Senyor_J
El pasado 1 de setiembre inauguraba la temporada de Debate Callejero con algunas observaciones que resulta oportuno rescatar. Por ejemplo:
«Lo de que la realización de la consulta es aún una posibilidad no se sostiene racionalmente y los que siguen dando la paliza con ello lo hacen por postureo político, porque se aproxima la Diada de la V y por no cargar con la responsabilidad de ser ellos los que den un paso atrás. Y es que después de otro 11S multitudinario en el año del Tricentenari, desinflar el globo consultivo va a tener un elevado coste político«.
O bien:
«Por lo tanto volvemos a la encrucijada real, la de seguir la ruta de ERC o no seguirla. Ello plantea varios problemas al partido de Jordi Pujol. Sobrepasados en las encuestas, están llamados a perder el poder de convocarse unas elecciones si acuden solos, y con su negativa final a la consulta, la coalición electoral con ERC habría de ser imposible. De ello podemos deducir que si no hay consulta, tampoco será factible proponer elecciones plesbicitarias: simplemente serán anticipadas»
Asistimos estos días a la hora de la verdad respecto a estas cuestiones. La ficción de la consulta del 9N, que CiU nunca quiso realizar de acuerdo con su propia ley de consultas porque no estaba dispuesta a enfrentarse a la segura suspensión y posterior prohibición del Tribunal Constitucional, ha finalizado, y es el momento de la digestión del mal trago. Como era de prever, ello se está llevando a cabo, no desde la ficticia unidad de las fuerzas soberanistas, que también es cosa del pasado, sino mediante tácticas tan brillantes y conocidas como «tirar balones fuera», «tonto el último», «donde dije digo digo Diego» o «no por mucho madrugar amanece más temprano». Disimulos, prestidigitaciones y juegos de manos son una vez más todo lo que la movilizada sociedad catalana recibe de sus partidos políticos y en particular del gobierno en que ha puesto su confianza. A dicha sociedad se le ha trasladado una invitación a participar en un proceso, pero sin contar con ellos, ni tampoco con sus convicciones e intereses, porque los únicos intereses tenidos en cuenta han sido los de… (sigue leyendo).
La cámara secreta
En tiempos donde la red y más concretamente las redes sociales se convierten en instrumentos de agitación, de mayor acceso a la participación política y al intercambio de opiniones, todos estos meses de teatralización alrededor de la consulta han tenido como fuente de inspiración el despotismo ilustrado («todo por el pueblo pero sin el pueblo». Mejor aun en francés: «Tout pour le peuple, rien par le peuple«) y como centro exclusivo de la toma de decisiones un sitio en concreto: la cámara secreta. Por cámara secreta me refiero a esos lugares donde se han reunido el govern y los representantes de los partidos implicados en el desarrollo de la consulta: CiU, ERC, ICV i CUP. En ese no tan secreto lugar se ha jugado a un extraño juego consistente en hacer ver que se estaba planeando el llevar a cabo una consulta sobre la formación de un nuevo estado catalán y poniendo las bases del procedimiento, a pesar de que todos y cada uno de los reunidos sabían que eso no iba a suceder. Un espacio donde, además, todos constataban una y otra vez sus diferencias pero del que siempre salían luego sin dar explicaciones fehacientes y haciendo ver que estaban muy unidos, además de asegurar que así se mantendrían hasta el fin de la eternidad.
En tal caso, ¿para qué se reunían? ¿Ha sido la cámara secreta una especie de centro estratégico orientado a tensar las relaciones con el gobierno central, mediante diferentes pasos tácticos dirigidos a simular que se estaba preparando una consulta como paso previo a un proceso de secesión? ¿O bien esa ola que puso en movimiento Artur Mas algún tiempo atrás, consistente en elevar sus objetivos ficticios hasta la obtención de un estado propio, tras la negativa de Rajoy a algún tipo de pacto fiscal, era demasiado absorbente como para que no se subieran todos los partidos que creen legítimo el derecho a decidir sobre la forma de estado y, por lo tanto, no les quedaba otra solución que calentar la silla aunque no creyeran en el proceso? ¿Puede ser que los sabios estrategas de esos otros partidos pensasen que la consulta se volvería inevitable, no tanto por la voluntad de Artur Mas, sino a causa de la presión callejera de la sociedad civil independentista?
