Lluis Camprubí
A continuación publico una transcripción aproximada (editada y traducida) de mi intervención en el panel “Pilares de una nueva Europa” en el European Progressive Forum que tuvo lugar el pasado fin de semana en Atenas. Un espacio que pretende ser punto de encuentro y reflexión de las izquierdas plurales para trabajar unitariamente para ganar Europa: http://www.europeanprogressiveforum.net/
Buenas tardes,
En primer lugar quisiera señalar los 5 principales retos que pienso que tiene enfrente nuestra generación política, digamos para los próximos 20 años. Asumo que los planteo de modo precavido y reactivo; así que es también nuestra tarea hacerlos algo inspirador: 1) Domesticar la inteligencia artificial y regular la “Brain-computer interface”; 2) Consolidar los estados de bienestar y limitar el crecimiento de las desigualdades; 3) Preservar la ilustración y la democracia y combatir todas las formas de reaccionarismos; 4) Frenar el empeoramiento del cambio/caos climático; y 5) Establecer un marco institucional multinivel que facilite/permita políticas alternativas en función de las mayorías y que supere la impotencia democrática.
Me gustaría hacer algunos comentarios sobre los dos últimos retos.
En primer lugar sobre el cambio climático. Una de los conceptos más relevantes con los que se trabaja para la transformación ecológica es el “Green New Deal”. El “Green New Deal” no es un modelo listo para usar pero sí que es un conjunto de valores, ideas y medidas (una hoja de ruta orientativa). Por ejemplo, la idea de trabajar con un “Carbon Budget”, es decir asumir el total de CO2 que podemos emitir de aquí a 2035 y 2050 para no superar el objetivo del incremento del 2ºC, y con estas proyecciones de posibles emisiones ajustar determinadas macropolíticas. O la propuesta de llegar a movilizar recursos sobre alrededor del 1% del PIB europeo para políticas e inversiones que promuevan eta transformación ecológica y el cumplimiento de los compromisos en cambio climático. Todo esto tiene implica directa o indirectamente varios una reducción de les emisiones de CO2, redefinir el marco económico y financiero, y en definitiva conllevar un aumento de la calidad de vida. A su vez hay que ir concretando sus distintas dimensiones: social, agrícola, financiera, de inversión pública… En este sentido es importante remarcar la necesaria dimensión europea del Green New Deal. A escala de los estados-nación está condenado a fallar. Por la propia integración económica existente y porqué los sectores más centrales al respecto como es el financiero, transporte, energético, infraestructuras, y en definitiva sus cadenas de producción de valor añadido, son muy transnacionales. Además es una escala adecuada para influenciar una política ambiciosa al respecto a escala global.
En segundo lugar sobre el marco institucional multinivel. La idea central sería extender el área democrática a escala UE, y pasar del intergubernamentalismo a más método comunitario. El objetivo en clave interna debería ser tender a ecualizar/armonizar las distintas áreas (el desajuste entre ellas en diferentes escalas geográficas -global, europea, estatal- es responsable de parte de algunos de los problemas que tenemos) a un nivel europeo: circulación de capitales, área monetaria, área de mercado, económica y productiva, área fiscal, área de políticas públicas y estado del bienestar, área legitimada democráticamente de forma directa… Y con el objetivo en clave global de poder establecer procedimientos más “democráticos” a escala global y de las relaciones internacionales.
