Los “GAFA” en alerta máxima

LBNL

Para quien no lo sepa, “los GAFA” son Google, Apple, Facebook y Amazon, es decir, las principales plataformas online. Y están en alerta, como revelaba la entrevista con el presidente de Google Europa ayer en El País, porque durante el próximo mes de diciembre la Comisión Europea tiene previsto adoptar tres iniciativas importantes relacionadas con “lo digital”. La más importante será, sin duda, la nueva ley europea de servicios digitales (9 de diciembre), seguida por la Comunicación sobre ciberseguridad (15 de diciembre). Pero el Plan de acción para proteger la democracia europea de las interferencias y la manipulación (este miércoles 2 de diciembre) también impondrá obligaciones a las plataformas que irán más allá del Código de conducta acordado voluntariamente con algunas de ellas (Google, Twitter y Mozilla desde 2018, Microsoft desde 2019, TikTok desde 2020 y, como se dice en la entrevista supra, Google aplica parte de sus recomendaciones). Como sabrán, la Comisión Europea solo propone, siendo luego los Estados Miembros (a través del Consejo) y el Parlamento Europeo los que disponen. Es decir, que llevará algo de tiempo antes de que las propuestas que hará la Comisión Europea en las próximas semanas se tornen en ley directamente aplicable en todo el territorio europeo. Pero la maquinaria europea es prácticamente imparable una vez que se pone en marcha, de ahí que “los GAFA” lleven tiempo haciendo lobbying “a saco” para mitigar el impacto sobre su modelo actual de negocio. ¿Quién les puede culpar? Es legítimo que los que gozan de impunidad prácticamente total pretendan mantenerla. Pero todavía más legítimo que nuestros representantes democráticos hagan lo necesario para que las grandes plataformas online empiecen a comportarse como el resto de operadores económicos. Este diciembre marcará un antes y un después.

El presidente de Google Europa decía inocentemente que los consumidores quieren seguir beneficiándose de los servicios que ellos ofrecen, que son sin duda muy útiles, y que tienen miedo de que la burocrática Comisión Europea ponga trabas innecesarias a la iniciativa empresarial y bla bla bla. No más trabas que a otros operadores. Es decir, si El Corte Inglés no puede comerciar con mis datos de la tarjeta de fidelidad y venderle a una empresa china mi fecha de nacimiento y mi salsa de tomate frito favorita, ¿por qué Google habría de poder hacerlo? Y si el BBVA tiene obligación de dejarme contratar el seguro de vida de su hipoteca con una aseguradora ajena al BBVA, ¿por qué Apple habría de poder obligarme a comprar música solo en su aplicación? Eso sí que son trabas a la competencia, que permitieron a Microsoft acabar con el buscador Netscape imponiendo su Internet Explorer en todos sus PCs. Fue precisamente la Comisión Europea la que le abrió la puerta a Google obligando a Microsoft a permitir otros buscadores como el hoy todopoderoso Chrome.

La realidad es que las grandes plataformas se han beneficiado enormemente de los vacíos legales respecto a nuevas tecnologías (la ley siempre va por detrás de los hechos, especialmente cuando se desarrollan a velocidad vertiginosa) y no juegan limpio con la competencia. Cuando surge una alternativa intentan arrinconarla con prácticas desleales que atentan contra la libre competencia y, cuando fracasan, directamente la compran con los miles de millones de dólares acumulados no solo gracias a sus exitosos negocios sino también a una fiscalidad completamente laxa para con ellos.

El presidente de Google Europa decía también en la entrevista que, por supuesto, ellos quieren modernizar los impuestos para pagar su “parte justa” pero que mejor que eso se haga a nivel internacional y bla bla bla. Puede que con Biden se consiga pero lo que no dice el presidente de Google Europa es que varios Estados Miembros europeos (Francia a la cabeza pero también España e incluso Bruselas a escala “federal”) han dado pasos para fiscalizar nacionalmente el tráfico digital originado en sus territorios solo después de que el país de acogida de “los GAFA”, EE.UU., se retirara de las negociaciones para un acuerdo internacional en el marco de la OCDE.

