No es el fin del mundo

Mimo Titos

El voto irlandés contra el Tratado de Lisboa – contra la Constitución Europea rebajada – es sin duda una desafortunadísima pérdida de tiempo y energía, una nueva vuelta – y van varias – al casillero de salida, un insoportable deja vú, un sinsentido político… en fin, un auténtico e insoportable coñazo que monopolizará las páginas de opinión, tertulias radiofónicas y debates políticos europeos durante las próximas semanas y meses. Pero, contra lo que pudiera parecer, no es el fin del mundo.

Afortunadamente la vida continúa, para todos nosotros y también para la Unión Europea, cuyas instituciones van a seguir disponiendo de los medios humanos y económicos necesarios para poder decidir sobre una gran parte de las cuestiones que rigen nuestras vidas: desde las medidas fitosanitarias mínimas hasta las exenciones fiscales para los cubicajes menores, desde la desaparición de las fronteras hasta el reconocimiento mutuo de títulos académicos y profesionales, desde…

No sabría decir si es cierto, pero se suele decir que dos terceras partes o incluso tres cuartas partes de la legislación y reglamentación españolas se origina en Bruselas. Es decir, el Congreso legisla y el Gobierno toma decisiones, como también los parlamentos y ejecutivos autonómicos. Pero lo hacen sólo en aquéllas áreas que los tratados europeos les permiten y en muchos casos sólo dentro de límites máximos y mínimos ya prefijados por las instituciones comunitarias.

Esto viene siendo así al menos desde la aprobación de la llamada Acta Única que posibilitó la creación del llamado Mercado Único y ahora Interior. Los votos populares francés y neerlandés contra la Constitución Europea consiguieron acabar con ésta – debatible en la medida en la que Lisboa mantuvo su esencia – pero no con la UE: la Comisión Europea siguió decidiendo quién y cómo debe recibir subsidios agrícolas, qué posiciones adopta Europa en las negociaciones comerciales de Doha y haciendo propuestas sobre un amplio abanico de temas; el Parlamento Europeo siguió enmendando Directivas y Reglamentos que fijan el marco regulatorio de los órganos de cada Estado Miembro; y el Consejo Europeo siguió teniendo la última palabra en las grandes decisiones.

Y va a seguir siendo así. De tal manera que la posible eliminación o bajada del impuesto sobre los carburantes será o no adoptada como una medida potencial para hacer frente a la subida del petróleo sólo si así se decide en Bruselas, con independencia de lo que desee el lehendakari de turno, sea canario, vasco o parisino. Alguno habrá, porque hay de todo en la viña del Señor, que preferiría recuperar el “ámbito hispano de decisión”, el “derecho a decidir del pueblo español”, la “autodeterminación de España”, pero digamos que, entre “los enterados”, dicha posición es francamente minoritaria. Como también a nivel de “hombre de la calle” (y de hombra, como quizás añadiría Bibiana), que no sabe muy bien por qué, pero siente intuitivamente que no está mal hacer las cosas de la mano de alemanes, franceses, británicos, italianos y demás, incluso aunque a veces parezca perjudicial para nuestros intereses y en muchas ocasiones pueda resultar fastidioso.

La supervivencia de la UE y de la rutina comunitaria no es óbice para que el no irlandés sea absolutamente escandaloso. Irlanda, Eire, es un país muy pequeño, independiente desde hace no demasiadas décadas y tradicionalmente pobre de solemnidad. Gracias a su sabia administración de la ingente solidaridad europea que ha recibido en las últimas dos décadas, que ha supuesto una transferencia neta anual a Irlanda comparativamente mucho más alta que la recibida por España, Irlanda ha crecido con un gran dinamismo, recuperando a toda velocidad la diferencia en renta per cápita respecto a la media europea.

