Homenaje a mi madre

Melinda  
  
Sentía una pena, una tristeza que me llegaba como un ruido de fondo, monótono, de origen desconocido. Pero pronto se me reveló como añoranza de mi madre, como un  duelo por su pérdida. La echaba de menos. Me di cuenta, con crudeza, de lo que la muerte es capaz de arrebatarnos.
  
Al tiempo, podía experimentar a mi madre como vida dentro de mi, como parte de mi misma. Con ella aprendí a sentirme cercana a los demás, a necesitarlos, a sentir ternura y amor infinito, a desear que me cuiden y a cuidar a otros.
  
Sin embargo, una tristeza sorda me invadía  por su ausencia en aquel preciso momento y un deseo grande de que pudiera estar a mi lado, que me arropara con su mirada benevolente y de plena satisfacción conmigo, de poder mostrarle a mi hijo, a quien apenas conoció… 

Entonces, a pesar de que la lleve dentro, me oprime una punzada de dolor al reconocer a la muerte como la nada, la no existencia, la ausencia total de un ser tan querido, que te dio la vida y compartió la suya contigo, y que, queriéndote, te enseñó a querer y a ser quien eres.

32 comentarios en “Homenaje a mi madre

  1. My bonito, sí señor.
    A ver si Melinda se anima y nos manda algún relato de primavera.

  2. Melinda, siento su pena, animo.

    Vivir siempre implica ser algo menos, la vida se acorta, se acerca al límite de la muerte (enfermedades, envejecimiento, defunción…). Al percibir el límite, descubrimos nuestra propia fragilidad poniendo en cuestión el valor de la vida por su carácter finito, sentimos impotencia por nuestra condición limitada.
    Intuimos el limite y aprendemos, nos damos cuenta de nuestras carencias y adquirimos la conciencia de ellas. Suplir estas carencias es lo que nos mueve a querer ser más de lo que somos para construirnos como seres vivos. La conciencia del limite de la vida se manifiesta en nosotros de forma paradójica: al mismo tiempo que es el origen de nuestra conciencia, también lo es de nuestra tragedia.
    Somos conscientes de que para vivir hemos de cubrir una serie de necesidades que marcan el sentido de nuestras vidas. Menesterosos de ser, inter-actuamos con el límite y tomamos decisiones dirigidas a construirnos a nosotros mismo, para ser más de lo que somos, intentando reducir el estado de nuestra indigencia de ser.
    Ante esta reflexión de nuestras limitaciones el humor nos hace sentir vivos, nos hace tomar conciencia de nosotros mismos, hace que tengamos otra visión de nuestro limitado ser y nos ubica ante ésta situación, también hace que volvamos a confiar en la vida y que las cosas adquieran sentido. Éste se descubre con el humor y se pierde con la falta de humor.

  3. Melinda! por dios!!!! es el tiempo, que ha bajado la presión y no sé qué gaitas y nos hace sentirnos ‘de bajón’… vámonos a tomar unas cañas hasta que se te quite ese punzamiento… Un saludo!

  4. A ver, amigos blogueros, que mi madre murió hace muchos años y que con ella no se acabó la vida para mi, ni mucho menos. Esto no lo escribí ayer. Si tiene algún sentido el colgarlo aqui es porque creo que, cuando lo escribí, logré expresar precisamente eso: que la vida y la muerte las llevamos todos dentro y que están tan unidas, por el amor, que es la vida, hasta en el mismo duelo. El propio dolor que sientes ante la muerte de tu madre puede darte vida para afrontarlo porque la llevas dentro. Agradezco de veras vuestra sensibilidad y os estimo más por ello. También es importante saber que yo sufrí el duelo de mi madre incluso en su vida porque padeció Alzheimer muchos años y dejó de «vivir» mucho antes de morir. Fueron, por tanto, diferentes duelos los que tuve que afrontar. Cada uno en su momento.
    Querida Sarah, no estoy de bajón, ni siento hoy ese punzamiento, muy al contrario; si acaso, hoy estoy de subidón: más adelante os contaré por qué. Pero, por supuesto, que tu invitación a las cañas la acepto cuándo y donde me la ofrezcas. A tu disposición.
    Santiago, me encanta tu intelgente comentario. Creo, como tu, que el humor es nuestra salvación. ¡Salud!

    Y pasando ahora a otros asuntos menos trascendentales, pero no de menor interés, querría comentar con ustedes la llamativa contraportada de El país de hoy. ¿Han leído la entrevista a la flamante y joven actual presidenta del CIS? Si no lo han hecho todavía, por favor no se priven de hacerlo; en mi opinión, debería animarnos a todos a saludar con frescura y rigor esta estupenda primavera que nos ha brindado el Señor. Conozco algo esa profesión y sé que la académica Barreiro y su equipo director han acometido en ese centro transformaciones verdaderamente revolucionarias que por razones de «este maldito país», que todos conocemos y detestamos tan bien, no están siendo debidamente reconocidas públicamente en todo su valor. Menos mal, que, por fin, a lo mejor, el reclamo de esa atrevida foto hace que algunos serios académicos de nuestra «bendita» Universdad, se vean obligados, por lo menos, a enterarse de su currículum (que no es moco de pavo para su edad) y dejen de lado de una santísima vez sus pequeños y míseros intereses corporativos y envidias emponzoñantes. Y que la celebren y la admiren, como se merece, que es una JOYA. Y joven y moderna, además, sí señor.
    Un brindis desde aqui a Belén por todo el respeto que se merece. Y otro por el actual CIS.

