Lluis Camprubí
Idealmente los esfuerzos de planificación y coordinación en el desarrollo y producción en cantidad suficiente de una vacuna/tratamiento definitivo contra el SARS-CoV-2 y la enfermedad COVID-19 deberían hacerse a escala global, con la OMS como paraguas. De hecho, hay un primer esfuerzo coordinador y de reparto de tareas en los distintos ensayos clínicos que forman parte del proyecto “Solidarity” de la OMS. Pero éste aún queda lejos del grado de coordinación y ambición necesarios. Sin embargo -por densidad de conexiones, por integración de sus centros de investigación e industria, por la posibilidad de poder conectar y escalar capacidades, y por disponer de estructuras de gobernanza ya consolidadas e instituciones que funcionan-, poderlo hacer a escala europea parece más factible. Aunque deberían cambiar las inercias y el paradigma tanto en la investigación y desarrollo como en la potencial producción masiva, debiendo el ámbito público adoptar un rol mucho más protagónico.
La búsqueda del tratamiento definitivo (idealmente en forma de vacuna) y el aseguramiento de su disponibilidad masiva debería adoptar la forma de “Misión”, lo que supone un cambio de paradigma completo a cómo se está haciendo hasta ahora. En la I+D sigue dominando un enfoque espontáneo, de dejar la iniciativa a los equipos de investigación, sean de instituciones públicas o de laboratorios privados. En el caso de los proyectos financiados públicamente (por ejemplo, vía el European Research Council, aunque no únicamente) se financian aquellas propuestas espontáneas presentadas por los propios equipos investigadores que sean mejor valoradas bajo unos criterios genéricos. Este paradigma, que puede ser útil en tiempo de pluralidad de intereses, es poco eficiente cuando hay un objetivo compartido, ya que presenta dispersión de esfuerzos, redundancias, aspectos inexplorados, descoordinación, desconexión entre partes y problemas de tamaños insuficientes (en ensayos clínicos, especialmente). Se requiere pues para la investigación y desarrollo de la vacuna/tratamiento una organización que impulse, lidere, vehicule y coordine la I+D de todas las potenciales opciones. Promoviendo la especialización cuando se requiera, fomentando y financiando más aquellas iniciativas más alineadas con el objetivo, dialogando con iniciativas impulsadas en otros continentes o por la propia OMS, buscando tratamientos parciales o paliativos que puedan ser útiles en el mientras tanto, asignando tareas no asumidas y alineando las capacidades parciales de distintos equipos (también los privados) en la búsqueda de sinergias. Este enfoque, y su necesaria planificación, tiene que ser necesariamente top-down, como lo es cualquier proyecto o misión pública que persiga un objetivo de interés general, especialmente con una necesidad de urgencia temporal. El cambio a misión top-down por supuesto requiere de mayor legitimación democrática, tanto del organismo ejecutivo que lo lidere, como en el refuerzo de la conexión con la institucionalidad europea con legitimación democrática, sea el Parlamento y/o la Comisión.
Una vez se tenga una vacuna/tratamiento efectivo y definitivo, éste debería poder distribuirse de forma asequible a toda la población, continental y por supuesto global. Para ello, debería tener la consideración de bien público global, también para evitar aprovechamientos oportunistas excesivos por parte de actores privados. Esta consideración debe entenderse en el precio, en el interés estratégico y en la capacidad de producción.
Producir miles de millones de dosis en un breve periodo de tiempo (sea tratamiento único o con recordatorios) no está al alcance de ningún actor. Ello implicará alinear y coordinar (y si es necesario especializar) las capacidades industriales de diversos actores. Aún así, seguirá siendo insuficiente para la escala de producción necesaria. Para disponer de ella, deberían pre-construirse desde ya (necesariamente desde la iniciativa pública) plantas industriales, es decir, las instalaciones y los componentes y equipos compartidos de las líneas de producción. Con el objetivo de tenerlos funcionales una vez se conozca el tratamiento y por lo tanto se sepan los requerimientos finos y detallados para su producción.
