José Rodríguez
Uno de los problemas que tiene el movimiento independentista y, de fondo, el nacionalismo catalán es la ausencia de pensamiento de Estado. Los estados no son morales. Los estados no analizan si lo que hacen busca la justicia o no.
Los estados piensan en clave de poder. El objetivo del Estado es prevalecer, sobrevivir, y en el mejor caso, el de los estados democráticos, los dilemas son éticos, no morales.
El independentismo catalán aún adolece de esa épica romántica del nacionalismo, que busca tener razón, pero no ganar. Esa es la única ventaja que tiene el nacionalismo español, un nacionalismo banal que sostiene y es sostenido por un estado.
De ahí que hayamos tenido que la CUP, deseosa de una revolución nacional y social, haya arriesgado con un “all-in” negando la investidura de Mas. Arriesgando a no tener ni avance social, ni nacional, ni de ningún tipo.
También por eso Artur Mas se enroca. No piensa como estadista, piensa como un nacionalista herido. Alguien que habla más de dignidad que de sentido práctico.
En la historia no pasan los proyectos que buscan la dignidad, sino aquellos que buscan sobrevivir y la lógica del poder. La dignidad puede ser el motor para continuar funcionando, como cuando Churchill apeló a la dignidad del pueblo británico en su hora más oscura. Pero la dignidad no es un objetivo político de por sí. Ni tampoco un obstáculo.
Artur Mas no se enroca sólo por él mismo. Ni tampoco la CUP arriesga a no dar un solo avance en las dos direcciones que desea por una obcecación ciega. Ambos representan el sentir de miles de personas, cada una de ellas, una parte del electorado.
El problema es ese. Que el independentismo catalán aún no piensa como estado. Sí lo hacen los escoceses, que supieron perder, recuperarse y ganar las siguientes elecciones. Lo ven con perspectiva y pueden afrontar al estado británico como un igual.
El independentismo catalán, en este aspecto, aún carece de ese pragmatismo. De ese maquiavelismo. Y ese es el problema. Delante sí que tienen un estado maquiavélico con lógica de poder. Como no puede ser de otra manera.
Hasta que el independentismo catalán no madure, se vuelva como el escocés y sepa que no importa sacrificar la reina para seguir en la partida, que todo son jugadas parciales y que lo importante es ganar posiciones de poder e influencia, Catalunya no conseguirá poder iniciar su proceso de independencia
La obscenidad del nacionalismo en Cataluña, en cualquiera de sus variables, incluidas la de los tontos útiles que nunca faltan, no tiene límites. Como hoy denuncia Soledad Gallego en La SER, los patriotas del 3% ya hablan con naturalidad de tránsfugas para investir al hijo tonto de Pujol, una vez al tal Baños le han cogido con el carrito de los helados de su quintacolumnismo. El coherente. Lo que le falta al nacionalismo catalán no es pensamiento de estado sino decencia. Mucha decencia. Aunque igual es pedir demasiado a esta altura de la película y a esa tropa.
Pobre Maquiavelo ! Se revolvería en la tumba si supiera que siglos más tarde su nombre fue visto en un blog para definir algo tan contrario a su pensamiento político.
No entiendo bien el artículo. Lo veo un tanto abstruso, aunque puede que sean mis pocas luces.
Lo que a mí me parece políticamente más relevante de la situación generada es que casi un 48 % de los catalanes votó el 27-S por opciones explícita y militantemente independentistas. El porcentaje del 20-N, menor, era de todos modos muy significativo. En todo caso, los así llamados «soberanistas» forman amplia mayoría. Que las intenciones de los dirigentes sean arteras o que quieran, en realidad, ocultar una gestión nefasta o delictiva no le quita trascendencia a estos datos.
¿Cómo debe afrontar el estado esta situación? ¿Hay espacio para un punto de encuentro que impida la ruptura? Quiero creer que sí.
El dontancredismo del PP, abonado a un anticatalanismo primario que le granjea -parece ser- respaldo en el resto de España, no ha hecho sino agravar la situación. Si se entiende que el desafío soberanista es el mayor problema que tiene planteado España, un problema existencial, no parece que el PP pueda ser un agente eficaz para solucionarlo. Yo creo que si alguna posibilidad hay de sacar adelante las cosas y continuar conllevándonos, esa posibilidad pasa por unos cambios institucionales y constitucionales que permitan restaurar el Estatuto de 2006 (que aprobamos todos -las Cortes, en nombre de los españoles; y los catalanes, en referéndum-) sin los recortes del Constitucional, meros ajustes que hoy parecen peccata minuta frente a la posibilidad real de una ruptura del país.
Es posible que eso no baste, y que haya que negociar un Estatut plus, incluyendo algún tipo de concierto. Se llegaría tarde y mal a lo que podría haberse hecho sin tanta tensión años atrás. No sé si será tarde.
Uno ,que vivio la transición cantando con LLuis LLach «L’estaca» ( en casa de mi profesor de ibicenco en el instituto que mas tarde seria miembro importante A.P. hoy PP) y se manifestaba pidiendo «Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía»….sabe de que va la historia esta del independentismo catalan….que les voy a contar….ejem….pues lo que ya es sabido por todos:
La verguenza que me da la inquina antidemocratica del Partido Popular contra Ziluminatius por El estatut de autonomia de Catalunya.
El Partido Popular liderado por Rajopiyus Lecter «El displicente» destrozo todos los puentes democraticos que tenia la derecha española con los catalanes.
No es de extrañar,pues,que durante su gobierno absolutista en la pasada legislatura hiciera que salieran independentistas de debajo las piedras.
Pero eso ,si bien explica algo de lo sucedido,no justifica que los independentistas siempre hayan querido romper la España constitucional.
¿Como se pueden integrar en democracia los partidos independentistas si no aceptan de una vez por todas que sus pretensiones politicas cuando alcanzan el poder no son reversibles?
Su meta es la independencia y hasta que no lo consigan no pararan.
Pero una vez conseguida ya no hay vuelta atras.
Diran que se me ha ido la olla ,pero el independentismo actual es una forma mas de establecer una dictadura ,por mucho que lo pinten con votos en unas urnas.
Dicho esto,creo que los independentistas han perdido toda empatia hacia los que han muerto asesinados por defender el valor constitucional de nuestra democracia….y eso es algo que ,personalmente,no les perdonare nunca.
¿Independentistas?¿De que?.
Pero no creo dejar mi sentido del humor de lado si les digo que ,las pretensiones independentistas en Catalunya son pecata minuta viendo como Corea del Norte desafía al mundo tras detonar una bomba de hidrógeno
Esos si que son independentistas de verdad…JAJAJA….que nervios.
Por cierto,que piensa Pablito Churchix del derecho a decidir del régimen de Pyongyang…..pero bueno,estará muy ocupado diseñando las nuevas mochilas que darán a los diputados cuando tomen posesión de sus escaños ,dentro de cuatro años….ejem….supongo que tambien les darán pelucas con coleta…¿verdad?.