La convivencia como factor de progreso

Millán Gómez

El brutal asesinato de un ciudadano senegalés en Roquetas de Mar (Almería) ha colocado, una vez más, la inmigración en el tapete de la actualidad informativa. Los medios de comunicación le han dedicado a esta noticia un tiempo considerable, en contraste con una dejadez más que evidente para analizar al detalle y con sumo cuidado un tema fundamental en nuestra sociedad como es la inmigración. Los comentarios más simplistas en esta materia son nuestro pan de cada día. Es necesario que la inmigración sea una cuestión prioritaria de la agenda política y no poco menos que una anécdota baladí.

 

En los últimos tiempos, la coyuntura económica es el eje central de la agenda informativa y mediática. Esto es debido, fundamentalmente, a la innegable capacidad del principal partido de la oposición, el PP, de colocar encima de la mesa de debate los temas que ellos consideran perjudiciales para el Gobierno. El actual ejecutivo continúa tropezando en la misma piedra porque apenas ha marcado la agenda en ningún momento desde que ganara las elecciones el 14 de marzo de 2004. La oposición es fundamental también a la hora de gestionar nuestro día, pero la iniciativa tiene que ser del Gobierno. El ejecutivo socialista gestiona bien y comunica mal. No sabe “vender” lo que hace. En su segunda legislatura consecutiva sigue cayendo en los vicios del pasado.

 

 Posiblemente en otro contexto, el conflicto de Roquetas hubiese tenido una mayor cobertura de la actual, que no es poca. Ahora bien, lo que urge es que la inmigración y sus hipotéticos problemas sean objeto de debate pausado, sereno y analítico. Casos como el de Roquetas no suceden porque sí, sino que de ellos se puede extraer un trasfondo que no debemos obviar.

 

La situación es aún más preocupante si cabe al recordar que ya en el año 2000 otro municipio almeriense, El Ejido, fue testigo de una situación de absoluto descontrol tras el asesinato de una mujer española a manos de un inmigrante marroquí. Tampoco ignoremos los episodios vividos en los suburbios de las grandes ciudades de la vecina Francia. Para que esto no suceda aquí, tenemos que analizar esta cuestión con detalle porque la política es también prevenir, no sólo gestionar nuestro día a día sino también anticiparse a hipotéticos conflictos futuros. En España da la sensación de que hasta que no aparece un problema no actuamos para evitarlo.

 

La inmigración es un fenómeno relativamente novedoso en España y, en esta cuestión, otros países del Viejo Continente como Francia o Alemania nos llevan una clara ventaja. Aprender de las virtudes y de los errores de nuestros vecinos es extraordinariamente necesario en lo que respecta a la inmigración.

 

El conflicto se produce ante la situación de desigualdad existente entre la población autóctona y los inmigrantes. El hambre es el único efecto llamada. La extrema pobreza de un porcentaje importante de inmigrantes y su situación de aislamiento con respecto a la población española es el principal motivo de su irritación. Su ausencia de perspectivas halagüeñas es el problema a atajar. Los inmigrantes, lo repito hasta la saciedad, son ciudadanos iguales que nosotros que vienen a nuestro país con una fuerza de voluntad admirable y cooperan con nosotros en el progreso y desarrollo de España. Les debemos estar muy agradecidos. Simplemente un dato: durante el año 2007 cerca de un millón de inmigrantes llegaron a España a pesar de que, como todos ustedes saben, nuestra economía no vive su período de mayor bonanza. Si no hubiesen llegado inmigrantes a trabajar a nuestro país, la situación sí sería crítica. Esta gente que ha abandonado sus tierras de origen en busca de un futuro mejor ha evitado un problema considerablemente mayor.

 

Además, tenemos que pensar que nosotros también podríamos estar en su situación y colocarnos, por una vez, en su pellejo solidarizándonos con ellos, que son los mayores perjudicados de la presente situación económica, y no un sector de la población que utiliza la crisis como tesis para crispar el ambiente político cuando realmente son quienes menos la sufren.

 

En España existe más xenofobia que la que se declara y se muestra públicamente, pero si queremos evitar eventuales problemas futuros tenemos que aportar nuestro granito de arena para que las diferencias sociales se acorten y no aumentemos las ya de por sí importantes desigualdades reinantes en nuestra sociedad. Si no lo evitamos, sí se rompe España. Pero por razones absolutamente antagónicas a las esgrimidas sistemáticamente y con especial ahínco por el PP.

8 comentarios en “La convivencia como factor de progreso

  1. Tras leer el artículo de Ignacio Sánchez-Cuenca de ayer me quedó una sensación agridulce, algo así como un «sí, en parte, pero no del todo, aunque no acabo de tener claro porqué». El comentario # 24, de Permafrost, me ha aclarado las dudas. Gracias.

  2. Sobre el tema de hoy, a mi también me molestan los discursos simplistas que identifican criminalidad con inmigración, que culpan a los inmigrantes de una dilución de identidades nacionales o que atribuyen a la presencia de inmigrantes el número de parados.

