Barañain
Era un pequeño recuadro, justo en el margen interior (derecho) de una página par (la página 30), junto al pliegue sobre el que se aloja el suplemento Babelia. Así, tan discretamente, este pasado sábado (17.01.15) El País informaba a sus lectores de algo que a simple vista contradecía mucho de lo que ese periódico (y tras él, buena parte de la prensa española) venía contando –y editorializando- a propósito de cierto tratamiento farmacológico contra la hepatitis C.
A este asunto dediqué un artículo, hace unos días (“Márgenes y límites en la sanidad pública”) y me parece obligado retomarlo, aunque sea solo brevemente.
http://www.debatecallejero.com/margenes-y-limites-en-la-sanidad-publica/
El discreto recuadro informativo al que me refiero ahora decía:
“La sanidad pública británica (NHS) ha decidido retrasar al menos cuatro meses el uso del sofosbuvir, el fármaco de Gilead contra la hepatitis C, por su elevado precio, según ha informado The Guardian. El precio acordado en el país es de 35.000 libras (46.000 euros) por un tratamiento de 12 semanas. En España se ha llegado a un acuerdo con el fabricante de un precio de unos 18.000 euros. La decisión es sorprendente porque el Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y los Cuidados (NICE), una referencia mundial en estudios y criterios de coste-efectividad, había informado de que, incluso a ese precio, se trataba de un tratamiento que, a largo plazo, ahorra al sistema. Al final, el propio NICE ha dado visto bueno al retraso (en la versión digital, el periodista ponía su nota creativa asegurando que “las presiones han llegado a tal punto que el propio NICE ha dado el visto bueno al retraso”; observación fantasiosa que fue retirada, con criterio razonable, en la edición en papel). El acceso al sofosbuvir está siendo complicado… En la UE, Francia propuso crear un frente para negociar el precio a la baja”.
Cuando tantos ríos de tinta han corrido por las páginas de El País (y otros medios) para hacer de este asunto un acta de acusación partidista contra el PP vinculandolo con su política de recortes y tanto disparate se ha dicho y escrito sobre la criminal voluntad del gobierno (de la incompetente ministra Mato y de su sucesor Alonso) de sacrificar la vida de no sé cuántos miles de ciudadanos, y todo por haber negociado tan mal el precio del fármaco, uno esperaría una mayor cobertura de esa noticia. No ha sido así. De momento, al menos.
¿A qué se puede deber tal sobriedad informativa en medio de tanto exceso? ¿Será porque la evidencia de que la negociación de precios tiene unos márgenes y de que el criterio seguido en España no varía mucho del que cabe esperar en el resto de la UE no cuadra con el sensacionalismo tremendista previo? ¿Será porque no conviene que la gente conozca que en otros países -incluso de mayor nivel económico que el nuestro- ni siquiera se plantearán administrar ese fármaco así como así? ¿Será porque eso pone en evidencia a quienes han teatralizado el problema hasta el esperpento y manipulado y utilizado, sin el menor escrúpulo, la angustia de unos pacientes (veáse a Pablo Iglesias conocando a los dolientes a ir a manifestarse a Bruselas cogidos de su brazo)?
En la versión digital sólo había tres comentarios de otros tantos lectores a esa noticia, en claro contraste con la catarata de quejas y exabruptos tremendistas que seguían cada una de las noticias previas que enfatizaban una supuesta “excepción española”: es que cuando no hay aspavientos ni titulares “dramáticos” los lectores se retraen. Uno de los comentarios apuntaba certeramente: “¿y ni prensa, ni enfermos ni parlamento protestan ante Downing Street como en España? ¿pero no se trata de una «emergencia sanitaria» como dice el editorialista de El Pais?”.
Ya nos lo explicarán un día de estos.
No entiendo bien si Barañain critica el tratamiento de la prensa, si pone en valor que el problema es general, si denuncia la posible demagogia de quienes protestan o si… Pero sea lo que sea, en mi opinión el tema central es cómo el gobierno aborda este problema, y le da una solución. Creo que la cuestión es esa: un grupo de ciudadanos que se juegan su salud y su vida esperando respuesta del gobierno. Creo que todo los demás es accesorio. Creo.
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Ha muerto Concha Caballero. Descanse en paz la amiga de tantas batallas.
Tiene gracia que los mismos que auparon a Pedro Sanchez ahora conspiren para echarlo. A los cinco meses. Mejor que cierren el chiringuito ya.
En Francia el gasto a precios exigidos por las farmacéuticas para las personas afectadas por hepatitis C (aproximadamente unos 128.000 ) equivale al presupuesto de todos los hospitales de París , lo que compromete seriamente los equilibrios presupuestarios de su seguridad social.
El gobierno, sometido a presiones que tratan de encerrarle en el drama innegable de los enfermos, trata con urgencia de reforzar su posición negociadora, porque no sólo está en juego una solución para estos pacientes sino también la negociación para la adquisición de nuevas moléculas en terapias de éxito que pueda producir la industria. Sin esperar a la lentísima coordinación con sus colegas de la UE, ha puesto en marcha una serie de medidas de carácter impositivo sobre los volúmenes de compra a las farmacéuticas sabedora de los astronómicos márgenes de beneficio para tratamientos cuyo coste de fabricación es de 200 € y tratan de venderse a 42.000 €.
Cómo puede apreciarse , es un contexto maravilloso para la demagogia y la irresponsabilidad que tan certeramente denunciaba Barañain. Al igual que en los asuntos económicos se echa de menos una buena información por personas cualificadas que contribuya a mitigar la angustia de los afectados , como en esta caso , y procure un debate sobre las opciones reales a considerar.
Si el NICE británico afirma que a 36.000 euros por tratamiento se está favoreciendo – a largo plazo- al sistema, hay poco que discutir. ¿ Por qué afirma Barañain que las posibles presiones son una observación fantasiosa?
¿Sería ético plantearse que el largo plazo permite un diferímiento del costo al precio de pagar plazos menos gravosos, pero a costa de la salud de muchos ciudadanos?
En España el precio es mucho menor, pero quizás no tengamos la misma solvencia. Lo que no comprendo es la diferencia de precios entre ambas naciones. Que con el costo nacional de los tratamientos se podría mejorar mucho el propio sistema sanitario, supongo que será un factor que habrá tenido en cuenta el Instituto citado al evaluar el ahorro a lago plazo que han resuelto que suponía. Quizás han tenido en cuenta que con la prórroga de cuatro meses, y siempre que en este plazo se tratase a los pacientes más graves, el modelo resultaba más eficiente.
Si como dice Arthur Mulliganen , el coste del tratamiento compromete el equilibrio presupuestario, el informe del NICE es erróneo.
Puede que la solución sea la renegociación del precio con la farmacéutica y un relativo diferímiento de los tratamientos.
Es ciertamente complicado, y como bién dice caldo de cultivo para la demagogia ( y el populismo de ciertas recetas que adolecen de vulgarización).