Calos Montbau
Desde hace unas semanas en nuestra agenda política se ha sumado un nuevo protagonista que todo y ser una realidad desde hace ya años, la migración de menores no acompañados, (recordemos que los niños menores que esnifan cola ya fue noticia hace unos años con bronca incluida entre comunidades autónomas (El Periódico, 18/04/2016)), éste delicado problema social no había tenido una presencia tan continua en los medios de comunicación.Hace unos días hablaba con una profesional de este ámbito y me comentaba de la frustración por la que transitaban los educadores sociales ante una realidad que les superaba y no sólo por sus condiciones laborales paupérrimas, ya se sabe que la postmodernidad va cogida de la mano de la externalización de muchos servicios esenciales que en muchos casos se traduce en la ecuación cobrar menos y trabajar más, sino por la percepción que el esfuerzo invertido en su trabajo no se veía traducido en un resultado óptimo.
Es un tema complejo porque afecta a menores de edad, personas que están en fase de crecimiento con una alta necesidad de buscar referentes que les puedan proteger y a los que a la vez puedan cuestionar. Estas figuras que te amparan y te tensionan son los padres y familiares más próximos y en estos procesos migratorios los referentes paternos no están presentes.
El proceso migratorio de estos menores no es una elección caprichosa, sino que está integrada de varios elementos como son la falta de recursos económicos familiares, la imposibilidad de muchos de estos jóvenes de poder proyectarse con garantías en el futuro y unos países cuya situación económica es muy mejorable.
A estos elementos hay que añadirle las relaciones tan andrajosas que tienen los países europeos con el continente africano, puro y duro neocolonialismo, y una política exterior donde la solidaridad internacional no solo tiene cláusulas de letra pequeña, sino que esta letra pequeña es el eje central de un trueque muy falsario y que perpetua situaciones muy demenciales.
Pero todo y estas relaciones de dominación del eje europeo sobre el africano no deberíamos pensar que la acogida de menores no acompañados restituirá una injusticia que parece poco rebatible.
Estamos hablando de menores y eso implica especialmente realizar un minucioso diagnóstico de que es lo que le resulta más optimo a estos jóvenes. Porque creo que aun proponiendo itinerarios individuales para estos jóvenes que vayan acompañados de enormes recursos (la cual cosa está siendo difícil de conseguir tanto aquí como en otros lugares de Europa (La Vanguardia 05/10/2018) no parece claro que este proceso acabe en un óptimo desarrollo personal y comunitaria de estos jóvenes cuando se encuentran alejados de sus orígenes.
Pasados los primeros momentos de cierta felicidad del joven por el cambio de residencia el nuevo entorno presentará dificultades y la posibilidad de encontrar un lugar que les interpele se desvanecerá. Trabajo, si lo hay, será precario, intermitente e ilegal y en el momento que las administraciones asuman su tutela el rosario de continuas rotaciones de educadores dificultará un vínculo franco y sostenible en el tiempo. La invitación a vivir en un lugar donde el consumo de bienes es el eje central de la vida se verá cuestionado por la falta de recursos económicos. Y evidentemente esta realidad generará en el joven un alto nivel de frustración.
¿Y qué hacemos ante esta situación en la cual los chavales duermen en comisarías, hacinados en centros de acogida y con recursos para su itinerario personal muy limitados? Lo más sensato, que no siempre ha de coincidir con lo más popular, sería buscar la salida menos traumática para el joven a medio y largo plazo.
Y entiendo que la mejor manera de proteger a estos jóvenes, en la mayoría de los casos, excepciones habrá unas cuantas, es que puedan regresar a un contexto familiar, social y cultural conocido. Ya es bastante difícil sobrellevar la adolescencia como para encima sumarle otro foco ansiógeno.
Posiblemente los jóvenes no compartan este criterio pero que puedan volver a su entorno familiar y cultural de una manera rápida quizá pueda permitir abolir una serie de problemas que más adelante surgirán en una sociedad de acogida que se mostrará en muchos casos hostil y con unos servicios sociales a día de hoy limitados y un mercado laboral que castiga al que menos recursos tiene.
