Carlos Hidalgo
Mientras escribo estas líneas, Pablo Casado está en Bogotá, a punto de empezar una conferencia de su fundación “Concordia y Libertad” llamada “¿Cómo se detiene al populismo?”. Como su compañero de conferencia es el presidente de Colombia, Iván Duque, la respuesta implícita podría ser “a tiro limpio”.
Duque ha hecho la vista gorda a los más de 50 muertos y 2000 heridos de las protestas por la desigualdad y el paro en Colombia, agravados por la pandemia. Y aunque las protestas empezaron por la reforma tributaria que el presidente presentó en plena crisis económica por la pandemia, los abusos policiales, la violencia y la negativa del Gobierno a reconocer los problemas de la población, han mantenido a la gente en las calles, porque la respuesta a las protestas creó más protestas todavía.
Duque reaccionó al aumento del descontento atribuyéndolo al “castrochavismo” y al comunismo en general.
Por otro lado, el proceso de Paz que hizo ganar un Nobel a Santos, el antecesor de Duque, está en franco retroceso. Aunque las FARC abandonaron las armas y se han entregado en su mayoría, el Estado colombiano no ha ocupado las zonas que antes estaban bajo el control de los guerrilleros y éstas han caído en manos de narcotraficantes o de milicias paramilitares a sueldo de grandes terratenientes (a veces es lo mismo). En esas zonas sin estado, los líderes civiles e indígenas, así como otros representantes de la autoridad civil, son asesinados a ritmo de 5-8 por semana. Pero si se osa criticar la ausencia del Estado, Duque te acusará de complicidad con el terrorismo y de deslealtad a la patria. ¿Os suena?
Y es que Duque era un tipo relativamente novato en política, protegido del expresidente Álvaro Uribe, que ejerce aún una enorme influencia en su partido y en el Gobierno de Colombia. Y a diferencia de Juan Manuel Santos, que cortó lazos con Uribe para ser más moderado como gobernante, Duque sigue aferrado a él y es unánimemente considerado poco menos que una marioneta del expresidente. Duque quiso parecer un tecnócrata despolitizado y lo que ha resultado ser es alguien que no sabe tomar decisiones, desprovisto de empatía y que hace barbaridades como introducir medidas económicas procíclicas en plena crisis del coronavirus.
Un expresidente, Uribe, por cierto, acosado por problemas judiciales, que abarcan desde la corrupción a ordenar asesinatos y manipular testigos en juicios. Y parece ser que será por esto último, que es lo más documentado, por lo que caerá.
Duque heredó una Colombia en crecimiento económico, con un prometedor proceso de paz y una bajada en los índices de violencia. Y en su mandato, gracias a su gestión y a la pandemia, Colombia ha retrocedido del siglo XXI a mediados de los años 90 del siglo pasado. Y junto a este ha corrido Casado a presumir de cruzar el charco para hacerse la foto con un jefe de Estado.
No resulta difícil hacer paralelismos con la política española, con un líder al que le falta conocimiento y experiencia (Casado), que está aupado al liderazgo por el sector más conservador de su partido (Aznar) por el descontento causado por un antecesor moderado (Rajoy).
Viendo la gestión de Duque, podemos temer lo que sería una futura gestión de Casado.
Muy bien traído el paralelismo Duque, Uribe, Santos y Casado, Aznar, Rajoy. Aunque ya querría Rajoy parecerse a Santos…
Lo de Colombia es tremendo: tanto potencial y tanto mafioso armando bronca. Y aún así es un país bastante especial, a años luz de los países de su entorno en practicamente todo. Una pena que no la dejen brillar todo lo que podría.
No es igual lo desigual aunque hay cosas semejantes, eso ya debe mucho al punto de vista.
Desde luego, ni las protestas de Colombia ni las que hubo en 2019 en Chile tienen mucha repercusion aquí.
Como decía Carlos en su post «a tiro limpio», yo creo que la aportación española al debate podríamos ser «con los jueces» -porque creo que prensa partidaria hay en todas partes-, si no que se lo digan a Podemos y varios de sus representantes, o al Gobierno de España, mucho de ello a instancias de la ultraderecha.
