Instituciones y liderazgo

Lobisón

Para explicar algunos problemas sociales, a menudo se recurre a la llamada dependencia de la trayectoria: decisiones tomadas en el pasado han creado estructuras que impiden a los actores optar por soluciones que se han probado eficaces en otras sociedades. No es una idea tan trivial como podría parecer: la decisión de la patronal norteamericana —después de la segunda guerra mundial— de ofrecer seguros sanitarios privados a sus trabajadores tiene bastante peso a la hora de explicar la inexistencia de un seguro público universal en EEUU.

Pero ahora se suele hacer mucho más hincapié en el peso de las instituciones. Por ejemplo, casi todo el mundo estaría de acuerdo en que los actuales problemas económicos de la eurozona son consecuencia del mal diseño institucional de la moneda única. Por cierto, José Fernández-Albertos acaba de publicar un libro breve (Democracia intervenida: políticas económicas en la gran recesión, Libros de la Catarata) altamente recomendable en este y en otros aspectos.

Sin menoscabar el peso de las instituciones, sería bueno subrayar otro aspecto del problema: el liderazgo. Por decirlo de una forma clara y brutal: si en 1989 hubiera estado en la Cancillería de Berlín una persona como la señora Merkel, no se habría producido la unificación alemana, que obligó a la economía alemana a incurrir en un fuerte déficit, y que no contaba con un marco institucional preexistente para realizar el proceso. Fue el liderazgo de Helmut Kohl el que impulsó el proceso, mediante acuerdos políticos e improvisaciones institucionales, que llevó a la unificación. Con lo cual, paradójicamente, creó las condiciones para la llegada a la Cancillería de una ciudadana de la República Democrática llamada Angela Merkel.

En ausencia de liderazgo, sólo cabe refugiarse en la superstición, en la forma de esa ‘astucia de la razón’ de la que hablaba Hegel. En la presentación del libro de Fernández-Albertos, dominada por visiones bastante pesimistas sobre el presente y cuanto menos escépticas sobre el futuro inmediato, se señaló que el único avance hacia ‘más Europa’ que parecía estar en la agenda de los líderes europeos era la creación de un superministerio europeo de hacienda que controlaría los presupuestos y las finanzas de los países miembros. Pero eso dañaría aun más la legitimidad de los gobiernos nacionales y aumentaría la desafección hacia las instituciones europeas por su falta de representatividad democrática.

Ahora bien, apostemos por la superstición y por Hegel. Si se creara ese superministerio, ¿por cuánto tiempo se podrían evitar las presiones (sociales, políticas, democráticas) para que fuera nombrado por el Parlamento y controlado por él? ¿No podría ser ésta la puerta para invertir la tendencia a poner la economía en manos de instituciones no democráticas, como el Banco Central Europeo? ¿No se pasaría a una nueva fase en que las elecciones europeas dejarían de ser la forma de expresar el descontento con los gobiernos nacionales y podrían ser elecciones sobre la política (económica) de la Unión?

Esta perspectiva no sólo parte de unas lecturas mal digeridas de Hegel, sino que también exige mucho optimismo. Para seguir creyendo en el futuro del euro y de la Unión, por ejemplo, pese a la fuerte tentación de hacernos todos punkies (como Sánchez-Cuenca) ante el actual vacío de liderazgo, y comenzar a repetir aquello de ‘No Future’.

PS. Ahora que Esperanza Aguirre está de nuevo en plena forma, ¿no le puede sugerir alguien que proponga también la disolución del Tribunal Constitucional de Karlsruhe?

9 comentarios en “Instituciones y liderazgo

  1. Los lideres actuales no merecen comentario. Aunque gracias por el tuyo.

  2. La noche pasada ha sido de muchas emociones, y no solo en Gdansk: se diría que en Bruselas ha habido un punto de inflexión espectacular. A ver si ahora la letra pequeña no lo complica todo.

    Y en Kiev ya veremos, que Balotelli me da mucho miedo.

  3. Esperemos que no vuelva a darse, este domingo, el bochornoso espectáculo de los cánticos racistas, ahora que la Roja juega contra Italia.

  4. Lamento profundamente que España no perdiera con Portugal. Por:
    a) ni el gobierno ni los españoles (sálvese quien pueda) se merecen ningún tipo de éxito. Mucho menos si escupen gritos racistas.
    b) los portugueses han demostrado en esta crisis (también mucho antes de la crisis) ser un pueblo más digno y presentable que el español, a pesar de CR y el tipo ese que entrena al R. Madrid o el bacalao dorado;
    c) el fútbol de España es un soberano coñazo. Alguien lo tenía que decir alguna vez. Ahí queda.

    Con los tontos útiles de derechas ya cuento. Quienes me sorprenden cada día más son los tontos útiles de izquierda. ¡Son tantos! Ahí están todos aplaudiendo el acuerdo de ayer.

    ¿Y el PSOE? Por ahí anda diciendo, como alma en pena, que el «éxito» es de…Hollande. Pobrecillos. ¿No podrían cerrar ese chiringuito de una vez? ¿Es necesario tanta humillación?

    Buen verano a (casi) todos.

  5. Pratxanda

    Me parece perfecta la sanción…

    Polonio

    ¿Qué tiene de malo el bacalao dorado? Debe ser que no has probado el que yo preparo…

    Por lo demás, estoy de acuerdo contigo: el fütbol es un coñazo. No soy capaz de ver un partido entero, ni siquiera cinco minutos. Lo malo es que tener que dar explicaciones de por qué ni siquiera me veo los de la selección…

  6. La involucion ha puesto sus cimientos.
    Comienza la construccion de un neo-estado franquista ,como Dios manda.
    Mi Contradictor echa chispas,y yo alucino en colores como jamas habia deseado.
    ¡IUVET TESTES!…..JAJAJA….que nervios.
    ¡¡¡La madre que los parió!!!

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