Alicia Ramos Jordán
“I thought how unpleasant it is to be locked out; and I thought how it is worse, perhaps, to be locked in” (Virginia Woolf).
La manifestación del 7 de noviembre, «Marcha estatal contra las violencias machistas», ha generado una serie de artículos de opinión sobre el machismo y la violencia de género en nuestro país. Sin duda, uno de los más polémicos ha sido el artículo del señor Arcadi Espada «El negocio del Sexo», lo más desconcertante no es tanto el artículo sino que haya sido publicado. Este hecho demuestra que esa manifestación era más que necesaria y que en este país aún hay gente que no ha entendido nada o casi nada de los problemas que afectan a la sociedad, no solo a las mujeres.
Afirmaciones como «Los crímenes de pareja forman parte de una obstinada violencia privada cuyas raíces son casi insondables» pone en evidencia que se niega (o ignora) que es precisamente la división arbitraria de lo público y lo privado el factor fundamental de la subordinación de las mujeres por parte del capitalismo histórico. Las mujeres han sido excluidas del campo institucional, ya que el contrato social, incluso en los estados de bienestar, depende de la subordinación de la mujer en el contrato sexual; y ha sido precisamente el derrumbe de ese estado de bienestar lo que ha dado lugar a un impulso de los movimientos feministas, junto y dentro de los movimientos sociales.
Factores como la desigualdad, la crisis y la imposibilidad de resolución de los problemas desde las instituciones; las políticas neoconservadoras impuestas sin la protección ofrecida por el estado de bienestar, el derrumbe de los servicios públicos (guarderías, comedores escolares y mal funcionamiento de la sanidad) ha hecho que muchas mujeres salieran a la calle y ocuparan el espacio público. En esta ocupación hemos entendido que no se trata de «ser iguales» sino de «diferentes de», diferentes de la norma impuesta por el «patriarcado» que regula no solo las relaciones de género sino también las preferencias sexuales y lo hace en relación a la autoridad y a la economía, pero también al conocimiento: qué se puede/debe conocer, quiénes pueden y deben saber. En este sentido podemos afirmar que el señor Espada se equivoca cuando dice que es un error que se identificara la violencia de género como un asunto político. La violencia de género sí es un asunto político, ya que debe analizarse como un dominio hegemónico sobre las mujeres, sin olvidar su legitimación en los diferentes ámbitos sociales y personales y su asociación con el racismo, el clasismo y el sexismo que sustenta el orden social.
La ocupación de las calles por parte de los movimientos sociales ha permitido ver los varios ejes de opresión y la necesidad de una alianza entre colectivos que han sido «marginalizados» por el orden social (LGBT, inmigrantes, trabajadoras del sexo prostitutas, inmigrantes). Estas alianzas han logrado que lo marginal pasara de leerse de forma individual a colectiva y que se pusiera en evidencia que todos estos grupos han sido excluidos del poder ya que como indica Gyatri Chakravorty Spivak, su discurso no está validado por la/s institución/es (educativas desde la escolaridad primaria hasta la universidad, médicas, jurídicas, científicas) que no solo se han encargado de silenciar sus voces, disciplinar sus cuerpos, sino de desechar la escucha y menospreciar sus saberes.
Por lo tanto, Iñigo Errejón tiene razón cuando sostiene que «en dos días 5 mujeres asesinadas. La violencia machista nos avergüenza como país, necesitamos un gobierno a la altura” y el señor Espada no entiende nada cuando afirma que no podemos lamentarnos de la intervención institucional y social en los casos de violencia de género. Podemos lamentarnos, podemos, porque ese orden social continúa sosteniendo que el poder/conocimiento es masculino. Así que de lo que se trata es de reconceptualizar el conocimiento, de invadir el espacio público desde lo cotidiano, de hacer, como indica Josefina Ludmer, política o ciencia en tanto madre o ama de casa. Se trata de romper con las limitaciones sociales impuestas por la división entre los géneros y sobre todo de reformar las instituciones desde el ámbito cultural hasta el sanitario, pasando por el educativo.
Esperemos que el 20 de diciembre nos dé un gobierno que sí esté a la altura.
El artículo de Espada es un despropósito. Pocos días antes de se artículo había escrito en su blog que la vicepresidenta S.S.S. habia posado como «una fulana de Motel» en aquella famosa foto en El Mundo. Repugnante. Sorprende, como bien dice la articulista, no tanto el artículo como que se publique. Del nuevo director de El Mundo esperábamos algo más. Arcadi hace tiempo que confunde el periodismo con su ( inmenso y patológico ) ego. Su necesidad de ser sublime sin interrupción le lleva a escribir a veces auténticas barbaridades. Desde que es tertuliano de tv se ha contagiado de todas las estupideces del gremio.
«Esperemos que el 20 de diciembre nos dé un gobierno que sí esté a la altura.»
Esperemos….
Idem. A lo del 20 de diciembre y a lo del impresentable Arcadi
El artículo de Espada describe bastante bien la situación frente a los clichés de Alicia Ramos.
Iñigo Errejon no tiene razón nunca, para que ustedes lo sepan.
Todo este artículo es un disparate. Ni siquiera parece delirante, sino una broma grotesca. Que desperdicio de verborrea. En lo único que acierta es en que tras el 20 de diciembre habrá un gobierno “a la altura » , porque no hay posibilidad de que caiga en manos de gente como Errejón y demás izquierdas dementes.
El artículo de Espada era excelente (como casi siempre).