No sé si el que más, pero desde luego Irlanda es uno de los países que más se ha beneficiado de su pertenencia a la UE. Por ello, no tiene ningún sentido que su electorado vote en contra del Tratado de Lisboa, que no supone un cambio en la esencia de la Unión sino una simplificación de los procedimientos, que posibilitaría su mayor eficiencia en la misma dirección. No tiene sentido votar desde Irlanda en contra del liberalismo económico que preside la UE y del que tanto se ha beneficiado ese país. Tampoco el voto negativo contra el denominado “déficit democrático” de la UE, que no ha sido obstáculo para el beneficio irlandés y que no se agrava en modo alguno con el Tratado de Lisboa. Y aún así…

El problema es que la estupidez del electorado irlandés nos perjudica a todos. Tal y como está planteada la UE, no cabe que el Tratado entre en vigor sólo en aquéllos países que lo ratifiquen: o en todos o en ninguno. Claro está, Irlanda no es Francia, como no lo fue Dinamarca cuando votó en contra del Tratado de Maastricht, por lo que es posible que los políticos irlandeses sean capaces de encontrar una fórmula para volver a someter el Tratado a referendum y sacarlo adelante. Es incluso posible que consigan acordar una nueva interpretación de su Constitución, la que les obliga a consultar los tratados en referendum, para considerar el resultado no vinculante. En fin, que los demás les vamos a dar algunos meses para que traten de arreglarse.

El problema no es Irlanda, sino el potencial efecto contagio del voto negativo sobre otros países, señaladamente sobre el Reino Unido, con un Primer Ministro en horas bajas, quizás incapaz de resistir la demanda de consultar al electorado británico. Si tal contagio llega a ocurrir, Europa se romperá en dos: de un lado los que queremos más integración y de otra los que ya están un poco incómodos habiendo llegado tan lejos. Pero incluso en este supuesto la Unión Europea seguiría adelante, eso sí, con un núcleo duro más integrado, al menos en algunas áreas. Pero eso ya pasa hoy día, con el régimen de Schengen sólo para algunos, o el euro, o la política de seguridad y defensa, etc. La Unión Europea es ya en gran medida una Unión a la carta y la ratificación o no del Tratado de Lisboa no va a cambiarlo.

Lo único que va a pasar es que vamos a perder mucho tiempo y energías para seguir tratando de llegar al objetivo que llevamos persiguiendo desde hace un lustro y que no acabamos de alcanzar: dotarnos de reglas de funcionamiento más sencillas, que nos permitan actuar “a 27” con la misma eficacia con la que lo hacíamos a 15. Pero incluso tal retraso no será malo a ojos de todos. Por ejemplo, seguro que no son pocos los que en el seno de la Comisión Europea consideren que no hay mal que por bien no venga teniendo en cuenta que, en la práctica, el voto negativo retrasa la elección de un Presidente del Consejo Europeo, llamado a birlarle protagonismo a la Comisión. Puede que también Solana encuentre un pañuelo en el que enjugar sus lágrimas atendiendo a que últimamente crecían las dudas sobre su idoneidad para ser el primer “Ministro de Exteriores” de la nueva Unión. En cambio, nadie querrá siquiera considerar su reemplazo en tanto no esté claro el nuevo marco legal.

Así que lamentemos el resultado y la confusión y esfuerzos malgastados que conlleva, pero siendo plenamente conscientes de que la Unión va a seguir funcionando, encontrando en la práctica vías para sobrellevar la inflación de países miembros. Eso sí, hasta que Irlanda no repare el desaguisado, al menos yo voy a boicotear los pubs irlandeses. Pásalo.

70 comentarios en “No es el fin del mundo

  1. Gracias, Titos. Discrepo.

    El sol seguirá saliendo por Antequera, sí, pero una de dos: o el Tratado era de verdad importante y su frustración supone un contratiempo grave; o era más o menos superfluo y nos han tenido distraídos con un asunto menor, como pareces sugerir. Yo me temo lo primero. Algunas ideas:

    – La cantidad de energía política e institucional despilfarrada en el intento de resucitar la Constitución no saldrá gratis. En España hubo, creo recordar, un referéndum, entre otras cosas. El Presidente debería dar cuenta de dónde han ido esos esfuerzos. El que nuestros líderes se embarquen en proyectos técnicamente tan mal urdidos nada aporta ni a la causa europea ni al prestigio de la política.

    – Hay que colgar de los güevos a quienes pusieron el parche a la Constitución fracasada. Clama al cielo el que, con el precedente de los «noes» de 2005, no se previera explícitamente la posibilidad de desenganche de los países que no ratificasen Lisboa sin que ello impidiese la entrada en vigor del nuevo Tratado.

    – Todos los que saben de esto sostienen que la Unión a 27 no puede funcionar con el actual marco institucional. Ciertamente, Bruselas seguirá produciendo directivas. Pero, sin aliento ni dirección política, cada vez veremos cosas más raras el tipo 240 horas semanales.

