Inseguridad vial

H2S3

Muchos de ustedes estarán ya de vacaciones y muchos otros a punto de salir hacia el ¿merecido? descanso estival. Y seguro que, pese al abaratamiento de las tarifas aéreas y la extensión de nuestra red de alta velocidad ferroviaria, la mayoría elegirá –o se verá obligado- a coger el coche y darse una paliza al volante con el cónyuge y los churumbeles –y quién sabe si no también los abuelos y las mascotas familiares- hasta la playa, la montaña o doquiera que vayan.

Por el camino habrán de encontrarse con conductores curtidos y noveles, buenos y malos, pesadamente lentos y agresivamente rápidos, y surcarán autopistas de lujo, autovías más que aceptables y carreteras regionales en estado lamentable. El trayecto –lo sabemos- es peligroso, como corresponde a un desplazamiento en una máquina que se desplaza a velocidades intrínsecamente peligrosas, y esperemos que todos lleguemos y volvamos sanos y salvos.

Conocemos los riesgos y también que en los últimos años se ha reducido la siniestralidad viaria de forma drástica, lo cual es motivo de gran satisfacción y de orgullo para el Gobierno que ha conseguido lo que parecía imposible en España. Y sin embargo…

Lamentablemente el resultado perseguido con altísimos daños colaterales. Habrá gente que se apuntará a que el fin justifica los medios. Otros argüirán que la reducción de la velocidad media es un bien añadido antes que un daño. Pero nadie en su sano juicio, creo yo, podrá defender con un mínimo de sensatez que en estos momentos tengamos a más de mil cien personas en la cárcel por delitos contra la seguridad vial.

Oiga, si cometen un crimen merecen ser sancionados, ¿no? Claro, pero la conducta por la que están en la trena ha sido definida como criminal de forma arbitraria. Yo he conducido cientos –más bien creo que son varios miles- de kilómetros por autopista a 180 km. por hora, conducta entonces prohibida pero no criminalizada. Era objeto de una sanción hasta que al legislador se le ocurrió que era pertinente considerar como delito la conducción a velocidades que superen un 50% la velocidad máxima autorizada.

¿Me está usted diciendo que conducir a 60 en un tramo de 30 me convierte en criminal y puedo acabar en la trena? Pues sí, oiga usted, y le digo más: queda al arbitrio del juez apreciar las circunstancias del caso, es decir, si en ese momento no había niños, viudas e invidentes amenazados por su conducta. O no apreciarlas, es decir, aplicar simplemente la letra de la ley y mandarle a chirona.

El hecho de que haya 1.128 presos actualmente recluidos por delitos contra la seguridad vial implica que el número de conductores que convive temporalmente con verdaderos criminales -desde etarras a ladrones, de violadores a corruptos- se ha multiplicado por 10 desde 2006, cuando apenas eran 150. El crecimiento es exponencial, dado que en enero de 2009 sólo eran 400.

Lo más increíble es que este dislate legislativo ha tenido lugar en el país con la tasa de encarcelamiento más elevada en Europa, con 164 internos por cada 100.000 habitantes, frente a los 152 de Reino Unido, los 88 de Alemania o los 79 de Suecia. En concreto, hemos pasado de unos 48.000 presos en 2001 a más de 76.500 en marzo de este año. Ni que decir tiene que las cárceles, ya entonces sobrepobladas, lo están ahora mucho más. O que el coste económico de la reclusión alcanza ya cifras siderales: se calcula que cada preso cuesta 60€/dia, es decir, unos 4,5 millones de €/día, ergo, unos 1.650 millones de € al año. Para no perdernos, recordemos que el ahorro previsto por la reducción de salarios a los funcionarios es de 2.400 millones de €.

Desde que se reformó el Código Penal en 2007, las condenas penales relacionadas con la seguridad vial alcanzan la estratosférica cifra de ¡¡¡más de 233.000!!! No es extraño que la sempiterna lentitud de la Justicia española vaya a peor. Es sólo parcialmente demagógico argüir que graves errores como el de la pobre niña Mari Luz podrían haberse evitado si nuestros juzgados no hubieran sido sometidos a la absurda carga de tramitar como criminales lo que antes eran meras infracciones administrativas.

