LBNL
Todo se derrumba a mí alrededor. Todo salvo mis hijos, mi mujer, mi familia extendida y mi trabajo, que no es poco. Pero el resto se ha caído a pedazos. La Roja se ha ido a casa a las primeras de cambio, lo cual entraba dentro de lo posible pero resulta sorprendente, tanto por el contraste con los estratosféricos éxitos recientes como por la falta de garra y el desánimo demostrado por los jugadores en el campo. Parecido a lo de la abdicación de Juan Carlos I, perfectamente comprensible – incluso aconsejable – a su edad y más, dada la preparación del hoy ya Rey Felipe VI, pero no lo es tanto que hubiera anunciado repetidamente que moriría con las botas puestas, o que no nos explique qué le llevó a tan repentino cambio de opinión. ¿Los resultados de las elecciones europeas? No parece sensato. ¿El caso Noos? Lleva ya un par de años coleando. A salvo de una razón oculta, parecería como que ha tirado la toalla, lo cual transmite una imagen derrotista, como la de La Roja. Perder es siempre una posibilidad, caer derrotado sólo ocurre cuando, además, se pierde lo esencial.
También lo perdió Rubalcaba. No debió haberse presentado a la Secretaría General del PSOE tras su pésimo resultado en las elecciones generales de noviembre de 2011. Pero lo hizo y ganó, y desde entonces ha resistido todo lo que ha podido, proclamando a los cuatro vientos que completaría su mandato. Hasta que el último batacazo electoral provocó que no pudiera seguir haciendo oídos sordos a la evidencia. Como tampoco Pere Navarro, que ha demostrado ser incapaz de convencer con un ideario que a mí me parecía bastante sensato para la situación que enfrenta Cataluña. O Patxi López, que fue Lehendakari sin haber sido el candidato más votado y que sólo hace unas pocas semanas soñaba con ser el candidato del PSOE a la presidencia del gobierno.
La cosa no está mucho mejor en Cataluña. La pulsión nacionalista/soberanista/catalanista no es desde luego nueva. Sin embargo, el pulso secesionista con fecha de caducidad el próximo noviembre es un factor que tensiona el devenir tanto de Cataluña como del resto de España, así como el de las diversas fuerzas políticas catalanas, como demuestra el incierto futuro del sempiterno portavoz de CiU en Madrid, Durán.
Europa también está candente. Ojalá la cosa se quede en nada pero el próximo Consejo Europeo, dentro de una semana, podría suponer el principio del final de la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea. Son muchos los que se alegrarían, equivocadamente a mi juicio, pero más allá de si un eventual “Brexit” (Britain´s exit) sería una tragedia para Reino Unido y el resto de la Unión o no, lo que es indiscutible es que la salida de Gran Bretaña cambiaría la Unión Europea sustancialmente, al punto de que la Unión sería otra cosa radicalmente distinta, seguramente más compacta y con un mayor peso específico de Alemania.
Lo malo de los ciclos que terminan es que no está claro que vayan a dar paso a otros nuevos tan fructíferos como los anteriores. Volviendo a la Selección, cualquiera habría firmado hace unos años ganar dos eurocopas consecutivas con un mundial en medio, incluso a cambio de no ganar un solo partido nunca más. En política, por el contrario, no nos podemos permitir una acumulación de éxitos que desemboque en un barbecho de duración indefinida, particularmente porque la estabilidad social requiere de un progreso continuo, como uno fuera en bicicleta: si nos paramos, nos caemos y podemos perder todo lo conseguido hasta entonces.
Felipe VI es nuestro nuevo Rey, al menos el de todos aquellos que defendemos que la Constitución no es sólo la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico, sino el armazón político que ha propiciado nuestro periodo más largo y más productivo de prosperidad en libertad. Su legitimidad de origen tiene una base tan sólida como la del derecho al voto o la libertad de expresión. Quien cuestione aquella, pone en cuestión también todo lo demás. Ahora bien, tendrá que ganarse la legitimidad de ejercicio, reinando hábilmente y proporcionando “valor añadido” al sistema. Está sobradamente preparado y tengo buenas razones para pensar que será capaz de hacerlo. Su discurso de ayer y la forma en la que se desarrollaron los fastos, apuntalan mi sospecha también. Pero lo cierto es que el Rey que desmanteló el Movimiento y pilotó nuestro barco hacia la democracia moderna, ya no estará. Todo cambio implica riesgos y este parecía ineludible. Ojalá hubiera tenido lugar hace un par de años, con ocasión del 70 cumpleaños de Juan Carlos I, pero la cuestión ahora es qué va a suceder.
No tendría sentido lamentar la dimisión de Rubalcaba después de haber venido reclamándola durante años. Lo malo es el caos que la ha rodeado, del que ninguno de los pre candidatos en liza parece poder ser capaz de desembarazarse del todo, incluida Cataluña.
En las elecciones europeas, Podemos dio la campanada. Días antes, en estos mismos lares, yo preguntaba si había alguna razón para votarles. A juzgar por los resultados, parece que las había. Sin embargo, ahora que voy sabiendo más sobre sus orígenes ideológicos y trayectorias personales de la dirigencia, tengo serias dudas de que vaya a poder votarles alguna vez. Está bien que estén para que se hable de los temas que propugnan en los términos en los que lo hacen, pero ojalá no ganen porque su programa está lleno de propuestas simplonas y sin desarrollar, que fracasarían de pleno en caso de ser puestas en práctica.
