¿Se repetirá el fenómeno Milliband?

 Guridi 

David Milliband, joven promesa del laborismo británico, derrotó a su hermano en la elección interna del Partido Laborista, trató de rearmar a su renqueante partido y se presentó a unas elecciones que las encuestas daban como igualadas o con victoria para los laboristas.

Todos sabemos el terrorífico descalabro que hubo.

Los laboristas ganaron el referéndum escocés, pero perdieron a Escocia y al resto de la Gran Bretaña cuando los votantes compararon a los descafeinados líderes laboristas de ahora, que no se pronuncian sobre nada, que no tienen ideología apreciable, con los pesos pesados del pasado que les convencieron para quedarse en el Reino Unido.

Ahora los laboristas compiten por el liderazgo y los mismos pesos pesados apoyan a los descafeinados aspirantes a líderes, horrorizados al ver que el viejo rojeras-hippie de Corbyn es el favorito en todas las encuestas. Cuanto más apoyan a los otros, más grises parecen y más se refuerza Corbyn.

Es una pena que nadie, salvo Corbyn, parezca de izquierdas. Porque Corbyn seguramente mande aún más al limbo a los laboristas. Pero hay muchos polvos de donde provienen los lodos actuales.

Los votantes laboristas se han hartado de líderes fotogénicos, que repiten el argumentario de turno, que son tiburones de agrupación, pero plancton ideológico. Y han optado por la calle de en medio: A la porra con todo y elijamos a Corbyn, para ver si espabilan.

Ya son demasiado años de cesiones, de malas explicaciones, de excusas flojas, de “realismo” que no era tal, de ética más floja que la sopa de un orfanato de Dickens. De gente que sólo vale para sonreír en las fotos, ocupar un escaño y apretar un botón.

¿Os suena todo eso? Ah, bueno. Aquí alguno no vale ni para apretar botones.

Poned el telediario y mirad cómo está el mundo. Ahora pensad en qué manos estamos.

 

4 comentarios en “¿Se repetirá el fenómeno Milliband?

  1. Ultimamente, no salgo de la enmienda a la totalidad.

    Si compiten cuatro candidatos y sólo uno presente un perfil netamente diferente al de los otros, es lógico que al fragmentarse el voto, tenga más fácil recabar más apoyos para sí que cualquiera de los otros por separado. Pero eso sólo vale en este fase: una vez descartados los minoritarios, al decantarse el voto entre dos opciones (para eso son las primarias) se expresará la real correlación de fuerzas y el candidato “moderado” –sea cual sea de entre los tres actuales- tendrá más apoyos que el candidato rarito. ¿Por qué? Porque será más representativo que este.

    Afortunadamente para el laborismo. Porque como dice Guridi –y en esto coincido con él-, “Corbyn seguramente mande aún más al limbo a los laboristas”. ¿Será porque sea el único que, según Guridi, “parece de izquierdas”. ¿Quiere decir que eso, el perfil de izquierdas es lo que está condenado al fracaso? Ese es el debate. No creo que el problema del laborismo, como el de la izquierda en general, sea que se haya abusado de “líderes fotogénicos, que repiten el argumentario de turno, que son tiburones de agrupación, pero plancton ideológico”. El problema, sí, puede estar en “años de malas explicaciones”, aunque Guridi relaciona esto con “años de cesiones, de excusas flojas, de realismo que no era tal, etc.” en lo que intuyo una crítica a la deriva liberal de la socialdemocracia.

    ¿Cómo cuadrar esa percepción con la otra, con la que presupone –correctamente, creo yo- un fracaso para cualquier opción más izquierdista? El laborismo corrigió su deriva previa con Blair y el resultado fue espectacular. Al complicarse las cosas el debate se estancó y luego vino el retroceso. Y los sucesivos desastres electorales. La tentación ahora, para una parte del laborismo, es volver a las supuestas esencias perdidas. Grave error. Yo no creo que el problema del laborismo fuera Blair (con quien alcanzó sus mayores éxitos, sino al contrario, que no ahondara suficientemente en esa tercera vía).

    Cree Guridi que los votantes laboristas tal vez comparen a los descafeinados líderes actuales con aquellos “pesos pesados del pasado que les convencieron para quedarse en el Reino Unido” (en el referéndum escocés). Precisamente el mejor de esos notables, Gordon Brown, ha alertado contra el ascenso de Corbyn proclamando que el Partido Laborista británico tiene que ser “creíble” y sobre todo “elegible”, en lugar de una “plataforma permanente de protesta”. “Si nuestras asociaciones globales van a pasar por Hezbollah y Hamas, la Venezuela de Chavez o la Rusia de Putin, no habrá ninguna oportunidad de una alianza global que pueda afrontar la pobreza, la desigualdad, el cambio climático o la inestabilidad financiera”, proclamó Brown presentando a Corbyn como un radical ajeno al tiempo presente.

