Alfonso Salmerón
Trump y Bolsonaro han abanderado en el mundo la oposición a las medidas para combatir la COVID 19. Por esa razón se les ha tildado de negacionistas. Se han comportado como unos terribles insensatos que no han tenido reparo en poner en riesgo la salud de su gente. Narcisistas y arrogantes, han desafiado a la comunidad científica internacional a la vez que iban subiendo las cifras de contagios y fallecimientos. Me compadezco de brasileños y norteamericanos. Una desgracia tener mandatarios así en un momento como éste. Suerte de nosotros que vivimos en Europa. Aquí es otra cosa. Estamos en buenas manos. Todo está bajo control.
En nuestro país ningún gobernante de ninguna comunidad autónoma ha menospreciado el virus. Ni tampoco nunca hemos escuchado decir a ningún responsable político que esto del coronavirus era poco más o menos como una gripe, afirmando que lo que estaba pasando en China o Italia era imposible que ocurriera aquí. En España hemos tenido desde el principio a todos los partidos políticos trabajando codo con codo. Nadie ha intentado sacar tajada de los errores del otro. Las decisiones se han tomado siempre con el mayor rigor científico, dejando a un lado otras consideraciones. Si había algún conflicto político pendiente como era el caso de Catalunya, nuestros líderes supieron llegar a acuerdos para buscar un lugar en la agenda de manera que no afectara a la estrategia contra la COVID 19. Lo mismo ha ocurrido con la aprobación de los presupuestos. Aquí, salvo Miguel Bosé, nadie frivolizó nunca con la salud. Nuestra manera de afrontar la crisis está siendo modélica. Y no hablemos del comportamiento de la ciudadanía. Seguramente por ello, los rebrotes han sido la excepción y afrontamos la segunda ola en unas condiciones inmejorables.
La presidenta de la Comunidad de Madrid nunca atacó las medidas más restrictivas del Gobierno central, ni el presidente de su partido la puso nunca como ejemplo de gestión. No se produjeron manifestaciones contra el confinamiento ni se consideraron las medidas de profilaxis y distanciamiento social como un ataque a las libertades individuales perpetrado por un gobierno social-comunista. No. Nada de eso ha pasado. Aquí nadie ha negado la gravedad de la realidad.
Por eso, al gobierno del Estado le resultó siempre tan sencillo sacar adelante la prórroga del Decreto del Estado de Alarma, y por ese motivo, cuando pasó la primera ola y la gestión de la COVID 19 volvió a recaer sobre las comunidades autónomas, sus presidentes que hasta ahora se habían comportado de manera solidaria con las decisiones tomadas en el Congreso de los Diputados, se apresuraron a ejercer sus competencias centrándose en la detección y la prevención de los nuevos rebrotes.
Todo ello explica probablemente nuestra envidiable posición como uno de los países en los que el ritmo de las contagios de la segunda oleada está siendo más moderado.
¡Que más quisiéramos! ¿Verdad? Más allá de las razones epidemiológicas que desconocemos todavía en profundidad y que deberían explicar porqué estamos como estamos después de varios meses de confinamiento, me parece que vale la pena reflexionar acerca de cómo la ausencia de un clima general de consenso político y coordinación institucional han contribuido de manera negativa al hecho de que, en términos generales, se hayan tirado por tierra los esfuerzos de todo este tiempo y ahora volvamos a estar al borde del colapso.
En ese sentido, el caso de la Comunidad de Madrid del que se ha hablado largo y tendido en las últimas horas, es totalmente paradigmático. Arrogancia y desconocimiento han sido el cóctel explosivo y terrorífico de (in)habilidades que han definido la estrategia empleada por Ayuso para enfrentar la crisis. ¿No subyace a esas actitudes un sustrato de negacionismo a la altura de los Trump y compañía? ¿No estamos hablando de lo mismo? ¿No son una declaración ideológica en toda la regla las medidas de confinamiento perimetral adoptados por Ayuso cuando señala los estratos más desfavorecidos y racializados de la sociedad como vectores principales de los contagios? ¿No son el clasismo y el racismo extremo junto al liberalismo ultra que reclamaban los manifestantes del barrio de Salamanca los pilares de todo programa de extrema derecha?
