Paz y libertad

Marta Marcos 

Uno de los efectos más perjudiciales de las posiciones inamovibles y un tanto extremas que se tienden a adoptar últimamente en España es que perdemos de vista de qué estamos hablando, en realidad. Muchos recurren, por afán de manipulación, o por pura comodidad, a las soflamas breves, en apariencia muy contundentes, muy vendibles… pero con poca chicha, como diría mi abuela. El poder de la imagen y de la televisión no ayuda mucho: las características del medio televisivo fomentan claramente esa manía de las frases cortas, del lema, de la cantinela, para explicar en cinco segundos lo que requeriría de horas de sosegado debate, o de debate a secas. Dos de las palabras que se ven afectadas por ese afán de hacer de cada frase una sentencia que ni las de Buda o Sócrates son paz y libertad. Se han manejado con especial profusión en nuestro país a raíz del fallido proceso de paz, y aunque ahora las disputas en torno a estos dos términos parecen haber pasado a segundo término ante las serias amenazas terroristas, el debate sigue ahí.

La impresión que se me ha quedado después de leer y escuchar a personas de diverso pelaje es la que al parecer, uno tiene que elegir: paz o libertad. La paz es un valor blando y flojo, para personas que somos blandas o flojas, mientras que la libertad lo es todo. No se trata de un problema de paz, se trata de falta de libertad. En el País Vasco no hay guerra, por tanto, no tiene sentido hablar de paz. ¿Les suena? Estoy segura de que han oído estos planteamientos más de una vez, con estas u otras palabras.

Por mi parte, me pongo del lado de aquellos que aseguran que no existen valores absolutos. Las personas caminamos por estos mundos con un fardo de valores al hombro, con un conjunto de aspiraciones más o menos universales. Entre estos valores, la libertad, para muchos, es el principio y el fin. Las personas somos seres libres. Estoy completamente de acuerdo.

Sin embargo, esto no es todo. Los matices surgen por doquier, y expondré sólo unos pocos. Seguro que a ustedes se les ocurrirá aportaciones muy interesantes. En cualquier caso, confío en explicarme de manera que nadie me diga que estoy en contra de la libertad.

La libertad, como la entendemos hoy, la libertad individual, se trata de un invento muy reciente, surgido en Europa a partir del liberalismo del siglo XVIII, antecedentes aparte. Con el paso de los siglos, la aspiración a llevar una vida libre se ha extendido a otros continentes, otras culturas. Pero todavía no es un valor universal, comprendido por todos. Y todavía millones de personas no son libres. La experiencia de libertad en nuestro propio país ha sido también bastante limitada, si analizamos la historia de España de los dos últimos siglos y pico.

¿Qué implica que uno sea libre? Se podría decir que ser libre es tener la oportunidad de vivir de la forma que uno quiera, tener la ocasión de elegir entre varias opciones. Pero todos aspiramos a lo mismo, y claro, si todos hacemos lo que nos venga en gana, sin más, el mundo sería todavía más caótico de lo que es ya de por sí. Por eso es por lo que se afirma que la libertad no es un valor absoluto, sino que tiene que ir acompañado de unas condiciones que garanticen la máxima libertad posible al máximo número posible de personas.

Para muchos, estas condiciones han de ser las menos posibles, y el Estado, el poder, sólo ha de garantizar un escenario en orden para que cada uno haga de su capa un sayo. Es la libertad negativa. Para otros, el Estado ha de ir más allá, reconocer una serie de derechos que concreten esta libertad, que la garanticen para personas y grupos muy diferentes entre sí. Es la libertad positiva, que lleva al reconocimiento del matrimonio homosexual, o el derecho a una muerte digna, por ejemplo. Es una libertad mucho más enriquecida.
Una de las garantías esenciales para la libertad es la paz. Muchos pensadores liberales la daban por sentado, y otros la establecen como condición previa para el desarrollo de una vida en libertad. La paz supone la ausencia de guerra, de violencia, de coacción, de amenaza, por eso es una garantía para la vida en libertad. En el momento en que alguien te amenaza con una pistola, ya eres menos libre. Obvio, ¿verdad?

