Carlos Hidalgo
La venganza de Pedro Sánchez se sigue consumando. Las listas al Congreso, Senado y Parlamento Europeo ya están libres de desafectos. Y llenas, en algunos, casos de personajes sin más mérito que la adhesión incondicional y una posición distante hacia la competencia, el conocimiento y las ganas de aprender. Bueno. Se veía venir.
Los que no comulgamos con Sánchez y sus maneras de ver las cosas ya nos estrellamos en las primarias de Madina y nos volvimos a dar contra la pared en las primarias contra Susana. Pues cuando pierdes dos batallas así, te purgan dos o tres veces y ves que la gente quiere lo que quiere, recoges los bártulos, te vas a casa y te dedicas a hacer vida de adulto. Yo, por mi parte, ya he visto que la historia me ha pasado por encima y además celebro que Sánchez sea presidente del Gobierno. Y le votaré gustosamente en abril.
Sí que he observado que hay gente que me reprocha ahora estar callado ante lo que ocurre. En algunos casos es la misma gente que llamaba loco cuando pronosticaba que era esto lo que iba a pasar cuando tocase hacer la listas. También eran los que me ponían caras escépticas cuando decía que la capacidad de decisión de la militancia acababa en el momento en el que Sánchez fuese elegido. Pues bienvenidos. A mí ya no me importa porque estoy fuera y lo peleé cuando tocaba. Y a los que hicieron ganar a Pedro no les importa en absoluto.
Cuando pierdes una batalla, te curas como puedas, recoges tus cosas y te vas a casa a reconstruir tu vida. Y eso es lo que nos ha tocado hacer a algunos después de todo. Yo ya arrojé por la borda mi carera profesional dos veces para ayudar al PSOE, me ha costado años de frustración y menosprecios volver a ser periodista y ahora vivo felizmente alejado de la política. Demonios, hasta cubro Economía para no tratar estos temas.
Uno no debe opinar donde no es requerida su opinión, así que yo opino en reducidos grupos de amigos y en este blog, donde aún tienen la paciencia de solicitar mis irrelevantes entradas.
Como ya dije en otra ocasión, con el fascismo en las puertas del Congreso, una PP dirigido por alguien que parece un adolescente irresponsable y unos Ciudadanos ensimismados y haciendo ojitos a la ultraderecha, no voy a creerme mejor que nadie y no votar. Iré a votar.
Ahora que veo todo desde la barrera pienso en Pablo Montesinos, el periodista que ha aceptado ir en las listas de Pablo Casado. En cuanto ha dado el paso, el resto de la profesión se ha lanzado a quitarle el carnet retroactivamente. Y lo que le queda. Ya la puede ir bien política, porque en el periodismo lo va a tener complicado, aunque sea un excelente profesional.
Y ahora les tocará a los recién purgados por Sánchez volver a hacer vida normal. Mucho ánimo porque sé lo que es eso. Y las caras que ponen en las entrevistas de trabajo cuando ven que has pasado años trabajando en política. En mi caso fue un año de depresión, otro año de paro y otro más de dar tumbos como autónomo. Y rozar la indigencia en algún momento. Así que os deseo de corazón que ese periodo de transición sea más breve y menos traumático. Y bienvenidos a la vida civil. Y aprovechad para contar a la gente que las puertas giratorias son un mito en el 90% de los casos. Vuestro teléfono sonará menos. Pero serán amigos en la mayor parte de los casos.
Siento mucho lo que le ha ocurrido pero si quiere que las cosas cambien no se le ocurra volver a votarles ; solo la derrota es garantía de cambio . Así ha sido y así será.
El PSOE actual -por lo que usted dice- no representa su opinión política y hace mucho tiempo que dejo de ser un partido socialdemócrata ya que , por imposibilidad metafísica, jamás fue socialista; todo lo más busca acomodo para instalarse en los modos de la Restsuraciòn , con sus alternancias y cesantías.
Que bueno desde la expereicnia humana el articulo de Carlos . Puedo asegurar que la política suele dejar mas cicatrices curriculares de las que se piensa., y una de las mas refinadas es pechar con un estigma.(Yo creo que se da mucho más en la gente que ha pasado por formaciones de izquierda que por las de derecha). Tienes que oir en entrevistas de trabajo, por ejemplo, cosas que si te las dijeran por tu edad, sexo, religión u orientacion sexual, serian delito de discriminación.
No entraré -mucho- en lo de «la purga sanchista» porque, primero, la hay y se esta llevando a gente buena por delante; segundo, a ver quien es el guapo q defiende que no hubiera habido «purga susanista». La politica tiene momentos muy feos y muy injustos, eso si, llegados a cierto nivel, se vive por la espada, y por la espada se muere. Polonio decia el otro dia que le daban igual estas cosas a estas alturas, coincido.
Y siempre agradecer a Mulligan que me proporcione, de manera tan frecuente, para que no se me olvide su efecto disuasorio, el contacto con la vergüenza ajena.
Gracias, Laertes. Lo que tú dices de las purgas lo digo yo en la entrada: no le importan a nadie, excepto a quienes las sufren. Y sí, el menosprecio a quienes han trabajado en política en el sector privado roza la ilegalidad. Aparte de tener que demostrar siempre que no por haberte vinculado a una serie siglas careces de competencias o de criterio
Si todas las experiencias en ese sentido, se contasen juntas, sin dramas ni exageraciones, hechos desnudos, frases verídicas, creo que no se lo creerian.
Bueno…en fin…que difícil es hacer el amor en un Simca 1000…Ejem.
No es cierto que las purgas no nos preocupen a los electores, que somos los que otorgamos poder a los partidos, estructuras que cada vez se parecen más a las iglesias con las que comparten crisis.
Nos preocupan porque , en general, su selección es negativa.Basta comparar a Felipe Gonzalez con Sánchez.
Como ha tenido ocasión de comprobar el articulista , son hombres y mujeres (más de los primeros) los que organizan la vida política de un partido , y si no median histerias fanáticas , todo, absolutamente todo , se orienta hacia la conquista de poder político.
Esta orientación no es el producto de un pensamiento orgánico de los muchos , sino de los pocos , que a su vez se miran entre sí con recelo porque conocen bien que en último término están poseídos por la misma pasión : el poder desde el que se nos obliga a los demás. Por eso fingen que están a nuestro servicio. Pero resulta que disponemos de un enorme caudal de datos , de una experiencia muy rica que nos permite ser selectivos y prejuzgar el talento de los candidatos y los desafíos a los que se enfrentan en nuestro nombre. Y por eso surge el revisionismo en la izquierda.
Ahora bien , si te tratan mal, los que han perdido la sensibilidad democrática son los maltratadores. Especialmente en el campo de la izquierda , al reclamarse cofrades de una moral superior. Lo que a mí me produce sonrojo es la irracionalidad de quienes han sufrido abusos y humillaciones y siguen apoyando a la organización que los trituró , como algunos artistas y homosexuales , en Cuba o miles de fieles de la Iglesia Católica después de lo que les hicieron.
Espero que la venganza de Sánchez se transforme en un boomerang y sea restaurado el buen nombre de tipos como Urquizu.