Es difícil dar una respuesta exacta a ello y probablemente haya habido un poco de todo. Así, a medida que el calendario previsto en la propia ley catalana ha avanzado, la ficción se ha ido viniendo abajo: un día supimos que no había censo de votantes, otro que no había apenas votantes registrados en el extranjero, otro que no se habían indicado ni la mitad de los puntos de votación… En definitiva, no había nada, y a Artur Mas y su séquito no le quedaba otra alternativa que reconocer que la consulta no era viable. Eso sí, para quemarse lo menos posible, su intención inicial era proponer un harakiri conjunto de todos los partidos proconsulta, pero como eso de abrirse las tripas en público apetece más bien poco, el resto parece que se decantaron más por un: «No, mira, por nosotros seguimos adelante. Si quieres bajarte del carro, sales tú y lo cuentas al poble«. Eso sí, entre dimes y diretes, los medios estuvieron retransmitiendo incesantemente las reuniones de la cámara secreta, a horas por cierto bastante intempestivas (que si un viernes hasta las tantas, que si un lunes también hasta tarde…), para que al final saliera Artur el martes 14 diciendo eso de que va a montar una consulta «alternativa», con su rostro granítico debidamente reforzado para que no se le cayera la cara en mitad de la rueda de prensa. Y con la habilidad para el ilusionismo que le caracteriza, ha logrado enrolar de nuevo en la misma a buena parte de los miembros habituales de la cámara secreta, sin que la ausencia total de seriedad democrática les suponga problema alguno. Que no vaya a haber censo, ni elección de miembros de mesa, ni las garantías mínimas que impidan diferenciar Cataluña de una democracia bananera parece no importarle a ninguno de los implicados.
Así las cosas, si sumamos las dinámicas perversas de la cámara secreta a la esperpéntica reprimenda de Jordi Pujol al Parlament el día de su comparecencia, cuesta no darse cuenta de que Cataluña vive una crisis institucional de primer orden que, cuando menos, exige la convocatoria inmediata de elecciones anticipadas y sin pretensiones plesbicitarias: que los ciudadanos valoren con su voto como ven el escenario, que surja una nueva relación de fuerzas con posiciones claras sobre derecho a decidir y sobre la independencia y a partir de ahí que se establezca un nuevo itinerario. Ahora mismo es fundamental poner punto y final para siempre a ese postpujolismo que ha convertido el escenario político catalán en un teatrillo de mimos (o quizás de memos), donde se lleva años sin hacer ninguna clase de política que no gire alrededor de los temas nacionales, a pesar de la que está cayendo. Y que esta dinámica de acompañamiento de las tácticas burdas del president por parte del resto de partidos debe terminar, si bien algún día la izquierda institucional catalana tendrá que explicar por qué ha seguido tanto tiempo a rueda de Mas; o porque no, aun a riesgo de quemarse, ha salido a la palestra y ha dicho la verdad: que la consulta «legal» no iba a ningún sitio y que todo era una ficción. Era eso lo que algunos hubiéramos esperado de, al menos, la mitad de las organizaciones de la cámara secreta.
ANEXO 1: Entretanto, Iceta…
Las aguas políticas bajan turbulentas y Miquel intenta pescar. No pasa un día sin que se ofrezca, en nombre del PSC, a formar gobierno con CiU, una oferta que ahora mismo Artur Mas aceptaría sin dudarlo, ya que no le mueve otra cosa que intentar sobrevivir al frente del gobierno, se ha quedado un tanto huérfano de aliados y le vendría bien una solución que le evite el convocar elecciones. Iceta, como fino analista, sabe que ese pacto sería balsámico para el PSC: devolvería al partido al centro de la vida política catalana (hoy vive muy a los márgenes) y le permitiría recuperar algunos cargos institucionales para recolocar a muchos de los suyos que no tienen donde caerse muertos tras su gran declive electoral. Conseguirlo supondría todo un baño mediático para un PSC muy necesitado de parecer importante y un cortafuegos para la sobrerepresantación de ERC en la vida política catalana. No hay que olvidar tampoco que esa opción contaría con el beneplácito de un Duran, quien por cierto trabaja en secreto para dotar de un futuro a su propio partido, UDC, una vez se inicie la descomposición electoral y tal vez interna de CiU.
