La reducción drástica de emisiones de gases efecto invernadero no puede esperar

Marc Alloza

En 2019 existe un generalizado consenso científico de que la actividad humana tiene una clara incidencia en los recientes cambios climáticos. El calentamiento del planeta, el decremento de las superficies heladas, la subida del nivel del mar, el incremento de ciclones y tormentas tropicales, el aumento de episodios de lluvias extremas e inundaciones, olas de calor , periodos de sequía, entre otras son evidencias de este cambio. El alto nivel de acumulación de gases de efecto invernadero, sin precedentes planetarios en al menos los últimos 800.000 años, sería, con alta probabilidad, el causante principal de estos fenómenos.Desde el 2001 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) pone de manifiesto de forma concisa y detallada la relación de la actividad humana con el cambio climático. En sus informes se explican de forma rigurosamente científica las causas, consecuencias, proyecciones y posibles escenarios. También se indican medidas para combatir al principal agente del cambio climático: Las emisiones de gases de efecto invernadero antropogénicas(derivadas de la actividad humana). A pesar de que estos informes, así como muchos otros de Naciones Unidas y otros organismos, tienen ediciones especiales en formato «masticadito» para formuladores de políticas (policymakers). Desafortunadamente, por más protocolos, acuerdos o cumbres que celebren, los destinatarios de estos informes siguen sin acometer las acciones necesarias y las emisiones de no dejan de acumularse. En los últimos informes del IPCC (SR4 Climate Change 2014Synthesis Report , Special Report: Global Warming of 1.5 ºC) se recoge que al ritmo actual, los cambios en el clima están cerca de ser causar impactos irreversibles en la gente y los ecosistemas.

El aumento generalizado de las temperaturas podría provocar que la resistencia antimicrobiana se convirtiera en una de las principales causas de muerte en 2050 debido a la contaminación del agua. Esta contaminación también afectaría a la fertilidad masculina y femenina, así como al desarrollo neurológico infantil. También se espera que en determinadas zonas disminuyan las precipitaciones al punto que provocarán sequías más frecuentes y prolongadas que provocarán un aumento de las zonas desertizadas. Los episodios extremos de tornados, inundaciones también serán cada vez más habituales. Todos estos factores tendrán repercusión en la producción de alimentos que se verá seriamente impactada llegando a ser insuficiente (actualmente hay más problema de distribución que de producción, se estima que el 33% de alimentos se desperdicia pero por otro lado 821 millones de personas padecen hambre y más de 150 millones de niños sufren retraso del crecimiento). Como desgraciadamente se ha podido comprobar el impacto de estos riesgos acentuará más si cabe la desigualdad social y económica puesto que las nuevamente serán las personas con menos recursos las más afectadas incrementando aún más la desigualdad.

España ya se está viendo especialmente afectada por el calentamiento global. Entre 1987 y 2017 el Consorcio de Compensación de Seguros desembolsó más de 7.000 millones por siniestros, el 93% respondieron a riesgos naturales, de los cuales el 69% fueron provocados por inundaciones, el 18% por vientos 2012 y 2018 fueron también años récord en siniestralidad (ver artículo). Cerca del 20% de la superficie de España ya se considera desierto por lo que el aumento generalizado de las temperaturas y la disminución de precipitaciones pone al resto de la superficie en claro riesgo de desertización. Pero no sólo eso, el aumento del nivel del mar provocaría el hundimiento parcial de ciudades costeras como Gijón, A Coruña o Bilbao (ver imágenes del cambio climático en España).

A pesar de ello España asumió (1997) como primer compromiso del protocolo de Kyoto para 2008-2012 incrementar sus emisiones un 15% respecto a las de 1990 mientras que conjuntamente la UE (incluida España) las reducía un 8% respecto a las de 1990 (Miteco-Protocolo de Kyoto). Aún así , se cumplieron los criterios de rebote a consecuencia de la crisis. gastando entre 2008 y 2012, 800 millones en compra de emisiones.

Para el segundo compromiso de Kyoto (2013-2020) aplicaría la enmienda de Doha que implicaría una reducción mínima de 20% de emisiones respecto a 2005. En el caso particular de España en 2005 la emisiones fueron un 53% superiores a las de 1990 (segundo pic máximo anual) por lo que no parece que se vaya a mejorar mucho la situación. Aún así, y como no podría ser de otra manera, las emisiones de gases de efecto invernadero de 2017 fueron un 17,9% superiores a las de 1990 por lo que no se cumpliría con el primer compromiso de Kyoto pero un 22,9% inferiores a las de 2005 con lo que si se cumpliría con el segundo compromiso (2013-2020). Así pues tenemos que por un lado se han de reducir la emisiones drásticamente pero por otro se acuerda poder incrementarlas.

Otro aspecto curioso, por llamarlo de alguna manera, es que mientras el Pib 16-17 subía un 3.1% la emisiones lo hacían en un 4,2%. Paradójicamente, el principal aumento de emisiones se produjo en la generación eléctrica +16,9%, y es que al ser un año de sequía, la producción hidráulica cayó un 49% que se compensó con el incremento de producción eléctrica en centrales de carbón y de ciclo combinado contribuyendo a generar un ciclo vicioso en el a mayor sequía mayores emisiones a mayores emisiones mayor probabilidad de sequía.

Ante este panorama surge el movimiento Fridays for Future liderado por Greta Thunberg de 16 años que en pocos meses se extiende a nivel global. Vale la pena dedicar unos minutos a escuchar el mensaje claro y directo ( ver charla y discurso: Ted Talk Greta Thunberg , Civl Society for reEUnaissance European Economic and Social Climate). La inacción en el tema de cambio climático nos está llevando a la un callejón sin salida. En España dudo que quede alguien que por muy de izquierdas, derechas, centro, liberal, conservador, progresista, monárquico. republicano que sea; todavía no tenga claro que su futuro, y peor el de sus hijos nietos que nada han podido decidir, está en juego.

Ahora hay elecciones al gobierno de España (0,68% mundial del total de emisiones de gases de efecto invernadero ) y al parlamento europeo(UE-28 9,33%). Los próximos años serán cruciales para adoptar medidas de verdad para reducir drásticamente estas emisiones. La UE debe liderar y dar ejemplo a los demás países y en especial a las otras principales economías emisoras. El nuevo gobierno de España, como uno de los países más áridos de Europa y potencialmente de los más afectados, debería a su vez impulsar la toma de decisiones en este aspecto y dejar de rehuir su responsabilidades.

No se trata de darle ya más vueltas o dilatarlo con excusas, o ahora o nunca. Para esto No hace falta hacer «fichajes» estrella de última hora, ni continuar con discursos de buenas voluntades huecos, que quedan en mera palabrería que se lleva el viento después de repetirla durante la campaña los voceros generadores de opinión de turno. Basta con implementar las propuestas recogidas en informes como el recientemente publicado por Naciones Unidas Perspectivas del Medio Ambiente Mundial 6. Como dicen en Fridays for Future «la casa está en llamas» actúen ya como si fuera una emergencia porqué lo es.

 

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