    – La casa se construyó inicialmente para 6 vecinos. Las tuberías y los cables se adecuaban a sus necesidades. Cuando se le pusieron al edificio nueve plantas más, en un proceso largo y bien pensado, se fueron reformando las bajantes y se compró un cuadro eléctrico de más potencia. Hace cuatro años se metieron en la casa de golpe doce familias más, sin que se modificasen las infraestructuras porque nadie (y, desde luego, no los nuevos inquilinos) estaba dispuesto a pagar derramas. Como resultado, hay apagones, el agua no llega con presión a los pisos y todos estamos más incómodos.

    – Creo, como dije, que la solución pasa por los conceptos que ya se han barajdado: geometría variable, cooperaciones reforzadas, círculos concéntricos (ya funcionan: ni el Euro ni Schengen agrupan a todos). Hay pueblos europeos que claramente no quieren integrarse en una unión política. Otros tenemos la sensación, o la certidumbre, de que es la mejor vía para no caer en la irrelevancia (o, si quieres, para acomodarnos a una irrelevancia más llevadera). Habrá que ir con ellos. Pero es cierto que se plantean problemas de fondo por la dirección que están tomando dos países centrales para España en esta vía alternativa, Francia e Italia. Habrá, de todos modos, que intentarlo.

    – Me parece que el futuro está en el pasado: en una UE formato 86, tal vez sin británicos, daneses y griegos, y tal vez sumando a algún finlandés suelto: un núcleo duro, una verdadera confederación de diez países liderados por Alemania, sería, creo, el horizonte óptimo. Con los de fuera, cooperación ad hoc.

    (De ayer. Un buque de exploración oceanográfica neozelandés pescó el mes pasado en aguas del antártico un calamar gigante: casi ocho metros de longitud. Hubiera dado para un descomunal bocata, pero lo van a conservar en un museo. Tal vez pueda sugerírsele a nuestro cefalópodo que se vaya a los mares australes, a ver si por ahí tiene algo más de éxito).

    Abrazos para todos.

  2. Dice Mimos que el problema no es la estupidez del electorado irlandes sino que los estúpidos se multipliquen y como respuesta personal al desaguisado va a boicotear al cava irlandes, cosa que, previsiblemente, no hará Solana, que se va a poner tibio de Guiness porque se va a retrasar el momento del pito pito gorgorito que podría retirarlo del machito.
    Enfín, que una vez que esto que Europa, en lo referente al tratado de Lisboa, entra en período de turbulencias, con marcada tendencia a la desaceleración acentuada, tampoco quiere decir que vaya a ser el fin del mundo mundial.
    Pos mira que bien. Ya me queo más relajao. Lo del reconocimiento que el electorao puede ser estúpido en sus decisiones, me tranquiliza y da algunas respuestas a nivel nacional.

  3. Gracias Mimo Titos,discrepo de Teoura y de tu articulo.
    No tengo nada mas que decir….aunque deberia decir algo…pero se me ha ido el santo al cielo.
    Si logro dar con el ,vuelvo y os lo cuento.

  4. Gracias Mimo Titos,discrepo de Teoura y de tu articulo y de lo que dice Fernando.
    Hoy solo discrepo..aunque no tenga nada mas que decir.

  5. Gracias Mimo Titos pero aunque Fernando me de animos sigo discrepando de tus palabras y de las suyas y de las de Teoura ,por supuesto.

    Discrepo ..aunque no tenga nada mas que decir.

