No más series, por favor

Carlos Hidalgo

Me encantan las series. Soy humano. Me encanta especialmente Star Trek. Todas las de Star Trek. Pero os aseguro que intento aplicarla lo menos posible a mi trabajo. Star Trek es ciencia ficción y se basa en una sociedad humanista en la que no existe el dinero, ni la avaricia, ni la enfermedad en la humanidad. También en la existencia de unas razas extraterrestres concretas y del viaje más rápido que la luz. Como de momento no tenemos esas cosas, no opino de política usando Star Trek y pregonando la palabra del Señor Spock o de la Capitana Kathryn Janeway. Aparte de que hay cosas en la vida más importantes que un programa de televisión.

Pues por eso mismo estoy hasta las narices de los políticos acercándose a Juego De Tronos. Yo entiendo que esté de moda, pero una serie cuya política se basa ligeramente en la política de la Baja Edad Media, con sus torturas, asesinatos, abusos al pueblo llano, envenenamientos, despellajamientos, mutilaciones, traiciones, falsas alianzas e incestos y endogamia, no puede ser ejemplo de nada en una sociedad democrática moderna. Y menos si metemos de por medio a dragones y a zombis congelados.

La política en democracia no es violencia, sino todo lo contrario. Y que te escondas detrás de una serie de televisión popular para chupar rueda de su fama, sólo demuestra hasta qué punto sientes complejos con respecto a tu programa y a tus ideas.

La locura llega hasta tal punto que la productora de la serie ha pedido que, por favor, no se use su propiedad intelectual en campañas políticas.

El usar marcos intelectuales de una serie de ficción para analizar la realidad es terriblemente tramposo, empezando por uno mismo.

Ya sean The Good Wife, Borgen, El Ala Oeste, House of Cards o Juego de Tronos, el mundo en el que transcurren es ficticio y sus soluciones a las tramas son hábiles artificios. La realidad es más anárquica y en política no interpretas un guión, sino que lidias con inercias, caos, azar y otros tantos factores que no pueden controlar. Quienes hacen política han de esforzarse por conocer la realidad de sus electores y ofrecer mecanismos éticos para mejorarla. Todo lo demás es humo.

3 comentarios en “No más series, por favor

  1. No descartemos que el político que aplica el guión de una serie también viva en la ficción. No son pocos los políticos que han demostrado en esta campaña que su relación con la realidad es nula. Ahí tienen a Rivera autoproclamándose líder de la oposición aunque los números digan lo contrario. O a Iglesias proclamándose garante de la izquierda en España después de perder casi 30 diputados y quedar cuarto. Me pregunto si se habrán enterado del resultado del domingo. Incluso hay quien ha girado al centro sin descomponer un músculo de la cara después de ofrecer a la extrema derecha ministerios y lo que haga falta. Así se entiende que algunos prefieran la ficción a la cruda realidad. Dicho lo cual, comienzo ahora la tercera temporada de Juego de Tronos, empujado por la familia, y se me está haciendo larguísima. Casi tan largo como el viaje al centro de la derecha española.

  2. Y también , siguiendo el impecable razonamiento , “ sí hemos gobernado en solitario con ochenta y tantos , con más motivo podremos hacerlo con ciento veintidós” , Abalos dixit.
    Los cobradores se amontonan en el rellano de la escalera mostrando sus facturas respectivas y procurando formar una fila en medio de codazos que establezca una prelación.
    Que la política es representación aparece en todos los clásicos; lo malo de Juego de Tronos , lo que rompe el compromiso que adquieren los creadores con el espectador , son los dragones y los caminantes: ahí se rompe la historia y entra el momento Walt Disney , que en nuestro caso son Iglesias y sus camaradas como dragones mendicantes y los señores de las mazmorras de la noche que todo el mundo adivina a por qué vienen esta vez. Sí , eso mismo , un tonel de diálogo en salmuera.

  3. Yo no he visto Juego de tronos ni pienso verla. No me atrae lo más mínimo. Dejé de ver House of Cards después de pocos capítulos. Y así con muchas otras. Borgen me gustó muchísimo en cambio. Eso de ver a los políticos negociando y pactando sin llevarse las manos a la cabeza me pareció envidiable.
    Ahora bien, mucho mejor que cualquier serie el reportaje sobre el dos de mayo en la Comunidad de Madrid. Puñales de unos a otros sin piedad. Porno duro.´
    Por cierto, ¿de qué material estará hecha Esperanza Aguirre?

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