José Rodríguez
Estamos a punto de abrir un ciclo electoral dónde las buenas noticias económicas serán presentadas por la vieja derecha con triunfalismo, dónde las propuestas de “reformas económicas” de la nueva derecha no serán más que lugares comunes y refritos de las recetas económicas aplicadas hasta ahora.
Es igual que las buenas noticias sean que mejora la economía y sube algo el empleo a paso de tortuga y que tardaremos una década a estar en la situación previa a la crisis. O es igual que las medidas económicas recomendadas sean pura «bullshit» aparentemente bienintencionada. Se trata de ganar elecciones y de hacer propuestas decoradas con un bonito lazo.
Pero ni las propuestas económicas de esa nueva derecha ni el triunfalismo de esa vieja derecha sirven para afrontar esa pobreza cotidiana.
La pobreza alimentaria de esa señora mayor que cuando comienza a pasar los alimentos por la caja de súper ha de dejarse la mitad porque con lo que lleva no le llega (y lo hará a costa de saltarse unas cuantas comidas), la de esa familia que tiene garantizado que sus hijos comen sólo porqué hay becas comedor hechas por algún ayuntamiento bien-intencionado.
La pobreza del trabajador ya no tan joven que ni ha logrado entrar en el mercado de trabajo y lleva 6 años en el limbo. La pobreza del trabajador de más de 50 años que sabe que su situación de desempleo va a ser endémica porque nadie va a contratarlo cuando durante 10 años va a haber un reservorio de treintañeros con experiencia que van a estar entrando y saliendo del paro, para poder tirar de ellos.
La pobreza de una caída de salarios reales del orden del 15% de media, y de un reparto de la riqueza que ha terminado afectando más a las personas que dependían de las rentas del trabajo que de sus rentas financieras.
Ni todo ese triunfalismo de la vieja derecha ni el recetario de supuestas reformas de la nueva derecha le va a servir a para atajar esa pobreza cotidiana, que durará décadas.
El gran problema es que la agenda reformista de izquierdas llena de lugares comunes, falsas revoluciones y buenas intenciones, tampoco va mucho más allá. Ahora que la “revolución PODEMOS” parece que pincha y que el PSOE ha decidido jugar a intentar sustituirle en propuestas unicornianas en lugar de buscar una propuesta de centroizquierda medio razonable, el horizonte para una transformación en España está más lejos que nunca.
Sí o sí, sea cuál sea nuestra hoja de ruta de transformación, incluído el famoso “procés”, no podemos dejar de lado la lucha contra la pobreza cotidiana de larga duración.
Estando de acuerdo con las generalidades que describe y su proyección dramática sobre las condiciones de vida de los afectados (el doble de la media de la UE ) no puedo compartir que “ la agenda reformista de izquierdas llena de lugares comunes, falsas revoluciones y buenas intenciones, tampoco va mucho más allá ” sea el gran problema. El gran problema es la magnitud que adquiere la pobreza , que ni es imputable a la derecha española , al menos no en primera instancia, ni tampoco, principalmente, a políticas económicas erráticas de la izquierda. Son tres los factores que explican este desastre : La globalización , la revolución tecnológica y la debilidad de las instituciones europeas. Desde luego que debemos sumar las ineptitudes propias de cada país distribuidas entre sus fuerzas políticas casi en igual proporción como revelan los distintos procesos electorales. A día de hoy el fracaso tiene una dimensión europea difícil de abordar desde el nacionalismo. Pero mientras tanto , comparto la obligación que tenemos como sociedad de no dejar de lado la lucha contra la pobreza cotidiana de larga duración.
izquierda
Estimado Sr. Mulligan, me ha parecido leerle que la magnitud de la pobreza (en España, por ejemplo) no es imputable a la derecha española y tampoco a las políticas económicas erráticas de la izquierda…..
Yo diría, más bien, que tanto la globalización, como la revolución tecnológica, como la debilidad de las instituciones europeas han creado pobreza y precariedad en l@s ciudadan@s debido precisamente a las pésimas políticas económicas de la izda y dcha en Europa y USA.
Saludos!
«El gran problema es que la agenda reformista de izquierdas llena de lugares comunes, falsas revoluciones y buenas intenciones, tampoco va mucho más allá. Ahora que la “revolución PODEMOS” parece que pincha y que el PSOE ha decidido jugar a intentar sustituirle en propuestas unicornianas en lugar de buscar una propuesta de centroizquierda medio razonable, el horizonte para una transformación en España está más lejos que nunca».
Solo puedo decir amén a ese párrafo. Lo dicho, el «final de época» ha parido un ratón. Un ratón de derechas, por supuesto.