  6. Teoura, sobresaliente en ortodoxia europea y oreja por su apoyo implícito a Rajoy: «Otros tenemos la sensación, o la certidumbre…» Certeza?
    Yo también discrepo. Ni el Tratado es del todo irrelevante (hace falta por la necesidad de eficiencia que describe el ortodoxo Teoura), ni esencial (fueron dejando caer del mismo (primero Convención, luego Conferencia Intergubernamental, luego referendos y Consejo Europeo, nueva Conferencia Intergubernamental y ahora sabe quién qué) todos los elementos verdaderamente integradores o federalistas (más allá de la bandera, lo habría sido la elección por sufragio directo del Presidente de la Comisión, por ejemplo). Yo también quiero más integración y cada vez está más claro que la única vía es la geometría variable. La tesis del artículo es que por mucho que los analistas ortodoxos dictaminen que lo de Irlanda marca un antes y un después, o que Teoura hable con melancolía y frustración del abandono del proyecto integrador, todo eso lleva en marcha ya muchos años.
    La otra opción sería seguir construyendo Europa sin el pueblo: todo lo mejor para el pueblo pero sin él, un despotismo verdaderamente ilustrado. Pero no parece aceptable y la gente, que luego no vota, o vota mal (el único electorado que hasta ahora no se ha equivocado nunca es el español), exige tener algo que decir sobre materias que ni entiende ni hace el esfuerzo por entender. Por eso, la única vía realista es la geometría variable, que al final suele devenir en que todos, o casi todos, se apuntan al carro. Por ejemplo, los nórdicos no están en el euro pero sí en Schengen.
    En paralelo convendría lanzar un par de proyectos, de iniciativas, para crear opinión pública europea, como lo han hecho la Champions, Eurovisión, Erasmus, etc. Redoblar la apuesta, y hacer obligatorio el cursillo de europeismo para los políticos nacionales, de todas las naciones, siempre prestos a apuntarse las medallas que consigue Bruselas y a echarle a Bruselas la culpa de todos los errores propios.

  7. Discrepo, Titos.

    ¿Oreja por mi «apoyo implícito a Rajoy»? No entiendo: ¿tirón de orejas, u oreja -y rabo-? ¿Rayuá? Tampoco yo sé en qué equipo juega. ¿Ortodoxia? Quienes hace ya años que decimos que la ampliación de 2004 fue un error hemos tenido que pasar a la clandestinidad para evitar linchamientos en foros europeístas. ¿Certeza? Uma casa portuguesa é, com certeza, uma casa portuguesa. (Del DRAE: «Certidumbre: 1. Certeza»).

  8. Bien, pues supongo que yo también seré un estúpido (bien por la acendrada conciencia democrática que implica descalificar intelectualmente a los que no piensan como yo), porque si ayer hubiera podido ir a votar también habría votado NO. Antes de que la jauría europeísta se ponga a echar espuma por la boca, harían bien en preguntarse qué tipo de Europa es la que consagra el Tratado de Lisboa, pero parece que algunos, después de descifrar el galimatías legal de marras (no deja de tener su gracia que nos queramos guiar por un texto que ni los expertos entienden), han llegado a conclusiones inquietantes.
    Por ejemplo, que de la tan traída y llevada democratización de las instituciones, nada de nada. Por más que se trate de enredar, parece claro que Consejo, Comisión, Tribunal de Justicia o Banco Central Europeo (los órganos menos representativos) siguen siendo los machitos del tinglado y el Parlamento continúa claramente en un papel subalterno.
    ¿Y qué decir de la no menos mentada Europa social, la Europa del bienestar, la de los derechos y la defensa de las conquistas sociales? Pues que se nos deshace entre las manos como un azucarillo. Lo que se trata de defender ya solo es la «competencia libre»o la circulación sin restricciones de capitales, con un apuesta decidida por el desmantelamiento del Estado de Bienestar alcanzado en la posguerra, por las privatizaciones y la precarización laboral. Lo de las 65 horas semanales es un adelanto de lo que se nos viene encima. O empezamos a movilizarnos y, entre otras cosas, a decir no (cuando nos dejan) o las élites políticas y económicas que padecemos van a arrasar un legado que costó mucho esfuerzo conseguir.
    Así que permítanme apoyar humilde y estúpidamente a los irlandeses (mayoritariamente agricultores y obreros, al parecer) que han dicho NO a la Europa que amenaza en el horizonte.

  9. Teoura,
    Tú mismo cavas tu tumba: «los que desde hace años…» Ortodoxia? No busques más. Da igual si la ampliación masiva fue un error o no. No hay vuelta atrás. La cuestión es cómo proseguir hacia la integración: con todos o sólo con unos pocos? Hemos fracasado por dos veces «a 27» y ahora habrá una decisión política, seguramente, de avanzar por grupos. Mi tesis es que tal decisión es falsa porque ya lo estábamos haciendo, de la misma manera en que la aprobación del Tratado no habría implicado verdaderamente un nivel de integración homogéneo entre los 27.
    Sabes que es verdad. Quizás ayude pensar que tú estás en un plano académico-conceptual mientras que mi análisis es más cercano a la superficia: dónde estamos y para donde vamos. Estamos sólo un poco más jodidos que antes del referendo irlandés y vamos en la misma dirección, con un pequeño bache y de forma más desordenada.