Resulta que los impuestos se suelen pagar en el lugar donde tiene lugar la transacción o el domicilio de quién percibe los ingresos. Pero como las plataformas operan en el ciber-espacio, incluso si la compra se realiza en España por parte de un residente a una plataforma registrada en España, el beneficio siempre acaba “cotizando” ante la hacienda irlandesa o cualquier otra anómalamente favorable. La filial española de Apple, pongamos por caso, registra unas ganancias X que sin embargo se reducen prácticamente a cero cuando le abona a la matriz irlandesa una millonada similar por concepto de “propiedad intelectual”. Como la fiscalidad europea no está armonizada, Irlanda aplica un tipo por el impuesto de sociedades mucho menor con lo que Apple sale ganando. Pero no acaba ahí la cosa. En Irlanda la ley permite que la sociedad cotice en función del número de trabajadores radicados en Irlanda, que son muy pocos, con lo cual todos los beneficios de las operaciones de Apple en Europa generan escasísimos impuestos en todos los Estados Miembros, Irlanda incluída.

Lo anterior es un escándalo pero es también competencia desleal porque un fabricante de teléfonos o aplicaciones español no puede competir pagando impuestos como todos contra los gigantes digitales que no los pagan, incluso si desarrolla una tecnología puntera, que encima no le dejan meter en sus App stores (¿alguién conoce alguna otra que las de Apple y Google?) salvo aceptando condiciones leoninas. Y si aún así mete cabeza, le hacen una oferta millonaria y otra tecnología puntera para el saco de las grandes, con las que seguir ofreciendo servicios que nos hacen la vida más fácil a todos y con la que seguir acumulando beneficios exentos de impuestos en Irlanda. Ni siquiera hace falta que los repatríen a EE.UU. porque sus accionistas siguen forrándose con la subida permanente del valor de sus acciones en atención a sus cuotas de mercado y siempre crecientes cifras de negocio.

Por otra parte, si El País puede ser demandado por las calumnias o falsedades que pueda publicar, ¿por qué Facebook o Twitter deberían poder continuar siendo irresponsables de lo que se publica en sus redes? No son medios de comunicación, de acuerdo, pero comunican tanto o más y no tiene sentido que sigan amparando el insulto, la calumnia y la mentira proferidas anónimamente. Como mínimo cabe exigir que sean responsables de conocer la identidad real de quienes publican contenido en sus plataformas, de forma que puedan ser perseguidos por un juez que estime procedente una demanda particular que le pueda llegar. No es el caso hoy: cualquiera puede abrir una cuenta con nombre y domicilio falsos. Nadie está hablando de censura, ni previa ni posterior. Es ridículo que Facebook e Instagram adopten medidas como censurar cualquier foto en la que se vea un pezón pero quepa publicar contenido muy sexuado sin filtro de edad. Es absurdo que se imponga un mínimo de edad para abrir una cuenta sin exigir prueba de identidad. Y podría seguir.

En fin, el ciber-espacio ha entrado de lleno en nuestras vidas y con la pandemia todavía más. Y es normal que los poderes públicos maniobren para que rijan en el ciber-espacio las mismas normas que en la vida real. Ahora mismo no es el caso. El sábado compré un juguete por internet en una web de la marca. Al acabar la transacción de 30 euros con mi tarjeta de crédito me encontré una pestaña que decía “finalizar la transacción”. Dudé pero le dí no fuera a ser que lo hubiera entendido mal. Me salió inmediatamente otro mensaje informándome de que mi compra de un juego de magia por 999 euros había sido exitosa, sin haberme pedido de nuevo los datos. Intenté buscar el modo de anular pero nada. Nada de nada. Si eso me pasa con un comercio físico, tendría mil recursos para actuar, tantos que no se atreverían a hacer una cosa así porque no les saldría a cuenta. Pero seguramente la web esté establecida en Vanuatu y los estafadores residan en vaya usted a saber. Tarjeta de crédito anulada y largo proceso para impugnar el cargo en cuestión. Con suerte me libro pero ellos desde luego también. Como mucho tendrán que cerrar la web y montar otra con otro nombre para seguir estafando.

Normal es también que los hoy impunes traten de continuar siéndolo. Pero se acabó lo que se daba, quizás no para estas navidades pero Bruselas tiende a ser imparable. Y marca tendencia en el mundo, por cierto. No son pocos los países que, como con el Reglamento general de protección de datos que adoptó la Unión Europea, adoptan los estándares que marca Bruselas. Menos mal.

Un comentario en «Los “GAFA” en alerta máxima»

  1. Ahí es donde nos jugamos mucho del futuro.
    Otra buena parte es el intento de configurar las relaciones laborales a su antojo que viene desde las empresas del mundo tecnologico.

    Como en la avenntura de Ulises en la Cueva del cíclope, debajo de los corderos como «competitividad», «progreso tecologico», «Sinergias» + «jerg-jerga.jerga» + «esto es imparable» debajo se os cuela cosas mas conocidas y menos glamurosas

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