Iñaki, puedes descansar

Carlos Hidalgo

Hace un par de semanas recibimos todos con consternación y como gran noticia que Iñaki Gabilondo dejaba de comentar la actualidad en su sección habitual en el programa “Hoy Por Hoy”, de la Cadena SER. El veterano periodista confesaba su hartazgo del panorama político y se decía “empachado” del circo mediático montado por los gurús de la comunicación, que dan mucho envoltorio y poca sustancia, como una colonia cara.

Pero, tras los abundantes artículos sobre su hartazgo e innumerables manifestaciones de apoyo y solidaridad a Gabilondo, resulta que no se iba, que no se retiraba, sino que ahora tenía una sección aún más larga en las mañanas de la SER en la que se dedicaba a investigar asuntos de interés humano. Y las pocas veces que le he podido escuchar, he tenido la sensación de que nos quería relatar la invención de la pólvora. El otro día, sin más, trajo el testimonio de una chica que ha perdido su trabajo y todas sus perspectivas de futuro con la pandemia. Como si nadie hubiera estado haciendo eso, desde que empezó la crisis. La propia SER acumula numerosos testimonios, de multitud de personas de casi todas las edades y sectores económicos. Y es que, sin desmerecer en absoluto el enfoque de Iñaki y sus nobles intenciones, yo creo que hace tiempo que Iñaki Gabilondo no está en el mismo mundo que el resto de los seres humanos.

El valor de Iñaki Gabilondo como periodista es enorme. Y su experiencia es un tesoro para la profesión. Pero hay que saber cuándo dar un paso atrás para tener perspectiva. Sobre todo, la perspectiva suficiente si lo que se quiere hablar es de grandes temas que trasciendan la actualidad. Y también hay que saber dejar espacio a los demás. Porque puede que su inmensa estatura como periodista no deje hueco a quienes, como jóvenes periodistas o simples trabajadores, viven en primera persona esos “temas de interés humano”. O que, por lo menos, los escuche, para no caer en redundancias.

En 2005, cuando ya casi todos los hogares españoles tenían conexión a Internet, poco antes de que Gabilondo dijera por primera vez que se retiraba, el veterano periodista tenía una sección donde escuchaba con asombro lo que un periodista más joven le contaba lo que había encontrado buscando en Google. Y eso ya era un síntoma de que décadas de estar en primera línea del mejor periodismo del país, paradójicamente, le habían mandado a la retaguardia de la realidad. O parafraseando una frase que me dijo alguien que había tenido altas responsabilidades durante mucho tiempo: ocuparte tanto del prójimo te aleja del próximo. Y tal vez en lugar de hablar de cómo una joven sumiller se ha quedado sin trabajo por la crisis, podría preguntarse por los periodistas obligados a trabajar ilegalmente en ERTE, por qué en España se hacen más horas extras impagadas que pagadas, o cuánto da de sí el sueldo más común en España. A veces es tan simple como, tras décadas de tener un coche con chófer para llevarte al trabajo, acompañar a la persona más joven de la redacción al trabajo en transporte público desde la periferia.

Gabilondo ha sido y será siempre un ejemplo de lo mejor que puede dar el periodismo radiofónico en España. También puede dar un nuevo ejemplo de su enorme generosidad dejando espacio a otras personas con cosas que contar y poniendo su inmenso talento al servicio de los demás, como ha hecho siempre.

2 comentarios en “Iñaki, puedes descansar

  1. Coincido con ustedes en el sesgo sentimental de este magnífico comunicador y en lo irritante que resulta por parte de un profesional desviar la atención hacia aspectos circunstanciales ( un parto en medio de un vertedero de un poblado marginal o la entrevista a una niña de 15 años con gemelos orgullosa de su nuevo embarazo ) que eludan o afirmen en su caso la cuestión esencial recreándose en la anécdota.
    Recuerdo a Mercedes Milá defendiendo a su Gran Hermano y la correspondencia con una realidad sociológica envueltos entre sábanas y aversión a los libros o aquel momento delicioso en uno de los numerosos debates sobre la pertinencia de nuestro ingreso en la OTAN en que un militar autorizado por sus mandos , interrogado sobre la posibilidad de pasar a ser blanco de un ataque nuclear sugería con voz entrecortada algo parecido a un consolador « en ese caso moriríamos abrazados todos los españoles » , imagino que con la tortilla de patatas a medio terminar.
    Ahora bien , en el caso de Iñaki su relevo debería responder más al declive de una forma de presentar los hechos y las consecuencias de los hechos que a un supuesto derecho de abrir camino a los más jóvenes al modo en que lo hacen los equipos deportivos o los caballos de carreras.

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