Concluyo con el proceso pre congresual del PSOE. Siendo militante, ahora tengo la opción de avalar y más tarde de votar, que reclamé como básicas tras el anuncio de Rubalcaba de que abandonaba el barco. También dejé escrito por aquí justo después de las elecciones de noviembre de 2011 que Madina era la única opción sensata que se me ocurría. Finalmente ha dado el paso y, sin embargo, no estoy convencido siquiera de avalarle por la sospecha de un pacto entre él y Rubalcaba que, seguiría tratando de influir en el futuro del partido. Claro que, enfrente, Madina tiene al joven guapo prometedor al que no le hemos escuchado una sola idea original y que goza del apoyo activo del resto de “Blanco boys”. Llegaron juntos a Ferraz y quieren seguir en el negocio. Durante los últimos tiempos han trabajado como escuderos de Rubalcaba pero, “a rey muerto, salvemos el culo”, parecería ser su lema.
En fin, la Roja a casa, del Bosque fuera de juego y un panorama muy incierto de cara al futuro.
Colega, que en el listao der fin de ciclo setaorvidao la Carmen Chacón.
Los elementos que apunta LBNL sugieren, efectivamente, un cambio de ciclo, …¡ pero sin exagerar ! Sospecho que dentro de cinco o diez años, como mucho, cuando echemos la vista atrás, nos sorprenderemos de cómo se ha vivido esta última fase de nuestra vida social y nos costará identificar las claves de tanta desazón. Seguramente lo achacaremos a eso del “carácter nacional”.
Comparto las apreciaciones de LBNL sobre la Roja, Rubalcaba, la Unión Europea, etc… Pero no creo que, finalmente, para la generalidad de españoles, la sucesión real haya transmitido una imagen derrotista. Y sobre el momento elegido ya expliqué aquí, el primer día, que me parecía adecuado. Pero la jornada de ayer –la “de proclamación” y “jura” del nuevo Rey (que no “de coronación”, como algún cronista se empeñaba en repetir), ofrece una pista de cómo influye esa forma nuestra de ser a la vista de los comentarios que ha suscitado.
Se temía una puesta en escena excesiva, poco acorde con la crisis y con el estado de ánimo colectivo. El resultado ha sido de tal sobriedad que, ahora, a toro pasado, nos parece que se ha quedado demasiado frío, sin fuerza escénica. Como si se hubiera realizado de manera acomplejada.
En un buen artículo, el nuevo director de El País, Antonio Caño (“Una oportunidad perdida” http://politica.elpais.com/politica/2014/06/19/actualidad/1403208209_802049.html ) , considera que el discurso de Felipe VI ha sido una oportunidad perdida, pues la ocasión requería más emoción y palabras más rotundas. Por el contrario, en el mismo periódico, Soledad Gallego Díaz (“Un discurso neutral” http://politica.elpais.com/politica/2014/06/19/actualidad/1403200527_937109.html ) enfatiza que el tono y contenido del discurso se corresponden con el papel que la Constitución asigna al monarca. ¿Nos pasamos o nos quedamos cortos? Son dos visiones complementarias. Como lo es, a su manera, la que ofrece J. J. Millás respecto al conjunto de la jornada de ayer, que él centra en el paseo callejero de la pareja real (“¿Cuento o novela?” http://politica.elpais.com/politica/2014/06/19/actualidad/1403193072_586248.html ) pues el tremendismo demagógico (“¿cómo interpretarían las ratas de las alcantarillas el sonido del automóvil y el repiqueteo de los cascos de los caballos?”), también forma parte del conjunto.
Definitivamente, somos así.
De acuerdo con Barañain que la proclamación del nuevo Rey podía haber ido mucho peor, tanto en escenografía como en contenido. Todo fue bien pero sigue siendo un joven (más o menos) sobradamente preparado que puede dar sorpresas, para bien o para mal. De momento que se contemple que su primer viaje sea al Vaticano no me parece en absoluto de recibo. A santo de qué???? Por aquello que su madre confesaba en aquel libro tan problemático de que cuando Felipe estaba en casa hacía de monaguillo los domingos en la capillita que tienen en palacio? Espero por el bien de todos que aquello fuera una estupidez y que vaya a Marruecos, Francia, Alemania o Estados Unidos en su primer viaje, ocupándose de una prioridad real (en el doble sentido).
Que la Roja se estrellase no me parece mal del todo, conviene rociar con un poco de humildad a los españoles, tan creidos con su inbatibilidad futbolista. La Jura o proclamación del nuevo Rey me ha parecido un conjunto de actos muy bien estructurados para poner en evidencia que es el pueblo el soberano y que el Rey ha sido nombrado por el pueblo, a traves de sus organos legislativos, para representar al Estado. Reina no gobierna, pero representa a la patria fundada hace ya muchos siglos. Es también por imperativo popular jefe supremo de las fuerzas armadas. el discurso me ha parecido estupendo. El Rey debe mantener la neutralidad política. a Juan Carlos le obligaron a decir que dejen de perseguir quimeras los nacionalistas. No es función del monarca constitucional ridiculizar a opciones políticas manifestadas por representantes políticos elegidos por el pueblo.
Un análisis ciego de LBNL a favor de una amable dictadura monárquica ilegítima basada en una Constitución votada a favor por los Españoles bajo la presión de los tanques franquistas. En el siglo XXl la soberanía emana del pueblo y es él el que debería decidir si quiere Monárquica o República. Defender lo decadente menospreciando las propuestas de nuevo cuño ciudadano me parece la manera más rastrero de defender un sistema que hace aguas por todas partes y no resuelve ninguno de los retos de futuro planteados por el evidente cambio de paradigma.
https://www.youtube.com/watch?v=5CGIUOj8kBM