    Porque no es cierto que la vuelta a lo antiguo, al lenguaje de confrontación de la vieja izquierda, sea una opción novedosa, válida para la actual sociedad desorientada. Por el contrario es algo tan viejo e inútil como el discurso sin chicha del liderazgo socialdemócrata actual que solo confía en dejarse llevar por la corriente de las instituciones. La novedad no está en repetir catecismos añejos, desconectados de la realidad. La futura líder laborista –eso espero-, Ivette Cooper lo tiene claro: “Lo cierto es que Jeremy [Corbyn] no ofrece una sola respuesta a los problemas de hoy. Sus políticas no son radicales, sino que carecen de credibilidad y nos impedirían regresar al poder para intentar cambiar el mundo”.

    Bueno, esto de «cambiar el mundo» es sólo un exceso retórico (un peaje al viejo lenguaje): nadie espera ni desea tal cosa, se conformarán con que el laborismo pueda gobernar y mejorar sus condiciones de vida.

    Al fin, nos pide Guridi: «Poned el telediario y mirad cómo está el mundo. Ahora pensad en qué manos estamos». Y bien, ¿en qué manos estamos? ¿qué quiere decir con eso? ¿cuál es el diagnóstico? Y por cierto ¿hemos estado alguna vez en mejores manos?

  2. Aclaración:Cuando he escrito que «el laborismo corrigió su deriva previa con Blair y el resultado fue espectacular…» me refería al la deriva laborista anterior al ascenso de Blair (la deriva inútil en que quedó tras el vendaval de Thatcher) y al gran resultado de la tercera vía de Blair que sacó al alborismo de su atolladero,…. pero no lo suficiente. Y luego, vovlió el repliegue. A la nada.

  3. Uno de los riesgos de este DC es la tendencia a deslizarnos en pocas líneas hacia el agujero negro del absoluto, de la explicación total , una mezcla de filosofía política , sociología e historia que avale una conclusión verosímil.
    Así, por ejemplo, la pregunta ( ¿en qué manos estamos ?) ante la razonable descripción parcial de la insatisfacción de Guridi sobre las personalidades que pilotan nuestra particular socialdemocracia , parece que tiene fácil respuesta : « En las peores de una serie histórica desde la transición, comprendiendo izquierda y derecha »
    Ahora, con esto no decimos nada de Tony Blair y de su década prodigiosa basada en una vuelta de calcetín a su esclerotizado partido laborista, el think tank de la London School of Economics y el logro del imprescindible apoyo financiero en la figura del magnate Murdoch; ni de sus reformas institucionales de calado, ni, obviamente, de sus errores.
    Lo que creo que trata de poner de relieve Guridi es la importancia ( siempre la ha tenido ) del liderazgo. Y es evidente que la izquierda inglesa carece en estos momentos de algo parecido para presentarse en sociedad.
    Para ser líder hace falta creer en algo y tratar de reunir el mejor equipo para que ese “algo” ocupe la centralidad del debate político.
    Algo no es cualquier cosa , un refrito amable y bienintencionado.
    Tony Blair, al igual que Felipe en su época , posibilitó el abandono de varios mitos ( el marxismo, la obligatoriedad de la afiliación sindical , la visión de la función del capital, las políticas de seguridad interior, las políticas del gasto público , etc ) que impedían la llegada al poder de una fuerza de centro izquierda para modernizar el estado.
    Como siempre en política, es frecuente que se acompañe la acción con la improvisación y sus consecuencias indeseadas , pero sin entrar en éstas, el impulso transformador enriquece al conjunto porque hay visión y generosidad.
    Hoy la socialdemocracia es reactiva, no se define por si misma y carece de impulso creador.
    Está en malas manos. Y claro que se puede cambiar ( mejorar ) el mundo, empezando por una política de seguridad común que impida las horripilantes imágenes de la crisis migratoria.

  4. Ay!…llegó El Desasosiego Patidifuso.
    El PP ataca como hienas enagenadas
    Que si las banderas,que si loos símbolos,que si el himno de Valencia,que los concejales no podrán asistir en nombre del ayuntamiento a la misa del gallo….y al grito de ¡Venezuela libre! arremete contra todo lo que huela a Podemos y de paso clama al cielo por la deriva radical del PSOE y sus nuevas alcaldías y Comunidades con el voto de las hordas podemiscitas que atacan su integridad territorial.
    Los catalanes independentistas trinan como pajaros de mal agüero contra el gobierno que los oprime y que quiere meterlos a todos en la cárcel,y contra Felipe Gonzalez y Alfonso Guerra por cantarles las verdades del barquero.
    Y Arthur More & More dice por la radio que negociaran una declaración unilateral de independencia con el gobierno de España «de buen rollito».
    Osea que osea ….¡¡Manda huevos!!…..JAJAJA…..que nervios.

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