Julio Embid
Los que crecimos en una educación cristiana católica recordamos que, en la catequesis, o en las muy insulsas y descafeinadas clases de religión en EGB, se enseñaba la leyenda del “sacrificio de Isaac”. Quisiera recordársela a ustedes para hablar del tema que hoy querría tratar. En ella, el patriarca judío Abraham, de una tribu nómada de Oriente Medio, de la Edad Antigua, recibe una visión de Dios que le indica que debe acudir al Monte Sión (donde presuntamente siglos después se edificaría el Templo de Jerusalén) y allí sacrificar a su único hijo Isaac. Abraham temeroso de la voluntad de Dios, decide llevar a su hijo, construye un altar con leña y cuando va a asesinar a su hijo, se le aparece un ángel que le dice:“No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único”.
Ni que decir tiene las implicaciones que en el año 2019 tendría esta leyenda y lo que pensaría un tribunal de un pastor tarado, que dijese que ha asesinado con un cuchillo a su hijo menor porque Dios se lo ha dicho. Los infanticidios son demasiado graves y dolorosos para tomárselos a la ligera. Según la ONG Save the Children más de cien niños y niñas fueron asesinados por sus padres en los últimos siete años en España. Sin embargo, este evento celebrado en el catolicismo, judaismo (Rosh Hashanah) e islam (Aid al-adha) sigue siendo un hecho fundamental en la fundación de esas religiones. Dios es todopoderoso y caprichoso. Se le obedece y punto final. Aunque lo pida todo. Un creyente debe someterse a él.
La semana pasada la revista Nature publicó un artículo titulado “Complex societies precede moralizing gods throughout world history”, elaborado por el profesor de la Universidad de Oxford Harvey Whitehouse y otros investigadores. En dicho texto se expone el proceso de creación de la religión organizada en sociedades de todo el planeta durante el final de la Edad de Hierro y comienzo de la Edad Antigua. Los autores del texto estudiaron más de 400 sociedades de todo el planeta y pudieron demostrar que, cuando una sociedad alcanza alrededor de un millón de habitantes, surge un dios todopoderoso y moralizante que exige un código de comportamiento cívico a sus creyentes, que permite mantener el control social de dicho grupo humano. Antes, las sociedades de cazadores-recolectores adoraban a dioses de la naturaleza y los grupos eran tan pequeños que casi cualquier comportamiento inmoral es enseguida descubierto por todos. En cambio, en las grandes sociedades el comportamiento inmoral puede pasar desapercibido más fácilmente. Por eso, ya desde el Antiguo Egipto, con el culto a Ra, aparece un dios que juzgará los comportamientos, un código de conducta (textos sagrados) y unos interpretes de dicho código (sacerdotes de una religión organizada). Sin la sumisión a este dios o dioses, la sociedad colapsa. Era imprescindible decirle a las masas que si roban, violan o matan arderán en el infierno por la eternidad.
La evolución de la Humanidad ha hecho que gracias al imperio de la Ley, no sea imprescindible creer en los Diez Mandamientos que Yahvé le entregó a Moisés en dos tablas de piedra para saber que matar es malo. Las condenas por homicidio o asesinato en un juicio justo perfectamente reglado, hacen desistir a muchos de los potenciales homicidas. La ilustración y las ideas de progreso surgidas en Europa a partir del siglo XVIII han hecho que vivamos en sociedades cada vez más laicas, donde la religión, muy poco a poco, retrocede su peso en el Estado. No se hace por tanto necesario creer en Dios y guardar los viernes de Cuaresma sin comer carne para ser buena persona. Quien quiera lavar su conciencia tiene numerosas ongs con las que colaborar sin necesidad de echar calderilla al cepillo de la misa.
