La depresión de los votantes socialistas vista desde una encuesta (o más sobre los trabajos de Rubalcaba)

Alberto Penadés

 He estado preguntándome en qué se diferencian los antiguos votantes del PSOE del resto, esos que tal vez se puedan recuperar, a tenor del optimismo -suponemos que de la voluntad- de la entrada de Lobisón del lunes. Me imagino que si pudiera encontrarse que les preocupan o que valoran cosas bien diferenciadas del ciudadano medio, cabría pensar en un mensaje especialmente dirigido a ellos; tal vez en una especie de “giro”.

 En un nivel de máxima generalidad, los votantes del PSOE apenas se diferencian en este momento de los votantes del PP en cuanto a sus preocupaciones (el paro, la economía, la clase política…), y se diferencian poco en cuanto a su valoración de la situación económica (e incluso política), aunque en esto hay una lógica tendencia exonerativa entre los votantes del PSOE (que no impide que el 73% piense que la situación económica es mala o muy mala, y, lo que es más preocupante, el 51% crea que la situación económica es ahora peor que hace un año). Podría ser que los votantes del PSOE que creen que las cosas van a peor lo digan por culpa de las políticas de austeridad, y los del PP a pesar de las mismas, por lo que serían muy distintos bajo las apariencias, pero me parece rebuscado.

 (Estoy seguro de que los votantes del PSOE valoran el gasto social y la inversión en servicios y bienes públicos más que la media, encuestas anteriores lo atestiguan, pero no tengo datos recientes sobre eso. A los votantes no les da igual qué se haga, pero si las preocupaciones son graves, es razonable pensar que lo que parezca aconsejado por el pragmatismo gane terreno a la ideología.)

 En lo que sí se diferencian mucho el PSOE y el PP, y en eso quiero insistir hoy, es en la confianza en sí mismos, en su organización y en sus líderes. Hay bastantes indicadores de esto. Uno, muy importante, es que los del PP hablan bastante más de política con sus amigos, con su familia y con los compañeros de trabajo que los votantes del PSOE.  En estos momentos, el PSOE es el partido más desmovilizado de acuerdo con este indicador (también es superado por CiU y, por supuesto, por IU, cuyo electorado es siempre el más parlante).

 Otro indicador muy importante es la confianza en la capacidad del partido. El 46% de sus votantes niegan que el PSOE sea el partido con gente mejor preparada para gobernar, no porque no respondan, sino porque creen que o bien es el PP (10,6%) o los dos por igual (12,4%) o ninguno de los dos (22,7%). En positivo, pues muchos no contestan, solo el 42,2% de los socialistas cree que el PSOE tiene mejor gente que el PP. Es un dato demoledor.  Parece lógico que se omitan de la conversación. Para casi tres de cada cuatro votantes del PP, su partido tiene a la mejor gente. 

La historia se repite en cuanto a los conflictos internos. Por supuesto, para los votantes del PP están más en el PSOE y para los del PSOE en el PP, pero en el segundo caso con bastantes más dudas: para el 43% de los socialistas los conflictos predominan en su partido (17%) o en ambos por igual, mientras que solo el 42% los ve como cosa sobre todo del PP. Entre los populares solo el 27% tiene alguna duda sobre su partido (es decir, creen que está dividido o tan dividido como el otro). Los votantes del PP también están más seguros que los votantes del PSOE de que su partido es el que más se preocupa por “los asuntos que interesan a los españoles”. Aunque la diferencia sea en este caso menor (y el “wording” de la pregunta ya suene a “pepero”, paradojas del CIS), debería doler igual.

 También me parece muy notable que el PSOE y el PP estén prácticamente empatados, de cara a sus respectivos electorados, en cuanto a la pregunta de por qué su partido “está sometido a los grandes grupos económicos”. Ambos electorados  observan dependencia en sus propios partidos con parecida probabilidad. En lo único en lo que el PSOE gana en imagen interna al PP es en los casos de corrupción, aquí los del PP acusan al rival con menos seguridad en sí mismos que los del PSOE. Y miren de qué sirvió en las elecciones locales y autonómicas.

 En abril, el líder del PSOE cayó, por primera vez, por debajo de la valoración  de Mariano Rajoy. No era fácil, se habían hundido juntos, maquillando mutuamente su trayectoria. Zapatero todavía aprueba entre los votantes socialistas, con un cinco casi raspado, pero –entre los votantes del PSOE- hay siete ministros que tienen mejor valoración que él, incluyendo a Salgado (¡), que es la peor valorada de los aprobados por los socialistas.

 Como se sabe, el mejor valorado es Rubalcaba, con un 6,3 entre los socialistas, una nota alta para un político.  Lo importante no es que sea más que sus compañeros (Chacón tenía un 5,85 entre los socialistas) sino que es mucho mejor valorado entre los socialistas que Rajoy entre los populares (5,34), y que es el único político, que aprueba entre los votantes de IU (un apreciable 5,22), incluyendo a Cayo Lara (un 4,75) y por no hablar del resto (los de IU califican muy bajo).

 Cualquiera diría, con estos datos, que al menos la elección de líder es buena. Si es que es líder y no solo cartel. Pero falta lo difícil: una organización en la que confiar y un mensaje del que hablar. Difícil para un año, pero no absolutamente imposible, y en todo caso, cuanto antes se empiece, mejor será para el PSOE y quienes le votan.

