Julio Embid
Ayer la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso anunció que se creaba la «Oficina del Español» y ponía al frente de la misma al actor y ex militante de Vecinos por Torrelodones, Unión Progreso y Democracia (UPyD) y Ciudadanos Antonio Cantó García del Moral, más conocido como Toni Cantó. En la nota de prensa distribuida tras el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, se afirmaba que la lengua española es un activo cultural, social y económico de 600 millones de habitantes y el objetivo de este nuevo organismo es convertir a Madrid en la capital del español en Europa. No sabíamos que Madrid competía por este título con Londres, Berlín o Roma.
Más allá de la denominación del idioma español o del castellano, donde cada vez veo más diferencias entre los partidos nacionalistas españoles en insistir en lo primero, lo cierto es que la Real Academia Española de la Lengua, dedicada a la regulación lingüística y al fomento de la unidad idiomática del español, tiene su sede en Madrid. No desde ayer, sino desde 1713. Además, en la calle Alcalá 49, dependiente del Gobierno de España, en la sede del antiguo Banco Central, se encuentra el Instituto Cervantes, cuya función es la promoción y enseñanza de la lengua española y la difusión de la cultura de España e Hispanoamérica. Por tanto no parece que en la ciudad de Madrid el idioma español se encuentre en peligro. O que no tenga instituciones propias para defender y difundir el mismo.
Resulta que en el Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid de 1983 no hay ni siquiera una mención al idioma español o castellano, ni por supuesto está entre sus competencias la «promoción y difusión de esta lengua» como se arroga esta Comunidad Autónoma. No es muy distinto a la asunción de competencias impropias que suelen tener las comunidades gobernadas por los nacionalismos periféricos, pero es que el nacionalismo español también es insaciable. Dice la periodista Esther Palomera que este movimiento de Ayuso ha sido una forma de «hacer explícita la catadura moral» de Cantó después de sus numerosas peroratas sobre los chiringuitos. O esto o a buscar obras de teatro, Toni. Son lentejas.
Estoy seguro que los lectores votantes de los partidos de derechas serán capaces de enumerarme un sinfín de «chiringuitos» de la izquierda. Yo no lo niego. Pero como dice el gran periodista Thiago Ferrer, un Chiringuito es un «Organismo oficial dedicado a cosas que no te importan y que bien podrían descontarte de tus impuestos» y una Paguita es una «Ayuda económica que recibe alguien que no te importa y que bien podrían descontarte de tus impuestos».
Espero que a Toni Cantó le vaya electoralmente tan bien como en sus cruzadas anteriores. Sin embargo mucho me temo que la Oficina del Español en Madrid de Cantó no le hará perder al PP de la Comunidad Madrid más votos que las extintas Oficina de Captación de Empresas del Brexit de Daniel Lacalle o la inexistente Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social de Santiago Abascal, cuyo cierre en 2014 supuso la creación de un nuevo partido a la derecha de la derecha. Si el entonces Presidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González, multi-imputado y comisionista, no hubiera cerrado este organismo, muy probablemente el líder de la ultraderecha española hoy sería otro. Sin frío tampoco hace falta buscar una manta.
A las 17h de la tarde Toni Cantó ha puesto un tuit agradeciendo su nombramiento a Isabel Díaz Ayuso. Es de bien nacido ser agradecido. Sin embargo, ya ha cometido su primer error. El español no es la segunda lengua más hablada del mundo. Y tú tampoco vas a poder hacer nada para cambiar eso. Pero pan y lentejas, en casa, no te van a faltar.
Tremendo. La realidad supera a la ficción. Y, además, qué sabe este hombre de la promoción o defensa del «español»???
Diccionario de La RAE.
Lisongear:
Alabar de forma exagerada y generalmente interesada a una persona para conseguir un favor o para ganar su voluntad..
Diccionario de la Comunidad de la Reina del bocata de Calamares.
Lisongear:
Conseguir un chiringuito supercalifrasticoespialidosos.
Fe de ratas.
jeje…gege…tanto monta monta tanto.