Hacer un poco difícil la Gran Coalición en la UE

Lluís Camprubí

Ya hace tiempo que hay voces que señalan que uno de los problemas en política económica de la UEM y la UE -a parte de las fallas en la arquitectura institucional – es el sesgo neoliberal de sus principales orientaciones y recomendaciones. Un sesgo que tiene su impulso político (y su expresión y mediación) en la Gran Coalición.

A falta de definición única sobre la Gran Coalición a escala europea, podríamos entenderla como el gran consenso aplicado entre las tres familias políticas llamadas «centrales» (conservadora, socialdemócrata y liberal) sobre las grandes decisiones económicas. Una alianza con grados variables de formalidad pero tremendamente efectiva. Con dos concreciones diferentes, una en el Parlamento Europeo y otra en los espacios intergubernamentales como son el Consejo Europeo.

Por diversas razones parece necesario superar la Gran Coalición (GC) como principal vehículo político europeo. Porque visto con perspectiva ya no dispone de la legitimidad por los resultados obtenidos (ni políticos, ni económicos, ni sociales, ni en construcción democrática europea); porque incapacita la dialéctica política y la confrontación de grandes modelos alternativos bajo el manto del acuerdo vestido de tecnocrático; y porque es un tapón para poder introducir con efectividad la polaridad izquierda-derecha a los ya múltiples ejes de conflicto existentes. Hay que recordar además que su marco histórico propiciatorio acabó, y que el equilibrio de fuerzas y acuerdos que lo mantenía como consenso satisfactorio mayoritario fue roto unilateralmente hace mucho tiempo. De modo que la hegemonía ha sido capturada por los conservadores-liberales, dejando generalmente a la socialdemocracia en posición subalterna.

Y sin embargo, hay algunos condicionantes que hacen que ahora no sea posible políticamente una alianza alternativa, y que la GC sea la opción fácil, la «por defecto». Es la alianza más alineada con la hegemonía en política económica (aunque se puedan intuir en el futuro algunos modestos cambios en ésta); es la más funcional a los poderes económicos y financieros; el horizonte actual de «lo posible» hace incluso difícil pensar en otra; numéricamente es la más viable y estable; y hace simbiosis a la perfección con el paradigma de estrechamiento de alternativas (estrechamiento con tres componentes: uno real, otro aparente y otro auto-inducido). Además, está el factor del carácter «mayoritario» de la representación intergubernamental. El pluralismo político del conjunto los gobiernos del Consejo Europeo no es equivalente al pluralismo de la suma de los parlamentos estatales, ya que casi todos los gobiernos están encabezados por partidos vinculados a alguna de las tres familias anteriormente citadas. Este «mayoritismo» en los gobiernos -y por tanto en los órganos intergubernamentales- hace pues «natural y cómodo» trabajar con una mayoría parlamentaria de composición similar.

Así que, más allá del lamento por la actual dominancia de la GC, habrá que hacer posible una opción alternativa. Y esto requiere trabajo político, a varios niveles y tiempos. Desde ya y pensando en el horizonte 2019, con nuevas elecciones al Parlamento Europeo y cambios en la Comisión.

Un primer elemento clave y urgente es ganar elecciones y gobiernos estatales, con unas mayorías que no sean prisioneras o puros espejos de la lógica de la Gran Coalición. Esto es válido y necesario para todos los países, incluido el nuestro.

Y paralelamente habrá que ir construyendo dispositivos europeos que permitan otros paradigmas. La experiencia del Foro de São Paulo puede dar algunos elementos para construir un espacio de diálogo amplio y plural entre todas las izquierdas sociales y políticas sobre los principales retos (y diagnósticos) de nuestro continente. Un espacio digamos «anti-austeridad y pro-democrático en la UE». En cuanto al Parlamento Europeo, las diversas familias de la izquierda europea (socialdemócrata, izquierda unitaria, y verdes) tienen marcos y dispositivos para estrechar la colaboración. Y ya pensando en el 2019 es evidente que hay que distinguir entre alianzas/acuerdos pre-electorales y post-electorales. Pre-electoralmente parece que entra en el terreno de «lo posible» acuerdos (variables según país) para presentar candidaturas con vocación mayoritaria y ganadora que permita sumar los componentes de la izquierda unitaria, los verdes, y nuevos actores. Y post-electoralmente -partiendo que este espacio tenga una fuerza suficientemente- hacer posible una alianza alternativa con la socialdemocracia, con una resultante a escala europea potencialmente (o casi) mayoritaria.

