Julio Embid
En 2008 la HBO lanzó una nueva serie de televisión llamada True Blood, titulada Sangre Fresca en España. La serie partía de que unos científicos japoneses habían inventado un sustitutivo artificial de la sangre que se vendía embotellada acabando con la escasez de sangre y las donaciones. Los vampiros aprovechaban y salían del armario ya que habiendo sangre Hacendado ya no hacía falta hacer daño a nadie.
En la Comunidad de Madrid, siempre a la vanguardia del liberalismo cañí y la total ausencia de vergüenza, se ha decidido ir un paso más allá. No se han dedicado a invertir en innovación y desarrollo para inventar la sangre artificial. El gasto en I+D es un 45% inferior al de 2009. Lo último tras privatizar la sanidad es privatizar las donaciones de sangre.
No no, no estáis alucinando. El Gobierno de la Comunidad de Madrid ha aprobado la privatización de la gestión de las donaciones de sangre, que ceden a la Cruz Roja a cambio de 9,3 millones de euros. Desde el próximo 1 de marzo se cierra el servicio público de autobuses de Donantes de Sangre y se cede los autobuses del Centro de Transfusión a la Cruz Roja, única ONG que de momento ha aplicado a este servicio. Los 130 trabajadores del Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid encerrados protestan y pelean por su puesto de trabajo. ¿En dónde está el truco? En que la Cruz Roja va a cobrar a la Comunidad de Madrid 67 euros por bolsa de sangre, mientras que la gran mayoría de sus trabajadores son voluntarios y no personal sanitario con contrato indefinido. La Comunidad de Madrid se ahorra 130 nóminas y todos contentos. Se deja unos años a la Cruz Roja (que no genera tanto rechazo) y después ya se sacará a subasta el servicio, para que él que más ponga se lo lleve.
Yo no estoy en contra de la labor que hace la Cruz Roja en todo el mundo. Su labor desde hace 150 años ha sido maravillosa en todos los conflictos en guerras y desastres en todos los continentes. Ahora bien, como donante A+ y residente madrileño estoy harto del pago y el repago, de la privatización de la sanidad pública, el gasto en tontadas y que mi cuarto hora de mal rato, valga 67 euros, los cuales también copago yo.
¿Qué salidas nos quedan? Una muy sencilla, en lugar de donar en los autobuses de la Cruz Roja, para que las bolsas las vendan a los hospitales que las necesiten, ir directamente al Hospital más cercano cada tres meses y donar allí. Sin intermediarios, ni facturas. Eso y votar en 2015 a cualquier otro partido que no sean los que gobiernan ahora.
El poeta cubano José Martí dijo una vez que «Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre». Sin derramarla ni una gotica, espero que llegue a donde tiene que llegar.
Que panorama!
Y ya se va haciendo en mas cosas lo de privatizar en primer paso con entidades sin ánimo de lucro… y luego control opaco o posterior paso al lucro.