Por 50 euros, en España, te montas un negocio

Señor_J

Uno de los temas comentados en los últimos días ha sido la propuesta de bonificación de las cuotas de la Seguridad Social durante seis meses a los hombres menores de 30 años y a las mujeres menores de 35 años que inicien una actividad económica, esto es, que se den de alta en la Seguridad Social como trabajadores autónomos. A ello seguirá una bonificación, durante año y medio más, de un 30% en sus cotizaciones sociales, al estilo de las numerosas bonificaciones que ya fueron implantadas durante las dos últimas legislaturas de gobierno socialista. Tales medidas se enmarcarían en la inequívoca voluntad del gobierno de dar apoyo a los emprendedores, que como indica la doctrina general, son absolutamente necesarios para contribuir a sacar al país de la profunda crisis en que se encuentra. Mentalidad emprendedora y nueva economía son las grandes líneas de salida del momento recesivo y ahí está el partido de gobierno contribuyendo a que ese escenario se haga realidad.

Dicha medida es, en mi opinión, muy representativa de la precaria política económica que rige los destinos de España desde hace más de 30 años, y digo “precaria”, con toda la intención del mundo, porque este es el país de los parches precarios y de las medidas precarizadoras. En primer lugar podríamos entrar a valorar si tiene mucho sentido hablar tanto de emprendimiento como gran solución, cuando las estadísticas de fracaso de las aventuras empresariales se sitúa alrededor del 80% en menos de cinco años, pero ello implicaría considerar esta medida como fruto de la voluntad de fomentar el emprendimiento y tampoco queremos llegar tan lejos. Por el contrario, más bien parece que esta vez el parche, en primera instancia, va con la clarísima intención de conseguir que algunos vocacionales del emprendimiento o del buscarse la vida como sea se animen a pagar los 50 euros y parezca que se incrementa el volumen de personas jóvenes en activo. Ello, en un país con la tasa de paro que tiene y particularmente con la tasa de paro juvenil que tiene, vendrá la mar de bien para maquillar estadísticas, aunque esos jóvenes no sean capaces de ganar un duro. No habría de resultar muy difícil considerando lo habitual que es cobrar ocasionalmente mediante factura algunos servicios en ciertos sectores, sin estar dado de alta en la Seguridad Social ni entablar relación laboral formal alguna con el pagador (es decir, ni contrato laboral, ni mercantil, acuerdo verbal y pa’lante). Es más, puede ser que incluso el gobierno acabe diciendo que lo hace para que los jóvenes se atrevan a emprender en lo que sea, que en el peor de los casos tendrán seis meses cotizados, y eso cuando te van aplazando la edad de jubilación y te van incrementando el número de año para cobrarla íntegramente, no viene mal. Y a lo mejor la familia hasta estará contenta de tener un emprendedor en casa.

Hasta aquí la versión cañí del asunto. Ahora pasemos a abordar la versión más capitalista, como si dijéramos. Sabemos que existen los llamados trabajadores autónomos dependientes, esos que dependen básicamente de un pagador, al que facturan la mayor parte o la totalidad de sus ingresos. Éstos, en realidad, no son autónomos en la mayor parte de los casos, sino simples trabajadores que se acogen a una relación laboral que resulta más beneficiosa para la empresa.  Pues bien, sabiendo que las empresas buscan la manera de reducir al máximo sus cotizaciones sociales, ¿nadie está viendo la posibilidad de que muchos contratos que todavía ahora se establecían de forma temporal y en régimen general, pasen a convertirse en trabajadores dependientes a los que la empresa les paga el recibo de autónomos? Para las pymes, que son las que dicen experimentar mayores dificultades de contratación, va a resultar todo un estímulo, especialmente en trabajos que no exijan ni presencialidad, ni demasiada cualificación y que permitan rotación en el puesto, pero también para esos autónomos (estos reales), auténticos profesionales de no pagar los impuestos que deben pagar porque jamás se les ocurriría hacer una factura, y que tienen alergia a la contratación. ¿Quién no conoce el caso o ha sufrido en sus carnes esa propuesta de realizar un trabajo precario y mal pagado, en que el contratante te dice que no te contrata y que te has de pagar los autónomos? Pues ahora el gobierno lo pone más fácil, ¡mira qué bien!

