La educación en diferido

Carlos Montbau

Ya hace un siglo Sigmund Freud hablaba de las tres profesiones inconclusas, que siempre dejaban lugares por explorar o dicho de otra manera, que no se acaban de completar nunca. Estas eran los asuntos del gobierno, gobernar, el proceso de psicoanalizar y la tarea de educar.

Qué difícil es educar! Sirva ya como carta de presentación de este artículo.

Hace muchos años recuerdo haber leído un artículo de Juan José Millás en el que relataba la angustia de un padre al encontrar un skinhead en el pasillo de su casa. Ese personaje era su hijo y acto seguido el padre empezaba a mirar con urgencia las páginas amarillas para encontrar ayuda psicológica como si buscara aprender inglés en tres meses. El artículo dejaba bien a las claras que el padre no había sido consciente de la metamorfosis de su hijo durante los años precedentes.

El mismo articulista se acercaba en un delicioso documental a la vida y obra de Joaquin Sabina donde se hacía un recorrido por la ciudad de Madrid y se homenajeaba la vida de este brillante autor. En una de sus respuestas reconocía que había sido un mal padre y un regular marido pero en generosidad con los amigos era casi imbatible. Me sorprendió y entristeció la frivolidad con la que hablaba de la tarea de cuidar a sus hijas. Para acabar de arreglar el desaguisado sobre sus hijas, en los minutos finales de esta entrevista donde también estaba presente su actual pareja, Sabina no dejaba que ésta se expresará con libertad.

Coincidió en esos días que La Vanguardia publicaba un artículo sobre la vida y milagros de Susang Sontag , una persona que había hecho suya la causa de defender a los más desfavorecidos, pero que sin embargo murió sola y sin el cariño de su hijo. Era desolador, e incluso desgarrador, leer los pasajes de la relación con su hijo, caracterizados por la distancia y la frialdad.

Y estos inputs que me han llegado últimamente me han retrotraído a pensar en los componentes del consejo de ministros recién creado. Algunos de éstos y éstas, tienen una edad similar o menor a la de un servidor y con retoños de escasos años de edad. Por la naturaleza de su cargo, y la agenda apretada más allá de lo deseable, les va a ser complicado conciliar la vida personal y familiar.

Los cuidados a las personas dependientes son complicados, ingratos y no siempre valorados por nuestro entorno más inmediato ni tampoco aplaudidos públicamente pero vale la pena inmiscuirse en esta tarea para no encontrarte, o minimizar las posibilidades de que ello ocurra, un skinhead con el mismo ADN que el progenitor llegada la época de la adolescencia.

La progresión en la carrera profesional llega sin tener una cita previa en tu agenda y todos tenemos una vanidad/orgullo que completar, lo cual es humano, y también deseable.

Espero y deseo a los nuevos ministros y otras personas que asumen responsabilidades en sus profesiones que puedan compaginar esta satisfacción que genera el trabajo bien hecho con el cuidado de sus hijos y personas más próximas. Quizá, esto último, no nos aporte alegrías como resultado inmediato, pero estoy casi convencido del todo que en diferido también nos aportará satisfacciones.

Un comentario en «La educación en diferido»

  1. Extraño artículo para un Martes en el que al parecer es difícil conciliar la fama mundana , el arte y el buen gobierno.
    Al principio creía que el articulista volvía sobre los salarios en diferido del creativo y rancio contable Barcenas , pero no , se trata del eterno guión de Hollywood , del Ivan Turgueniev de “ Padres e hijos ” y también , ya puestos , de la venganza bíblica del hijo pródigo , pasando por al Este del Edén.
    Y todo esto ¿ para qué ? , se preguntarán algunos , siendo Martes y con mal tiempo.
    Pues para mantener los equilibrios mentales de un buen gobierno, porque la vanidad – siendo deseable- debe hacerse compatible con la familia , tal y como demostró el gran Timonel , Ceaucescu, Franco y los hermanos Castro.
    No se inquiete el articulista por la felicidad de nuestros gobernantes y musite, más bien , una breve plegaria por los gobernados.

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