No obstante, ese paso sigue siendo inviable con unas bases de CDC volcadas en el soberanismo. A pesar de que a los altos cargos de CiU no les duele el practicar todo tipo de travestismo político, sigue siendo imposible vender ese pacto a ciertos alcaldes, concejales y asambleas locales, por lo que Iceta seguirá predicando en el desierto y Mas seguirá descendiendo a los infiernos, aunque con la ilusión de experimentar un rebote que le devuelva al cielo de los santos héroes. Salvo, claro está, que al final ese pacto se imponga desde fuera, porque el miedo que deben de suscitar los mensajes absurdos e irracionales que emite un Junqueras (algún día habremos de dedicarle un texto a este hombre), como cuando el pasado lunes 13 invitó a llevar a cabo una Declaración Unilateral de Independencia y convocar elecciones, bien podría conducir a una solución impuesta por los poderes fácticos y las grandes familia, sea esta u otra. ¿Por qué en serio alguien cree que La Caixa y compañía no tienen nada que decir en todo esto?
ANEXO 2: Y en Madrid…
Hay que subrayar también que al gobierno de España le ha costado muy poco ganar la partida del 9N y que parece que lo ha hecho por KO, aunque Mas intente convertirla en una mera derrota por puntos. Me temo que los partidos catalanes no han sido conscientes de que en el momento que firmaron la ley de consultas, pasaron de tener como único contrincante al gobierno central a enfrentarse a un abanico mucho más amplio de instancias estatales. Y es que en efecto el gobierno de Rajoy puede tener sus fragilidades, pero el Estado español, incluyendo en él a altos funcionarios, poder judicial, etcétera, es muy poderoso y bastante competente cuando se lo propone. De ahí que con un par de recursos y unas pocas declaraciones, la consulta haya quedado vista para sentencia y el frente soberanista se haya hecho trizas, al menos de momento. Ese es otro dato que nos alerta de cuál es el nivel actual de la política catalana. No obstante, el 9N era tan solo una batalla: la guerra va para rato y aunque parezca que la voluntad del gobierno español se impone por el momento, estamos lejos de poder predecir cuál será el desenlace. No olvidemos que la fase 2 apenas está comenzando.
perdón, off topic:
http://www.elmundotoday.com/2014/10/ana-mato-exige-la-dimision-de-la-enfermera-infectada-por-ebola/
http://www.elmundotoday.com/2014/10/ana-mato-no-dimitira-porque-es-lo-que-querria-el-virus-del-ebola/
Interesante artículo.
Escribía Arcadi Espada hace unos días que, salvo Azaña, el denominador común de los políticos españoles ( incluyendo a los catalanes ) era tratar como inmaduros, casi niños, al pueblo de Cataluña. Esa incapacidad para situar a la sociedad catalana frente a «su» realidad. La ficción, como la llama nuestro articulista, no es ese 9N ( ni esa otra cosa homeopática , ridícula, que se ha inventado Mas como efecto placebo) ,mentira evidente desde el minuto uno, sino hacer creer a una sociedad destrozada por una crisis ( como el resto ) que Cataluña será sin el acuerdo de todos los españoles. Y no hablo de legalidad, que debería ser suficiente, sino de sentido común. Hacer creer que unos cuantos españoles nos podían «robar» el derecho a decidir de todos, Y esta ficción sirve para desmontar la mentira del 9N y esa otra que algunos nos anuncian ya, ahora como farsa, que diría Marx, en forma de DUI.
El enésimo giro de esta inmensa comedia lo estamos viviendo ya. Duran e Iceta intentando pactar un acuerdo de gobierno que permita a CiU llegar al final de legislatura y, mientras tanto, apagar el fuego que ellos mismos encendieron. Menudo lío, que diría Rajoy. Veremos.
Lo que ha quedado nuevamente claro, por si había alguna duda, es que Cataluña no es Escocia. En Escocia las líderes independentistas jamás mintieron a sus votantes. En Cataluña la mentira de su clase política es la norma. No es poca diferencia.
«En Escocia las líderes independentistas jamás mintieron a sus votantes». Esa es, exactamente, la diferencia. Incluso, ahora, cuando apuntan el fundamento legal de esa consulta de la señlorita Pepis que preconiza un Artur Mas cada día con más cara de lerdo, están minitiendo. No hay nada, en su propia legislación, que apoye esa mamarrachada.
1.800.000 personas manifestándose en favor del derecho a decidir debería ser suficiente para celebrar el 9N, no permitir que se haga va contra toda lógica democrática. Ir contra el derecho a decidir en democracia la hace inhumana.
Es vergonzoso que no se deje votar en una democracia y más aún que haya «demócratas» que lo defiendan. Quien debe decidir sobre Catalunya es su población censada -ya han decidido suficiente los que se sienten españoles durante 300 años- .