La paz es un valor más antiguo y más universal que nuestra libertad, pero ambas se encuentran estrechamente relacionadas. Sí, puede existir, y de hecho, ha existido, paz sin libertad individual, pero desde el momento en que la libertad se afianza como un valor fundamental, para muchos la paz sin libertad es menos paz, pues garantizarla implica, en mayor o menor medida, el empleo de medios de coacciones o amenazas que llevan a convertir esa paz en algo ficticio.

La paz es, como poco, un término tan complicado como el de libertad. Muchos aseguran que paz es simplemente, lo contrario a la guerra. Todavía hace 150 o 100 años eso era así, cuando las fronteras de un conflicto bélico estaban claramente delimitadas: había una declaración de guerra, unos combates en unas determinadas zonas, y el conflicto bélico terminaba con la firma de un tratado de paz.

Hoy en día no se sabe muy bien cuando empieza una guerra, ésta se desarrolla con unos límites de sadismo y violencia estremecedores (léase antigua Yugoslavia o Ruanda, y añádanse todos los ejemplos que se consideren oportunos), y los finales son muy confusos. En muchas regiones, los niveles de violencia son insoportables, pero no nos decidimos a hablar de guerra propiamente dicha, como en Irak, Palestina o Colombia.
Las formas de violencia se han multiplicado, y entre ellas, el terrorismo ocupa un lugar destacado. Esta situación añade todavía más confusión al término paz. En muchos países, entre ellos España, existe una situación más o menos latente, más o menos controlada, de violencia. En ningún caso, cabe hablar de guerra, pero tampoco existe una situación de paz propiamente dicha. ¿Con qué término definimos esta situación tan compleja tan coartadora de las libertades de tantos? Admito que no se me ocurre ninguno plenamente satisfactorio.

En definitiva, ante tamaña complejidad, las frases grandilocuentes, y los lemas cuasi-publicitarios pierden mucho de su ya escaso sentido. No se trata de elegir entre paz y libertad, sino de garantizar ambas, como parte de este mínimo de condiciones para llevar una vida digna.

19 comentarios en “Paz y libertad

  1. El artículo es mío, Pablo. O bien a alguién se le cruzaron los cables, o bien fue cosas de las meigas informáticas.
    Un beso

  2. 1 Pablo Franco

    ¿Y tú me lo preguntas? No sé, por el tono y el tino…, igual meto la pata, pero me arriesgo: es persona juiciosa, sabe algo de japonés pero sin dominarlo se le entiende todo y si se le pincha un brazo sangra.

  3. Me acomplejas, Martita, me abrumas, ¿se puede ser tan joven y tan sabia? Mientes, tú no estás opositando, tú tienes 85 años y eres catedrática emérita en la facultad del Sentido Común y no por la claridad que en tu lúcido artículo ofreces sino, paradójicamente, por las dudas que suscitas. Está en el mercado un manual titulado «Internet para torpes» y yo, claro, lo compré. Anda, Martita, escribe una «Ã‰tica para torpes», aquí un cliente, servidor de usted, y me río yo se la «Ã‰tica para Amador».

  4. Yo a la paz no la considero un valor por si mismo, es en todo caso una consecuencia. La libertad, para mí, es, sin duda, un valor.
    La paz individual es tambien un estado de ánimo y no necesariamente necesita de la libertad para existir, o ser el resultado de la misma. Cuanta gente vive en paz consigo mismo y puede no ser libre, o incluso, caso aún peor, desarrolla una actividad que no permite serlo a los demás.
    Tambien diferencio a paz y libertad por el ámbito en el que ambos términos se proyecta. La paz, como situación externa, se pretende que sea de ámbito amplio y con ello alcance a la máxima población posible. La libertad, por contra, se entiende que se alcanza como suma de situaciones individuales. Hay libertad, solamente, cuando la totalidad de las personas en un entorno son libres.
    Cuando paz y libertad se enfrentan a las actitudes que individualmente se pueden tomar en relación con las mismas, entiendo que el que renuncia a defender la libertad, está favoreciendo a que los demás tambien la pierdan, por lo que la renuncia individual se convierte en agresora para la comunidad. Sin embargo la renuncia individual a la paz, no entraña alteración del ámbito por si mismo. Refleja simplemente una posición, salvo que esa renuncia vaya acompañada con una actividad personal que perturbe la paz.
    Como existe la tendencia a vivir en paz, se corre el peligro de cimentarla sobre una suma de renuncias individuales a ciertos aspectos de libertad, ya que no todos la usamos de la misma manera, por lo que pueden no notar su auencia, ni echarla de menos, lo que crea un gravísimo peligro a aquellos que pretendan usarla en toda su amplitud y sobre los que recaerá la presión de los que abusan..