    ¿Donde estás Lobisón? Te echo de menos.

  5. Pero Santiago, hijo, ¿cómo pueds preguntar que «cómo hacemos para ir de cañas? Pues … eligiendo un bonito lugar y…. YENDO y bebiéndolas/los. ¿O es que te quieres apuntar para humoreárnoslas un poco?

  6. ¡Hay! Santiago, te veo un poco despistaillo, o ¿es que andas de cañas a esta hora del afternoon?

  7. Muy bonito, Melinda.
    Una madre siempre es parte de uno mismo. Para bién o para mal. Por defecto o por exceso. Pero todos somos un poco nuestra madre.
    El duelo por su perdida es temporal. Pera nuestra madre siempre nos acompaña, siempre está dentro de nosotros, formando parte de lo que somos.
    Que pena, que algunos de nuestros hijos no la hayan conocido y que decir de los nietos! Ahí estamos los que vivimos para dar lo que recibimos y transmitir ese amor. Y gracias al lenguaje y a los gestos recordar a esas abuelas muertas.
    La muerte no es la nada, es el final de una vida, de una madre, de un padre, que existieron y dejaron mucho

  8. Melinda (5), me has pillado en falta. Debo estar en una fase de introspección. Además el temor a encontrarme con el troll me retrae.

    Por cierto, a mi me pasa algo similar con mi padre, que no conoció a mis hijos, y que reencuentro cada vez más en el espejo. Y tampoco estoy de bajón, que conste.

  9. Oh! Benvinguts, passeu, passeu.
    de les tristors en farem fum.
    A casa meva és casa vostra,
    si és que hi ha casa d’algú

    http://www.youtube.com/watch?v=818sw10xdbs

    Oh! Bienvenidos!! Pasad, pasad, de las tristezas haremos humo. Que mi casa es vuestra casa si es que hay…casas de alguien….¿unas cañitas?…jeje.

    Hoy un Santiago Fort Barberá «Desatado» ha llenado con «destreza»…jeje….el espacio que he dejado vacio….Gracias.

  10. Gracias, Amistad, por permitirme oír de nuevo a Jaume Sisa. Maravilloso.

  11. Me ha impresionado mucho que Lobisón encuentre en el espejo a su padre. A mí me ha pasado con mi madre a veces. Sólo a veces.

  12. Como Lobisón, a veces siento la muerte de mi padre. Fue hace muchos años, yo todavía vivía con él, no estaba casado ni tenía hijos. Al igual que Melinda me hubiera gustado que los conociera, que hubieran crecido junto a él al igual que él vio como yo aprendía a hablar y tenerme de pie. Cuando era pequeño me sentaba en su regazo y me cantaba una canción de su invención, moviendo las piernas al ritmo de la misma. Era divertido y cariñoso a la vez. El pintaba muy bien. Era su hobby. Yo traía dibujos hechos por mÍ en el cole y él siempre me señalaba que estaban muy bien. Siempre encontraba algo que distinguía a cada uno de ellos. También era muy aficionado a la música y en sus últimos años, abatido por disgustos profesionales, yo le entretenía escuchando LPs de música clásica de sus autores favoritos y también de cante jondo, al que había sido muy aficionado de joven. El era incapaz de ponerse a escucharlos por su cuenta, pero cuando yo se los ponía, disfrutaba oyÉndolos. El desapareció, pero la afición a esos autores clásicoS o al cante jondo permaneció en mi, de tal forma que cuando los oigo conecto con él.

  13. Así es, amigos. Agradezco a todos tanto que os haya llegado, como a mi, el texto sobre la muerte de los padres/madres. (Porq amig

  14. Así es, amigos. Agradezco a todos tanto que os haya llegado, como a mi, el texto sobre la muerte de los padres/madres. (Porq amig

  15. … (cont`) Perdonad que no me funciona bien el maldito ratón, que debe estar sucio, y a veces se me adelanta y otras se me duplica la publicación, como ha sido en este caso. Lo siento. Lo que quería decir es que algún día igual me animo a escribir lo que significó para mi la muerte de mi padre. Cada uno ocupa su lugar.
    Me alegro, Lobisón, que hayas dejado constancia de leerme. Gracias.
    Amistad, cierto que Santiago hoy ha ocupado tu lugar. pero al final, yu lugar es solo tuyo e nsustituíble, y Santiago se ha revelado con su otro self.
    Santiago, sólo he visto uno de tus vídeos y alucino de lo que me gustan, con el inconveniente de que no tengo sonido en este ordenador hoy (who knows why?). Confieso que sólo controlo a medias estas máquinas, aunque estoy aprendiendo mucho en tiempos recientes y pienso seguir haciéndolo. En principio aceptado, por no decir aceptadísimo. La pinta es estupenda. Dínos donde es. También invitamos a Bárbara, faltaba más.
    Boas noites.

  16. Bravo, Santiago, estupendos tus vídeos. Solo que ¿puede alguien decirme que tengo hacer para oirlos?

Deja una respuesta