    PD: Que certidumbre esté aceptado por la RAE, como supongo también reforzamiento, no quiere decir que sea apropiado para uso de un docto como tú. O es que acaso escribes también setiembre, sicólogo, etc?

  10. Simpapeles, a mí su postura me parece «estúpida» simplemente como me lo parece matar moscas a cañonazos o matar al pianista cuando tu chica liga con otro. Es decir, sus objetivos serán muy loables y los comparto pero su análisis sinceramente creo que es errado.
    El estado del bienestar no lo creó la UE, si acaso lo creó la presión soviética, la ilustración europea (Bismark fue el primero en crear algo parecido a la seguridad social!) y el Plan Marshall que permitió que se reconstruyera Europa con dinero yankee. Y tampoco se lo está cargando, o aligerando, la UE sino la globalización. Esos chinos que debajo de su casa están dispuestos a trabajar 7 días a la semana, 20 horas al día, ese chino que en China produce zapatos mucho más barato que el de Elche, etc. En este contexto cabe aligerar un poco la carga social o cerrar las fronteras europeas a cal y canto. No sé si tiene Vd coche pero si no es europeo Vd sufriría e incluso si lo es también sufriría porque los europeos son mucho más baratos por efecto de la competencia de los coches asiáticos. La otra opción, y por ella parecemos transitar, es importar «esclavos» y tener dos tipos de personal en casa: los blanquitos con todo tipo de derechos y los oscuritos sin ninguno, viviendo en chabolas y cobrando jornales de miseria sin papeles. Así también somos capaces de producir barato nosotros.
    Pero digame Vd, por favor, qué coño tiene que ver el Tratado de Lisboa (aprobación por mayoría cualificada, etc) con este dilema??? Vd no tiene un pelo de estúpido pero en este tema me parece que se ha dejado vender al menos parte de la moto por la demagogia.

  11. Titos, no hay quien te entienda.

    Parece que me quieres decir que los ortodoxos de hogaño son los heterodoxos de antaño; joder con la doxa. Las orejas de Rajoy han desaparecido. Ojalá el fiasco de Lisboa fuera un mero «bache», como dices; yo lo juzgo grave, en sí y como síntoma doble: de un proyecto que se queda sin aliento y de un liderazgo europeo anémico, irresponsable. No me sitúes en un «plano académico-conceptual», que no llevo GPS. Y no me insultes llamándome docto, a ver si vamos a perder las enemistades.

    Precisamente porque coincido con las preocupaciones de fondo de Simpapeles, mi posición es diametralmente opuesta. Lisboa era un progreso, ciertamente limitado. Sin Lisboa no estaremos mejor, ni tendremos instrumentos más eficaces o legítimos para proteger la dimensión social de Europa. No comparto la letanía del «déficit democrático»; los procesos gubernamentales no son, en Europa, antidemocráticos. No creo en absoluto en el uso del referéndum como prueba del nueve de la pureza de los sistemas democráticos. En las democracias representativas, el «sí» o el «no» sin matices está para lo que está (muy pocas cosas), mientras que la apelación directa al pueblo es marca de la casa en los regímenes autoritarios.

  12. Impresionante el nivel de discusión que el No de Irlanda está provocando dentro de DC. Si Mimo Titos pronostica que «monopolizará las páginas de opinión, tertulias radiofónicas y debates políticos europeos durante las próximas semanas y meses», el precedente de Dc lo convierte en obvio. Hay demasiados aspectos en juego que pueden ponderadamente explicar este último NO. Carecemos todavía de encuestas que intenten analizar quiénes votaron que NO y por qué. Teoura parte de la base de que la apresurada ampliación de la UE explica los noes. En efecto, si un elegante Club de Golf se amplía muy rápidamente, se quedará sin cesped y la sede social dejará de ser un agradable sitio de reunión, todo sucio, colas para coger mesa, etc. Pero, como dice Mimo Titos, ya tuvo lugar la ampliación acelerada y no hay vuelta atrás. ¿El electorado Irlandés es estúpido? Yo creo que lo que ha pasado es que los beneficios que Irlanda ha obtenido de la UE, los votantes los han considerado como algo debido y que, ademas, votar no sale gratis, ya que no van a dejar de percibirse aunque se vote que no. Es decir, el referendum es un lujo donde se puede votar lo más «in» sin consecuencias negativas. Además, ellos están convencidos de que han sido las fuertes inversiones de empresas norteamericanas, encantadas de tener un puente en Europa con su misma lengua y pocas leyes antidespido, la que les han llevado a su reciente prosperidad. Está claro que la UE se va a proseguir en diversos conjuntos con zonas solapadas, lo que se suele denominar «ampliación de geometría variable». Ya están Schengen y el área del euro(€). Por cierto, que esta última está consiguiendo nuevos socios ocultos. En efecto, salvo Inglaterra, casi todos los demás países europeos que no están en el euro, mantienen un tipo de cambio casi constante con el euro. Todo ello demuestra que con No o sin No, Europa se va ampliando aunque con mayor lentitud que si se celebraran varios referendums con mayoría de Síes.

