La gente vota ¿mal?

Carlos Hidalgo

Mientras escribo estas líneas, Europa y parte del mundo contienen la respiración por si Italia tiene a su primer gobierno fascista tras la Segunda Guerra Mundial. Aunque el recuento aún no ha acabado mientras escribo esto, parece que todos los sondeos indican que Georgia Meloni podría ser la próxima primera ministra de Italia. Todo ello marcado por una enorme abstención, que tal vez indique que los italianos están tan hartos de sus políticos que no les importa en realidad el resultado de hoy.

Italia es de esos países cuyo sistema parlamentario y de asignación de escaños produce permanentes quebraderos de cabeza. Con un parlamento fragmentado por diseño, los gobiernos son tremendamente inestables y es rarísimo que lleguen a durar una legislatura completa. Algo, por cierto, común a otros países como Israel, por ejemplo. Puede que sea esa inestabilidad, que favorece el juego sucio y el cortoplacismo entre partidos, la que ha terminado por colmar la paciencia de la ciudadanía que, tal vez, ha dejado caer los brazos y crean que con la probable elección de Meloni sean los políticos quienes se lleven un susto mayor que ellos mismos.

Tras demasiados años de berlusconismo, que desgastaron terriblemente las instituciones republicanas, más la ineficacia de los partidos tradicionales, más el estúpido nihilismo del famoso “Movimiento Cinco Estrellas”, es más que posible que el electorado haya decidido mandar a la porra a unos políticos que no parecen querer respetar el sentido de sus votos, ni a sus propios electores.

Me faltan perspectiva y conocimientos como para poder aventurar qué va a significar para la Unión Europea actual que el gobierno de uno de sus países más importantes caiga en manos de una señora que defiende que Mussolini no fue tan malo y que pidió el voto colocándose unos melones delante de los pechos. Sí, ambas cosas son ciertas. Como que parece que va a complicar demasiado las cosas en pleno pulso con una Rusia echada al monte, con un Putin al mando al que le complace todo lo que sea desestabilizar a los países europeos y, además, colocar a payasos al frente de los mismos, si es posible.

La elección de Meloni puede romper los consensos que se han alcanzado con tanta dificultad acerca de política energética, inmigración, política monetaria, política exterior y tantas otras que no me atrevo ni a intentar enumerar, porque me dejaría a las más importantes sin nombrar por pura ignorancia.

Y, como todo lo que sucede en el exterior, le hace a uno preguntarse si hay una posibilidad real de contagio a España. Si es posible que los electores de nuestro país también dejen caer los brazos y encomienden el gobierno del país a quien más capacidad tenga de hacer el troll en las redes sociales y de montar el mayor estrambote en todas las instituciones que pise.

Quiero creer que eso no pasará. Y, de hecho, me reconforto pensando que tras años de mucha inestabilidad y de “hechos históricos” a diario, es más que posible que el viejo y aburrido bipartidismo vuelva a hacer acto de presencia.

En cualquier caso, cuando cosas así suceden hay que evitar el impulso inicial de culpar al electorado. Cada voto o cada abstención quieren decir muchas cosas y aunque parezcan mensajes simples, tienen a vidas enteras detrás, cada una de ellas con sus propias razones. Así que no, la gente no vota mal (cuando vota), sino que son los políticos quienes se ganan a pulso los sustos en las urnas. Especialmente cuando pasan años de hacer el payaso desde sus tribunas pensando que esas cosas salen gratis y que la memoria colectica del país se pone a cero cada cuatro años. Ya estamos viendo que no. Mejor tomemos nota.

2 comentarios en “La gente vota ¿mal?

  1. Ejem…quizas lo que habria que preguntarse es ,que hacer para que la gente no vote mal.
    Pero la pregunta que me hago siempre es ¿como combatir la estupidez?
    He encontrado un argumento.
    «si pudiéramos suprimir la maldad, el mundo sería un poco mejor; pero si pudiéramos suprimir la estupidez, el mundo sería mucho mejor».
    Y otra que explica mucho lo que estamos viviendo políticamente.
    «Lo peor que hacen los malos es hacernos dudar de los buenos»
    Jacinto Benavente.

  2. Italia es un país que combina la creatividad con la comedia , la elegancia retórica con el estrambote . Si antes fue Berlusconi , ahora es esta Meloni – anterior ministra – y más lejos Cicciolina .
    Pero también la máquina sectaria de hacer picadillo de la izquierda que reforma el sistema electoral , las reglas de juego , y termina atrapada en su estúpida ( Amistad ) vanidad sectaria.
    Hoy un político italiano , Antonio Tajani, al que el Ayto de Gijón le ha dedicado una calle por sus gestiones por salvar dos centenares de empleo , a la pregunta insolente de un periodista español sobre el sesgo antieuropeo de la primera ministra “ in pectore “ , le ha recordado la presencia en el gobierno español de Podemitas y comunistas, sin que haya la mínima muestra de condena por la UE. En cierta forma se ha mostrado como garante del europeísmo atlantista del próximo gobierno.
    Aunque la afición por el psicodrama de los italianos , su absoluta inclinación por lo « spaventoso » no descarta su especialidad : la caída de los gobiernos, auténtico “ Leitmotiv ” de la política italiana .
    Parece que a los italianos les empieza a aburrir la función.

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