Haití, el terremoto neoliberal (II). Nuestra ayuda

Senyor_g

Martes 05/03/2010, 18:30, sede la FCONG. Segunda parte. 

Hoy os presento la segunda parte de la crónica empezada ayer, sobre la ayuda y su militarización. Como siempre lo bueno y aprovechable que se diga es cosa de  los ponentes, las incorrecciones, deslices y otros errores sólo atribuibles al Senyor_g.

Carles Soler: ¿arroz importado subvencionado es cooperación?

Carles Soler empezó comentando que Haití es un país muy bonito. Sus gentes lo hacen bonito, con su dignidad para desarrollar su vida diariamente. Su alimento básico es el arroz: a finales de los 70’s el 100% del arroz consumido era producido por ellos. A partir de los años 80 se empieza a no aplicar aranceles al arroz importado de los USA, un arroz subvencionado a los productores. Así que acabó siendo más barato el arroz yankee que el haitiano y se hundió la producción nacional de arroz. Ahora mismo, hasta el 80% de arroz es importado, este es el tipo de cooperación que hacemos.

Zona de riesgo.

Estamos ante una zona de altos riesgos naturales: huracanes, tifones, terremotos, pero ¿cómo puede ser que en Japón un terremoto un grado superior al de Haití sólo cause 2 o 3 muertos y en cambio allí tengamos miles de muertos? Tenemos unos problemas estructurales que hacen imposible realizar la ayuda hasta que no se resuelvan

¿Qué hace falta?

Para empezar, hacen falta los haitianos. Toda la ayuda humanitaria se hace en inglés, todas las reuniones son en inglés. A las que Carles Soler asistió no había ningún haitiano; todo junto dice mucho de la poca consideración respecto a los receptores de la ayuda. Podríamos destacar algunos problemas, además de la militarización de la ayuda y su concentración en la capital.

 Problema: poco papel de las organizaciones locales.

Les ha indignado, y a él también, el tratamiento informativo. Una simplificación que muestra al haitiano como un negro robando y unos blancos vestidos de militar que vienen a ayudar. Les indignan ciertas imágenes de muertes en directo. Falta información sobre lo que pasa, recordaba que un periódico español, de cuyo nombre no se acordaba, tanto podía se El País como El Mundo, tenía un artículo sobre la falta de sociedad civil en Haití. Al contrario, si no hubo más muertos fue por su propia autoorganización, ya que en algunas zonas la ayuda internacional tardó 10 días en llegar. 

Problema: poco papel del Gobierno de Haití.

Es verdad que está desestructurado, pero existe y ha sido elegido por su pueblo, y no le hacemos participar. 

Problema: ¿Quién decide?

En la actual situación, muchos haitianos se están volviendo de Puerto Príncipe hacia las zonas rurales de donde procedían. En el campo tenían provisiones de sus cosechas para familias de 3 personas y ahora lo son de 15, así que se están empezando a comer las semillas, con lo que dentro de 5 o 6 meses tendremos más hambre todavía. Las organizaciones haitianas se están moviendo, denunciando que las organizaciones internacionales controlen la ayuda internacional en vez de dar más peso a las organizaciones locales.

Organizaciones campesinas, modelo local.

La ayuda es necesaria, pero no cualquier ayuda es necesaria, hay que reconstruir, pero no para destruir otras cosas mediante la invasión de excedentes agrícolas de los EEUU y de la UE, incluso se sospecha de remesas de maíz transgénico. Nos quitamos de encima excedentes y provocamos que los productores locales no puedan vender el arroz que producen. En cambio, andando por sus carreteras te puedes encontrar convoyes de camiones de arroz de EEUU y Taiwan escoltados por soldados. El resultado es un negocio redondo, para nosotros claro. 

Las organizaciones campesinas tienen miedo ahora de los grandes programas agropecuarios de la FAO y su gobierno, del modo de cultivar sin tener en cuenta sus conocimientos y necesidades, sin contar con ellos. Están organizando campañas para oponerse a esta forma de hacer, ajena a su realidad. 