Si un estado europeo quiere marcharse de Europa no necesita de la opinión de todos los europeos para marcharse, con su voluntad basta.
Hay tanta injusticia en esto que quien se apoya en la ley (Constitución) para defender una España unida, lo que acaba consiguiendo es una España aún más podrida si cabe.
Se que por decir menos muchos han muerto en estos 300 años, esperemos que los que se sienten españoles de hoy sean demócratas y no asesinos.
Viva la libertad de expresión. Abajo los inmovilismos.
Buena reflexión, senyor J, es gratificante ver algo de sensatez entre tanta confusión.
Lo que dice Desanti es cierto y compatible con el artículo.
Lo que me parece demencial es que al convocar la consulta se sabía claramente que el TC la prohibiría y que el único camino era la desobediencia. Cambiarla ahora por un sucedáneo es ridículo, y apostar por una declaración unilateral de independencia no es creíble por parte del govern. Si han sido incapaces de plantarse para organizar la consulta, plantear ahora la independencia es una tomadura de pelo. Por lo menos por parte de CiU, hay otros independentistas que me merecen el mayor de los respetos.
DeSanti: «Si un estado europeo quiere marcharse de Europa no necesita de la opinión de todos los europeos para marcharse, con su voluntad basta.» Claro, porque se trata de un estado que previamente ha decidido libremente su adhesión a la UE. No me diga que no es capaz de ver la diferencia.
Aplicado esto dentro de un estado, algunos defienden que una parte del mismo puede decidir que ya no quiere convivir con el esto. ¿Que hay de malo en ello? se preguntaba uno que yo me sé. Pero si se le respondía que eso tiene la misa lógica que admitir que la mayoría de un estado no quiera convivir con una parte del mismo y que, al margen de la voluntad de esa parte, pretenda optar por su expulsión del conjunto (no quieren convivir con esos), torcía el morro. No, eso no puede ser. Pero eso es justamente lo que quisieran los de la Liga Padana en Italia. Pretender que dentro de un país, irse o quedarse es algo a dirimir así de sencillamente por la mera voluntad unilateral de una parte (casi siempre suelen ser lo ricos, curiosamente no hay separatismo de pobres) es bastante ridículo y desde luego nada tiene que ver con la democracia, sistema que se basa, sobre todo, en las decisiones que por definición son revocables. Seguramente por eso, quienes defienden eso del derecho a decidir, tan saleroso, son incapaces de explicarse y explicarnos como es posible que, si tan democrático es ese supuesto «derecho», ningún país del mundo (democrático o no) lo tenga recogido en sus leyes, como un derecho que asiste a sus ciudadanos. Ni siquiera aquellos que precisamente han surgido de un proceso semejante. ¿No le parece raro?
Y ya me parece el colmo aseverar que «por decir menos muchos han muerto en estos 300 años, esperemos que los que se sienten españoles de hoy sean demócratas y no asesinos». ¡Hombre no; es al revés! No es casualidad que sean quienes han defendido eso los que hayan tendido a hacerlo matando a sus semejante que no compartían tan democráticos conceptos. Se lo digo desde Euskadi, no hablo de oídas.
Cuando he escrito el comentario anterior, recién llegado de vacaciones, no había leído el artículo que, sobre el mismo asunto, publicaba hoy en El País Martín Ortega: «El derecho a decidir no existe».
http://elpais.com/elpais/2014/10/10/opinion/1412946101_991126.html
El derecho a decidir existe, es un derecho humano, otra cosa es que no queramos reconocer nuestros propios derechos como humanos y nos volvamos inhumanos.
La diferencia entre salir de Europa como Estado o salir de España para convertirse en Estado es que a Cataluña se la considera un país conquistado y obligado a pertenecer bajo los términos de rendición desde hace 300 años.
Este inmovilismo es el que ha hecho que multitud de territorios se hayan independizado del imperio español, convirtiéndose en estados independientes y no quieran volver. Cataluña es una más que ha optado por la vía pacifica. Euskadi no es Cataluña. ETA es vasca no catalana, no se confundan por considerar a todos españoles.
Finalmente, no se conoce ningún Estado que haya expulsado parte de su territorio por no querer convivir con sus habitantes, más bien, en estos casos, se les ha masacrado para dominar dicho territorio y con el tiempo la mayoría se ha independizado con razón.