A veces me pregunto si una democracia moderna puede caer y como. Me da la impresion de que seria posible siempre y cuando se salvasen ciertas apariencias. Que el aspecto quedara razonablemente similar aunque los mecanismos, cuerpos e instituciones que la animan ya no funcionasen como debiesen. Como se comportará la UE ante Orban me da mucha curiosidad, porque creo que por mucho que esten las cosas escritas en los tratados etc, hay asuntos para los cuales no se esta mentalmente preparado. Leí el otro dia la frase de un filósofo que decia «el ojo no percibe lo que el cerebro no puede comprender». Creo q que ni la UE esta lista para que de verdad, se le planteen desafios tan básicos al acervo liberal común que ñla unica solución real sean accioens drásticas, ni tampoco está preparada para entonces, adoptar acciones tempranas cuando se observen derivas peligrosas. Ni la UE ni nosotros, ni institucionalmente ni como sociedad.
Ejem…
Después de semanas en las que los dirigentes del PP han estado presionando al Gobierno por no calificar al régimen cubano de «dictadura», Pablo Casado tenía previsto viajar este lunes a Colombia, donde había agendado una reunión con el presidente del país, Iván Duque, que está bajo la lupa de las organizaciones de derechos humanos por la «brutalidad policial» contra los manifestantes que protestaban por la subida de impuestos. Casado iba a almorzar con Duque el martes en el Palacio de Nariño, sede del Gobierno y residencia oficial del mandatario colombiano. Sin embargo, pasadas las cinco de la tarde del lunes, la dirección del PP ha informado de que ha pospuesto ese desplazamiento por las «restricciones impuestas por el Gobierno de España a los viajes a Colombia». El viaje venía en las previsiones oficiales que el partido envió a los medios de comunicación el domingo, un día después de que el ‘Boletín Oficial del Estado’ ya advirtiera de que quien vuelva de ese país americano a partir del martes deberá guardar una cuarentena de 10 días desde que aterricen, o solo siete si ese día se realiza una prueba diagnóstica y da negativo en covid-19. Esa nueva restricción a Colombia también afecta a Argentina, Bolivia y Namibia.
El objetivo del presidente del PP era relanzar su agenda internacional tras la pandemia aunque la elección del país no está exento de riesgos por las denuncias recibidas por el presidente colombiano por organizaciones como Human Rights Watch, que exigió que el Ejecutivo de aquel país tome medias urgentes «para proteger los derechos humanos e iniciar una reforma policial profunda para garantizar que los agentes respeten el derecho de reunión pacífica y los responsables de abusos sean llevados ante la justicia». Según datos de esa institución de derechos humanos, hubo 34 muertes durante las protestas, 20 de las cuales creen que ha sido por choques con las fuerzas de seguridad. Además, señala que, entre el 28 de abril, día del estallido social y principios de junio, cuando se alcanzó la primera tregua, se registraron 5.500 detenciones, buena parte de ellas calificadas de arbitrarias.
Thank you for watching
Los colombianos iniciaron en abril unas revueltas para protestar por una reforma tributaria que gravaba los productos alimentarios en un país en el que el 1,6% de los niños sufre de desnutrición aguda y el 12,7%, desnutrición crónica (datos de la Red de Bancos de Alimentos de Colombia, Abaco). Además, Amnistía Internacional, Greenpeace, Oxfam Intermón y FundiPau llegaron a pedir al Gobierno español el mes pasado que suspendiera las exportaciones de armas españolas a Colombia y a otros países del Golfo Pérsico, Israel y Turquía, una petición que no fue aceptada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
El martes, el máximo representante de los conservadores españoles tenía previsto participar en un seminario que organiza la Fundación Concordia y Libertad junto al partido Centro Democrático de Duque y que versaría sobre el reforzamiento de los partidos de centro-derecha ante al avance del populismo en América Latina. Casado iba a hacer este viaje acompañado por la secretaria de Internacional del PP, Valentina Martínez, y el portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso, Pablo Hispán.
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leído en El Periódico.
¿Colombia de Duqure ,es una dictadura como la España de Sanchez?…jeje.