Juanjo Cáceres
Este miércoles ha tenido lugar un hecho político de especial relevancia: el President de la Generalitat, Quim Torra, con toda la solemnidad que acostumbran a exhibir los tenedores del cargo, ha anunciado que da la legislatura por concluida y que se dispone a convocar elecciones una vez se produzca la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat.
Tras dicho anuncio, todos los partidos han tenido claro que se ha puesto en marcha el reloj electoral.Las elecciones serán importantes por muchos motivos. Los cambios en los equilibrios van a ser sustanciales, tanto en lo cuantitativo, con un Ciudadanos que se va a venir abajo del amplio espacio ocupado en 2017 sobre el que se aupó para convertirlo en la fuerza más votada (36 diputados), como en lo cualitativo, con un Junts que, obtenga lo que obtenga, difícilmente estará en situación de disputarle la presidencia a Esquerra Republicana. Así pues, la composición de los grupos se va a alterar significativamente y la del Govern probablemente también.
Serán también las primeras elecciones posteriores al acuerdo de gobierno de coalición, el cual inaugura una nueva era de acuerdos y de abordaje distinto del asunto catalán, pero también serán las primeras elecciones posteriores a los nuevos mapas de alianzas surgidos de las elecciones municipales. Porque aunque desde fuera pudiera parecer lo contrario, la política catalana se ha transversalizado mucho en los últimos meses. A día de hoy tenemos un acuerdo sobre Presupuestos de la Generalitat que suscriben ERC, Junts y Comunes, una alianza completamente insólita que no hemos visto desde antes de los tiempos de Artur Mas. En Barcelona, los presupuestos de Ada Colau cuentan con el apoyo tanto de su socio de Gobierno (PSC), como de ERC e incluso de Junts. En la Diputació de Barcelona, reina un gobierno participado por PSC y Junts, al que los Comunes dan apoyo. Muchos otros municipios importantes ofrecen también muestras evidentes de mezclas de partidos en los acuerdos municipales, apuntando que la era de los bloques ya ha desaparecido.
Pero no solo el eje nacional va dejando de ser decisivo para formar gobierno, como lo ha sido en la década anterior, sino que el signo de los tiempos marcados por el flamante nuevo Gobierno de España facilita que otras cuestiones políticas, más relacionadas con lo social, se abran camino. Si alguna virtud ha tenido Vox, ha sido la de reforzar la percepción de relevancia del eje izquierda – derecha, lo cual, en un territorio como el catalán, donde pocos se sienten de derechas, va a incidir con fuerza en las tendencias de voto y va dar mucho más contenido a la agenda política catalana del que ha tenido en los últimos años.
Aun así, lo catalán, desde un punto de vista territorial, va a seguir ocupando un amplio espacio en el debate preelectoral, mientras algunos partidos llamados a jugar un papel clave hacen el tránsito hacia posiciones de mayor realismo político. Sin que ahora mismo esté nada clara cuál va a ser la hoja de ruta, sí que da la sensación que hay una cierta coordinación entre actores para ir desescalando e ir dando salidas no judicializadas a la cuestión catalana. Las visiones de la España de Vox y de la Cataluña de los contenedores ardiendo han hecho mella y están propiciando giros que van más allá de lo esperado hace pocos meses.
Considero, en definitiva, que asistimos a un momento de reconfiguración de las agendas y los espacios políticos que el nuevo periodo electoral va a acabar de jalonar y que muy probablemente dé a luz a un bloque de gobernabilidad distinto al vivido en los últimos tiempos. Lo he dicho otras veces y lo reitero: la oportunidad que abrimos este pasado mes de enero es enorme y parece que son muchos los que lo han entendido. Nos hemos acostumbrado a hacer política de la peor manera posible y ya hemos visto los resultados. Ahora toca elevar la calidad y la exigencia, sin renunciar al buen juego. ¡Que ruede la pelota!
Yo también pienso que va a haber movimiento en los votos. Claro, que yo Cataluña la veo por la tele, así qeu ya em dirá usted lo que uno puede saber.