Por lo tanto, lo que parece que surge ante nosotros es una medida que en el peor de los casos es puro maquillaje y en el requetepeor, un estímulo para una mayor precarización de las condiciones de trabajo y de las relaciones entre empresas y trabajadores. ¿Puede tener su lado positivo? Soy consciente de que puede mirarse desde la buena fe y que se podría argumentar a favor de ella que reduce una de las barreras de entrada para verdaderos emprendedores, si se considera que los costes de las cotizaciones son altos, pero ese argumento también es falaz, porque ningún proyecto de emprendimiento con cara y ojos puede funcionar si no existen los recursos financieros suficientes para cubrir todos los gastos, entre ellos, el de las cotizaciones del emprendedor, que ciertamente no deberían de representar una proporción elevada de los mismos. Por el contrario, sería mediante el acceso a financiación con intereses moderados y, sobre todo, mediante el fortalecimiento de los sistemas públicos de asesoramiento a emprendedores que éstos tendrían la oportunidad de desarrollar una actividad productiva con expectativas de éxito y de durabilidad. Pero lo primero exige política económica de verdad, así como actuar sobre las entidades financieras y desarrollar bancos públicos, mientras que lo segundo exige gasto público, y eso ahora se ve que no toca.

Finalmente la medida se enmarca en esa penosa vocación de reducir las cotizaciones sociales que tanto se reclama desde patronales y sectores empresariales diversos, así como por parte de ciertos economistas habituales del régimen neoliberal, lo que abunda en la inviabilidad de un sistema de pensiones donde los trabajadores cada vez contribuyen en menor medida y donde los pensionistas son cada vez más numerosos. Así pues, por mucho que medidas como ésta no sean nada en comparación con lo regresivas y precarizadoras que están resultando las reformas laborales, es bueno recordar que van exactamente en la misma dirección.

7 comentarios en “Por 50 euros, en España, te montas un negocio

  1. Ando con prisas por lo que, una vez leido el artículo, no me da tiempo a pensar que puedo escribir para mantener en lo más alto mi liston de comentarios que encabronan a destacados miembros de la comunidad de DC.
    En mi condición en este blog de chivo expiatorio, para algunos, de las frustraciones que padecen motivadas por la rentabilidad que la derecha obtiene del «todos son iguales» y que consigue y conseguirá no descabalgarla del poder, entre otra cosa porque efectivamente todos son iguales, y además le queda suficiente tiempo de mayoría absoluta para salir del atolladero en buenas condiciones, renuncio en estos momentos a comentar nada distinto al: «hoy tengo estos políticos en el PP y si no valen mañana tendré otros.»

  2. Dicho lo cual, me parece bien que el gobierno tome medidas que puedan favorecer la generación de actividad. Alguna servirá …. y si no, tambien tendrá otras.

  3. También con un poco de prisa… Gracias por el artículo, aborda un tema de gran interés. Tan sólo quería señalar que unos de los problemas, muchas veces insuperable, con el que se encuentran los que quieren emprender, es el de la falta de financiación. Lo sé por un amigo que se dedica a asesorar a gente que quiere empreder. Y por lo que él ve, hay muy buenas ideas y muchas ganas, pero faltan los dineros.
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    De Bárcenas, poco más que añadir a lo dicho ayer por Polonio, Arouet o PMQNQ… Me hizo mucha gracia uno de los malos chistes del Intermedio de ayer. Decían que con toda esta historia, Hollywood va a hacer una película que se llamará «LOS SOBRECOGEDORES». Amista, va por tí…
    Magistral Wyoming en alguno de sus comentarios sobre el tema. Yo le nombraría portavoz parlamentario…

  4. Buenos días a tod@s, gracias por su artículo Señor_J. Yo sólo quiero informar al personal que en mi barrio llevan en fila desde ayer por la noche….