Pero oiga, ¿qué hacemos con los conductores “asesinos” que circulan por el carril contrario, van haciendo eses de lo ebrios que están, se pegan al coche de delante dando las largas frenéticamente o persiguen a quién les ha molestado? Esos tipos son asesinos en potencia y merecen que se les saque fuera de juego.

Pues lo de siempre. A esos sí les conviene una temporadita en chirona, que les confisquen el coche, que les embarguen la nómina, etc. Pero escuchen, de las 230.000 condenas desde 2007, sólo 6.600 vinieron motivadas por causar daños a otras personas conduciendo imprudentemente y sólo 680 por homicidio imprudente.

Hoy día, del total de presos por seguridad vial, el 35% están en prisión por conducir sin carné, el 28% por hacerlo bajo influencia del alcohol o drogas y el 24% por conducción temeraria. Pues bien, la temeridad de la conducción queda en gran medida al arbitrio del agente de tráfico, que es quién decide entre negligencia y temeridad. Sin menoscabo del sentido común de los agentes, no es de recibo que su apreciación subjetiva sea un factor tan determinante a la hora de decidir si uno merece una multa o reclusión. Es decir, si yo apunto a otro con una pistola, el juez no determina si eso es amenaza o tentativa de asesinato en función de lo que haya intuido el policía que presenció la acción.

Vayamos al alcohol. Estaremos todos de acuerdo con el bueno de Stevie Wonder en que “si bebes no condusscas”. El problema es el cuánto… porque hace pocos años, la tasa de alcoholemia máxima era de 1 miligramo por litro de aire espirado, luego de 0,8 y ahora de 0,25. Siguiendo esta lógica y sabiendo que tomarse un par de cañas ya disminuye los reflejos, ¿por qué no decretar el 0,0 y enchironar a todos los que no se sometan? Lo que quiero decir es que, lo que hace una década era imprudente y en todo caso objeto de multa, hoy es un delito.

Por no hablar de la conducción bajo los efectos de las drogas, que no es detectable salvo, de nuevo, por la apreciación subjetiva de los guardias de tráfico, y recuerden que no estamos hablando de conductores con jeringuillas colgando del brazo sino del que se ha fumado uno, dos o tres porros, o se ha metido un cuarto, medio o un gramo de cocaína, por ejemplo, sin que tengamos forma de discernir hasta qué punto ello afecta a sus capacidad de conducción. Sabemos que están pedo pero no cuánto, pero nada, más de 350 personas están hoy en la cárcel por drogatas.

Miren, yo nunca he conducido sin carné y me parece muy bien que el Estado sancione drásticamente a quiénes conducen sin haber seguido nunca el cauce establecido o a quienes lo hacen desafiando una privación de carné previa. Pero aunque no sé cuánta gente está en prisión por posesión de armas sin permiso, me juego el cuello a que son menos que los 400 por conducir sin permiso.

Afortunadamente, las condenas a trabajos en beneficio de la comunidad se han cuadriplicado durante el último año. Lo malo es que seguramente, dicho aumento se debe a la imposibilidad de aplicar las normas con todo el rigor que exige su letra, por falta de plazas carcelarias.

¿Tiene sentido que mantengamos unas normas de seguridad vial que criminalizan a un montón de ciudadanos que, en el peor de los casos merecen una sanción administrativa? ¿Tiene sentido que lo hagamos cuando no tenemos cárceles suficientes y nos salen por un ojo de la cara mientras reducimos sueldos para contener el déficit? ¿Tiene sentido que dentro de unos días yo pueda estar encausado penalmente por conducir tranquilamente y sin causar ningún daño a nadie pero con una tasa de alcohol superior a la establecida, pero netamente inferior a la que prevalecía hace pocos años?

¡Siiiii! Las víctimas mortales se han reducido en un 50% en los últimos años así que, leña al mono que es de goma.

Pues no señores, el mismo resultado se habría podido conseguir con otras medidas igual o más eficaces y mucho menos lesivas para la vida de ciudadanos perfectamente cívicos, la eficacia de nuestra maltrecha Justicia y nuestras paupérrimas finanzas públicas.

