La cacofonía del caos antes de las elecciones

Carlos Hidalgo

En la última semana de la campaña electoral de los Estados Unidos, el presidente Donald Trump se apresura a hacer una ronda de mítines exprés en los Estados que pueden cambiar sus mayorías con respecto a hace cuatro años. Fiel a su estilo, llena sus intervenciones de amenazas y falsedades.

Estas intervenciones, además suenan cada vez más y más paranoicas y hasta ha incluido a su televisión de cabecera, Fox News, en la supuesta conspiración contra él. El martes pasado tuiteó: “Hasta el 4 de noviembre [el día de las elecciones] los medios de las noticias falsas van a ir a tope con covid, covid, covid. Pero estamos al 99,9% de acabar con la enfermedad”.

Mientras, durante las últimas dos semanas, los Estados Unidos han registrado récord de casos y de contagios, superando a todas las cifras previas desde que empezaron a registrarse casos de coronavirus. Pero Trump también tiene una justificación para ello. El jueves lanzó una nota de prensa que decía: “Las acciones del Presidente Trump han salvado más de dos millones de vidas y superado a las de cualquier otro país”.

Y es que los hechos le importan poco a Trump, en su línea de famoso de “reality”, se trata sólo de dar espectáculo y sus declaraciones contradictorias y polarizadoras confunden y enfrentan más a los votantes.

Uno de los periodistas que más ha confrontado con Trump sobre sus falsedades, el corresponsal de Playboy en la Casa Blanca, Brian J. Karem (al que Trump quiso retirar la acreditación y tuvo que ser obligado por los tribunales a devolvérsela), ha viajado una semana por la llamada “América Profunda”: Virginia Occidental, Indiana, Illinois, Kentucky, Missouri y el oeste de Maryland, hablando con docenas de votantes. Muchos de ellos le confesaron que iban a votar por primera vez en estas elecciones y otros le dijeron que no pensaban votar en absoluto. Pero la mayor parte decían haber votado en varias elecciones presidenciales y pensaban votar en las que se van a celebrar el próximo martes.

Varias de las personas que votaron por Trump hace cuatro años le manifestaron su intención de no volver a hacerlo, pese a considerarse republicanos de pura cepa. Y su plan es simplemente no votar. “No puedo votarle porque es un mentiroso y un traidor”, dijo un virginiano mayor, “pero no he votado a los demócratas en toda mi vida, por lo que no voy a votar en las presidenciales”.

Por lo que se lee en varios de los medios estadounidenses a los que he echado un vistazo estos días, muy poca gente parece pensar que la epidemia “esté acabada al 99,9%”, aunque sí que hay una parte importante de personas que quitan importancia al Covid-19.

Muchos de los votantes de Trump que piensan renovarle su apoyo tampoco parecen saber explicar claramente -igual que el propio Trump- por qué piensan hacerlo. En la CNN asistí al siguiente diálogo entre reportera y votante:

– ¿Por qué va a volver a votar por Trump?

– Mantiene sus promesas

– ¿Cuáles?

– El muro, los medios dicen noticias falsas y se ríen de él, pero lo ha construido.

– ¿Cómo lo sabe usted? ¿Ha visto el muro? [Trump no ha construido el muro, sino unos pocos tramos, con grandes sobrecostes y con numerosos defectos de obra]

– No, lo he visto en los medios.

– Pero dicen mentiras, ¿no?

– No, sobre eso no.

– ¿Cuándo dicen mentiras?

– Cuando se ríen de él.

Otros electores, sin embargo, están muy descontentos con el presidente porque nunca ha llegado a reconocer la gravedad de la pandemia. “Puede negarlo todo lo que quiera, pero sé que la gente está enfermando”, escribía una señora en la sección de los lectores del Chicago Sun. Otros, sin embargo, usan el ejemplo de Trump, hospitalizado por coronavirus sólo una semana, como ejemplo de que la enfermedad no es para tanto. Aunque hayamos aprendido por las malas que la tasa de mortalidad es muy superior a la de la gripe estacional. Y aunque el tratamiento de Trump se haya hecho por un equipo de médicos de élite, en un hospital militar especial, con tratamientos experimentales y sin que realmente se hayan proporcionado muchos datos acerca de su salud. Y con un coste de más de 100.000 dólares en un país donde la sanidad es de pago y donde a algunos pacientes les están llegando facturas de hasta un millón de dólares por haber sido tratados contra la Covid-19.

