¿Os da pereza hablar?

 Carlos Hidalgo 

Es muy difícil distinguir realidad de ficción cuando se trata de noticias relacionadas con las redes sociales. Silicon Valley tiene una característica especial y es que la prensa aplaude en las ruedas de prensa. Algo que me parece, no ya sorprendente, sino vergonzoso. La relación de la prensa con las tecnológicas se basa en enviar muchos regalos, muchos pequeños vistazos a inventos “que van a cambiar el mundo” y, a la vez, en la amenaza permanente de echarte del mundo feliz de sofás de colores y batidos de fruta si dices algo que les pueda molestar un poco.

La “censura amable” de los empresarios tecnológicos es omnipresente e incesante. Redes como Facebook saben que la prensa les necesita para que sus noticias se vean y tampoco dudan en presionar a su gusto para controlar lo que aparece acerca de ellos. Hay casos en los que no son tan amables. Un empresario llamado Peter Thiel, uno de los de los fundadores de PayPal, se gastó ocho millones de dólares en demandas judiciales sólo para terminar llevando a la ruina a Gawker Media, donde no se cortaban un pelo a la hora de hablar de él en sus diferentes digitales.

Aunque lo cierto es que las redes necesitan a los medios más que éstos a ellas. Las redes son sólo redes, no producen contenido porque sí. Su interés viene de lo que generan los propios usuarios (gratis) y los medios (pagando). Y la verdad es que los usuarios cada vez escriben menos. Y es algo que pasa en todas las redes sociales.

¿Os habéis fijado en que Facebook cada vez os agobia más con sugerencias para escribir? “Es tu aniversario de amigos con Fulanito”, “hoy hace sol en tu zona”, “¿Sabías que es el día Internacional del Beso?”. Se debe a que cada vez compartimos menos. Cómo ya os he comentado en artículos anteriores, la gente percibe que las redes son entornos cada vez más hostiles y ante la perspectiva de escribir algo con buena intención y que te pueda contestar un idiota, preferimos dejar de escribir. Al final son cómo grandes bares silenciosos, donde pequeños grupos de vándalos causan un gran escándalo con sus broncas mientras los demás salimos en silencio por la puerta.

¿Cuál es la causa de todo eso? Si los abusos en las redes proliferan, no se debe tanto a que sea parte de la naturaleza humana, sino que a quienes los cometen creen que lo pueden hacer con absoluta impunidad. Las redes han sido muy perezosas persiguiendo esos comportamientos, escudándose en la libertad de expresión que no permiten a los medios que informan sobre ellas. En realidad también es por dos factores: creen que fideliza a determinado tipo de público y perseguir odio y delitos es caro. Pese a los avances en la inteligencia artificial y en los programas detectores de vandalismo o acoso, es necesario que una persona sea la encargada de dilucidar si un contenido es apto para estar en una red social o no. Y las personas les parecemos muy caras a los magnates de Silicon Valley.

Esta impunidad del acoso y de la agresión por las redes sigue estando presente. Y en ese odio y ese acoso, además, van surgiendo estilos y métodos. O pongo un ejemplo, la práctica denominada como “swatting”, que viene del ámbito de las redes donde hay jugadores de videojuegos: se trata de averiguar la dirección personal de la persona a la que quieres acosar y luego llamar a la policía informando de que ahí ocurre alguna clase de delito que necesite la intervención de las fuerzas especiales. Así, el agresor se lleva una enorme satisfacción cuando ve a agentes armados irrumpir en la casa de su víctima.

El swatting ya ha producido su primera víctima mortal. La semana pasada. Y es posible que el autor siga siendo impune. Aún no se le ha detenido.

Si ya nos da pereza exponernos a la opinión de ciertos seres queridos en Facebook, o la hostilidad de desconocidos en Twitter, ¿quién quiere exponerse a algo así? Así que vamos dejando de hablar en Internet, dejando a los mismos de siempre que hablen solos en sus peroratas complacientes y rebosantes de odio.

¿Y qué pasa con el hueco que dejamos nosotros? En teoría lo llenan los medios de comunicación, pero entre las redes sociales y la crisis del sector, han terminado de secar el pozo. Facebook ya no da a los medios el tráfico que les daba antes. Y cuando lo hace, lo hace a cambio de dinero, lo que no siempre compensa, dado el ridículo nivel de ingresos que da la publicidad “online”, pese a ser más vista que la convencional.  

Así pues, parece que las redes poco a poco van quedando en silencio. Y sed sinceros: ¿a vosotros no os da un poco de pereza hablar en ellas?

3 comentarios en “¿Os da pereza hablar?

  1. A mi me da una pereza absoluta, facebook no lo uso, y twitter solo de miranda. Sin llegar a casos ya extremos de abuso etc, es que considero que proliferan los gilipollas de diversos modelos con los que no merece la pena perder el tiempo

Deja una respuesta