Ya, por ejemplo ¿cuáles?

Pues algunas muy sencillas. Para empezar, el endurecimiento del examen de conducción, la obligación de someterse a exámenes cada cinco años y cursos de re-educación vial para los infractores. Por ejemplo. Por no entrar en la reparación de los puntos negros de la red viaria, que concentran la mayoría de las víctimas, o demandar una mejor señalización de las carreteras. ¿De verdad piensan que tiene sentido que en la Castellana de Madrid la velocidad máxima sea de 50 km./h. o en los accesos “autopísticos” a Barcelona de 80? ¿No tendría mucho más sentido señalizar los tramos de acuerdo a sus características específicas y evitar así que la mayoría simplemente pasemos de las señales dado su carácter burocrático alejado de la realidad?

No alcanzo a comprender tamaña sinrazón, y aún menos que el PP –no podía faltar la puya política- que no pierde ocasión de abanderar insumisiones civiles, no se haya dado cuenta aún del potencial “populístico” de liderar la resistencia contra el desatino viario.

En fin, yo este año voy en avión; prefiero los retrasos de los controladores al riesgo de ser considerado criminal pese a pagar mis impuestos, respetar los pasos de cebra y los semáforos, ayudar a las ancianas a cruzar la calle y donar una pequeña parte de mis ingresos a ONGs políticamente correctas.

Les deseo unas muy felices vacaciones y que vuelvan a casa sanos, salvos y, sobre todo, no criminalizados.

14 comentarios en “Inseguridad vial

  1. Menudo dia para que H2S3 hable de la justicia contra el conductor ,despues de haber tenido un accidente de trafico….en fin.
    Mucho cuidado al volante ,señores.

  2. Amistad, amigo, mucho cuidado, me alegro de que estés bien.

    Estoy sólo en parte de acuerdo con H20. El tema, desde luego, da para muchas discusiones y me alegro de que el articulista lo saque. Por lo que cuenta, parece un poco abusivo lo que se está haciendo con algunos conductores que acaban en la cárcel. Ahora bien, también es verdad que durante demasiado tiempo salía gratis matar a alguien en la carretera por imprudencia o temeridad. Conozco el caso de un chico joven que murió atropellado por un caminonero borracho (hace tiempo) y el juez se limitó a ponerle una pequeña multa al homicida. Eso era antes. La familia de la víctima estuvo destrozada muchos años, entre otras cosas por la impunidad del causante de la muerte. Ahora, por suerte, las cosas han cambiado y los jueces tienden a ser más duros. Hay demasiado insensato y machito al volante, también hay mucho joven descerebrado que se siente poderoso pegándole al acelerador. Recordemos el caso de Farruquito. Un tratamiento de choque, con penas de carcel, me parece bien para cambiar la mentalidad de la gente. Eso no quiere decir que las penas se apliquen como ahora, H20 tiene razón al denunciar que algunas de las circunstancias que llevan a la cárcel por delitos de tráfico son abusrdas, pero en todo caso se trata de aspectos concretos que deben corregirse, más que de un cambio integral en la forma de abrodar este asunto..

  3. Gracias H2S3 por el documentado artículo.

    Tienes razón en los argumentos… ¿Como en Alemania uno puede ir a la velocidad que quiera en autopistas y aquí te pueden meter en chirona por el mismo caso?

    Mi opinión

    1.- Carcel para los Farruquitos. Son criminales inconscientes.
    2.- Trabajos sociales para los que excedan de velocidad.
    3.- Pescozón al que atropelló a nuestra serpiente favorita.

  4. Amistad, espero que estés bien, así parece.
    Cicuta, coincido precisamente en lo último, pero en pretérito. Para evitar casos como el del camionero que señala no era necesario penalizar, criminalizar, las conductas de riesgo como la alta velocidad, por ejemplo, ni siquiera el conducir borracho. Lo único que hacía falta era endurecer la pena para los que cometen un resultado criminal. Es decir, si uno tiene un accidente y hiere o mata a otro, carcel dependiendo de las circunstancias: si iba por encima del límite, borracho, adelantando ilegalmente, etc. Y si es por un error entonces homicidio, como si mato a alguien dejando caer una maceta desde el balcón imprudentemente. Lo que se ha hecho es un sinsentido para casi todos los encarcelados (para los que tiene sentido la carcel ya habrían ido bajo el regimen anterior), la justicia y la seguridad vial, cuya mejora se podía conseguir por vías menos onerosas.