    Ahora bien, no creo que pueda establecerse de forma categórica que la llegada de inmigrantes haya beneficiado a la sociedad española en su conjunto. Tengo la sensación (basada en una mera percepción) de que las clases bajas se han visto perjudicadas en términos económicos. Se ha incrementado la competencia por sus empleos, presionando los salarios a la baja y empeorando las condiciones laborales en las profesiones de menor grado de cualificación. Asimismo, se ha reducido su capacidad de acceder a los servicios sociales. También ha subido el precio de los alquileres de inmuebles ocupados por las personas de menor renta. La llegada de inmigrantes ha inducido la aparición de nuevas líneas de distribución comercial que podrían haber tenido un impacto positivo, tanto por su efecto en los precios, como por el incremento de la variedad, aunque no parece suficiente para compensar la pérdida de bienestar debida a los factores anteriores.

    El crecimiento de la economía española de los últimos años, que habría sido menor en ausencia de inmigrantes, ha beneficiado a las clases medias y altas. En mi opinión, el problema fundamental es que los beneficios de la contribución de los inmigrantes a la economía española, que ha sido positiva y muy elevada, no se han trasladado a las clases más desfavorecidas en la medida necesaria para compensar su pérdida de bienestar.

    Por supuesto, ni la culpa es de los inmigrantes -que hacen lo que pueden-, ni la solución es cerrar a cal y canto las fronteras o expulsar a personas que se han establecido en nuestro país en los últimos años, contribuyendo a enriquecerlo en diversas dimensiones. Obviamente, tampoco hay ningún argumento que justifique comportamientos hostiles hacia los inmigrantes: si queremos contruir una sociedad avanzada, deberíamos mostrar tolerancia cero respecto a cualquier ataque de motivación xenófoba.

    Sin embargo, no deberíamos ignorar que el origen último de los conflictos de motivación xenófoba radica en un sentimiento íntimo -la animadversión hacia el extranjero- que, aunque absolutamente despreciable, es legítimo. Una forma de mitigar este sentimiento es hacer partícipes a todos de los beneficios que comporta la llegada de inmigrantes.

  3. Siento no escribir más por aquí, pero ando muy ocupado últimamente. Ayer me quedé con ganas de opinar sobre el artículo del profesor Sánchez-Cuenca. Me pareció muy provocador, aunque no me convence su tesis. Creo que Permafrost hiló más fino. Como muy bien dice, no todas las barbaridades verbales de FJL son iguales y las consecuencias jurídicas de cada una varían. Es decir, no es lo mismo atentar contra el honor de alguien que acusarle de un delito. Seguramente las penas son distintas. Y es justo que sea así. Ampararse en la libertad de expresión para insultar a alguien es abusar de un derecho, vulnerando los derechos de los demás. Y distinguir entre personaje público y privado es introducir desigualdades en los derechos de las personas, algo que no me gusta y que considero injusto.

    Si tengo tiempo más tarde me pongo con el artículo de Millán Gómez. Los comentarios de Antesala me parecen muy acertados y los comparto plenamente.

  4. Convertiremos entre todos al padre de Mari Luz (toda mi solidaridad y respeto hacia él) en el nuevo Alcaraz? Tendrá ya una centralita para recibir la llamada de todos los líderes políticos y de opinión?

    De verdad es bueno que la política penitenciaria la marquen las víctimas?no hay ninguna diferencia entre PSOE y pp en materia penitenciaria? Cuando terminará esa carrera populista entre ZP y rajoy?

    Estamos en crisis, pero ahora tenemos un problema menos, se renovó por fin El CGPJ, me pregunto si la aptitud y capacitación jurídica de los nombrados será también paritaria, ¿Cuál es el equivalente en el PSOE a la del ácido bórico del PP?
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    Eché en falta ayer a los editados del blog, seguirán editados?sigo preguntando, fueron editados por insultar o por calumniar?

  5. Sobre lo ocurrido en Roquetas ha sido curioso comprobar, una vez más, como algunos de los voceros de la derecha no podían disimular su satisfacción ante lo que veían no sólo como un desmentido al supuesto «buenismo» que en materia de inmigración caracterizaría según ellos al Gobierno sino como un bofetón nada menos que…¡a la alianza de civilizaciones promovida por Zapatero! en alusión a los bandos enfrentados, gitanos y senegaleses.

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    Sobre la «venta» de la acción del gobierno, la comunicación de sus actuaciones a la opinión pública, sigue llamándome la atención el enfoque de los medios de comunicación, al publicitar la acción del gobierno:

    Hoy leo en «Público» la noticia de la presentación del plan debatido en el consejo de Ministros de ayer para la plantación de 45 millones de árboles ne la legislatura (20 arboles por minuto) con una inversión superior a los 90 millones de euros, entre otras medidas de contenido forestal. La noticia -que se hace eco simplemente de la referencia del Consejo de Ministros-, se amplia con declaraciones críticas sobre tal medida, en un caso de una persona (una) que pertenece a la Junta de un Colegio Profesional de Ingenieros Técnicos Forestales que la califica de «poco ambiciosa» y se extiende sobre lo que, en su opinión debería hacerse y en otro del portavoz de «Ecologistas en acción» que critica el aspecto «publicitario» de la cifra.

