Melancolía

Arthur Mulligan

En los momentos que esto escribo el virus de esta pandemia tal y como nos advertían desde el gobierno ha desatado una furia nunca vista por nuestra generación y la abundancia de bromas y mensajes jocosos de los primeros momentos empieza a dar paso a una intensa preocupación, en la que tanto las familias felices como las desdichadas de la primera frase de Ana Karenina, se parecen en el temor a los efectos conocidos por la imprevisión y la incertidumbre que provoca en su ánimo la cifra de fallecidos diarios – aún expresadas en centenas – y la siniestra imágen de un Palacio del Hielo convertido en morgue de fortuna.También, en cada región de la Unión Europea, la esperanza de esas mismas familias en la habilidad de sus gobiernos para afrontar la crisis, varía cada una a su modo.

La mayoría de los ciudadanos que estamos confinados asistimos impotentes a los debates en los medios, buscando un tipo de verdades que éstos no pueden ofrecer porque o bien se celebran en el fértil terreno del pasado que no fue o, impotentes a su vez, recitan mantras para un futuro que no condicionan, evitando sostener una posición firme que pueda desmoronarse en los siguientes días y semanas, no tanto por la generalización de su sentido último de falta de prudencia cuanto por las deserciones en su propia facción.

La democracia se define precisamente en virtud de la crítica, toda vez que el concepto de «división de poderes » en el que siempre se han fundado las democracias no afirma sino que «cada uno de estos poderes critica los otros y limita así la arbitrariedad a la que cada poder tendería sin dicho elemento crítico».

Como escribía Adorno, «quien critica viola el tabú de la unidad, que tiende a la organización totalitaria. El crítico divide y se convierte, en la retórica totalitaria, en un disidente».

Esta mentalidad, de larga tradición en nuestra vida política y social, resulta especialmente problemática en situaciones de emergencia como la actual, porque si bien ha prevalecido en nuestro imaginario como fuente de sabiduría popular el guerrista «si se mueve, no sale en la foto», que sustituye al más fecundo discernir, evaluar, examinar etc., lo más cierto es que nuestro sistema jurídico no sucumbe al malestar que despierta la crítica en su promesa concebida en exclusiva como reproche ; sin embargo, y muy a su pesar, entre la maraña de leyes que protegen la crítica en sus acepciones citadas, flota un prejuicio muy arraigado en su contra, una vaga antipatía, más sentida que articulada, debida seguramente a nuestra tardanza en abandonar la oscuridad de los tiempos del absolutismo.

Por eso resulta tanto o más irritante que las condiciones del propio confinamiento, la entrega, a cambio de la disciplina social asumida, de una información filtrada selectivamente de manera torpe, imprecisa y desorganizada, cuando no falsa, como ese «negativo no concluyente » y la compasiva unidad de tiempo «en los próximos días «, o, para intentar ser justo, las simétricas e irresponsables peticiones de los extremistas de todo género sobre el cierre de más empresas o distribución de recursos inexistentes, imposibles de satisfacer en las actuales circunstancias.

También esas loas cruzadas que invitan a mantener el carácter y el auto sacrificio, cuando no al heroísmo como sustituto de la ausencia de tests, mascarillas y respiradores, recordando la mordacidad amarga y desconsolada del gran periodista Agustín Calvet, más conocido por el seudónimo de Gaziel, cuando escribía confinado en el exilio interior de su mente, en un Madrid ennegrecido por el hambre y la represión : «¡Qué época tan admirable la nuestra, si no fuera porque se está tan mal en ella!». Los momentos Chernobil no pueden ocultar, sino más bien, poner de relieve el inmenso cambio habido en el perseguido intento por parte de tantos viajeros románticos de obtener una definición aproximada sobre el carácter de los españoles, y así, de la definición amarga que resumía nuestro deprimido periodista como « una fuerte y extraña mezcla del visigodo, del árabe y del judío, refrita-como en una especie de encebollado-con una salsa negra y espesa, de fanatismo católico africano, ni por asomo europeo », tan del gusto de un Torra y sus secuaces, hemos pasado al que refleja el resultado de los esfuerzos colosales del régimen del 78, tan zarandeado por el Vicepresidente que ahora nos cogobierna, que ha sido el motor formidable, el artífice genial de la modernización de España para que a su vez haya sabido enfrentarse a sus crisis con éxito, algo que no se consigue con los rancios y estomagantes difusores de la pereza intelectual populista.

Las instituciones que luchan para sacarnos en condiciones de esta crisis son anteriores a la aparición en la tierra de las nuevas formas de populismo, y será no ya la supresión sino su reforma, el camino del progreso.

