Historia de una amistad rota

Carlos Hidalgo

No sé si os he contado que yo conozco en persona a Isabel Díaz Ayuso. No es que seamos íntimos, pero hemos coincidido en charlas a las que nos han invitado a ambos. Nos hemos encontrado desde 2012, más o menos, y siempre me pareció una chica superficialmente agradable y tímida, pero que estaba como en constante tensión, a punto de saltar como un muelle. Y es de esas personas que, como dijo Terry Pratchett, “te miran a la oreja izquierda cuando hablan”. Nunca pensé si llegaría lejos o no. Pero sí que me pareció una trabajadora leal y fiel de su partido. Y hasta ahí. Cuando la nombraron candidata no me extrañó. Y ahora, que parece absolutamente fuera de control, tampoco rompe la imagen que me formé de ella. Sólo que ya está dando rienda suelta a toda esa tensión interior que yo creí percibir.

A Casado no le conozco. Tampoco a García Egea. Y a Miguel Ángel Rodríguez me lo he cruzado alguna vez. Y los amigos comunes que han tenido tratos con él no me le pintan como el mejor de los socios. Sin embargo, esos cuatro, los tres hombres y Ayuso, son los protagonistas de uno de los salseos políticos más jugosos de estos últimos tiempos. Por más que desde el nuevo capital venezolano invertido en medios se nos quieran hacer creer historias de bar de carretera sobre Ábalos sin ninguna clase de prueba. Cuando se publica una noticia, no un artículo de opinión, sino una noticia, hay que probar lo que se dice. Y aquí pocas pruebas hemos visto.

Pero volvamos al drama y al salseo del PP. Por lo que se lee en la prensa estos días las espadas están en alto. Y tenemos a un Casado inseguro de su autoridad, que pretende imponerse a una Ayuso que en la práctica manda más que él. Porque Casado es diputado, pero Ayuso preside una Comunidad Autónoma. Cuando eres líder de un partido y estás en la oposición, una de las peores apuestas que puedes hacer es la de enfrentarte directamente a alguien que sí que gobierna. Porque esa persona ha conseguido los votos y escaños suficientes y tú no. Lo normal es tenerles en cuenta, dejarles mandar un poco en la organización interna del partido, tenerles entretenidos, cubrirles de elogios y esperar que llegue el momento en el que tú estés en La Moncloa y te vengan a mendigar partidas de los Presupuestos Generales del Estado.

Enfrentarte directamente a un (o una) gobernante de tu partido mientras que tú estás en la oposición es una muestra de inseguridad. Por agresivo que te pongas. De hecho, cuanto más agresivo te pongas, más débil pareces. Es como ver a un gorila levantarse, bramar y golpearse el pecho desde la seguridad de las vallas y el cristal blindado del zoo.

Y luego, si ves a gorilas interpuestos pelearse por su alfa… pues es más penoso aún. Así que tenemos a García Egea golpeándose el pecho mientras Miguel Ángel Rodríguez le tira cacahuetes y Ayuso se hace selfis con el móvil.

García Egea, por cierto, es otro problema. Sus modos autoritarios y sus malos modales no caen bien en un partido como el PP, donde se no se puede a hablar a los de dentro como si fueran del servicio, que para eso ya tienen a los de fuera. Y Egea hace gala de una notable falta de tacto. Ayuso le tiene bloqueado en el móvil, porque ella sólo puede hablar de presidenta a presidente. Pero tampoco gustan sus modales en el resto del PP, salvo -tal vez- en su Murcia natal. Que el resto de los barones “populares” no tomen más el pelo a Casado es una muestra de su lealtad al partido y de, hasta cierto punto, de su responsabilidad.

Pero tampoco gustan a los demás las maneras de Ayuso. Porque si los barones no la lían por lealtad, está claro que el comportamiento de la presidenta madrileña les parece una clara deslealtad a todos y una astracanada a muchos. Aunque la apoyen discretamente sólo para meter más cizaña, como ha hecho el presidente de Galicia, Núñez Feijóo en un artístico alarde de rencor y pasivo-agresividad.

Este enfrentamiento, en cualquier caso, puede perjudicar al PP. Y si no al PP, al mismo Casado. Al que sólo una llegada exprés a la presidencia del Gobierno puede salvar. Todo lo demás juega en su contra. Y aunque termine ganando el pulso a Ayuso, que seguramente lo consiga, se va a dejar muchas cosas por el camino. Y puede que García Egea sea una de ellas.

3 comentarios en “Historia de una amistad rota

  1. Pues las encuestas de hoy le van bien al PP y mal al PSOE (99) y especialmente a Ayuso .
    En cuanto lo que opinan los madrileños de Ayuso solo disponemos de las encuestas y parece que bastante mejor que de ese tipo del PSOE ¿como se llama ? y por supuesto muchísimo mejor que de Iñigo Urkullu y sus dumpings ( ! Vaya caradura ! )

  2. Y después del Hormiguero, todavía mejor con ese lavado de cara tan impresionante. Pero eso no hace a Ayuso buena. En absoluto. Y espero que, como vaticina el articulista, MAR sea el artífice de su inmolacióni. Política, por supuesto. Por el bien de todos y de los madrileños en particular.

  3. Tampoco a Odon Elorza , ese pésimo actor que protestaba contra el nombramiento de Arnaldo como si no se supiera su biografía , ACEPTADA por los negociadores del PSOE, y en acuerdo con ellos lanza una requisitoria para obtener una censura y un acuerdo a la vez. Algo cutre . Si no estáis de acuerdo , algo completamente comprensible , objetáis y ya ; a otra cosa . Todo menos ponerse estupendo.
    Me parece bien que se tape la nariz para no sentir su propio hedor inconsistente.
    Una vergüenza de pactos .

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