  13. Mimo Titos (11) «En paralelo convendría lanzar un par de proyectos, de iniciativas, para crear opinión pública europea, como lo han hecho la Champions, Eurovisión, Erasmus, etc. Redoblar la apuesta, y hacer obligatorio el cursillo de europeismo para los políticos nacionales, de todas las naciones, siempre prestos a apuntarse las medallas que consigue Bruselas y a echarle a Bruselas la culpa de todos los errores propios.»

    En paralelo convendría lanzar un par de proyectos, de iniciativas, para crear opinión pública española, como lo han hecho la Liga, TVE, el castellano, etc. Redoblar la apuesta, y hacer obligatorio el cursillo de españolismo para los políticos autonómicos, de todas las autonomías, siempre prestos a apuntarse las medallas que consigue Madrid y a echarle a Madrid la culpa de todos los errores propios.

    Y venga, hale todos a llamarme facha. (o calamar, o demente o pedófilo)

  14. » …… hacer obligatorio el cursillo de españolismo». Curioso, sin lugar a dudas. Desde la ex-Basta Ya se predicaba por parte de Rosa o Gorrión contra el «nacionalismo obligatorio» y ahora resulta que la solución de los males del país estriba precisamente en aplicar el ricino obligatorio del españolismo, esto es, nacionalismo. Español, pero nacionalismo. Por otra, ¿qué españolismo sería el obligatorio?. Porque desde tiempos inmemoriales se debate el concepto de España, y cada quien tiene el suyo, cada quien siente su pertenencia a la Patria a su modo. Para mí, tan legítimo puede ser el concepto jacobino y centralista como el federalista, como el republicano, como el confederal, ….. ¿Con qué rueda de molino pretende hacernos comulgar UPyD?.

    La Constitución, en su Título Preliminar, deja claros de todos modos los conceptos fundamentales en torno a la soberanía, la forma de Estado, la unidad y la solidaridad. De ahí que me parece que Rosa y seguidores hacen montañas de granos de arena y predican problema irreales desde el tremendismo para luego tratar de aparecer como salvadores ante el Apocalipsis. No me lo trago.

  15. Gracias Mimo Titos,discrepo de Teoura y de tu articulo y de lo que dice Fernando,simpapeles,Magallanes,trajano.

    Pero mira por donde, estoy de acuerdo con PMQNQ…(sonrisa interiorizada para no levantar suspicacias.)

