Carlos Hidalgo
Parece que a todo el mundo se nos exija ahora opinión sobre la sentencia acerca del “procés”. Y se exige con la advertencia de que, se diga lo que se diga, uno se arriesga a perder a parte de sus amistades, de sus lectores, de sus clientes o de los suscriptores del heroico diario digital de turno.
No tengo conocimientos suficientes como para analizar los 400 y pico folios de sentencia. Pero sí que hay a su alrededor cosas que me llaman la atención.
Hay una izquierda que confunde derechos civiles con el atropello a los derechos de otros. No muy diferente de una derecha, que siempre se queja de ser agredida, regocijándose de las agresiones a otros. Hay quien cree que gente que ha vulnerado conscientemente la ley debería quedar impune. Y otros que meterían en la cárcel a cualquiera sospechoso de ser independentista. Hay “escencialistas” del independentismo formulando teorías raciales y de geopolítica muy parecidas a las de los nazis. Y hay nazis dispuestos a partir la cabeza a los anteriores. Lo que más claro me parece es que a nadie se le ha de hacer tragar a la fuerza una bandera. Ya sea esta una estelada o una rojigualda.
A nadie le deberían condicionar su vida circunstancias que no se pueden escoger, como el sexo, el color de piel o el lugar de nacimiento.
Me sorprende que hablen de democracia aquellos que mantienen al Parlament paralizado para no dar voz a los demás. Y me sorprende que se pida de nuevo un 155 sin motivos razonados.
No termino de entender que los que mandan a Mossos a disolver manifestaciones sean los mismos que animan a convocarlas.
No comprendo a quienes exigen que no haya indultos que no están sobre la mesa.
Me irritan los que dicen que todo lo opuesto al independentismo es franquismo, cuando se está a punto de sacar a la momia del tirano de su mausoleo. Me enfadan los que fantasean con vivir en una dictadura sólo para presumir de ser perseguidos, cuando España ha dado un salto de gigante en 40 años.
No entiendo ni la ausencia de diálogo, ni a quienes deslegitiman una sentencia del Tribunal Supremo. Tampoco que desprecien las leyes que son el instinto de supervivencia de una democracia, como las que tipifican la rebelión y la sedición.
Y tampoco entiendo a quienes me exigen opinar, sólo para quejarse de opiniones que seguramente no exprese.
La verdad es que no entiendo nada.
Buenos días Carlos Hidalgo ,caballeros callejeros y cabelleras al viento sin goletas y a lo loco:
Creo que lo entiendes perfectamente,otra cosa es que no quieras escoger entre un Bony o un Bucanero,porque te gustan las panteras rosas….jeje.
Yo creo que entiende perfectamente lo que ve pero , como persona sensible que demuestra ser , no le gusta nada.
A título de ejemplo , ser mujer , negra y haber nacido en Burkina Faso condicionan la vida de tal modo que se convierte en un paseo por la sucursal del infierno en la tierra.
Los Mossos no están disolviendo manifestaciones sino acotando los espacios en donde se puede destruir e incendiar mobiliario urbano para iluminar el cielo de Barcelona ; esto es posible porque hay un desgobierno que permite hasta ocupar por miles de personas un aeropuerto importante y anular gran número de vuelos.
Si no me cree vea la televisión , cualquier televisión.
Los que exigen que no haya indultos ( cierto que no están encima de la mesa ) lo hacen en su mayor parte porque tienen la sospecha de que , de algún modo , se abrirá camino una variante de impunidad formal.
Ya la propia sentencia trata a los catalanes como a personas poco adultas y le ha faltado poco para crear jurisprudencia sobre una forma de delito surrealista – dentro de la mejor tradición española – que podría denominarse “ conspiración para la ensoñación ” en donde los imputados serían una Scherezade a turnos.
Pero sobre todo , me gustaría ya que estamos , meditar sobre una cuestión.
Si lo ocurrido en el otoño del 17 en Cataluña no ha sido un ataque al orden constitucional , entonces ¿ qué ha sido ?