    Me pregunto si en el barrio de Fernando también están haciendo cola…. si es que lo ha podido comprobar entre perdiz y perdiz.

  5. Gracias a tod@s por leer el texto. Particularmente a Marta le invito a que cantemos juntos «financiación y crédito para autónomos» y a Fernando que esto no es una medida de estímulo, sino de maquillaje y con efectos negativos sobre el mercado laboral, a mi entender, por no meterse en honduras y comentar la falta de criterio que afecta a los que realizan una actividad por cuenta propia y mantienen las cotizaciones lo más bajas posibles durante toda su vida laboral. Menudo ejemplo que aportan en ese sentido los 50 euros…

  6. El «emprendimiento» o el «estimulo al espiritu emprendedor», en mi opinion es otro de esos conceptos peseudoeconómicos un poco evanescentes y un poco derivados, como productos de diseño que han tomado una preponderancia mucho mas elevada de lo que les corresponde. Pertenece a esta familia de medidas de «politica economica sin hacer politica economica» qeu, sin embrgo, quedan de maravilla a la hora de escribir documentos y tener ideas «nuevas» o «brillantes».
    Hunde sus raices en una de esas espureas correlaciónes que se observan entre paises de importancia económica y numero de empleados por cuenta propia, muy citado el caso americano versus el europeo, por ejemplo (en EEUU el numero de empleados por cuenta propia es mayor que en Europa).

    En lugar de plantearse seriamente si esas diferencias son producidas por otras variables, o si realmente el numero de emprendedores es una variable relevante explique el potencal de crecimiento de una economia, nos apuntamos a la ceremonia de la confusión, y nos pasa como a aquella tribu de nueva guinea, que construia torres de control con caña de bambu esperando que apareciesen aviones del cielo cargados de suministros.

    Muy posiblmente el numero de emprendores en una economia tenga poco que ver con el futuro desempeño de esta,, más bien parce un resultado del diseño institucional, del acceso a la financiacion y, por que no, tambien de una cierta componente sociologica.

    El mayor obstáculo externo para cuando un negocio quiere arrancar (fuera de que la idea sea buena y que los implicados la ejecuten correctamente) es el acceso a la financiacion ajena, muy en menor medida, y siempre con un grado de afectación menor, están los requisitos regulatorios y administrativos,otros «grandes demonios» de los que, como santa bárbara, solo recordamos su importancia cuando truena. (veanse la importancia de la regulación en lo grande, cuando hemos vivido una crisis de origen financiero, o en lo pequeño, casos como el Madrid Arena).
    Es dudoso que duera de un efecto pequeño y cortoplacista, un ligero incremento en el número de empleados por cuenta propia vaya a significar algo con trascendencia económica verdadera en el momento en el que estamos.

    Es muy dudoso que en un negocio de dos o tres personas , la diferencia entre el éxito y el fracaso la marquen unas cotizaciones que en el caso de los empleados por cuenta propia, ya son pequeñas. Parece bastante más logico que la diferencia la marque la posibilidad de tener una buena red de clientes o un buen acceso a financiar aquello que se quiera producir o vender. Evidentemente en un contexto como el que estamos, con una econmia cayendo y un credito aun contrayendose, esto no constituya el medio ambiente ideal. Eso si, actuar contra estas dos cosas sale mucho más caro que la palabreria, siempre barata.

    Medidas de esta indole tipo «incentivar la creacion de negocios» llevan tomandose a escala europea y nacional casi 20 años ya. Puede haber habido alguna corrección de alguna situación poco sensata (no recuerdo ninguna) pero en general, ha sido todo de poco calado. Posiblemente porque el crear un negocio y que este se asiente, dependa mucho mas del contexto económico general y de los recursos de sus participes (financieros y de los otros) que de pequeñeces como si se pagan 250 o 50 euros al mes para cotizar.

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