Pero para hacer esto posible, cada familia política europea necesita hacer algunas cosas «internas». De la familia socialdemócrata ya hay mucho dicho – y por peso es quien actualmente tiene las mayores responsabilidades para permitirlo-. Resumiendo, es quien activamente debe desacoplarse de la GC. Centrando la mirada en las otras dos tradiciones políticas, parece claro que en distinta proporción les hacen falta varios elementos: dejar atrás algunos componentes peculiares que no les permiten intervenir en la complejidad; superar la zona de confort de la oposición; abandonar la política de slogans vacíos tipo «construir la Europa de los pueblos»; pensar políticamente en clave «gobierno en la sombra»; y dotarse de una hoja de ruta que plantee por etapas, cómo, y con quién, hacer posible reformar y democratizar la UEM y la UE (y por tanto, también, cambiar sus tratados).

Todo esto no quiere decir que para abordar los cambios estructurales e institucionales que necesitan la UEM y la UE no sea imprescindible contar con el grueso de conservadores y liberales. Es obvio que sí. Significa empezar a hacer que no sea “normal e inevitable” que la Gran Coalición gobierne políticamente los distintos componentes de la UE. Y hacer por tanto posible, en algún momento, otra mayoría, deseablemente articulada alrededor de la pluralidad de las izquierdas. 

 

7 comentarios en “Hacer un poco difícil la Gran Coalición en la UE

  1. Con permiso del articulisa, llamo la atención del respetable sobre algunas aportaciones que nos trae la prensa ya que hoy es día de descanso, una vez apagado el eco de la cacería montada al exministro Soria.

    Me refiero a las excelentes aportaciones, hoy, en El País, de Félix de Azúa (“Inquisición”) y de Félix Ovejero (“¿Hacia una izquierda reaccionaria?”) y de Gabriel Portella en El Mundo (“Reformar la democracia y el capital”).

    La de Azúa es solo una mirada incisiva sobre una estupidez puntual (de la Junta de Andalucía), reveladora a su vez de una deriva inquietante:
    http://elpais.com/elpais/2016/04/18/opinion/1460987790_715031.html

    Ovejero invita a una releer el Manifiesto Comunista cuyos autores, dice, se desesperarían hoy al ver a sus supuestos herederos “defendiendo muchas veces lo contrario de aquello por lo que ellos habían peleado”. La suya es una visión global de un panorama desalentador:
    http://elpais.com/elpais/2016/04/13/opinion/1460545144_705532.html

    Gabriel Tortella en El Mundo (“Reformar la democracia y el capital”) curiosamente también recuerda algunos pasajes luminosos del Manifiesto Comunista, para rechazar ese “anticapitalismo visceral que se comporte como el niño tonto, mimado y torpe que tira por la ventana la play-station porque no la entiende y no sabe hacerla funcionar”.
    http://www.elmundo.es/opinion/2016/04/19/57151443468aeb1f4f8b4577.html

    Claro que a falta de intelectuales críticos la izquierda española podrá seguir contando con el apoyo de los Ferreras, Evole (¡qué miserable su entrevista con Otegi!), Wyoming y demás alegre muchachada de la Sexta. Y de aquellos siempre podrá invocarse su supuesta “desfachatez intelectual”. El que no se consuela es porque no quiere.

  2. Si he entendido bien al articulista, parece defender la tesis de que para que la izquierda avance, la izquierda debe avanzar. Estoy de acuerdo.
    En general, creo que padecemos una inflación abrumadora de análisis y una alarmante sequía de propuestas viables.
    __
    Lo del comentarista es asombroso: se refiere a una «cacería montada» a Soria (?), trae a colación a ese paladín de la condición de la mujer que es Azúa y aprovecha para tirarle una coz a Évole. Estupendo.

  3. Mi opinión:
    La entrevista a Otegi, excelente por parte de Evole, miserable por parte de Otegi.
    Azúa, desfachatez intelectual pura y dura.
    Soria: cretino caradura.
    Etc, etc, etc.

  4. Azúa dice una estupidez. Confunde el ataque político, absolutamente legítimo, con el ataque a la persona. Error, todo sea dicho, que no es el único que comete en la vida pública española. A partir de ahí hemos asistido a eso que tanto gusta a ciertos sectores de la izquierda y que consiste en limpiarse el polvo del camino con lo más baratito a mano, Azúa en este caso. La ridícula reacción de los cercanos a Azúa tampoco le ha ayudado mucho, La desfachatez intelectual es transversal. En el caso de La Sexta el único responsable es el PSOE por habérsela regalado a una pandilla de impresentables, ya millonarios.