Así pues, para el periodo de los próximos cinco años el objetivo prioritario debería ser la reforma de la gobernanza de la eurozona. Para conseguir que sea funcional, que promueva la convergencia social y económica, y que sea resiliente a nuevas crisis (shocks simétricos y asimétricos). Para ello se requieren dos pilares: Capacidad fiscal (con lo que implica de presupuesto, impuestos propios y armonización de las fiscalidades); y legitimación democrática que permita el juego político democrático. En concreto, Para abordar la reforma de la eurozona, las izquierdas tienen algunos retos específicos: 1) ser capaces de separar en el análisis lo que son elementos neoliberales insertados en los tratados, de lo que son elementos discrecionales de las políticas de los estados miembros, de lo que es fruto de la actual mayoría en las principales instituciones europeas; 2) no ser espectadores. Implicarse. Proponer concretamente criterios para las condicionalidades, para el equilibrio entre mancomunar solidaridad y mancomunar riesgos, y para los elementos institucionales para democratizar la gobernanza; 3) entender la complejidad y la interdependencia. Lo que implica también que las respuestas y propuestas no pueden ser réplicas idénticas sin más de las estructuras estatales para el nivel UE/UEM; 4) hacer que los elementos legitimadores incluyan el pilar social y que la legitimación democrática incluya la “democratic accountability” y la inteligibilidad democrática; y 5) dar la batalla ideológica en tres frentes, no siempre confortables: sobre la necesidad de transferir/compartir soberanías (a un espacio democrático europeo); hacer comprender la interdependencia: vamos todos en el mismo barco y no puede haber soluciones individuales de un estado en particular; y construir un demoi (un demos plural), más basado en la realidad y valores compartidos, que no en historia, lengua y culturas unificadoras.
Pero todo esto no está en el vacío político.
Está pasando en un tiempo en que se muestran las limitaciones de los estados-nación y en los que asistimos a una reconfiguración de los espacios políticos. El segundo cleavage (eje) político ha venido para quedarse. No para sustituir al eje izquierda-derecha (esperemos y ayudemos a que esto no sea así). Pero sí para añadir una capa de complejidad. Es pues relevante como éste se define y operativiza, y no es políticamente neutro: hay sesgos y batalla política cuándo se presenta como neoliberalismo versus proteccionismo; o cosmopolitanismo versus soberanismo. U otras formulaciones interesadas. Nuestro enfoque debería ser que nosotros estamos en el polo de extender el área democrática versus otros que no lo están. En este escenario deberíamos impulsar coaliciones asimétricas, dependiendo del lugar y el objetivo: para gobernar promover coaliciones de las distintas izquierdas, de las representadas en las tres familias políticas que estamos en este foro: izquierda radical, izquierda socialdemócrata e izquierda verde. Pero se debe asumir que para promover los cambios y reformas institucionales requeridos se necesita la colaboración de liberales y de las fuerzas de las derechas no nacionalistas. Estos meses, semanas, días, somos testigos de la principal batalla política en el escenario europeo: entre los partidarios de la unión fiscal (con la requerida unión política que permita el juego democrático) versus los partidarios de la autodenominada unión de estabilidad. Las trincheras son dinámicas, fruto también de la acción política, en el interior y entre los países, como podemos ver también en Alemania. Deberíamos poner todos nuestros esfuerzos en esta batalla.
Dejadme concluir con dos ideas. Uno, necesitamos los pilares económico, social, ecológico y democrático para una nueva Europa. Pero también, necesitamos los fundamentos, y como precondición necesitamos alinear al máximo las diferentes áreas (fiscal, monetaria, democrática, productiva) a nivel UE/UEM para hacer posibles los pilares y para que la UE también pueda ser el campo de batalla político normalizado. Y dos, qué hacer para 2019 y más allá. Algunas de las razones históricas explicativas de las divisiones políticas entre las tres familias aquí representadas no son ya relevantes. En el actual contexto necesitamos la unidad, con una aproximación previa compartida al segundo cleavage. Con las personas aquí presentes uno puede sentirse muy próximo, como mucho siendo de distintas sensibilidades/fracciones de lo que debería ser un espacio político. El objetivo pues debería ser alcanzar tanta unidad y colaboración como sea posible. En los estados y a escala UE. Y deberían plantearse formas y propuestas ahora pre-elecciones europeas, para el post-elecciones, y para más futuras colaboraciones. Pensando pues en 2019 y más allá.
Muchas gracias
Con todo el respeto para las intenciones que expresa sobre la colaboración entre las izquierdas descritas y con independencia de mi escepticismo sobre que algo así sea posible , incluso a nivel nacional ( en donde abundan extraños compañeros de cama ) , la crisis profunda de representación política hace que se muevan las fronteras ideológicas por cualquier amenaza de incendio.
