La libertad de expresión según los millonarios

Carlos Hidalgo

En el momento en el que escribo esto, se ha cerrado el trato por el cual Elon Musk va a comprar la red social Twitter por algo más de 40.000 millones de dólares. El millonario sudafricano afirma que se hace cargo de la red social porque cree que bajo su mando se puede defender mejor la libertad de expresión. Pero uno teme qué es lo que puede tener este hombre en la cabeza cuando se refiere a los derechos y libertades. Entre otras cosas por hechos como en que en sus empresas se persigue activamente la libertad sindical, se ha despedido a empleados por sus publicaciones en redes sociales y Musk tiene un largo historial de decir burradas en los medios y en las redes, más de una vez bajo la influencia del agotamiento, del abuso de sustancias o de ambas cosas.
Uno de los colegas de juventud de Musk y compañero de inversiones con él, Peter Thiel, se gastó ocho millones de dólares en abogados hasta conseguir arruinar a un diario digital que no le gustaba, Gawker.

El propio Musk más de una vez se descolgado con declaraciones en las que afirma que los millonarios como él no deberían regirse por las mismas leyes que el resto de los mortales y que por eso querría fundar (y gobernar) una colonia en Marte o se planteaba seriamente crear ciudades flotantes para millonarios en aguas internacionales.

Por poner otro ejemplo de millonario defendiendo a la libertad de expresión, el que fuera el hombre más rico del mundo (antes de Musk), Jeff Bezos, el fundador de Amazon, compró el diario Washington Post. Al poco, puso de lema del periódico Democracy Dies In Darkness (la democracia muere en la oscuridad), pero no pasó mucho tiempo hasta que el diario que denunciara el Watergate empezara a ignorar las noticias de las malas condiciones laborales de Amazon, de la persecución a los sindicalistas en el gigante del comercio electrónico y de las muertes por negligencia en sus gigantescos almacenes. Y cuando los demócratas afirmaron que los megarricos deberían pagar más impuestos, el Post se descolgó con algunos editoriales en los que criticaban dicha medida.

Musk ha conseguido jugosos contratos por los cuales lanza sus cohetes espaciales para aprovisionar a la Estación Espacial Internacional (ISS). Ha logrado que sus coches eléctricos, los Tesla, sean un símbolo de riqueza y poder, aunque tengan acabados de Lada con precios de Aston Martin. Y está empeñado en llenar California de sus carreteras subterráneas para coches privados, como si se hubiera quedado a medio camino de inventar el Metro. Otra vez.

De paso, está usando sus cohetes para llenar la órbita terrestre de satélites llamados Starlink para lo que se supone que es un revolucionario sistema de comunicaciones y que, en la práctica, sigue siendo un montón de basura espacial que dificulta las observaciones de los telescopios terrestres e incrementa el peligro para los seres humanos a bordo de la ISS y de la estación espacial china.

No dudo de los talentos comerciales de Musk, de su talento para la venta de proyectos, ni de su instinto para los negocios. Pero dudo de lo que entiende como derechos un señor que pretende ampliar la jornada laboral a 80 horas, que cree que es aconsejable pernoctar en el puesto de trabajo para “aprovechar el tiempo” y que tiene un conocimiento, digamos, limitado del mundo exterior y de cómo ejercemos los demás nuestros derechos y libertades.

Más de una vez he dicho que tenemos un mundo lleno de villanos de James Bond pero no tenemos a James Bond. Lo que sí que tenemos son gobiernos, leyes y parlamentos, que son, hasta el momento, las únicas herramientas que se han podido oponer con eficacia al poder desmesurado de las grandes fortunas.

Me tranquiliza más que mi derecho a la libertad de expresión esté protegido por las leyes que por un millonario. Por listo que se crea.

Un comentario en «La libertad de expresión según los millonarios»

  1. De acuerdo en lo esencial pero…
    Los Tesla no tienen acabado de Lada, he montado en algún taxi Tesla y no.
    Los satélites Starlink funcionan y concretamente le están dando un servicio de oro a Ucrania.
    En cuanto a la protección de las leyes, podemos estar tranquilos tras la aprobación de la Ley de servicios digitales europea que, al menos en la UE, va a poner todavía más coto a las grandes plataformas digitales, las posea quién las posea. Y generalmente ello acaba redundando en estándares globales.
    https://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2022/04/23/digital-services-act-council-and-european-parliament-reach-deal-on-a-safer-online-space/ (versión en español)

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