Guridi
Las zonas neutrales, tierras de nadie o zonas desmilitarizadas, son esas áreas donde ningún Estado puede tener control del territorio y cualquier parte que quiera hacer algo al respecto del mismo ha de someterlo a las otras, usando medios pacíficos o arbitrajes. Es en las tierras de nadie donde se solían negociar pactos o firmar tratados.
Cuando nos enteramos de la prematura muerte de Carme Chacón, muchos esperamos que los días siguientes sirvieran de suerte de “zona neutral”, en la que los diferentes equipos y seguidores de los principales precandidatos a primarias se relajaran, vieran las cosas con la distancia que dan las tragedias y el recuerdo del mejor legado de Carme y reorientasen un poco sus respectivos barcos.
Después de anunciar todos que iban a suspender sus respectivas campañas, tenemos a Ábalos, esa misma mañana, haciendo campaña en la televisión. Mientras, los seguidores de Pedro, se dedicaban a denunciar una cuenta de Twitter, llamada “Carme Con Susana”, acusando a la precandidata andaluza de querer servirse de la muerte de su amiga personal. Desde el equipo de campaña de Pedro Sánchez se defendieron diciendo que la entrevista ya estaba concertada y que Ábalos no podía hacerle ese feo a la tele. Y desde la campaña de Susana se defendieron diciendo que esa cuenta no era cuenta oficial, lo cual es cierto. Aunque el responsable extraoficial de abrirla, mantenerla y de no borrarla en este momento, es de sobra conocido y merece estar una temporada lejos de un ordenador o de uno de sus cuatro “smartphones”, por tener esa clase de brillantes iniciativas.
Por no hablar de la clase de comentarios que mi querida Marichta iba dedicando a la prensa, a sus antiguos compañeros de Ferraz y a los presentes en la capilla ardiente de Carme Chacón. Ni allí mismo se pudo contener. Tampoco Adriana Lastra, por cierto.
La falta de respeto del equipo de Pedro Sánchez no me sorprende, ya que es parte de la guerra total que inició desde que quiso dar un autogolpe para perpetuarse de Secretario General y que ahora se nos presenta ante todos como una inocente víctima, no como el derrotado que es, que sigue sin asumir su derrota, que no va reconocer y ningún defecto y para el que todo vale de cara a tener un puesto en el que mande mucho y salga mucho en la tele.
Lo de Susana Díaz se debe a un elemento incontrolado crónico, que debería dedicar más tiempo a su cargo público que a enredar, pero que es sintomático de un grave problema que aqueja a la candidatura de la presidenta de la Junta: el hooliganismo cerril, descontrolado y descerebrado de parte de personas de su entorno y que ya no deberían de formar parte de éste. Susana Díaz tiene a su disposición al mejor talento del PSOE, a gente con experiencia de gobierno, a expertos y a expertas en diferentes temas, a la mina del mejor talento que aún queda en el PSOE. Y sin embargo ha dejado hacer a un tipo que cree que emborronar la memoria de su amiga muerta es un gesto de lealtad hacia su secretaria general. Obviamente Susana Díaz no era consciente de que esto estuviera pasando (ni mucho menos lo consentiría, de saberlo), pero no es la primera vez que pasa y no puede volver a pasar.
No como una de las seguidoras de Pedro Sánchez, por cierto, que no tardó ni 24 horas en calificar de “traidora” a Chacón por haber sido una de las personas de la Ejecutiva de Pedro que dimitieron, cuando éste quiso hacerse un autogolpe para asegurarse seguir siendo Secretario General y abstenerse frente a Rajoy después.
A Carme Chacón le adornaban muchas cualidades, como la inquietud intelectual, la curiosidad permanente, la capacidad de formar equipos y de escucharles. Pero también la lealtad a un proyecto, a una causa. Carme Chacón estuvo dispuesta a dar un paso atrás cuando el riesgo de seguir adelante era quebrar el partido o hacer saltar por los aires al gobierno de España. Y lo hizo. Con lágrimas en los ojos denunció sutilmente la situación y no volvió a hablar más del tema.
Carme fue leal (y también una voz crítica) con los secretarios generales que sucedieron a José Luis Rodríguez Zapatero. Y tuvo la humildad suficiente de reconocer algunos de sus peores errores.
Carme hizo muchos sacrificios por el partido, de esa clase de sacrificios que te cuestan familia, amigos y salud. Tuvo sus aciertos y sus errores. Pero era una magnífica persona. Y a mí me gusta la idea de que el PSOE sea un partido dirigido por buenas personas y que represente a buenas personas. Es más, me gusta pensar que la socialdemocracia también busca que los demás saquemos lo mejor de nosotros mismos.
Y esta semana, Carme, te hemos fallado. Como personas y un poco como partido. Ojalá alguien reconozca esos errores. Ojalá alguien se siente en la tierra de nadie unos segundos y pare esta locura que se retroalimenta.