Uffff que rancio suena. No sé quien es Alicia Ramos Jordán, pero suena tanto a estas post adolescentes que han ido a 2 charlas y han aparecido 4 días de volutarias en asociaciones y a partir de ahí pontifican……
Bueno, yo no es que tenga mucha más experiencia, salvo que soy abogado y ejerzo como abogado de la asociación de víctimas de violencia de género Velaluz.
Sobre la excursión esta del día 7, comentar que fue muy cuqui. Todo muy bien, la gente en autobuses subvencionados a Madrid cantando canciones, con banderitas…. todo genial.
Pero mientras tanto, había unas mujeres en la puerta del sol en huelga de hambre. El día 7 ya llevaban 7 días en huelga de hambre, pidiendo algunas cosillas sobre violencia de género que igual a las feministas de carné se le escapan. Por cierto, llegaron los matones de Sos papá y asociaciones por el estilo a amenazarlas, acosarlas etc etc. Por allí, por Sol, salvo Bea Sestayo y cuatro más, no se pasó ni dios de los de la manifa cuqui.
Ahora bien, tú cojes a un maltratador y le dices eso de «es precisamente la división arbitraria de lo público y lo privado el factor fundamental de la subordinación de las mujeres por parte del capitalismo histórico.» y seguro seguro que el maltratador te dice… me has convencido, a partir de ahora sólo le voy a regalar flores a mi mujer.
Diossssss que perezaaaaaaaa
Me alegra toda esta seríe de comentarios, yo que pensaba que era un artículo nada polémico que solo trataba de dejar en evidencia algo bastante evidente, que el artículo del señor Arcadi Espada sí que era un desprósito. Ahora bien dada la serie de comentarios algunas cosas que desearía aclarar.
En relación al prósito (que no desprósito), la violencia de género tiene, en gran medida, causas y soluciones poíticas y dos que se trata de buscar un femenismo que transcienda el burgués y conecte con otros grupos oprimidos. Aquí me respuesta al señor Pablo Franco, Alicia Ramos ha trabajado y colaborado con mujeres guatemaltecas y chicanas en el sur de california y sabe muy bien que la situación de discriminación depende mucho del género pero también de la clase y la raza (su diferencia entre la manifestación cuqui, feminista de carné y el resto) de ahí la intención de este artículo, la de promover un feminsimo transversal que pueda conectar ambas manifestaciones (la cuqui y las mujeres en la puerta del sol) siento mucho que la frase “es precisamente la división arbitraria de lo público y lo privado el factor fundamental de la subordinación de las mujeres por parte del capitalismo histórico.” le haya molestado, evidentemente esa frase no va hacer que el maltratador deje de maltratar, y ahí todo mi respeto por su trabajo (que usted debería tener por el de los demás, o informarse antes de hablar); pero quizás si que un señor que escribe en un periódico deje de comparar la violencia de género con un cáncer de próstata; lo cual sí que me parece “grotesco”.
“Grotesco” (exagerado y de mal gusto según la RAE) me parece un adjetivo poco adecuado para criticar este artículo, comprendo que al señor Javier no le haya gustado (podría indicar, como el señor Franco, que es un artículo poco claro, poco estructurado, sin contenido, sin orden etc…cosas básicas para un comentario crítico de texto vaya; pero grotesco!!!), repito grotesco es comparar un suicidio con que una persona acabe con la vida de otra como ha hecho el señor Espada.
En cuanto a los cliché algunas informaciones básicas, datos del (INSGENAR, 2011):
• A nivel mundial, una de cada cinco mujeres será víctima de violaciones o intento de violación en el transcurso de su vida;
• La mitad de las mujeres que mueren por homicidio son asesinadas por su actual pareja o expareja;
• Para las mujeres entre 15 y 44 años, la violencia es la principal causa de muerte y discapacidad;
• Mas del 80% de las víctimas del tráfico de personas son mujeres;
• Más de 130 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilación genital.
Debemos tener en cuenta que esto muchas veces sucede en todas las capas sociales; pero corren más riesgos la mujeres pobres, afro, trans, inmigrantes, campesinas e indígenas (volvemos a la diferencia que marca el señor Franco como feminsitas de carné, cuqui y el resto). Sin olvidar que La Corte Penal Internacional incluyó los hecho de violencia de género como crímenes de lesa humanidad, así que caballeros, de algo privado, como un cáncer de próstata o un suicido ni hablar. No se puede decir más, quién quiera oir que oiga.
Gracias, Alicia. Tú artículo es tan evidente como vomitivo el de Arcadi Espada.
Que me perdone la articulista. He intentado leer su respuesta a mi post. Pero al ver su querencia por los adjetivos, las frases rimbombantes y lo pedante de su discurso, no he sido capaz de llegar más allá del primer punto y aparte. Pero vamos, que me ha convencido, que sí que sí. Que Arcadi muy malo y las marchas cuquis muy buenas. Hala, hasta otra.
Un gran artículo.
La realidad de todas formas no me hace ser optimista pues a no ser que haya otro terremoto parece que se nos viene encima la neo-derecha con más fórmulas machistas, eso sí, bien escondidas en ese discurso suyo tan bonito a la par que vacío de contenido.
Creo que artículos como el tuyo, Alicia, son el camino. La educación es básica, empezando por amplios sectores de la izquierda que todavía no comprenden lo que significa el feminismo y todo lo que conlleva, el cambio de nuestra sociedad a algo que tenga que ver más con valores como la tolerancia, la igualdad, el pacifismo o la justicia social.
Gracias por tu artículo Alicia.
Un saludo.