Resurrección

Julio Embid
La pandemia del Covid-19 ha pillado a las religiones en su peor momento. No me refiero exclusivamente al Cristianismo a cuyos creyentes ha obligado a pasar su celebración principal, la Semana Santa, en confinamiento en casa sin realizar sus ritos que celebran la muerte y resurrección de su fundador. Sino a que en el año 2020, por primera vez en la historia de la Humanidad, una pandemia no se resuelve con un movimiento milenarista ni con rezos masivos en los templos. Está demostrado por investigadores científicos que las misas masivas y novenas realizadas durante la epidemia de la llamada gripe española en 1918, favorecieron el contagio y la mortalidad en aquellas ciudades donde se realizaron. Hoy ni la minoría más religiosa ha pretendido realizar las procesiones de Semana Santa en la calle por miedo al contagio y porque en el fondo, no creen que sea bueno para ellos. El pasado Viernes Santo la Policía Nacional interrumpió una celebración religiosa en la Catedral de Granada dirigida por el propio Arzobispo y la misa no llegó a concluirse. Este hecho hubiera sido completamente impensable, policías deteniendo a un arzobispo de una catedral, hace unas pocas décadas.

La práctica y creencia religiosas están en franco retroceso en toda Europa. En octubre de 2019 el CIS establecía que tan sólo un 21,5% se define como católico practicante, un 46,8% como católico no practicante, un 2,6% como creyente de otra religión, en 7,3% como agnóstico, el 8,1% como no creyente o indiferente y un 12,5% como ateo. Es decir, que un 68,3% de la población se declara católica. Pero es que, además, estas cifras bajan año a año. Y las de matrimonio por rito religioso o alumnos de primaria cuyos padres escogen la asignatura optativa de Religión también. La práctica religiosa sólo será mayoritaria entre mujeres de localidades menores a 5.000 habitantes, sin estudios universitarios y mayores de 60 años. Hace tiempo, un amigo me dijo que Ciudadanos eran los del PP que el domingo por la mañana preferían salir a correr al parque antes que ir a misa. Creo que se equivoca. La derecha española, especialmente los menores de 40 años, han aprendido de la derecha francesa o estadounidense que se puede ser ateo, republicano y de derechas. Miren a Donald Trump o a Marine Le Pen que son las tres cosas. Que se puede ser muy español sin tener que aguantar romances sobre castidad, caridad y ayuno.
De hecho, la religión católica es bastante contraria a la xenofobia y desde luego resulta un ejercicio de mucha hipocresía estar en contra de la llegada de refugiados procedentes de África y Oriente Medio y celebrar la Natividad del Niño Jesús, el cual no deja de ser un refugiado que tuvo que nacer en una cuadra junto a un buey y una mula. Para cierto sector conservador era mucho más sencillo echar una peseta al Domund «para los negritos de África y las misiones» en 1960 que ahora cuando ves a africanos todos los días en tu calle.
Por eso, resulta extraño el silencio ejercido estos días por la jerarquía católica y también por otras religiones. No cuestionan ni el confinamiento ni la supresión de sus eventos, en la lucha contra el virus. De vez en cuando nos llega el vídeo de algún sacerdote subido al tejado de su Iglesia lanzando agua bendita desde la azotea, pero nadie entiende que aquello vaya a servir más que una buena plantilla de profesionales médicos con instalaciones y equipamiento adecuado financiados con impuestos.
La próxima vez que escuchemos algo de la Conferencia Episcopal será con la tradicional campaña de anuncios en televisión y radio para la Declaración de la Renta y que se destine un 0,7% de lo que aporta cada uno al Estado por IRPF para su financiación. Espero que hoy, más que nunca, no pongamos la X en la Iglesia Católica ni en Fines Sociales, y colaboremos con una Sanidad que nos necesita a todos. Porque afortunadamente Hacienda sí somos todos. No unos pocos. Y necesitaremos todo lo posible para volver a resucitar.

4 comentarios en “Resurrección

  1. Señor Embid, no llame al mal tiempo. Todo vuelve y con esto del coronavirus hay tantas preguntas por responder, y tantos miedos que las soluciones religiosas están ahí.
    Los Mossos de escuadra pararon a unos feligreses que iban a misa católica, y otra satánica (en Montcada). De ambos casos y de la misa de Granada parece que las policías se extralimitaron, ya que el decreto de alarma permite actos religiosos respetando el metro y medio entre asistentes. ¿Tiene sentido? No lo sé, pero si que puede preocuparme la lectura libre del decreto por parte de las fuerzas del orden.

  2. Ayer varios chalados destrozaron antenas de 5G en Gran Bretaña, Holanda y Bélgica por aquello de que la pandemia es culpa del 5G. Y ahí siguen los terra planistas… Pero no quita para que los datos que da Embid sigan siendo reales. Y esperanzadores, a mi juicio, claro.

  3. Mucho ánimo para Jose Mari Calleja, que lo necesita tanto como le necesitamos a él de vuelta en plena forma!

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