Un ejemplo lo tuvimos en España con la votación del misterioso Cupo en donde se unieron PP, PSOE , PNV y Unidos Podemos , de manera acrítica para sancionar un acuerdo injusto e insolidario , tal y como se recuerda periódicamente. La última vez , hoy.
https://t.co/a0kbvWt4hF
Muchas gracias Lluis por su post y por haberse trabajado la traducción.
Mientras escribo estas cosas decido sobre la marcha si voy a ser muy optimista o muy pesimista en el análisis de la situación en la UE y si voy a ser muy o poco crítico con lo que escribes. No sé que va a salir. Yo soy progresista y de izquierdas -y mi dinero me cuesta- así que, en este sentido, juegas en casa.
La UE lleva mucho tiempo siendo un proyecto político parado. Lo es porque la voluntad de los estados miembros de unirse más profundamente se ha desvanecido . Si en un principio la postura británica era la única euroesceptica de manual, siempre tratando de poner palos, excepcioens y estando pero sin estar, tras la adopción del euro y la entrada de los 10 países «del este» en 2003, cambió el panorama.
La UE solo puede avanzar con una mayor integración política y economica de verdad, esto implica cesiones en materia de soberania nacional y esto implica rascarse el bolsillo y transferir. Esto precisa construir instancias de solidaridad no solo monetaria y financiera, sino de derechos laborales y de remuneraciones -las condiciones y remuneraciones derechos etc de un trabajador en Suecia, en Alemania, en España, en Lituania, en Rumania, en Grecia – presentan tal grado de variación que resulta un shock cuando se conocen.
Esto precisa que ciudadanos que se consideran -y están- en mejores condiciones que otros, voluntariamente aceptan reducir parte de ese bienestar. Esto implica también que los discursos identitarios van a tener que reducirse al minimo. Con 27, 32 o 50 «demos» en Europa, cada uno pensando de manera excluyente respeto a varios de los demás no se llega a ningun sitio. Esto implica que si les estamos pidiendo a los suecos que paguen impuestos para consolidar los niveles de bienestar a lo largo de la unión, vamos a tener que pedir a otra gente que renuncie quizás a hechos diferenciales y movidas extrañas.
Una Europa Unida de manera consistente y permanente no puede ser, por propia definición una organización construida sobre una arquitectura de pensamiento económico liberal. También esta linea de pensamiento va a tener que efectuar su propia cesión. La situación de una competencia de 28 países con x grupos de interes persiguiendo todos la asignaciónq que les produzca mayores beneficios no va a proporcionar una estructura estable. En esta crisis aprisa y corriendo hubo que cambair de política y de enfoque metiendole al BCE toda la responsabilidad de sacar a la UE de una crisis donde el enfoque liberal de «cada uno apechugue» estuvo a punto de hacer reventar directamente el proyecto. Hoy solo esta apuntulado y cogido con tirantes.
Y toda la situación a donde se quiere llegar, esto es una UE funcional, precisa a mi entender, una unificación de las fuerzas políticas europeas que incluya mucho más intereses de posición global ante ciertos tema y una construcción de una agenda común. Desde mi posición politica a la izquierda creo que es útil separar el analisis y las soluciones que uno propone de la posible solución fianla que , a traves de transaccionar se alcance con otra gente que piense diferente. Las identidades inclusivas las construimos entre todos, pero la otra parte debe hacer también su camino hacia el punto de encuentro.
Desde mi punto de vista hay determinadas cuestiones esenciales en materia de redistribución, de cohesión social y de garantias vitales que se han perdido por el camino adoptando en su lugar unas narrativas bastante vacuas y de una efectividad limitada. Si no hay valor apra retomar esas propuestas y directamente se cede el campo, la delimitación, el reglamento, y el arbitro, es normal que las modificaciones a la praxis de la UE sean luego bastante insatisfactorias.
Y bueno, por hoy, ya está.
Gracias de nuevo por contribuir con post que elevan el nivel de la pagina. No es usted el único, pero no es practica general.