  5. ¡¡ HOY COMO SIEMPRE, QUIEN NO LUCHA POR LA LIBERTAD, NO MERECE LA PAZ QUE BUSCA!!!

  6. ¡¡CON LA PAZ A CUESTAS Y CON LA LIBERTAD ATIZANDO!!.
    ¿TU TAMBIEN,FERNANDO?

  7. Sin duda fueron las meigas, Marta. No se las puede dejar solas.

    Yo, si fuera Devagar, estaría un poco preocupada. No digo más.

  8. Qué feliz se muestra el periodico de pedorrete josé. Por fin una alarma de bomba ha logrado casi el efecto de un atentado. El gran mentiroso esta feliz cuando la gente siente pánico: vende más.
    En su linea de complementar siempre a los asesinos, ahora dice que hay tal clima de terror en España que pasa lo de Ibiza. Le ha faltado decir que esto no hubiera ocurrido con su protegido Jaume Matas, el conqueridor, en el poder; que el defensor de su piscina no hubiera consentido esto.
    Que bien que la gente sienta pánico, compra más periódicos basurra, como el de pedorrete y punto.

  9. 11 España me necesita

    Lo que más admiro de Pepito Piscinas es, después del amor a la verdad, su humildad franciscana. Así empieza su homilia de hoy:

    «Amediados de la semana pasada, mientras yo llegaba a la Liguria para recoger el premio dedicado a la memoria de mi admirado Isaiah Berlin, el telón del Gran Teatro de La Scala se levantaba en Milán en medio de una expectación sin precedentes durante muchas temporadas operísticas…»

  10. ¿ No estaras insinuando 11 España me necesita que El Mundo esta detras del susto de ayer verdad?.
    Porque si es asi mañana cojo un vuelo y me presento en la redaccion del Mundo y les monto un pollo.
    ¡Sera posible tanta Fachatez!

  11. Averlas, esa mañana le leí a un amigo en alto el párrafo que mencionas de Pedro José. Con la misma admiración que noto en tí por su humildad franciscana. Este hombre se supera a sí mismo cada día.

    No sé si España me necesita insinua que ese humilde periodista puede estar detrás del aviso anónimo a Gara, pero desde luego, leyendo su periódico hoy, estaba claro que no le disgustó un pelo la alarma que se produjo en Ibiza; al contrario, confirmó «el clima de pánico» que se vive en España, o merjor dicho, el clima de pánico que él se esfuerza en crear día a día de paso que aumenta el negocio.

    Asusta pensar la cantidad de «patriotas» locos, preconizadores de climas de pánico, que pueden llamar a Gara cada vez que se les antoje y montar un cristo como el de Ibiza ayer. Creando climas de cabreo.

  12. Buena,
    Gracias P Franco por darme la oportunidad de volver a ver a Urdaci en un momento impagable.
    Y gracias Salaberria por haberme descubierto irtv. Me ha molao particularmente el video de mentiRosa
    http://www.irtv.es/rosa.html

  13. 11 España me necesita

    Oye, pues me haces pensar: en Ibiza encontraron una mochila sospechosa, ¿y quién en España sabe más de mochilas sospechosas?

  14. Despues de las palabras de 16 A verlas venir .
    No tengo ninguna duda.
    Mañana les voy a montar un pollo de Mil Demonios…

  15. 14 Por mi que no quede

    Asusta pensar la cantidad de “patriotas� locos, preconizadores de climas de pánico, que pueden llamar a Gara cada vez que se les antoje y montar un cristo como el de Ibiza ayer. Creando climas de cabreo.
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    En que quedamos. ¿Es Pedrojota el que asusta o es tu propia fantasía.

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