Pero el negacionismo del que no se salva casi nadie ha tenido en nuestros lares también otras expresiones más allá de las políticas. Un reciente estudio de la UPC (Universitat Politècnica de Catalunya) apuntaba al mal uso de la mascarilla como una de las principales causas del incremento de los contagios, al señalar el relajamiento profiláctico que se produce en el contacto social continuado, como ocurre en las reuniones informales o en las terrazas de bares y restaurantes. Es éste un negacionismo de otro corte. Negacionismo mágico podríamos llamar. Una suerte de pensamiento delirante por el cuál tenderíamos a pensar que cuando nos encontramos con algún familiar, amigo o compañero de trabajo para compartir un aperitivo al abrigo de la sombrilla de una terraza de verano, el virus se desactivara automáticamente, hecho por el cuál nos permitiríamos prescindir de la mascarilla con independencia de la distancia que mantengamos con nuestro compañero de mesa y del tiempo que permanezcamos juntos.
Y para acabar, y hablando de negacionismo patrio, me referiré a aquél que se caracteriza por negar las terribles consecuencias que tiene la contaminación atmosférica para nuestra salud. Un negacionismo tan arrogante y estúpido como el anterior, igualmente capaz de desafiar la evidencia científica que nos indica que más de 400.000 personas mueren cada año en Europa a consecuencia de la contaminación del aire nuestras ciudades producida fundamentalmente por los desplazamientos que se realizan por los vehículos de combustión.
Mientras que las principales ciudades europeas han podido situar en lugares privilegiados de su agenda pública las políticas de movilidad orientadas a facilitar la movilidad sostenible, es decir que aquella que se caracteriza por los desplazamientos a pie, en transporte público o en bicicleta, y han podido destinar respetables cantidades de recursos públicos para llevar a cabo las necesarias infraestructuras urbanísticas que hagan posible devolver al viandante su papel protagonista en la movilidad urbana. En nuestro país, igual que ocurre con la COVID 19, sigue existiendo una feroz oposición a las políticas que emanan de la evidencia científica y no de ideología alguna.
La oposición ultra y provinciana al proyecto de Madrid Central llevó al gobierno del Ayuntamiento y de la Comunidad a los partidos que utilizaron su oposición como bandera de la libertad individual y motorizada frente a los políticas venezolanas de Carmena. Ahora, la réplica de semejante fenómeno de estulticia que tanto nos horrorizó en las municipales y autonómicas del pasado año se está produciendo en la ciudad de Barcelona.
La semana pasada se presentó la Plataforma pro mobilitat lliure (Plataforma pro movilidad libre), el nombre ya lo dice todo, que agrupa a una cuarentena de entidades de la ciudad bajo el patrocinio del Grupo Godó, el altavoz de la patronal catalana, Foment del Treball y la complicidad de toda la derecha. Esta plataforma tiene por objeto el de oponerse a las infraestructuras que está poniendo en marcha la ciudad a favor de la movilidad sostenible y reducir así la contaminación, con el falaz y gastado argumento de que poner límite al coche privado perjudica gravemente la economía.
Como en la capital del reino, el argumento vuelve a ser el de la libertad individual por encima de todas las cosas. Dicho de otra manera, la burguesía catalana, como ocurriera con la madrileña, se resiste a renunciar a lo que considera un privilegio de clase y para defender el dudoso derecho de no compartir transporte con sus empleados está dispuesto a llegar a donde haga falta y a pactar con quien sea menester. De nuevo, libertad individual y clasismo se dan la mano. Porque para ellos, no lo olviden, el transporte público, como las epidemias siempre fue cosa de pobres.