  5. Conjunto Abeliano….siento llevarte la contraria ….pero el pezcozon me lo tienes que dar a mi,que fui el que se interpuso en su camino…ejem.
    Gracias a Ziluminatius no paso nada grave,aunque el polvillo que desprenden los airbags a los los pasajeros del otro coche les quemo los brazos,en el mio saltaron los de los laterales al impacto ,el airbag del conductor no salto y no sufri esos daños,tan solo el impacto del cinturon de seguridad y un leve golpe en el pie.
    Ya os digo,mucho cuidado al volante estos dias…..yo hice una maniobra desafortunada …¡porque no lo vi venir!…..y tenia los OjOs bien abiertos.

  6. Amistad, ten cuidado y que sea lo más leve posible… reponte pronto.

    Gracias al articulista, al que noto hoy un poco «libertarian» en el sentido norteamericano del término. No se si es historia verdadera o apócrifa, pero según cuentan en el estado de New Hampsire, los automóviles tienen prohibido llevar un aviso acustico para ponerse el cinturón, tal es la convicción de que el cohce es esfera de libertad individual tanto como el sofá de casa.

    No se que parte concreta de todo el endurecimiento regulatorio es la responsable del descenso del 50% de muertes en la carretera, pero yo diría que el priemio gordo se lo llevan el tema de los puntos del carnet y el endurecimiento de las sanciones.

    Puedo concurrir con H2 en que aqui mandamos a la gente a la carcel por demasiadas cosas, pero creo que los accidentes suelen ser más causados por conductas arriesgadas de los conductores que por el «empedrao».

    Saludossssssss

  7. ¡¡Qué susto, Amistad!! Y qué alegría que no fuera grave.
    A mí me gustaba mucho correr, y me sigue gustando, pero con las nuevas normas corro menos y lo que es seguro es que eso no aumenta los accidentes. También es verdad que atravesar Deseñaperros se me ha convertido en algo muy peligroso, por la dificultad de mantener las ridículas velocidades máximas que hay en algunos tramos. Y aún así, me he llevado multas.

  8. Hoy he oído a un político en la tele decir una frase que me ha parecido una de las más ridículas que he oído en los últimos tiempos: «a partir de hoy el mundo es un poco mejor». Se refería a la prohibición de los toros en Cataluña. Que afición a prohibir. Gracias a que tenemos a ese paladín de la libertad, llamado Rajoy, dispuesto a defenderla donde sea y contra quién sea. Las frases que le oí a él también entraban entre las más ridículas que he oído últimamente.

  9. Joer, Amistad. Tanto idolatrar a Zapatero que ya lo imitas hasta conduciendo dando bandazos. Menos mal que el bandazo no parece haberte traido más conecuencias que el susto y el previsible gasto de reparación. Aprovecha y dale una satisfacción a Miguel Sebastián comprándote un coche eléctrico.

    Por lo que al artículo de hoy se refiere, estoy muy de acuerdo co H2S3.

  10. AHMADINEYAD, PENDIENTE DEL PULPO PAUL

    «El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, dijo que el pulpo Paul (foto), el cefalópodo que predijo correctamente el resultado de los partidos de la Copa Mundial 2010 en Sudáfrica, es un símbolo de todo lo que está mal en el mundo occidental.

    Durante un discurso pronunciado en Teherán el fin de semana, Ahmadinejad dijo que el pulpo es un símbolo de la decadencia y el patetismo entre «sus enemigos», y acusó al pulpo de la difusión de «propaganda occidental y la superstición».

    El pulpo Paul se convirtió en una estrella internacional después de predecir con exactitud los resultados de los siete partidos de la Copa Mundial de la selección nacional alemana.»

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