  16. Hola a todos después de una larga ausencia…
    He leído el artículo de Mimo Titos y aunque resulta muy loable su pasión y defensa de la Unión Europea, creo que patina un poco al referirse al electorado irlandés como estúpido y quedarse así de ancho, sin profundizar más en las razones del no al Tratado, ni complicarse más la vida.
    Siempre he estado a favor de la idea de la Comunidad Europea, Unión Europea, o como querais llamarlo. Fui de las pocas personas que fue a votar al referendum del malhadado Tratado por el que se aprobaba la Constitución, y vote que sí. Encima voté por correo, pues no sabía si ese día iba a estar en mi ciudad. Sin embargo, creo que no hace falta ser un genio para darse cuenta de que, pese a lo importante y grandiosa que es esa idea de la Unión Europea, a lo mucho que ha ayudado a países como Irlanda y también como España a desarrollarse económicamente, existe un claro alejamiento por parte de muchos sectores sociales respecto de la UE. Y no creo que iniciativas tan descabelladas como la semana de 65 horas ayude a mejorar las cosas.
    Para qué nos vamos a engañar, la UE es terriblemente complicada. Entender mínimamente el funcionamiento de sus instituciones es labor «pa» inciados. Nunca se ha caracterizado la CEE en su momento, ni la UE ahora por ser un proceso abierto a la ciudadanía, siempre ha sido cosa de pocos, y claro, en cuanto se toma el pulso a la gente, pasa lo que pasa. Creo que más allá de verla como una máquina de soltar pasta, existe una idea poco clara de para qué sirve la UE, cómo funciona, qué objetivos tiene. Todo ese desconocimiento, a mí humilde entender, hace que exista una cierta indiferencia por parte de muchos, cuando no hostilidad.
    Tampoco ayuda que falte gente con gancho al frente de la Comisión. Se echa de menos a alguien como Jacques Delors. Durao Barroso resulta demasiado gris, demasiado lejanos. En cuanto a los Comisarios, mejor ni mentarlos. Lejos quedan los tiempos de la italiana…
    Pese a todo, confíemos en que se encuentre una salida a este atolladero, pues es cierto que, aunque la UE sea imperfecta, no hay alternativa posible ni viable. Es imprescindible para que el continente viva en paz, y sólo por eso, la idea de la UE merece la pena. Yo apuesto por algunas de las propuestas de Teoura, que de hecho ya funcionan, y no van mal, como el euro para una parte,ect… Es más realista.

  17. La italiana es Emma Bonino, me acabo de acordar.
    Me pregunto si el calamar gigante estaba vivo o muerto. Lo digo sin coñas. Si estaba muerto, no es tanta novedad. Lo fascinante del calamar gigante es que nadie lo ha visto vivo. Es que en uno de los sitios donde estuve de becaria, tuve que hacer algún trabajo relacionado con el calamar gigante, y la historia resultaba casi tan chula como la del Yeti en el Nepal, sólo que el Yeti no existe (bueno, eso creo), y el calamar gigante sí, aunque no se le haya observado vivo, obsesión de más de un científico.

  18. Bueno….Mafalda me ha convencido con su segundo post…pero que no se acostumbre…eh…jeje.

  19. 20 salaberria

    Por supuesto no pienso que haya que dar cursos de españolismo a nadie, como tampoco de europeísmo como dice Titos, ni menos de catalanismo ni de vasquismo.

    Simplemente asegurar la libertad individual y la igualdad de los ciudadanos ante la ley , sin derechos distintos en función de los territorios.

    En Londres hay un instituto español pagado x el estado para cualquier español que quiera hacer sus estudios en castellano.

    En Cataluña no hay ninguno.

    19

    eso no eres capaz de decírmelo a la cara, en la calle.

  20. Trajano, esa salida estilo «eso no me lo dice usted en la calle» me recuerda mucho a un simpatizante de Unión Progreso y Pan con Queso (¿tal vez militante ya?, no lo sé), el simpar Rubén Múgica, un chaval de buen fondo y muy malas pulgas. O la mala leche de Mikelone Buesa, un tío que cada vez se parece más a Girón de Velasco. Tomen tila, que la legislatura es larga.

  21. Hombre, Mimo Titos, gracias por salvarme del infierno de la estupidez irredenta, aunque me deje caer en el purgatorio de los engañados por la demagogia. Espero que algún día, con paciencia, buena voluntad y ayuda por su parte, logre ascender al cielo de la inteligencia preclara y la razón prístina donde se solazan los elegidos. En fin, me pondré a ello en cuanto tenga un poco de tiempo. Entre tanto, permítame que me obceque en el error y no termine de ver claro el asunto.
    Brevemente, hay alguna cuestión que quisiera matizar. Me parece sumamente discutible reducir el Tratado a unos simples mecanismos de decisión. En esencia, el Tratado de Lisboa viene a ser el mismo Tratado Constitucional maquillado, menos pomposo pero animado del mismo espíritu. El mismo perro escasamente democrático y sumamente neoliberal (ya lo sé, pura demagogia radical de izquierdas) que ya fuera rechazado en dos referenda, pero con un collar más discretito. Y aquí surge una cuestión que no es baladí. ¿Resulta mínimamente decente tratar de colar de rondón al cliente la misma mercancía que este ya había rehusado comprar? ¿Es mínimamente democrático? Está clarísimo que se apuesta por una determinada concepción europea no solo cada vez más alejada de los intereses de la mayoría, sino construida a sus espaldas.
    Es cierto que la globalización económica es la culpable de la corrosión galopante del estado del bienestar que se disfrutaba en la «Vieja Europa» y de las condiciones laborales, pero no es menos cierto que no por ello hemos de entregarnos alegremente a unas directrices económicas que hagan añicos lo conseguido hasta ahora. Creer que no es posible otra política y otra(s) forma(s) de abordar la inserción europea en el mundo es rendirse a una lógica fatalista que desde la izquierda no se puede asumir.
    Brindo, pues, con los estúpidos y los demagogos irlandeses con una buena pinta de guinness. Sláinte!

