales no son la única causa de la erosión que las redes infligen a la democracia. En efecto, en una democracia los periódicos y emisoras radiofónicas gozan de libertad de expresión, pero condicionada legalmente a acusaciones de difamación o falsedad por parte de personas que quieran llevarlos a juicio. Pues, como indica David McCabe en su artículo del INYT (27/10/2020), esto no ocurre con los posts y tweets de Facebook y Twitter y restantes redes sociales. La Ley de Decencia de las Comunicaciones, en su sección 230, les exime de responsabilidad legal respecto a lo que se publique en ellas.

Es una ley sagrada para Facebook, Twitter y demás plataformas de redes sociales que, desde la aprobación de la Ley en 1996 han podido expandirse muchísimo. Por supuesto, desde el inicio del periodo electoral actual se han disparado los abusos publicados por personas y entidades afines a ambos partidos y, en consecuencia, tanto los demócratas como los republicanos han acusado a las redes de faltar a la imparcialidad. Pero hay una gran diferencia: los republicanos se indignan cuando las redes introducen advertencias en los posts respecto a la poca fiabilidad de la noticia publicada o del carácter violento o injurioso de teorías conspiratorias, mientras que los demócratas se indignan por lo contrario: por la falta de advertencias en los posts respecto a su fiabilidad o por dar cancha a teorías conspiratorias. Las plataformas han incluido censores propios para reducir las protestas, pero no ha sido suficiente.

En el mes de mayo, Twitter aplicó etiquetas a 2 posts de Trump indicando la necesidad de averiguar si las acusaciones de fraude electoral eran falsas. Trump no tardó en reaccionar firmando una orden ejecutiva para restringir el alcance de la mencionada Ley de 1996. Exigía a la Comisión Federal de Comunicaciones que cambiara su interpretación de la misma. Otro caso que originó protestas fue cuando aparecieron posts en Facebook y Twitter señalando un artículo del tabloide New York Post de comienzos de octubre incriminando al hijo de Biden por supuestos correos que se habían encontrado en una tienda de reparaciones de ordenadores. Los censores de Twitter eliminaron todos los tweets que hacían referencia al tabloide alegando hackeamiento de información privada. Facebook decidió reducir “la visibilidad del artículo hasta que se pudiera verificar la veracidad del mismo. Como señala Mccabe “ambas decisiones enfurecieron a los senadores republicanos que exigieron que se volvieran a publicar los tweets y posts tal como aparecieron inicialmente”. Uno de los tweets había sido enviado por la secretaria de prensa de la Casa Blanca. Esta nueva polémica reforzó la orden ejecutiva de Trump y, también en octubre, el jefe ejecutivo de la Comisión, republicano, manifestó que iniciaba cambios para reformar la interpretación de la Ley afirmando que “las compañías de las redes sociales tienen derecho a la libertad de expresión según la Enmienda primera pero no tienen el derecho a una inmunidad especial que se niega a otros medios de difusión como los periódicos y emisoras de radio”.

El martes 27 de octubre una comisión del Senado exigió a Marc Zuckerberg y al director de Twitter, Jack Dorsey, comparecer para explicar qué medidas tomaban para censurar los posts y tweets que recibían y no para evitar que se publicaran falsedades y propaganda de teorías conspiratorias como deseaban los senadores demócratas. Un senador republicano les acusó de estar “secuestrando la democracia americana censurando las noticias y controlando las opiniones de los americanos”. Pero lo cierto es que desde 2016 muchos políticos, periodistas e investigadores han estado criticando a las plataformas de medios sociales por no tomar medidas para evitar la difusión de falsedades y noticas desorientadoras. Ambos, Zuckerberg y Dorsey, se defendieron explicando su obligación moral y lo mucho que procuraban evitar contenidos que pudieran contener difamaciones y falsedades. Zuckerberg afirmó que dispone de 30 mil empleados para verificar la verosimilitud de los posts con mucho cuidado de no violar la libertad de expresión. Sin embargo, es cierto que han sido lentos y contradictorios en etiquetar o censurar noticias falsas sobre el Covid-19 o lo han hecho solo cuando la falsedad ya se ha hecho viral.

De momento la exigencia de Trump ha quedado en nada. Ya que vemos que hay opiniones muy contrarias, todo depende de la visión subjetiva del que acusa a los medios sociales; tan pronto exige total libertad cuando la noticia censurada favorece, como quieren que se censure o suprima cuando no favorece o incluso hiere. Todo tendrá que resolverse después de las elecciones.

Rosenstein en su artículo considera que las redes sociales no pueden depender de sus propios empleados para llevar a cabo la censura sino que deben contratar a personas independientes, una especie de jurado amplio para sentar las directrices de cuando es necesaria la censura y vigilar que los empleados se atengan a ellas. Nada, nada fácil. Según quien gane las elecciones, las plataformas reforzaran o eliminaran su aparato censurador.

6 comentarios en “Facebook y Twitter están erosionando nuestras instituciones democráticas

  1. Bueno, ganó Biden a salvo de la miriada de recursos judiciales que pretende plantear Trump, con pocos visos de prosperar, todo sea dicho, y menos aún de implicar cambios en el resultado final.
    Pero veo una contradicción brutal. La derecha populista se beneficia de la desinformación que pulula por las redes. Les pedimos que pongan coto y empiezan a hacerlo. Trump se ofende y se venga precisamente levantando la inmunidad por las publicaciones, lo que supone pegarse un tiro en el pie porque, a menos inmunidad, más control ejercerán. Y contradicción también por el otro lado porque es la izquierda la que pide más control a las tecnológicas para preservar la verdad pero del artículo de Rosenstein se deduce que si gana Biden, como ha ganado, permitirá que permanezca la impunidad de la que se valen las tecnológicas para no ejercer ningún control y por tanto perpetuar la desinformación que la izquierda quiere mitigar?

  2. Así, con carácter general , yo me opongo a que Podemos ande toqueteando lo que es delito de odio y lo que no. El Parlamento Europeo se pronunció la semana pasada en este sentido, abogando por que «la decisión final sobre si un contenido es ilegal o no tiene que recaer sobre jueces independientes y no sobre actores privados». Asimismo, la PDLI llama a esperar al contenido de la Ley de Servicios Digitales (DSA), que espera aprobar pronto la Comisión Europea.
    Todo menos Podemos y sus leyes de memoria histórica e histérica , ¡ Hagan algo de provecho !
    Hay leyes suficientes para impedir , multar y hacer rectificar ; por otra parte en los tweets se requiere la colaboración del lector para seguirlos ; y creo que se trata de una batalla cultural , lograr el desprestigio del medio de forma masiva.
    Personalmente sigo tweets de escritores de medios de referencia. Lo que no deseo es que el gobierno ni Podemos se inmiscuya en nuestras libertades.
    De hecho si se aprueba la ley voy ha empezar a escribir fakes con intensidad. Respecto a elecciones USA hay un factor de igualdad así que tanto monta monta tanto. 100 MM .
    Son otras las causas que le han llevado a la derrota y están en Trump. , en su gestión de la crisis Covid , la movilización de los demócratas y una campaña moderada.

  3. Gracias,Magallanes,por tu artículo de hoy y por la alegría que me das al volver a participar con tu presencia en Debate Callejero.
    Gracias…..más tarde me arremangare para contestar a Mr Mulligan…jeje.

Deja una respuesta