    El artículo, que es el medio por el que los lectores de ese periódico tendrán noticia de esa acción de gobierno se titula «Los 20 árboles por minuto del gobierno son pocos». Por supuesto, ni una línea del proyecto en sí del gobierno, de sus fundamentos, ni una declaración de alguno de los numerosos y cualificadísimos técnicos del Ministerio. Todo se reduce a las voces críticas, de cuya solvencia y representatividad nada sabemos (aunque podamos suponer lo peor, si nos referimos a ecologistas en acción y nos choque que en el seguno párrafo el colegiado en cuestión sea presentado nada menos que como «el portavoz de los forestales»). Ni siquiera se destaca en el artículo algo que a mí me parece fundamental, como es el dato de que ese plan es cumplimiento estricto del compromiso electoral. Si se hubiera destacado ese dato, habría quedado en evidencia la bobada del portavez del grupo ecologista según el cual «el plan parece más una medida populista en tiempos de vacas flacas que un plan pensado y medido dentro de una planificación a largo plazo». Hablar por no callar; como si la medida hubiese sido una improvisación de última hora, ya en plena crisis, y no algo previsto y anunciado desde hace meses.

    Por supuesto, cada cual es muy libre de seguir opinando que su plan particular es el mejor (recuerdese el éxito de aquel programa de TVE que llevaba por título «si yo fuera presidente»), pero no me parece razonable que se ponga esa crítica no ya al mismo nivel de la decisión gubernamental en cumplimiento del programa votado por los ciudadanos, sino por encima de la misma, hasta el punto de que la noticia parece ser todo lo más un pretexto para dar la voz a los críticos, silenciando lo fundamental, la acción que va a llevarse a cabo.

    También por pedagogía democrática debería resaltarse como un hecho nada obvio el que un gobierno, aunque sea con poco éxito publicitario, cumpla el programa electoral con el que se ha presentado a los electores.

  6. Buenos dias Millan Gomez ,caballeros callejeros y cabelleras al viento:

    En los noventa tuve la oportunidad de ir a Tenerife a trabajar como DJ,el año de la guerra del golfo y en los tros dos sucesivos me canse de ver cada dos por tres ,peleas multitudinarias entre irlandeses e ingleses,ingleses contra marroquis,tinerfeños contra «godos»y todos contra todos y contra la guardia civil,la policia nacional y los municipales….
    Peleas multitudinarias en las que he visto barbaridades y alguna que otra muerte.

    Una masa de gente siempre es imprevisible,aunque se pueda preveer de antemano lo que pueda suceder.
    Son verdaderos linchamientos del adversario….y siempre el adversario es el diferente,el que no es de los nuestros ,el que no es nuestro camarilla.

    El caso de Roquetas de mar no se diferencia de los muchos que suceden a diario y que no tienen tanta «enjundia politica».

    Siempre hay quien ataca primero y quien se defiende pero todos contribuyen a su objetivo.Matar al enemigo.

    Y no hay mas muertes ,porque ,menos mal ,que hay mas homicidas que asesinos.

  7. Interesante el articulo de ayer, de Ignacio Sánchez Cuenca, sobre la conducta periodística en general de Jiménez Losantos y su criterio -el de ISC- sobre los limites de la libertad de expresión. Ahora bién, desde mi posición de estar en desacuerdo con ISC, aunque valoro positivamente la estructura de su enfoque, suscribo casi al cien por cien el post 24 de Permafrost y hago votos porque un descenso en el nivel de sus ocupaciones futuras nos permita el placer de leer un articulo suyo sobre el tal Jiménez y las, a mi juicio bién merecidas, condenas judiciales -las ya dictadas y las que presuntamente se van a dictar al parecer próximamente- recaidas sobre él.

  8. Hola. En relación al artículo de ayer:

    Yo también defiendo a FJL. Aunque todo lo que dice me parezcan sandeces absolutas, la libertad de expresión está por encima de todo. Me encanta la sátira y la picaresca española que desprende este horrible personaje de entre las sotanas del clero español. Me encanta. El problema con el susodicho fue cuando antepuso su ego a cierta responsabilidad pública. Cuando la sátira deja de ser un medio para expresar una crítica -una visión- de la vida pública y se convierte en un fin en sí mismo, todo se va a la mierda. Y creo que así fue, pues de tanto regodearse en su estilo basto y burlón Federico se obnubiló pasando a preocuparse sólo por él y olvidando los límites que a veces la responsabilidad pública no lleva a auto-imponernos. Así su sátira dejó de tener gracia y desvirtuó por completo el mensaje. En resumidas cuentas creo que FJL es libre de decir lo quiera, pero cuando se regodea en su estilo mordaz pasa a ser un personaje patético y denigrante. Subscribo lo matizado por Permafrost 24 (aunque no lo haya leído).

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