Putin recula… y lo que le queda

LBNL

Habrán visto que Rusia ha anunciado que pasa a concentrarse en la “liberación” del Donbás. Yo también le comenté a un amigo hace años que iba a concentrarme en una compañera de clase dejando de lado mi plan de ligarme a Claudia Schiffer. A la fuerza ahorcan… Putin quería cambiar el gobierno de Ucrania y entronar a algún afín, como su amigo Viktor Medvedchuk, oligarca íntimo al punto que es padrino de uno de sus vástagos. Pero no ha podido tomar Kiev y vista la resistencia ucrania y la incapacidad del ejército ruso, parece que no va a poder tomarla nunca. Si “liberar” el Donbás hubiera sido su objetivo, habría centrado la ofensiva exclusivamente allí, bien en la extensión de su dominio a la totalidad de los oblasts (provincias) de Luhansk y Donetsk, bien en la toma del corredor del sur de Odessa a Donetsk, pasando por Mariupol. Pero hasta esto último también esta en duda porque sus tropas no consiguen cruzar no se qué rio que resulta imprescindible para llegar hasta Odessa. Así que paso de Claudia Schiffer y me centro en lo único que me queda: masacrar Mariupol y las ciudades cercanas.

Algunos piensan que la renuncia de Putin podría ser un primer paso hacia el fin de la guerra. No me lo parece porque Ucrania nunca va a aceptar la soberanía rusa sobre el Donbás y Crimea. Y Occidente tampoco. Así que como mucho alto el fuego, es decir, paramos los combates y las espadas en alto, como las dos Coreas desde los años cincuenta. Pero es que tampoco está claro que vaya a poder tomar la mayor parte del territorio del este de Ucrania. La resistencia ucraniana sufre grandes bajas pero recibe suministros ingentes y las bajas rusas son igual o mayores. Y la población local, eminentemente ruso hablante, se resiste como gato panza arriba a la invasión, incluso en las localidades conquistadas.

La vida da muchas vueltas y las guerras más pero a estas alturas ya está claro que la ineficacia, la corrupción y el clima de peloteo al jefe supremo, han viciado la ofensiva rusa de modo irreparable. Putin ha utilizado tres cuartas partes de sus ejércitos de tierra en la ofensiva y alrededor de un 20% ya está fuera de combate (muertos, heridos, desertores, unidades que no pueden seguir combatiendo por destrucción de su equipamiento). Los chechenos no han hecho honor a su fama, los sirios no han llegado, los bielorrusos tampoco, su aviación no ha conseguido imponer su supremacía y sus misiles no son tan precisos como esperaban. Y los suministros no llegan por mala planificación logística y falta de piezas en origen debido a las sanciones.

Putin puede seguir infligiendo destrucción y muerte por un tiempo pero no va a conseguir su objetivo estratégico: que Ucrania vuelva al redil de su órbita y acepte su patronazgo. Y Occidente acepte cerrar la puerta de la OTAN, por más que solo esté – y estuviera – entre abierta para Ucrania y Georgia.

Sobre esto último, soy de los que opina que la expansión de la OTAN hacia el Este era innecesaria y desde luego no la mejor de las opciones. Es debatible, por supuesto, porque la invasión rusa demuestra para muchos que no hay seguridad sin armas nucleares o socios importantes. Es decir, Polonia se siente mucho más tranquila frente a Putin siendo miembro de la OTAN que no siéndolo. Pero también es cierto, según la racionalidad occidental, que extender hacia el Este una alianza militar hostil a Rusia ha alimentado la hostilidad rusa hacia Occidente. Pero no está nada claro que Rusia hubiera estado dispuesta a aceptar la soberanía de sus antiguos aliados en ausencia de expansión de la OTAN. Así que me repatean los que insisten en este argumento a colación de la agresión ruso actual. Porque Putin tenía perfecto derecho a defender sus legítimos intereses de seguridad y bramar por los incumplimientos occidentales. Pero nada de ello justifica o siquiera legitima la carnicería que decidió iniciar, que ya ha supuesto la huida de casi 4 millones de civiles completamente inocentes y que, hasta anteayer, llevaban una vida completamente normal en un país europeo.

De ahí que no me extrañe que Biden dijera que Putin tiene que irse. La OTAN y sus aliados no están en guerra y nadie plantea otra cosa que Rusia cese en su agresión y se retire. Pero está claro que Putin está descartado como socio diplomático hasta el fin de los tiempos. Y bien que así sea.

Un comentario en «Putin recula… y lo que le queda»

  1. Buen análisis del articulista que me llena de optimismo.
    Echo de menos en los medios , información confiable sobre cómo vive la sociedad rusa está violencia generada por su gobierno.
    Es un país muy grande y por mucha censura y represión no puedo creer que esté sellada.
    Enhorabuena LBNL.

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