  5. En lo de la Gran Coalición, sólo será posible si salen los votos necesarios para ello. A lo mejor los cuerdos son los demás.

    En lo de El País y afines, hace mucho, y se está convirtiendo en costumbre, que no produzcan nada interesante. Gabriel Tortella al menos era un buen historiador económico español. Los demás hace mucho que están a otra cosa distinta de lo que les hizo respetables.

    En este aspecto me remito al excelente libro «La desfachatez intelectual» de quien fue en tiempos co bloguero Ignacio Sanchez Cuenca.

    Desfachatez que, si no exclusiva de nadie, desde luego abunda mucho más en algunos lares que en otros, análogamente a lo que sucede con la corrupción.

  6. Polonio:
    No entiendo la referencia a lo de Azua y “la reacción de los cercanos a Azúa”… Supongo que se refiere a otro artículo.

    PMQNQ:
    Sobre la entrevista de Evole, reproduzco –porque no lo haría mejor- parte de un comentario de Mikel Arteta:
    “(…) Quizás hubo a quien le molestó (un decir…) que Évole dijera (O:30:30) que la negativa de Otegui de condenar a ETA es comparable “al argumento que utiliza el PP cuando hablas del franquismo y hablas de los muertos que hay en las cunetas”. Hombre, por enmarcar, como recordaba ayer en el Facebook el amigo Fernández Soldevilla:
    “Desde 1977 a 1987, año de su primera detención, Arnaldo Otegi fue miembro activo de ETA: en realidad, de ETApm, ETApm VIII Asamblea, ETApm VIII Asamblea pro KAS y ETAm (la ETA que ha sobrevivido; ETA a secas, vamos). En total, su carrera de terrorista duró unos diez años. Está judicialmente probado (fue condenado por ello) que en 1979 Otegi participó en el secuestro del director de Michelín en Vitoria, Luis Abaitua, pero no sabemos exactamente que hizo el resto de la década que pasó en ETA.”
    No sé cuántos del PP fusilaron o mandaron fusilar o aplaudieron y legitimaron los fusilamientos de los rojos en la Guerra Civil; igual habría que revisar los datos, pero creo que les pilló algo jóvenes. Debió ser un desliz, nada tendencioso. Una comparación inocente, sin ánimo de perpetuar en la conciencia social el infausto Pacto del Tinell…ese que trata siempre al PP como enemigo con el que no se puede negociar. (…)
    Por supuesto, no se le pueden pedir cuentas a Évole por las palabras de Otegui. (…) Tampoco culparemos a Évole, porque sólo Otegui es culpable, de las amenazas que el buen patriota nos volvió a lanzar a todos los españoles, escondiendo después la mano. (…)
    Donde sí tuvo Évole un pequeño desliz, que se le perdonará sin duda por su cara de buen chico y su incuestionable buena intención, es en su afable despedida. Si a los del PP los vinculó con las fosas, quizás (pienso…) estuvo fuera de lugar que le dijera a Otegui que la próxima vez esperaba poder hablar de política y no del pasado terrorista… Claro, al fin y cabo, si ETA no ha dejado las armas es sólo porque el malvado Estado se interfiere y Otegui evitó en todo momento condenar la violencia porque sólo es un tabú (¡todo el día el Estado con el maldito tabú!). En fin, que lo normal la siguiente vez que se vean y se abracen será no sacar más este tema, que apenas está tangencialmente vinculado con Arnaldo. Por eso lo han puesto de líder los herederos del terrorismo, porque quieren pasar página (…)”.

    Ren:
    Coces son las patadas violentas que propinan los caballos y similares. El diccionario admite su empleo referido a expresiones humanas si son injuriosas o groseras. No es el caso, creo.

  7. Javier, por los cercanos a Azúa me refería a comentarios que he leído de Espada, Santiago González etc. intentando defender lo que es indefendible en mi opinión. Tengo excelente opinión de Azúa, de quien creo he leído todos sus libros y procuro leer todos sus artículos, pero nadie está exento de un mal momento. Y no pasa nada si Azúa lo reconoce y se disculpa.
    ::
    Otegi no es un arrepentido sino un derrotado que experimenta nuevas vías para conseguir sus objetivos. Nada nuevo en el horizonte,

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