Carle Soler defendió la necesidad de construir desde las bases sociales haitianas, alertas ante el peligro de que los EEUU impongan el modelo de desarrollo. Lo que quieren las organizaciones haitianas es poder realizar su propio modelo. 

Jordi Calvo: los militares no pueden hacer ayuda humanitaria.

Empezó su intervención reconociendo que la opinión pública, la gente, cada día ve mejor la intervención de los militares en la ayuda humanitaria. Y que estamos perdiendo esta batalla aunque tengamos razón: nos encontramos con 22.000 soldados de EEUU y un centenar de soldados españoles, 1 de cada 3 dólares en ayuda es gasto militar.

Culpables de la ayuda militar.

La ayuda y la intervención militar tienen varios culpables:

-         Los mismos militares, cuando Trillo era Ministro de Defensa, invitaron a varias ONG a participar en sus desfiles.

-         Las ONG’s, como InterAction, un grupo de varias de EEUU que buscan la interacción entre las ONG’s y militares. O en el año 93, cuando a raíz de la intervención en Somalia se empezó a poner de moda la ayuda militar, incluso ONG’s como ARKX llegaron a estar invitadas a ferias de armas.

-         Los políticos: en la intervención de Mostar con el gobierno del PP, se llegó a contabilizar el gasto militar allí como cooperación. En otras ocasiones el PSOE, que criticaba la ayuda mediante FAD, cuando llegó al poder contabilizó  un 95% de ayuda militar y un 5% FAD para cooperar con Pakistán por ejemplo. Otra vez en Kosovo, el ministro Trillo se jactó de que el gobierno había cumplido su compromiso de cooperación. De 8.000 millones, 6.500 eran puramente gasto militar y con un alto componente de inversión en logística.

¿Por qué no deben hacer los militares ayuda militar?

Porque la ayuda militar no sigue los principios de la cooperación: independencia, imparcialidad y neutralidad. Esto es evidente, pero no lo decimos, no es ayuda humanitaria, es otra cosa. Los ejércitos eligen los beneficiarios, los objetivos de la ayuda según criterios políticos, controlan la ayuda y declaran cuáles son las zonas seguras. 

Porque los ejércitos no están preparados para la ayuda humanitaria, uno no se prepara para esto de un día para otro. La formación militar es diferente, los educan para aceptar que pueden realizar un homicidio, además de la aceptación de otros valores.

Porque los ejércitos lo hacen más caro. Así, en Kosovo, si en un campamento de Cáritas teníamos una relación de 2 a 5 refugiados con un campamento gestionado por el ejército, la primera gastó 200 millones y los militares 8.000 millones. En Mozambique, un hospital militar para 3 semanas les costó 4 millones y otro de Medicus Mundi para 4 meses 200.000. 

Porque es muy importante la aceptación de la población local y es complicado conseguirla armado con un CETME. 

Porque ponen en peligro la tarea humanizadora y la seguridad de los cooperantes. Así, en Afganistán los cooperantes tuvieron que huir porque los confundían con las tropas, ya que eran  percibidos como lo mismo y sus vehículos eran atacados. En algún caso los militares han pintado sus vehículos de ¡blanco![1] O como en el caso de Colombia, en que en una operación contra las FARC los soldados de Uribe fueron en vehículos pintados como si fuesen de la Cruz Roja, o en Sudán como si fuesen de la ONU. En el caso de Irak, 9 días antes de los bombardeos, la AECI pedía reunirse con las ONG, éstas se negaron aunque Mensajeros por la paz y la Cruz Roja sí que lo hicieron. 

Y  básicamente porque se puede pensar que mejor que estén haciendo esto que nada y así crear cosas como la UME, pero al final legitimaremos la inversión en ejércitos y el aumento de sus presupuestos y quizás no sea malo, pero mucho mejor un cuerpo civil, y hacer una UCE. 

(1) Y la reacción de Médicos sin fronteras fue pintar los suyos de rosa.

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