Pero en un clima tan polarizado, sus fieles ven todo perfecto. La gente sin cobertura sanitaria porque cree que el presidente merece mejor atención que nadie para poder cuidar de ellos, los evangélicos le perdonan haber sido tratado con células madre porque “está en una misión de Dios” y muchos directamente justificándose en el racismo y la xenofobia que Trump ha usado desde el principio en su propio beneficio: “Trump es el único que trata a la población blanca con respeto y no a esos malditos inmigrantes”. De hecho, Trump aprovechó Halloween para declararlo como el “Día De Los Estadounidenses Asesinados Por Inmigrantes Ilegales”. Tal cual, no es broma.

Y es que hay gente que no sólo mira con malos ojos las manifestaciones del “Black Lives Matter”, sino que añaden que las personas muertas a manos la policía que las desencadenaron -Breonna Taylor y George Floyd- “no eran ningunos angelitos”. Como también hay gente que abraza con gusto las declaraciones de Trump diciendo que la pandemia era un bulo y que no hace falta llevar mascarilla.

Y es que Trump busca activamente un ambiente de tensión y caos, pensando que ello le favorece. De ahí que se niegue a condenar a las milicias armadas de supremacistas blancos, o que se resista a decir si reconocería el resultado electoral en caso de perder. De hecho, se teme que varias de estas milicias se planten en los colegios electorales, armadas hasta los dientes, para “vigilar la limpieza” de las elecciones. Y el propio presidente lleva meses clamando contra un inexistente fraude en el voto por correo.

La sobrina del presidente, Mary Trump, que ha escrito un libro sobre él titulado “Demasiado y nunca es bastante”, cree que la división y el caos son parte del método de la “locura” de su tío.

Según ella, a Trump le aterroriza la posibilidad de perder las elecciones y quiere crear un ambiente que le permita dejar el cargo a regañadientes, clamando que el país no le merece. Mary Trump cree que su tío Donald además pretende dar un golpe de efecto, en plan crear su propia cadena de noticias.

La actitud de ganar a cualquier precio que mantienen Trump y algunos de sus aliados, además, están pasando factura al partido por el que se presentan, el centenario Partido Republicano, que, según las escasas voces críticas dentro de él, ha perdido su identidad como partido de gobierno y está llevando al país al caos.

Mientras, Trump está haciendo unos tres mítines al día. Grita, despotrica y alienta a los asistentes a que le pidan que encarcele a sus rivales políticos. Mítines en pistas de aeropuerto donde aterriza el Air Force One y luego despega, sin que los asistentes tengan medios después para regresar.

Mientras, el coronavirus se sigue extendiendo en los Estados Unidos pese a que Trump habla de él en pasado. Y mientras algunas de sus acciones son investigadas en los tribunales, como ocurre en el Estado de Nueva York, donde Trump está siendo investigado por evasión fiscal.

El caos, la polarización y la creciente desigualdad ponen a los Estados Unidos en un ambiente de crisis y de crispación que seguramente no se solucionen moviéndole el sillón a Trump, ni tampoco con sus desesperados esfuerzos para repetir en el cargo.

Aunque a veces, Trump parece resignado a perder o con poco interés por repetir, según puede deducirse de sus erráticos mítines. El lunes pasado, en Pensilvania, dijo: “Por cierto, bonitos camiones, ¿creéis que podría montarme en uno de ellos y largarme? Porque me encantaría subirme en uno e irme pitando. Sólo irme de aquí echando leches”.

Bueno. Veremos qué pasa durante esta semana.

2 comentarios en “La cacofonía del caos antes de las elecciones

  1. Ojalá cogiera uno de esos camiones y saliera pitando. Y ojalá su sobrina tenga razón y quiera montar una cadena de televisión… Ojalá acepte la derrota, que veo muy difícil la noche electoral porque han votado tantos millones de demócratas por correo – cuyos votos solo se cuentan después de los presenciales – que es probable que Trump tenga ventaja en Estados clave cuando se lleven pocas horas de recuento.
    En el ínterin recomiendo vivamente «La ley de Comey» en Movistar, donde también hay un documental alucinante sobre los lazos de Trump con la mafia. Increíble que no le hayan metido mano durante décadas…

  2. Pero antes una cuestión urgente ¿ ha perdido la cabeza el pandémico Simón del Desierto , con sus comentarios casposos y landistas sobre las enfermeras ?
    Expulsión ya , ahora . Y por el mismo precio que salga Illa , dos por el precio de uno.
    Vamos de cabeza hacia un confinamiento , y si vamos , mejor antes que después.
    Vaya desastre , banda de inútiles.
    ¿ Qué les pasa ?

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