Los invisibles de Nissan

Pedro Luna Antúnez

Walter Massaro es argentino, tiene 55 años y vive en el barrio de Bellvitge de l´Hospitalet de Llobregat. Llegó a Catalunya hace 15 años tras una breve residencia en Asturias y empezó a trabajar en la planta de Zona Franca de Nissan como empleado de Magnetic Marelli, una de las subcontratas que operaban en la factoría barcelonesa. Walter, que ya tenía experiencia en el sector de la automoción en su país al haber trabajado en una de las fábricas argentinas de Peugeot, ha trabajado estos últimos quince años en las cadenas de montaje de Nissan realizando las mismas tareas que sus compañeros, los trabajadores con contrato de la empresa. Sin embargo, sus condiciones eran muy inferiores por pertenecer a una subcontrata, no sólo a nivel salarial sino también en materia de derechos sociales. En conversación telefónica, Walter recuerda cómo a un trabajador de proveedor o subcontrata no se le permitía, por ejemplo, hacer uso del transporte colectivo gratuito de Nissan ni acudir a los comedores reservados únicamente para los trabajadores de Nissan. Esa línea divisoria que separaba a trabajadores de primera y de segunda llegó a ensancharse hasta el punto de prohibir a los subcontratados disponer de vestuarios en las instalaciones de Nissan para cambiarse de ropa o ducharse tras la jornada laboral, algo que motivó que trabajadoras de las subcontratas tuvieran que cambiarse en los lavabos de la fábrica y que finalmente la mayoría salieran de casa con la ropa de trabajo ya puesta.

Los trabajadores de proveedores y subcontratas de Nissan se hacen llamar “los invisibles” y desde hace cuatro años se organizan en una coordinadora creada para combatir el trato desigual y la precariedad de su situación laboral. Walter es uno de los portavoces más activos de una coordinadora que agrupa a trabajadores de las diferentes empresas auxiliares de Nissan: Acciona, Magnetic Marelli, Tachi-S, Gestamp, Lear, Snop, ISS y Magna. En total unos 1.400 trabajadores, de los cuales unos 500 pertenecen a Acciona, la mayor de las subcontratas. Ante el anuncio del cierre de Nissan se ha hablado de la pérdida de más de 25.000 puestos de trabajo, de 3.000 trabajadores directos más unos 22.000 de empresas proveedoras de componentes dedicadas a tareas externalizadas por Nissan. Pero en esos 25.000 puestos de trabajo no suelen contarse a los invisibles. Muchos de ellos trabajaban desde hace más de veinte años en Nissan e incluso se dan casos de matrimonios en los que generalmente el marido era trabajador con contrato de Nissan y ella trabajaba para una subcontrata. Ambos realizaban el mismo trabajo pero las condiciones eran muy diferentes. Él ganaba el doble que ella. Él se trasladaba a la fábrica en los autocares de la empresa, se cambiaba y duchaba en los vestuarios. Pero ella no podía.

Los invisibles también se han echado a la calle para protestar contra el cierre de Nissan. El 12 de junio rodearon la factoría de Nissan en Zona Franca coreando lemas como “Todos somos Nissan” o el contundente “No somos ratas, somos subcontratas”. La idea de la coordinadora es la de hacer visibles a los invisibles y equipararse en derechos con los trabajadores de Nissan. Porque mientras Nissan baraja indemnizaciones de unos 120.000 euros para los trabajadores con más antigüedad en la empresa, a los subcontratados no se les ofrece indemnización alguna. De hecho el mismo Walter podría haberse prejubilado a sus 55 años como así hicieron trabajadores de Nissan de su misma edad. Y es que la precariedad de las subcontratas no sólo se manifiesta cuando hay trabajo y los engranajes de la cadena de montaje están en marcha perfectamente engrasados. La precariedad también está presente cuando se cierra una empresa.

La andadura de la coordinadora de proveedores y subcontratas de Nissan no ha sido fácil. No lo fue hace cuatro años cuando se creó y no lo está siendo tras anunciarse el cierre de Nissan. De los invisibles se ha hablado poco en los últimos años y ahora que se están movilizando y sus reivindicaciones empiezan a tener repercusión mediática, hay a quienes no les acaba de convencer que los trabajadores de las subcontratas se organicen. Así, hace unos días la federación de industria de UGT en Catalunya creó su propia coordinadora de proveedores y subcontratas de Nissan que organiza únicamente a las secciones sindicales de UGT de las empresas auxiliares, al contrario de la coordinadora original que agrupa a todos los trabajadores independientemente de su afiliación sindical. Incluso se da la circunstancia de que Walter, uno de los fundadores de la primera coordinadora, es delegado de UGT en Magnetic Marelli. Es decir, ve dolido como su propio sindicato está intentando desactivar una coordinadora que él mismo fundó como delegado de UGT. El mismo Walter se pregunta por qué su federación no creó esta coordinadora hace unos años para recuperar el transporte colectivo, los comedores y los vestuarios que los trabajadores de las subcontratas perdieron en Nissan. Quizás porque en aquel momento nadie se acordaba de los invisibles.

Los invisibles están dispuestos a dar mucha guerra. Durante años han sido la moneda de cambio en los sucesivos conflictos laborales de Nissan. Quizás no se supo ver que cuando los invisibles perdieron derechos perdían todos los trabajadores, directos e indirectos, que su precariedad iba a ser la precariedad futura que acabaría afectando al conjunto de trabajadores de Nissan hasta el anuncio del cierre de la empresa. Quizás, como cuenta Walter, cuando los trabajadores de las subcontratas tenían que ceder su puesto en la cola de las cafeteras a los trabajadores con contrato de Nissan sólo por el hecho de ser de una empresa subcontratada, no se supo ver que esa humillación sería la de todos en un futuro no muy lejano. Hoy más de 25.000 trabajadores están en la calle, hay familias rotas y matrimonios con los dos miembros sin trabajo. Pero para algunos el golpe es doble porque incluso en la calle se les sigue tratando como a trabajadores de segunda y porque en su horizonte presente y futuro sólo hay nubarrones. Al fin y al cabo el doble golpe es a la clase trabajadora en su conjunto.

3 comentarios en “Los invisibles de Nissan

  1. Acojonante. Sencillamente alucinante lo que se nos cuenta aquí hoy. Lo de la discriminación de salario y derechos vale, pero lo de segregar los autobuses y vestuarios? y lo de que los trabajadores de pleno derecho lo asuman sin problemas? divide et impera…

  2. Simón del Gran Poder , traficante de muertos y vivos , con un acento tibio pero firme , asegura que hay 28.000 y pico de fallecidos pero que podría haber 13.000 más.
    Ciencia pura y administración funeraria.
    Un genio .
    Amistad lo suscribe como afirmó el otro día.

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