Los aspectos técnicos del regreso está claro que han de cumplir cualquier manual de derechos humanos y no el programa electoral de VOX.
Y creo que, desde posturas de izquierdas, más allá de las retóricas que ya conocemos deberían plantearse estos temas de una manera más realista porque me preocupa que los discursos maximalistas conduzcan a medio plazo, con unos recursos insuficientes destinados a estos jóvenes, a reacciones xenófobas por parte de las clases populares y que serán recogidas con celeridad por partidos populistas de derechas.
Por lo que quizá vale la pena plantear una política migratoria realista, generosa, respetuosa con los derechos humanos pero que a la vez sea una política que asuma lo que realmente uno puede atender como sociedad. Porque si a estas personas en edades especialmente frágiles le añades una lejanía con sus referentes familiares y sociales y una falta de recursos en el lugar de acogida, estaremos preparando un futuro para estos chavales nada llevadero y ese coste lo pagaremos todos, con actitudes muy alejados del internacionalismo y muy próximos al peor populismo egoísta. Y creo que, como sociedad, más allá de relaciones de dominación entre países, hemos de buscar el mayor y mejor acomodo personal de estos jóvenes que en la mayoría de los casos será estar próximo a sus familiares y contexto social ya conocido.
¿ Aspectos técnicos del regreso ? ¿ Reacciones xenófobas de las clases populares ? Todo apunta a una expulsión con buena conciencia y además con generosidad internacionalista y filantrópica mente consistente, con el propósito encomiable de estar próximos a sus familiares y contexto social ya conocido.
Pero , entonces todo el esfuerzo para venir
dejando a sus familiares y su contexto social ¿dónde queda ?
Entiéndame. No pongo en duda su buena voluntad pero pienso que en su post afloran las contradicciones inherentes a las migraciones , vengan en el Aquarius , en pateras o saltando verjas con concertinas.
Montbau pone en el foco un problema que estamos viendo tratado por los medios como grave, aunque sin extenderse demasiado. Como dice el autor:
«¿Y qué hacemos ante esta situación en la cual los chavales duermen en comisarías, hacinados en centros de acogida y con recursos para su itinerario personal muy limitados? Lo más sensato, que no siempre ha de coincidir con lo más popular, sería buscar la salida menos traumática para el joven a medio y largo plazo.» Montbau piensa en su futuro, cuando sean mayores y se encuentren sin empleo y protección, y propone que «la mejor manera de proteger a estos jóvenes, en la mayoría de los casos, excepciones habrá unas cuantas, es que puedan regresar a un contexto familiar, social y cultural conocido.» Sin embargo, sus paises de origen no pueden tampoco solucionarles la vida. Hay que tener en cuenta que la mayoría de estos jovenes han sido «empujados» por sus familiares para que vayan a un mundo más avanzado social y economicamente en todos los sentidos. Muchas madres vienen en pateras a parir a nuestros paises precisamente para que sus hijos puedan tener la esperanza de una vida mejor. el problema también ocurre, quizás con mayor intensidad en EEUU, donde actualmente hay en casas de acogida estatales o de ONGs alrededor de mil trescientos menores de edad. Muchos de ellos han sido llevados a la frontera y abandonados ahi por sus familiares para que puedan huir de la miseria. Otros han sido segregados de sus padres, que también pretendian solicitar refugio en USA.
Nuestra obligación es por ,lo menos darles una adolescencia decente con una educación suficiente. El problema es que es una necesidad NACIONAL no AUTONÖMICA. Solo si se tiene en cuenta esto, se podrán dotar los fondos necesarios para construir suficientes internados o casas de acogida, centros de formación y personal con funciones parentales y formadores. Pero tiene que ser una dotación que recaiga directamente sobre el presupuesto del Estado.