En el caso de las potenciales vacunas hay distintas posibilidades que requieren adaptaciones productivas: basadas en virus atenuados o inactivados, basadas en alguna proteína de superficie, o basadas en fragmentos de ADN o ARN. Los equipos finales necesarios no podemos saberlos aún pero la infraestructura básica sí que podemos anticiparla, ganando un tiempo precioso y dejando así preparados los caparazones de las instalaciones de producción.
La vacuna/tratamiento definitivo no llegará de la forma más rápida si confiamos en el “laissez faire” y la dispersión de esfuerzos únicamente de las iniciativas privadas (aunque estén parcialmente financiadas desde lo público). Ni tampoco será asequible y conseguible para toda la humanidad si esperamos al final de su desarrollo a negociar un precio razonable con el descubridor/comercializador y sus capacidades productivas.
Ya que estamos en un reto único, con un objetivo tan definido y urgente, debería priorizarse un enfoque de misión colectiva, lo que implica coordinación, planificación y liderazgo “por arriba” (legitimada democráticamente para evitar tentaciones tecnocráticas o de avidez empresarial) en la búsqueda de una solución, que necesariamente, deberá tener la consideración de bien público global. En la historia, hay muchos ejemplos de misiones colectivas exitosas con un alto grado de complejidad técnico-científica y con una calendarización que parecían imposibles en su arranque. Son de sobras citados el Proyecto Manhattan y la llegada a la luna. Parece que valdría la pena impulsar una misión similar para acabar con esta pandemia.
Muy interesante artículo el que nos trae Camprubí con su densidad habitual y que en este caso produce el vértigo de la gravedad asociada . En breves líneas describe el estado de necesidad y la idea fuerza para su tratamiento global, las resistencias previsibles y la confianza en el poder federador de la UE y sus capacidades técnico -científicas . No excluye el ámbito privado y su agilidad anti burocrática, antes bien lo suma a su idea de Misión , cuya fuerza inclusiva promueve adhesiones espontáneas sin sesgos ideológicos.
Los caparazones de las instalaciones de producción ( inmensas naves con infinitos autoclaves en espera de un plasma germinativo con sus nutrientes a descubrir ) transportan directamente hacia un género literario muy querido a la vez que , de vez en cuando , sea posible que la realidad lo supere , aunque tenga algunas reservas sobre los proyectos que cita como ejemplos de misión.
En fin , un buen artículo por lo que afirma y sugiere.
Desde luego pero tanto el proyecto Manhattan como la llegada a la luna fueron proyectos de un solo país, me temo, y con el desmontaje del multilateralismo que está en marcha y la correspondiente vuelta de los juegos de poder entre las grandes potencias, no lo veo factible. Lamentablemente.
Yo sería más de proyecto Spuknik y Yuri Gagarin 😉 pero quizás lo que más se asemeja a la visión del articulista sería la organización de los esfuerzos de guerra en EEUU y GB durante la II guerra mundial.
Personalmente que no doy economista ni historiador…, me da la impresión que acabaremos pasando por nacionalizaciones o cuánto menos supeditación de las empresas clara y directamente al interés general. En algunos casos hasta pedido por alguna de ellas.
Desde 1980 se investiga una vacuna para el VIH. En EEUU la mayor aportación para la investigación viene del estado. Las compañías privadas, debido a la alta inversión y a la falta de rentabilidad esperada, han disminuido sus aportaciones año a año. El tratamiento antirretrovirico ha conseguido parar la mortalidad que se calcula superior a los 35 millones de personas. A la problemas financieros se unen los problemas de una investigación muy compleja.
Algunos investigadores afirman que con el covid19 puede pasar algo parecido. Diferencian entre tratamiento y vacuna. El primero llegará pronto. La vacuna, tardara micho más. Si llega.
Ha muerto Julio Anguita. No era santo de mi devoción. DEP.