Julio Embid
La pasada semana terminé de ver el último capítulo de “El Mandaloriano” de la plataforma Disney Plus. La serie, una especie de western en el universo de Star Wars, dentro de un mundo de fantasía trata sobre un pistolero forajido (El Mandaloriano) que cuida de un bebe con poderes (Grogu) mientras sigue una religión que les impide quitarse el casco bajo ninguna circunstancia. Este hecho intrascendente permite que cualquier actor de entre 1,80 y 1,90 pueda interpretar ese papel. Sin embargo, tiene episodios memorables. Les pondré un ejemplo.
En el episodio 22, el Mandaloriano y su amiga Bo-Katan viajan al planeta Plazir-15. Allí todo está limpio, todo funciona bien, viven en una sociedad idílica, donde los seres humanos viven ociosos realizando fiestas, no existe el ejército ni se pueden portar armas y los droides (robots) de tiempos anteriores están programados para trabajar y para mantener el orden. Es un buen lugar para vivir, si eres un ser humano. Total que de repente algunos droides empiezan a fallar y atacan a los seres humanos y los mandalorianos tienen que investigar qué pasa y saber por qué hay fallos. En un determinado momento, los mandalorianos preguntan a los gobernantes si deben destruir a todos los droides y los gobernadores planetarios dicen que no, que si no, los seres humanos tendrían que ponerse a trabajar y eso sí que no.
El futuro utópico de vivir de una manera ociosa y hedonista con el trabajo de los droides es una posibilidad real. Sin embargo dudo que a los más poderosos les interese. Básicamente porque ya hay una numerosa minoría ociosa y hedonista que vive con el trabajo de los demás. Puede viajar en avión privado desde Abu Dhabi a Londres para ver al Real Madrid y después pasar por Galicia para participar en una regata. Puede ir a la Feria de Abril de Sevilla, atropellar a un viandante y solucionarlo con un puñado de billetes. Al que ya tiene todo, lo que le interesa es conservarlo, no que los demás puedan disfrutar de él.
El mismo día que un empresario te dice que no encuentra camareros para trabajar en la Feria de Abril (por el sueldo que ofrece al horario que exige), aparece otro empresario que dice que subir el Salario Mínimo Interprofesional destruirá el empleo porque se contratará a menos personas. Parece obvio decir que si un local de hostelería abre más de 8 horas al día, se le exija que haya dos turnos de trabajadores. Obviamente el objetivo del Gobierno debería ser el de hacer cumplir la ley y que los dos días descanso en la hostelería no sean una utopía. No todos los humanos pueden vivir en Plazir-15. Y exigir el convenio es lo mínimo.
La automatización y la IA supondrán un reto para mantener el mercado de trabajo. Especialmente para los que trabajamos uniendo letras. Igual en 2030, le puedo pedir a Chat GPT que me haga una columna de opinión para “Debate Callejero” sobre Star Wars y condiciones de trabajo y me quita la faena de escribir. Sólo pedir, copiar y pegar. Me quitaría veinte minutos de faena. Y tendría veinte minutos más para darle a la cabeza pensando en otras cosas. Los poderosos y ociosos deberán aprender, por las malas como siempre, que si la mayoría no tiene para comer o para echar una cerveza o para entretenerse asaltarán las Tullerías. Y no habrá mandaloriano que les venga a rescatar.
Esto de los robots trae su miga.
A mi me recuerda esas declaraciones de los más reaccionarios ,cuando dicen que los inmigrantes «nos quitan los puestos de trabajo» ,cuando en realidad ocupan esos trabajos que «los autóctonos» no quieren ,ya, realizar,tanto en los servicios públicos de limpieza,construcción,recolección agrarias…etc…
Son «los antirobots» o en su defecto «los votantes de VOX».o de aquellos que van con una furgoneta, a la plaza del pueblo ,a recoger a los más parias para tratarlos como esclavos.
Luego no es de extrañar que en su fuero interno teman que sus acciones nos lleven hacia a un futuro «Planeta de los Simios» de ahí su miedo ,convertido en racismo y explotación.
Entiendo y de acuerdo. Y sobre todo que nuestro nivel de trabajo y ociosidad tiene mucho de heredado.
Y otro factor es la energía…
Los robots ya trabajan y ocupan un espacio amplísimo , desde los que diseñan máquinas para hacer máquinas hasta el formidable Chat GPT 4 del que espero grandes hallazgos para amortizar miles de puestos de trabajo de gestorías y administraciones públicas o el perfeccionamiento de mi maravillosa cafetera italiana .
Imagine que le dice a una máquina : « Máquina, te lo ruego , ¿ podrías confeccionar el dossier de una demanda de divorcio ante el Tribunal de la Rota con las mismas florituras necesarias para la anulación de un matrimonio morganático en un principado de mises y rallyes mientras me tomo un martini ? Sin pagar abogados , naturalmente. »
Y va la máquina y Gelo dice
….. te lo hace. Y así con todo .
Pero claro , eso puede ocurrir solo en parte , porque de la misma manera que el BOE es un campo de minas , basta una comisión con Podemos y Meritxell para redactar leyes y normas confusas que violenten el principio de contradicción queriendo la mantequilla y la leche con la que se obtiene.
Y eso jamas lo hará un robot , aunque insertemos microchips de platino iridiado en sus circuitos.
Tampoco podrá detectar jamás por muy bajo que vuele la fábrica de los radares ultra sensibles para encontrar ricos hasta debajo de las piedras .
Y todo ello es así porque la nueva izquierda de los niños , niñas y niñes , se apoderarán de las editoriales de literatura infantil , publicando solo ciencia ficción con galaxias colonizadas por marcianos oligofrénicos y hedonistas.