Supongo que no soy el único que sintió ayer una mezcla de vergüenza ajena y rabia. Vergüenza ajena al comprobar por enésima vez el discurso de la inepta que preside la comunidad de Madrid, un discurso lleno de sandeces y mentiras. Y rabia con al presidente de un gobierno “profundamente progresista”, como se anunció en su día, impasible ante ese cúmulo de sandeces y mentiras. Lejos de mandar parar y asumir el papel que la Constitución le otorga, el presidente Sánchez ha preferido su estrategia política personal sin importarle el coste que para los ciudadanos de Madrid tiene. Va a ser “divertido” seguir desde hoy a esos militantes de psoe que hasta ayer criticaban a Gabilondo y le exigían una moción de censura contra Ayuso. Ver, digo, si seguirán exigiéndola o harán caso a Sánchez aparcando las diferencias políticas en esta luna de miel falsa.
Y es que salvo esos “negacionistas” de la crítica a Sánchez, esos que le aplaudirán haga lo que haga, sea lo mismo o lo contrario, los ciudadanos que votamos Psoe en Madrid tuvimos ayer la impresión que Sánchez nos mandó a la oposición otros 20 años, aunque esto pueda ser lo menos importante. Hay pactos con los que hay que tragar en política pero bendecir lo de Ayuso en Madrid lo supera todo. Sobre todo cuando lo urgente es salvar vidas.
Hoy 16 zonas de Madrid no confinadas superan los 1000 contagios por 100.000 habitantes. No han pasado ni 24 horas del espectáculo de banderas y fanfarrias de ayer.
Hoy en Bilbao se estrena la medida estrella del Ayuntamiento: el límite de circulación a 30 km/h , acompañada por una campaña para utilizar el transporte público y una lista nutrida de multas muy severas y de previsible éxito recaudatorio.
Para celebrarlo he sacado el coche a pasear en una atmósfera de vals vienés que daba gusto acompañar con pequeños toques de freno.
Hace un par de años se limitó a 50 km/h pero los radares de control eran cajas vacías y cuando se conoció la ocurrencia se perdió el respeto y los coches entraban a la ciudad como en Le Mans , al grito de « ¡ es broma , es broma ! »
Como vivo en el centro , todas las iniciativas peatonales carmelitanas me agradan porque puedo disfrutar mejor de nuestra ciudad , sus museos , teatros y bares rebosantes de suculentos bocados y buenos vinos. Y ,claro está , para pasear ; cuantos menos coches vengan , mejor. Una ciudad confortable al servicio principalmente de sus habitantes.
Se entra en masa por el subsuelo y por allí se vacía también.
Contra lo que piensa el articulista la burguesía bilbaína adora los espacios abiertos , la paz y el silencio en sus calles y utiliza muy poco el automóvil en sus desplazamientos porque hay un nutrido parque de plazas de garaje.
Cada vez dormimos mejor en Bilbao. Ahora , con las últimas medidas , también sin acelerones.
El precio del metro cuadrado no para de crecer porque apenas quedan solares libres ; los que se fueron , vuelven cuando pueden , a condición de tener dinero y existen aliviadores para sortear la ciudad por la periferia y sus grandes corredores, esos que utilizamos para salir al campo o a la costa.
No es ciudad para jóvenes pero recibimos a turistas de cuatro estrellas para arriba estupendamente y si vienen en avión, mucho mejor.
Pero en las inmensas rotondas hoy he notado mucha tensión y más miedo que precaución para equilibrar tan lentamente el flujo de coches que acceden a la ciudad todavía inadvertidos.
Totalmente de acuerdo. Lo de ayer me parece un error enorme de Sánchez y su gabinete. Aparecer junto a Ayuso avala su gestión y te sitúa al mismo nivel de incompetencia.