Y no pienso solamente en los centros que guardan y protegen a las altas jerarquías del Estado, también en este modesto supermercado abierto en un corte inglés cercano a mi domicilio, en el que realizo las compras convenientemente protegido. Camino por entre pasillos que separan mostradores en la penumbra, me sobresalto por la presencia inesperada de maniquíes extendiendo sus brazos, admiro la resiliencia de los trabajadores que reponen mercancías y siento el frío de las cámaras que interpreto como la antesala de algo desagradable.

Y entonces pienso en las cifras de hoy, en los más de 55.000 contagiados, en los más de 4.000 fallecidos, solo en las últimas 24 horas 655, y a pesar de que todas las impresiones de los primeros días habían ido perdiendo intensidad, me siento vulnerable, empático, envuelto en la magnitud de la tragedia y no puedo impedir que la emoción humedezca la mascarilla .

Y aquí estoy, imaginando un Cenotafio inmenso situado en la capital de mi país, que recoja en su poesía el homenaje exacto a nuestros héroes anónimos, aquellos que murieron en su patria, no por ella, sin ser conocidos y en silencio, lejos de su familia y sin el calor de una piel amiga; murieron y nunca sabremos si se encomendaron a una fe o a un ideal, o si nombraron a los seres que tanto amaron. Arthur

7 comentarios en “Melancolía

  1. Se auncia que se frenan los despidos por causas objetivas y se renuevan automáticamente los contratos temporales. Ya veremos como se redacta eso en el BOE, ya que no tengo claro s,i de los temporales, solo se prorrogan los suspendidos, que vuelven al punto donde quedaron suspendidos, o si los que estén rodando sin que el contratado deje de trabajar vencen en la fecha inicialmente prevista. Aparentemente por lo que se lee en prensa serán renovados todos en cualquier circustancia.
    Yo creo que a las empresas las podemos distribuir en tres grupos. Las que pueden afrontar mantener las plantillas tramitando ERTES. Las que podrían si reducen ahora la plantilla pero entran en grave dificultad si no lo hacen, con independencia de poder tramitar un ERTE que les resolvería poco, pues sufren un problema de fuerte recorte en su actividad y con pocas esperanzas de rápida recuperación. Y las que no van a poder de ninguna de las maneras y les va a dar igual las medidas porque van a cerrar de cualquier modo, ahora posiblemente con más rapidez.
    Las primeras superarán la crisis. Las segunda la superarían, pero puede que las medidas terminen hundiéndolas. Las terceras van al cierre tarde o temprano con el riesgo de no poder pagar a su plantilla desde el primer momento, y por tanto no hacerlo, lo que va a impedir a sus trabajadores cobrar ni de la empresa ni del paro por no haber sido despedido.
    Esperemos que lo hayan pensado bien y que no se trate de un camino para no pagar prestaciones por desempelo, que igual l no pueden, ante lo que se le vendría encima de inmediato si los trabajadores van en masa al paro.
    Ya veremos la redacción de la ley.

  2. Como en el fútbol, en el que los minutos de prórroga no responden a un incremento del tiempo de juego sino a una compensación por el tiempo de paro, los contratos temporales tampoco se amplían en el tiempo, sino que, en el caso de suspenderse temporalmente, se prorrogan durante el tiempo en el que hayan estado suspendido. Era lo lógico. Pasan de un contrato con fecha de cancelación definida a una relaciión laboral con tiempo de trabajo efectivo definido y fecha de cancelación la que fuere una vez completado ese tiempo.
    Lo de los ERTES si ha estado claro desde el principio pero lo de los contratos temporales ha sido tratado de manera confusa en los medios de comunicación.
    file:///C:/Users/HPi3/Downloads/BOE-A-2020-4152.pdf

  3. Bien Sánchez

    ( ya que nadie lo dice aquí lo diré yo que no soy sospechoso de incondicionalidad con el personaje 🙂

    ::

  4. Yo tambien lo digo. Bien por Sánchez.
    Pero juego con ventaja pues la actividad que realizo está enclavada dentro de las esenciales. En el mundo de las artes gráficas dedicadas al packaging estamos a tope de trabajo. La fabricación de envases y etiquetas no para sino que se está a tres turnos de trabajo. El problema va a venir por el suministro de primeras materias. Las entregas de material se han dilatado enormemente. Desde el inicio de los ochenta no he vivido una situación como la que se empieza a vivir en estos momentos en las que la demanda de material autoadhesivo para la fabricación de etiquetas, fundamentalmente polipropielenos y y polietilenos ,se ha multiplicado a nivel mundial acercándonos a lo que yo identifico como peticiones de urgencia histérica.
    Ya vendrá el bajón.

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