  22. Aparte de la contradicción entre ser antinacionalista periférico y sentir entusiasmo por el nacionalismo español, a mí de la posición expresada por Trajano me diferencia también la muchísima mayor confianza que yo tengo en la nación española, en la sociedad española, en el pueblo español, en la ciudadanía española, esa a la que pertenecen y que es capaz de integrar a decenas de miles de personas que sin embargo prefieren posar como outsiders. Esa es la diferencia entre España y Europa, la primera existe y es sólida mientras que la identidad europea es algo mucho más laxo y difuso, en construcción. Y España, por mucho que los agoreros lo repitan, no está en destrucción, en absoluto. Otra cosa es que ese discurso venda.

    Y ahora que gane la roja!!!! Podemos!

  23. 30.

    ¿¿no es esto «debate callejero»??

    Pues a veces un poco de virilidad callejera viene bien, no todo va a ser progersía de salón, con gracietas académicas y pseudointelectaules.

  24. Quisiera volver al tema del viernes relacionado con conseguir igualdad de oportunidades. Como sabeis, hace una semana se publicó la noticia de que Israel no dejaría salir de Gaza a los jovenes palestinos que habían conseguido becas Fulbright-becas muy protegidas por el Departamento de Estado- para estudiar en EEUU. En consecuencia, el organismo que concede las becas les denegaba las mismas para poder darles la oportunidad a otros pretendientes de otros paises. A todos nos resultó indignante que esto pudiese ocurrir. Bueno, pues el Int. Herald Tribune del 9 de junio, en un editorial de título «los 7 de Fulbright», informa que gracias a la importancia que el mismo diario dió a dicha noticia, el Departamento de Estado tomó cartas en el asunto y obligó a Israel a dejar salir a dichos estudiantes de Gaza. Sin embargo, denuncia que todavía quedan unos 600 estudiantes palestinos de Gaza que no les dejan salir a pesar de tener becas extranjeras. Y añade «Israel debería querer que más jovenes de Gaza siguieran una senda de esperanza y educación en vez de desesperanza y martirio». Desgraciadamente, el expansionismo del sionismo ortodoxo prefiere que sigan en la desesperanza y el martirio. Todo antes de que los palestinos obtengan una formación y puedan reflexionar en universidades extranjeras y tomar decisiones inteligentes sobre su futuro. Un pueblo que sólo sabe luchar con piedras y morterazos es un pueblo que la opinión internacional acaba despreciando y ve con buenos ojos su sustitución por colonos israelies que sí han obtenido una formación de educación superior. No sólo siguen construyendo asentamientos, cortando con su muro sus campos de cultivo y negando que puedan extraer agua del subsuelo, sino que utilizan formas más sutiles de expulsión de palestinos.

  25. Fíjese, amigo Trajano, eso de la «virilidad callejera» sí que suena a facha y a retrógrado.

  26. a mí virilidad me suena bien… y callejera también… juntas me suenan a los de mi barrio de al lado, que suelen ser muy rojos…jeje

  27. Ciertamente, ansí es. Ahí está el buen hombre por aquello de que la mayoría le votó. Un gran estadista, sí señor. Hasta el punto de que un adversario político, Don Nicolás Sarkozy (muy valorado en el ambiente upedeo por su patriotismo de himno y bandera y su pretendida transversalidad), dice tenerle como referente político.

    http://www.20minutos.es/noticia/220205/3/

    Qué cosas, ¿verdad?. Y a todo esto, en esa cumbre, R-10 ni estaba ni se le esperaba. Claro, leches, no me acordaba, ¡¡que sólo tiene un escañete¡¡.

  28. Por lo de «callejero», no, evidentemente. Lo digo por la virilidad mal entendida. Citarse como un gallo de pelea no me parece viril.

  29. sarah cariño, claro que virilidad suena bien….

    menos a esta panda de castrati

Deja una respuesta