« ¿No son una declaración ideológica en toda la regla las medidas de confinamiento perimetral adoptados por Ayuso cuando señala los estratos más desfavorecidos y racializados de la sociedad como vectores principales de los contagios? »
No , o no necesariamente. La ideología no sustituye como en Cuba , Venezuela , Mexico , China etc , a los elementos cristalinos de la realidad , porque retomando el titulo de Escohotado – “ los enemigos de la realidad “ – intenta hacer un juicio de intenciones , una planificación innoble de castigo sobre las capas populares por el hecho de su condición .
Algunas – y hay que ser extremadamente cuidadosos con su señalamiento – de las incidencias relevantes estadísticas ( por ejemplo la brutalidad de la resección del clitoris ) tienen un claro marcaje étnico .
Nada que ver con las racializadas , un palabro confuso para quien trata de explicar la realidad.
Este pecado brutal de gentes que se reclaman hoy de izquierdas es inaceptable y censurable por falso , como falsa es la subyacente ideología fetiche.
Estoy de acuerdo con las conclusiones del post y de algunos de los comentarios como el de Polonio.
Si en una situación extrema como esta, tanto por las circunstancias y como por la clara incapacidad del gobierno de la comunidad o por las fudnadas dudas sobre la competencia de la presidenta, no se hace una moción de censura, se gane o se pierda -que es lo de menos- se deja a la ciudadania huerfana de representación.
Si ahora no se hace el uso legitimo que prevé la ley, que soportan las instituciones, no se deja otra salida a los ciudadanos que arriesgar haciendas, integridad fisica y hasta la salud para hacer lo obvio, que una situación de maxima emergencia no peude gestionarse por la misma gente que la ha provocado por sus decisiones conscientes y su falta de capacidad. tenemos parlamentos para que controlen a los gobernantes, y ante este caso esto ya pasa de castaño oscuro. Esto es dejación de responsabilidad.
Otro dia podemos dedicarnos a elucubrar por que circunstancias el PSOE de Madrid ha podido llegar a esta situación alucianada, si son coyunturales, estratégicas, historicas, sociologicas, psicológicas o crudiveganas. Hoy estoy muy decepcionado, que una cosa es la calma y la mesura, y otra la dejadez y dejar a la gente a los pies de los caballos (o las porras de la policia)
Y ya que lo decimos todo, y purgamos la bilis, observe la concurrencia lo que nos hacen pasar a los sociatas manchegos.
«Proyecto de ley para frenar la okupación» . os ea directamente aplicar ya el program de VOX. Que vergüenza, de verdad.
https://www.youtube.com/watch?v=10ft-4LhvvE
Zeus, llévame pronto
No Zeus , no. Mejor haz funcionar la maldita plataforma Radar Covid que el gobierno Vasco continúa traduciendo, aunque pienso que es una castaña tecnológica … ( la traducción , no el programa )
Ejem…confieso que soy negacionistas
Soy ,según Polonio,de «esos “negacionistas” de la crítica a Sánchez, esos que le aplaudirán haga lo que haga, sea lo mismo o lo contrario»…jeje.
Comparto con Alfonso Salmerón,su pasaje sobre la España que pudo ser y no es….y ahí es donde me convierto en negacionistas de los que describe Polonio:
Niego la mayor,La España que pudo ser y no es ¡¡No ha sido por culpa del presidente Sánchez!!
No hay nadie de los presentes que me pueda llevar la contraria porque hacerlo les convertiría en Negacionistas de «esos que usan la crítica a Sánchez como escarnio público,»haga lo que haga, sea lo mismo o lo contrario»…
Lo que jode realmente de Sanchez es su capacidad de comerse todos los sapos y bilis en bandeja ,por diestra y siniestra ultra derecha ,el recalcitrante independentismo y la izquierda que quiere conquistar el cielo ,subiendo a un inexistente ascensor y no por las escaleras.
Eso es lo que más les fustra a esos que blanden su superioridad moral ,ética y supuestamente democrática.en contra del gobierno de España.
Si, confieso que soy un Negacionista.
¡¡Viva Ziluminatius!!….JAJAJA…que nervios.