 Acerca del mensaje, una coda sobre la recesión de la marca socialdemócrata:

 La suma de las marcas socialista y socialdemócrata identifica subjetivamente a un 20,5% de la población (sumando a los que se autodenominan “progresistas”, casi el 29%). Es una marca que se encuentra en declive generacional, siendo su máximo entre los de 45-55 años: 27% (36% sumando progresistas) y decayendo más cuanto más jóvenes. Entre los menores de 24 años es el 13% (no llega al 20% con progresistas), mientras que el liberalismo, la opción más citada, identifica al 18% (cuatro puntos más que la media de la población). 

Una curiosidad, que debe tomarse como poco más que anécdota porque solo hay 77 personas en la muestra que recuerdan haber votado a IU. Pero entre ellas, la etiqueta más citada como identificatoria es la liberal (un 17%), ni más ni menos, más que entre los del PP (un mero 14%)  casi empatada con la de comunista. La menos citada, por cierto, entre lo que suena a izquierda, es la de socialdemócrata.

En la novela tan traída y llevada de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, la heroína recuerda a su primer tutor como “un buen socialdemócrata”, no por las políticas sociales que defendiera en la novela, claro está, sino porque hacía sacrificios para hacer lo justo, no como caballero andante, sino en una organización pública con recursos limitados. Difícil de imaginar en una novela hispana.

11 comentarios en “La depresión de los votantes socialistas vista desde una encuesta (o más sobre los trabajos de Rubalcaba)

  1. ¿Depresión?
    Y ahora se va Semprún.

    Franz Kafka dijo: «Uno ve al sol ponerse lentamente, sin embargo, uno se sorprende cuando, de repente, se hace de noche».

  2. No hay otro mensaje para recuperar el voto socialista perdido, y sobretodo para que no se sigan perdiendo más votantes, que aquel que haga ver a la ciudadanía que se está gobernando con eficacia. Por ahora no se está dando y el gobierno da la imagen de «missing» y al pairo de las circustancias, a las que no sabe enfrentarse. El ciudadano espera que el gobierno «invente» y nos saque de la crisis, por lo que repetir machaconamente que la oposición «no arrima el hombro» es dar a entender que no hay nada inventable sino que no hay otra salida que aplicar «medidas tradicionales» y que todos conocemos porque nos vemos obligados a aplicarlas en nuestras casas todos los días. Por lo tanto, si la solución es la tradicional de «austeridad», o el gobierno las aplica por su cuenta y riesgo, o no va a poder desmarcarse de la idea generalizada de que no gestiona. Si el candidato desigmado sigue en el gobierno y en el que viene participando desde «sécula seculorum», tambien va a tener difícil desmarcarse de la inefectividad ante las crisis, del gobierno actual y anteriores, si ésta se mantiene.

  3. Descanse en paz Semprún.
    Son tiempos tristes, de verdad.

  4. Buenos días! Sólo quería añadir una coletilla:

    ¿por qué los votantes del PP hablan de política en cualquier momento y en cualquier lado? porque tienen que aprender a separar lo personal de lo ‘pofesional’… ¿? 😉 Regards!

  5. Los ferreos votantes de uno y otro partido suelen acogerse a un dogma, que se identifica con las grande ideas de lo que es la derecha y la izquierda por un lado, y al miedo a los otros, aquello de ¡Que viene la izquierda! o ¡ Que viene la derecha!.
    Como «a la fuerza ahorcan», los partidos mayoritarios españoles tienen que realizar políticas que no se corresponden con las formas puras de las ideas a las que en principio están adscritos, aunque no lo digan en voz alta, no sea que los votantes ferreos de sus filas, mucho más dogmáticos que ellos se vayan no a cambiar de bando pero si a dejar de votar. El paradigma izquierda-derecha está agotado y debemos superarlo en nuestro lenguaje para seguir avanzando y que sean los conjuntos de ideas adecuados a la realidad los que nos lleven a decidir un voto que es mucho más valioso para los partidos que para nosotros, aunque sea muy triste decirlo. Y por cierto a modo de creencia me parece que es algo que le toca empezar al PSOE, porque como vemos en el artículo son un poco menos dogmáticos.

  6. El problema principal es el paro, así como la caida del consumo y en la que el altísimo nivel de desempleo es un agravante más. El gobierno tiene que incrementar las medidas tendentes a paliar los efectos de la crisis, y es la percepción ciudadana sobre que se estén tomando las adecuadas, el primer paso a la hora de valorar una gestión, y a la que seguirá, asimismo, la valoración de los resultados que las mismas ofrezcan. Hoy por hoy hay una generalizada opinión, o al menos me lo parece a mí, de que no se está gestionando adecuadamente, porque no se están tomando las medidas suficientes, necesarias, y en plazo.

    Alfredo tiene que llevar resultados, si quiere tener chance. Me hace gracia leer sobre el baño que le puede dar a Rajoy en un debate, por su mayor facilidad argumental y poder de convicción, cuando, si no lo acompañan resultados, se le desmonta con un simple …….. sí, Solbes también se dice que ganó el debate, pero está claro que lo perdimos los demás por no haberse tomado a tiempo las medidas necesarias, ante una crisis que él negaba de su existencia.

  7. Como estará la cosa, que Don Trigo se ha tenido que ir de peregrinación al Vaticano.

  8. No, hombre, no llega a tanto la cosa. Está en Catanzaro, en Calabria, en el sur profundo, donde la ‘Ndrangheta, que vista la cosa es como estar en Alicante, tierra de eficacia en la gestión.

  9. Los «indignados» además de seguir pariendo sandeces, adoptan ya actitudes fascistoides. ¡Qué poco originales!

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