La culpa de todo la tiene La Colau

… y el espíritu de Lenin que le sale por los poros

Senyor G

Arrecian fuerte las críticas al gobierno de esta ciudad llamada Barcelona. Realmente el foco de las críticas no es el gobierno de la ciudad de Barcelona y las dos organizaciones integrantes: Barcelona En Comú y PSC.  O la parte principal y más visible que es BComú, sino simplemente La Colau. De cualquier cosa la culpa no es de la coalición de gobierno, del gobierno o de la alcaldesa, no, la culpa de todo la tiene La Colau.

En otros momentos he escrito de la larga lucha entre el Partido del Motor contra el Partido del Peatón, no ya durante los 2 últimos mandatos municipales de BComú, sino ya de aquellos tripatitos con ICV-EUiA y la reducción de velocidades y otras medidas que nos alineaban con las exigencias de la Unión Europea en materia del aire que nos gastamos por aquí. Hasta de eso tendrá la culpa La Colau, tanto de que el aire en la ciudad esté contaminado como cuando toma medidas para reducir el uso del coche en la ciudad donde por cierto hay suficientes alternativas para moverse internamente. Ahora en esta vieja lucha se han sumado a la contra por una parte antiguos gerifaltes de la ciudad que ahora no pintan menos o que viven lejos y fuera de la ciudad para respirar aire sano y quieren entrar en el centro con su coche como periodistas y opinadores en la misma situación; lo siento, en este debate los Barceloneses primero. Y los otros que se han sumado son los que hacen la principal crítica al llamado urbanismo táctico, y añadiría, de urgencia, por las restricciones para caminar y las necesidades de movimientos de nuestros cuerpos al salir de los primeros confinamientos, es que no son bonitos, que si tiene muchos colores y soplapolleces del estilo. Hacen de su caballo en favor del motor y la contaminación que implica la cuestión estética, porque no hay motor sin contaminación. Que si somos una capital del diseño y su visión estética. Claro que ahora diremos todos que el Cobi nos pareció bonito cuando lo parieron, pero en un inicio solo salía ganando comparado con Curro.

Gentes que hablan como si no hubiese una pandemia mundial y lo que implica de emergencia. Oigan, un día más tarde que temprano dejaremos de gobernar y si tienen que volver los convergentes o sucedáneos, solos o apoyados con el PP, deberán aguantar muchas de esas restricciones al vehículo privado y las harán suyas. Se agradecería que dejen de mentir como si fuesen un invento de La Colau, o que aclaren si reciben a Greta Thumberg o la combaten.

Sí, la crítica es necesaria, sí, pueden seguir teniendo voz en este sentido esos opinadores de buen aire en sus casas lejanas, pero los que vivimos aquí en Barcelona también tenemos derecho a decir que nos gustan por ejemplo los fines de semana con las restricciones al coche privado en Carretera de Sants, lo que nos produce ganas de salir a tomar el aire y pasear. También tenemos derecho al espacio público en toda su magnitud y no como una anécdota.

Por otra parte, tenemos a los críticos con la seguridad en Barcelona. Que hay un robo o un alunizaje o algún estirón en la ciudad, la culpa es de La Colau, pero no dude en responder a los nacionalistas que acostumbran a culparla que la seguridad así a lo grande es cosa de la Generalitat y su Conselleria d’Interior. No vamos a hablar de las ratios de Mossos por habitante en la Gran Barcelona comparado con otras zonas. La Guardia Urbana asume también este tipo de tareas pero me gustaría que estuvieran más libres para poder dedicarse al tema de las ordenanzas de civismo, la otra gran crítica a ella y no a sus paseantes. También tendrá la culpa La Colau de los botellones, como si no hubiesen pasado en más lugares. De hecho en las últimas fiestas de la Mercè, mientras algunos le echaban la culpa a La Colau una vez más, uno de los dueños de Confecciones Ros que había sufrido un lamentable asalto después del botellón de Plaza España, se quejaba de los Mossos no habían llegado hasta las 10 de la mañana cuando están literalmente a 5 minutos. Repito, la seguridad es principalmente un tema de Generalitat y Mossos desde cierta vertiente, pero también digo que, ante tamaña aglomeración de personas, con alcohol por en medio y ganas de expresar tantas cosas, una minoría la puede liar bastante grande y cierta respuesta puede ser más que contraproducente. De hecho, igual los más recalcitrantes de los independentistas podrían tomar nota, y los que jalearon ciertas quemas y barricadas hace unos meses y años no hacerse ahora los sorprendidos.

Sí señores y señoras convergentes, nacionalistas de vías diversas, derechistas varios y elitistas transversales. Esto no es contra Colau, esto es contra nosotros, ciudadanos y vecinos de esta ciudad que también tenemos derecho a definir esta ciudad para lo que consideramos nuestras necesidades y futuro. De un ayuntamiento que se persona ante los desahucios, que ha intentado medidas drásticas para el acceso a alquileres y viviendas, que quiere menos coches, que ha gestionado para pasar varias escuelas privadas a ser propiamente públicas aunque la educación es tema de la Generalitat, que es consciente del problema de las basuras… y todo en medio de una pandemia contra unos personajes y lobbies instalados en el NO a los que vivimos en esta ciudad y la imaginamos con intereses diferentes a los que siempre han tenido el bolígrafo para dibujarla.

Un comentario en «La culpa de todo la tiene La Colau»

  1. Claro que sí , sin duda alguna .

    Un buen resumen :

    La masificación coincidió con una degradación de los servicios, un aumento de la delincuencia, precios desorbitados de la vivienda y una epidemia de incivismo que fue tolerado durante demasiado tiempo por una alcaldesa que, sobre todo en sus primeros años, priorizó la ideología sobre la gestión. Pero antes incluso de la llegada de Colau, los políticos de la región habían escogido: localismo y catalanización frente a internacionalización. Barcelona fue utilizada como epicentro del pulso en favor de la independencia de Cataluña, con consecuencias calamitosas.

    Las políticas lingüísticas tampoco ayudaron a consolidar el carácter cosmopolita barcelonés. En lugar de apostar por fomentar un verdadero trilingüismo, donde español, inglés y catalán convivieran, los políticos optaron por la utilización política de la lengua local. La normalización de su uso, amenazado durante la dictadura franquista, evolucionó hacia una imposición que hizo a Barcelona menos atractiva para profesionales extranjerosLa oferta cultural se empobreció cuando el arte y el ocio fueron puestos al servicio de la causa nacionalista

    La metrópolis internacional, poco a poco, ha ido desandando el camino que inició en vísperas de los Juegos Olímpicos: a veces pareciera que su aspiración fuera volver a ser solo capital de provincia. Y, sin embargo, ahora que los turistas dejaron de venir, alarmados por la pandemia del coronavirus, la ciudad ha descubierto que no es tan fácil vivir sin ellos: en 2020, los ingresos se redujeron un 90 por ciento y miles de familias se empobrecieron.

    Etc, etc. etc………

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