El pasado 14 de marzo, la sala del Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo desestimó el recurso de casación interpuesto por el arzobispado de Zaragoza y los obispados de Albarracín, Huesca, Jaca, Tarazona y Barbastro-Monzón contra el Gobierno de Aragón por la decisión del mismo de reducir el horario de las clases de “religión católica” de 90 minutos a 45 minutos en los cuatro cursos de Secundaria desde el curso lectivo 2015/2016. Se entiende según el Supremo que «La reducción horaria en sí no cercena la libertad religiosa de los padres y alumnos ni (…) su derecho a recibir una enseñanza religiosa conforme a sus convicciones», ya que esta «es de oferta obligatoria y es voluntario cursarla». Son cada vez más los padres que libremente no matriculan a sus hijos en religión. Según el Ministerio de Educación en Primaria se pasó de un 76,8% en el curso 2004/2005 a un 57,9% en el curso 2016/2017. Casi 19 puntos menos. Ya no digo nada de la práxis religiosa que desciende en España a un ritmo muy elevado, donde ya son más los matrimonios civiles (74%) que religiosos.
Los seres humanos estamos aprendiendo que no es necesario someterse a seres invisibles (y a sus representantes demasiado visibles) para ser buena persona, honesto y justo. Hemos tardado casi tres milenios en reconocer que, si tienes una visión divina que te insta a asesinar en su honor a tu hijo con un cuchillo, lo mejor es acudir al psiquiatra. Hace tres décadas cualquier declaración del Papa de Roma iba a todas las portadas de los periodicos españoles. Hoy, con dificultad, la encontramos en la página 40, sección Sociedad. Afortunadamente cualquier tiempo pasado fue anterior.
Efectivamente totalmente de acuerdo con el articulo de Julio Embid, que además está muy bien escrito.
Añadir, con malevolencia, que para sustituir los códigos morales y lavar las conciencias, a parte de la ONG, ahora tenemos una determinada visión -si bien muy extendida- de la economía, que te dice que si hay beneficio monetario, todo esta perdonado, todo justificado.
Pues yo no estoy de acuerdo. Sobre todo en su reducciónista concepcion de la religión. No es Moises , sino el Código Penal ; no es matar , sino a quíen.
No es la evolución , algo científico y contrastado por excavaciones, sino la moral de la época.
La moral Cristiana , aunque tosca en sus principios fundacionales , es una moral compasiva y rígida ; como la que informa a la izquierdista.
La evolución determinista responde , no ante la moral – que carece de evolución , solo de descripción – sino al impulso de adaptación biológico.
Para evolucionar , la moral necesitaría de un referente , que solo es accesible a un torpe Presidente de Méjico y sus estúpidas peticiones de perdón anacrónicas.
Veo que no soy el único con ramalazos místicos. De todas formas lo de «Era imprescindible decirle a las masas que si roban, violan o matan arderán en el infierno por la eternidad.», igual un día lo que hay que hacer es decírselo a las élites :-).
Sobre lo de «no matarás», ya escrirbí una vez, que es un tema muy amplio, y que en la norma no hay excepciones aunque luego haya curas castrenses. Como aquel monólogo de Gila, vas la guerra y matas todo lo que quieres y la polícia a callar.
Y es indignante que haya profesores de religión (catequesis) dentro de la educación obligatoria, cómo si no tuviesen locales, medios (de todo tipo) y liberados. Ojo que tienen emisoras de radio donde ponen «Sympathy for the Devil», por que ya todo es una broma. Y eso obliga a los otros niños a hacer asignaturas como ética o valores en la actualidad. Hace unas semanas la escuela (pública pura y dura) de mi hijos nos enviaba un aviso de que estaban esperando que el arzobispado enviase a la sustituta de la profesora de religión que está de baja, porque la eligen ellos. E insisto no se habla de las religiones, para eso bastaría con historia, historia de las ideas, filosofia… no se trata de dogma de la iglesia católica.
Y bueno ya hay unos partidos que hacen defensa de la religión católica, bueno de una versión ligera que permite no llegar virgen al matrimonio o divorsiarse o no ira misa…. pero luego nosequé de sus valores. Es irrritante